Socialismo es la respuesta para el siglo XXI


Makis Papadopoulos, Μiembro del Buró Político del Comité Central del KKE

La nueva crisis capitalista internacional, así como la situación que se creó en muchos países debido a la pandemia revelan la cara repugnante de la barbarie capitalista y ponen de manifiesto objetivamente la necesidad y la actualidad histórica del socialismo.

El KKE está tratando contribuir a este esfuerzo en las condiciones particularmente adversas que se han desarrollado a lo largo de las últimas décadas después de la victoria de la contrarrevolución en Europa y el fortalecimiento de las relaciones capitalistas en países que durante décadas se dedicaron a la construcción del socialismo. Este esfuerzo está en desacuerdo con los enfoques oportunistas que nos exigen abandonar la estrategia revolucionaria de acuerdo con las leyes científicas de la revolución y la construcción socialista (p.ej. el socialismo de mercado, "el socialismo democrático del siglo ΧΧΙ").

Para examinar las características del socialismo en el siglo XXI, basados en los principios teóricos del marxismo-leninismo, debemos examinar tanto la experiencia histórica del siglo XX como las posibilidades objetivas y los nuevos problemas planteados por el avance científico y tecnológico, en las nuevas condiciones de la economía digital y de la llamada 4ta Revolución Industrial.

En concreto, debemos examinar, sobre la base del materialismo dialéctico e histórico, las contradicciones y los contrastes que determinan el movimiento de la sociedad socialista. Hay que estudiar el esfuerzo y el grado de utilización consciente por parte del poder soviético de la ley fundamental del socialismo, la coordinación de todos los objetivos de la producción para la plena satisfacción de las necesidades de la sociedad. En el marco de este artículo breve, nos centraremos en unos puntos básicos.

LA EXPERIENCIA VALIOSA DEL SIGLO XX

La victoria de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 en Rusia destacó el carácter liberador de las relaciones de producción socialistas-comunistas con respecto al desarrollo de las fuerzas productivas. El octubre de 1917 destacó la superioridad de la planificación científica central en el desarrollo de las fuerzas productivas, sobre la base sólida del poder obrero, de la propiedad social. La rápida electrificación de todo el país, la eliminación del desempleo y del analfabetismo, la educación general obligatoria y gratuita, la jornada laboral de ocho horas y la verdadera igualdad entre hombres y mujeres en el trabajo y en la vida, la emancipación de prejuicios racistas, la transformación épica de la industria de paz en industria de guerra antes y durante la Segunda Guerra Mundial son algunos ejemplos característicos de las primeras décadas del poder soviético, así como el salto en la exploración espacial a continuación.

En este período histórico en particular, se destacó la posibilidad de la administración centralmente planificada de la producción social de adquirir un carácter científico más claro y la mejora de la organización y la coordinación del esfuerzo colectivo de millones de trabajadores por el gobierno soviético. Se confirmó la necesidad de implementar un plan estatal único, del principio del centralismo democrático y de la utilización de la emulación socialista como método de administración, para aumentar la efectividad de la planificación central de la economía.

Para comprender la importancia de estos logros en la Unión Soviética, hay que considerar las condiciones históricas bajo las cuales se lograron. Las conquistas del poder soviético se lograron en condiciones de invasión imperialista, de cerco imperialista, de amenazas internacionales permanentes y de lucha de clases agudizada con acciones en el interior para socavar la producción. Se lograron en condiciones de gran escasez de recursos materiales, de expertos científicos especializados y en condiciones de presión de tiempo para avanzar en el desarrollo de sectores y ramas de importancia estratégica en el antagonismo de la URSS con el sistema imperialista internacional. El poder soviético cubrió también muy rápido la distancia entre la Rusia zarista prerrevolucionaria y los estados capitalistas fuertes como EE.UU, Gran Bretaña, Alemania.

El salto logrado durante las primeras décadas de la Unión Soviética demuestra que mediante la expansión de la propiedad social en los medios de producción, la planificación científica central de la economía, se han aumentado dramáticamente la productividad de trabajo y las aplicaciones tecnológicas innovadoras en la economía. Se cambiaron el objetivo y el ritmo de desarrollo de las fuerzas productivas. El trabajador,la principal fuerza productiva, fue liberado de sus ataduras, puesto que ya no buscaba un jefe en la jungla del mercado capitalista para vender su fuerza de trabajo. Así pues se creó un nuevo ejército de científicos de entre los hijos de la clase obrera y de los campesinos pobres.

El poder obrero soviético se estableció en la década de 1920 sobre la base sólida de los soviets, de las Asambleas Generales de los trabajadores en cada centro de trabajo, con representantes de la Asamblea en los órganos superiores de poder, en cada sector, que podrían ser revocados. Este fue un paso importante en el ejercicio efectivo del poder obrero.

Se destacó la superioridad de la planificación central del poder obrero frente al mercado capitalista, donde los grupos monopolistas planifican y compiten para asegurar mayor tasa de ganancias, mayor cuota de mercado.

La experiencia histórica soviética además destacó que el curso de la construcción socialista objetivamente no es una cuestión simple, no avanza sin problemas y en línea recta. Varios problemas actuales que surgieron, como por ejemplo retrasos en la modernización tecnológica de la industria con consecuencias negativas para la calidad y la suficiencia de productos y dificultades en la concentración suficiente de datos para la planificación central de la producción, fueron malinterpretados como debilidades inherentes a las relaciones de producción socialistas. Según las evaluaciones soviéticas, el volumen de la producción de la URSS no alcanzó ni siquiera un tercio de la producción de EE.UU a principios de la década de 1950, mientras que EE.UU tenía el liderazgo militar en el desarrollo de armas nucleares.

Particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética tuvo que elevar el nivel de la producción y de los servicios sobre la base de un nuevo nivel más alto de las necesidades sociales. Tenía que resolver este problema en condiciones de enormes pérdidas humanas en las edades más productivas.

Era un problema particularmente difícil a abordar, para asegurar el desarrollo proporcional de todos los sectores de la producción, la mejora de la calidad de los productos de consumo popular, la prioridad en la producción de medios de producción, la expansión de la automatización a muchos sectores de la economía, los pasos necesarios para asegurar que no se iba a agudizar la contradicción entre el trabajo administrativo y el trabajo ejecutivo.

En general se trataba de asegurar la prioridad del desarrollo de los medios contemporáneos de producción en relación con los medios de consumo, mantener las proporciones básicas de todas las partes y elementos de la economía, mejorar la calidad y la eficiencia de la producción, la aplicación rápida de los nuevos logros científico-técnicos, aumento de la conciencia socialista y de la iniciativa creativa de los trabajadores.

En esta coyuntura histórica crucial, la solución tuvo que darse con la mirada hacia el futuro, a través de la expansión planificada de las relaciones de producción comunistas.

A juzgar por los resultados, en la década de 1950 se hizo evidente que no había una dinámica teórica colectivamente conquistada para abordar eficazmente estos problemas.

En la trayectoria histórica de la Unión Soviética hubo también serios debates y controversias teóricas en el campo de la filosofía y de la economía política. Fue importante la discusión teórica en el período 1927-29, así como en las décadas siguientes, sobre la relación dialéctica y la interacción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La elaboración teórica y la discusión al respecto destacaron el papel activo de las relaciones de producción socialistas, que marcan la dirección, la intensidad y el ritmo de desarrollo de las fuerzas productivas. Destacaron que las relaciones de producción y las fuerzas productivas no están en una relación externa y estática, no se desarrollan de manera autónoma e independiente. El papel activo de las relaciones de producción socialistas se desempeña mediante el esfuerzo del poder obrero de abolir las supervivecias de la propiedad privada y de orientar el desarrollo de las fuerzas productivas en la dirección de la plena satisfacción de las necesidades sociales.

Desafortunadamente, el contenido del debate teórico se centró principalmente en la necesidad de separar el objeto científico de la economía política del objeto más amplio del materialismo dialéctico e histórico y no orientó la investigación teórica a la profundización en la cuestión crucial de la interacción de las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas.

Esta profundización teórica fue necesaria para elevar el nivel de la base científica de los métodos de la administración socialista de la economía y guiar eficazmente el esfuerzo político continuo de consolidación y plena prevalencia de la forma madura de socialización de la producción, de la planificación central y de la propiedad social en el conjunto de la economía.

En aquel período fue también significativa la controversia filosófica (1924-1929) entre los "dialécticos" y los "mecanicistas" sobre el entendimiento del concepto de la contradicción dialéctica y su papel en el desarrollo de los fenómenos naturales y sociales. A principios de la década de 1930 había aparecido ya el concepto teórico de la "contradicción no antagónica".

El filósofo soviético Ilyenkov destacó unos años después que esta aproximación filosófica iba a tener impacto en el debate sobre cuestiones de la economía política del socialismo, con respecto a la necesidad de una delimitación clara de las relaciones mercancía-dinero como elemento ajeno a la planificación central. En lugar de luchar decisivamente por la abolición del mercado y de la economía de mercancías, gradualmente prevaleció la percepción oportunista de la posibilidad de difusión, de incorporación limitada y de utilización de la operación del mercado a través de la planificación central del poder obrero.

En la década de 1950, Stalin resumió este debate en su obra Problemas económicos del Socialismo en la URSS. En conclusión, en el partido bolchevique tuvo lugar un debate interno en que las fuerzas revolucionarias resistieron a los partidarios del mercado. Sin embargo, los pasos de desarrollo de la economía política marxista del socialismo no fueron suficientes para enfrentar los problemas con respecto a la priorización de las necesidades sociales y la planificación efectiva para satisfacerlos. Fueron insuficientes en lo que concierne la elaboración de direcciones, métodos e indicadores para calcular y evaluar el desarrollo y el desempeño de la industria socialista y de la producción agrícola, a la luz de las necesidades sociales crecientes y las nuevas demandas de la producción socializada.

Por ejemplo, en la década de 1950 seguían predominando en la planificación central los indicadores que tenían que ver con el aumento del volumen de la producción, mientras que deberían predominar los indicadores en relación con el aumento de la productividad del trabajo, el ahorro de materias primas, la mejora de los materiales utilizados en la producción, la integración rápida de nuevos logros científicos y tecnológicos ampliamente en la producción.

La investigación marxista del curso histórico de configuración de la economía política del socialismo en la URSS es necesaria para no repetir los mismos errores la próxima vez.

Las decisiones se tomaron en condiciones particularmente apremiantes sin dejar lugar a consideraciones a largo plazo. Dificultades objetivas sucedieron desde el primer período por la falta de recursos materiales y personal especializado, el bajo nivel educativo de la clase obrera, hasta en el período posguerra con la necesidad de una amplia reorganización de varios sectores de la economía.

Hoy tenemos la ventaja de investigar y aprender de los errores teóricos y las contradicciones que se manifestaron bajo la presión de estas dificultades objetivas.

Por supuesto, la dificultad de superar las deficiencias teóricas, así como el debate ideológico dentro del PCUS y en los demás partidos comunistas, tuvo como base la existencia de diferentes fuerzas sociales, de diferentes intereses materiales en los países socialistas.

En muchos países socialistas no se había abolido aún entonces la propiedad privada en la producción agrícola. Ni tampoco se había abolido por completo el derecho de contratar a manos de obra. En la propia Unión Soviética, además de mantener la propiedad grupal de los koljoses en el sector agrícola, se disminuyó la participación obrera y el control obrero y se mantuvieron diferencias de ingresos. Se agudizó la contradicción entre el trabajo administrativo y el trabajo ejecutivo.

En el período posguerra y especialmente después del 20o Congreso del PCUS en 1956, se abrió el camino hacia el derrocamiento del socialismo, el retroceso en el curso de la Historia. En los debates económicos en 1960 prevalecieron los puntos de vista oportunistas del "socialismo de mercado", cuyo resultado fue la reforma económica de Kosygin en 1965.

En el mismo período se revisó también la concepción marxista-leninista del Estado obrero. El 22o Congreso del PCUS (1961) caracterizó el Estado de la URSS como Estado “de todo el pueblo” y el PCUS como “partido de todo el pueblo”.

Así que en vez de buscar una solución hacia delante,para la expansión y la profundización de las relaciones socialistas de producción, se buscó mirando hacia el pasado a la utilización de herramientas y de relaciones de producción capitalistas. Se debilitó la administración central de la economía planificada. Cada unidad de producción individual determinaba independientemente sus objetivos de eficiencia , fragmentando en esencia los objetivos generales de la producción social. El mercado y la producción de mercancías fortalecieron, las desigualdades de ingresos crecieron, la propiedad privada y grupal se expandió particularmente en el sector agrícola.

Es decir, una fuerza social fue formada por los directores de la producción socializada y la propiedad grupal de los koljoses, que inicialmente obstaculizaron el camino de la construcción socialista y luego adquirieron la posibilidad de usurpar parte del producto social, creando así un "capital en la sombra". Esta fuerza social finalmente dominó políticamente y dentro del KKSE.

La contrarrevolución no habría ganado si hubiera existido una preperación teórica y política colectiva para abordar los problemas difíciles que planteaba el nuevo nivel de desarrollo de la producción social, en la dirección de la abolición de las relaciones mercantiles y la propiedad grupal de los medios de producción.

Tanto la experiencia histórica positiva como la negativa del siglo 20, después de la victoria de la Revolución Socialista de Octubre de 1917, demuestran el papel liberador de las relaciones socialistas de producción en el desarrollo de las fuerzas productivas con el fin de satisfacer las necesidades de la sociedad.

La trayectoria histórica, desde la victoria de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 hasta la victoria de la contrarrevolución y el derrocamiento del socialismo a principios de la década de 1990, demuestra y señala la importancia de la aplicación creativa de los principios leninistas para la construcción socialista.

Se trata de una experiencia histórica valiosa que, por un lado, arroja luz a los resultados beneficiosos cuando la vanguardia revolucionaria es consciente y utiliza correctamente las leyes científicas de la construcción socialista y, por otro lado, las consecuencias negativas cuando esto no ocurre, a causa de la deficiencia teórica y política colectiva y el predominio de puntos de vista oportunistas en el partido comunista, bajo la presión de la correlación de fuerzas negativa y de las grandes dificultades que puedan surgir.

Además demuestra las limitaciones objetivas y las dificultades en el esfuerzo de administrar la economía de manera planificada, lo cual en cada fase señala el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, del avance técnico, de la productividad del trabajo.

ALGUNAS CONCLUSIONES BÁSICAS

En breve ¿qué nos ha enseñado la experiencia del siglo XX?

En general, ha afirmado que la construcción socialista no es un curso fácil, lineal, progresivo,
y que implica el riesgo de vuelta atrás. H confirmado algunos términos y condiciones básicos interrelacionados que determinan el resultado de esta tarea difícil. En concreto:

 

1. Ha confirmado la importancia de la orientación firme e inquebrantable del partido comunista y del poder obrero para la expansión y el predominio total de la propiedad social, el desarrollo de las relaciones de producción comunistas, la eliminación de toda forma de producción de mercancías individual y grupal. Ha destacado la quiebra histórica del "socialismo de mercado" como vía de transición de la fase inmadura a la fase madura del comunismo.

Mantener la orientación revolucionaria en la construcción socialista requiere una comprensión teórica de que la ley del valor no es una ley de la economía socialista, no puede regular sus proporciones. Requiere la comprensión teórica de que mientras se mantengan las relaciones mercancía-dinero, existe el peligro de fortalecimiento de las fuerzas sociales contrarrevolucionarias. El efecto de la ley de valor en la vida económica está en contradicción con la planificación central y hay que superarlo decisivamente mediante la transformación planificada de toda la producción en producción directamente social.

El intento de limitar el efecto de la ley de valor con algunas medidas del estado socialista, como es la limitación de los precios y de los planos de producción, no es una solución radical, esencial para confrontar a largo plazo el riesgo de cuestionamiento del poder obrero. Es un compromiso temporal necesario del poder obrero, cuando el grado de socialización del trabajo no permite la socialización inmediata de todas las formas de propiedad grupal. Se ha demostrado que se requiere una orientación firme para crear tan pronto como sea posible la base material para eliminar todas las formas cooperativas y, por supuesto, de sus relaciones comerciales con el sector de la producción socialista.

 

2. La experiencia ha destacado la importancia decisiva del esfuerzo del partido comunista para mejorar científicamente y adaptar de manera creativa y constante la planificación central a las nuevas exigencias planteadas por el nuevo nivel de desarrollo de la producción social.

La planificación central es una relación social determinada por la propiedad social en los medios de producción. Expresa la manera radicalmente diferente en que se unen los trabajadores con los medios de producción, sin la mediación del mercado. Permite el control obrero sobre lo que se va a producir, cómo se va a producir, cómo se distribuirá en las diferentes ramas de producción.

Se enfrenta a limitaciones objetivas ya que el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas no permite el acceso, en el mismo grado, a todo el producto social según las necesidades, ni tampoco permite que se supere de inmediato la contradicción entre el trabajo administrativo y ejecutivo y en general la contradicción entre el trabajo intelectual y manual.

Bajo la presión de las dificultades objetivas, de los diferentes intereses materiales sociales y de la insuficiencia teórica y científica, siempre existe el riego de cometer graves errores subjetivos en cada plan individual con respecto a los objetivos de la producción, las prioridades con respecto al desarrollo proporcional de las ramas de producción, la capacitación y la especialización de la fuerza laboral y el esfuerzo de abolir la diferenciación de clases.

 

3. La experiencia histórica del siglo 20 ha destacado el papel insustituible de la dictadura del proletariado en la construcción socialista, así como la bancarrota histórica de la percepción oportunista del "estado de todo el pueblo".

La experiencia soviética, tanto en el curso ascendiente como en la retirada, ha demostrado que la dictadura del proletariado puede cumplir con su misión solo si se apoya en la movilización de los trabajadores, de modo que amplias masas populares adopten las direcciones y los objetivos de manera enérgica y combativa.

Por eso es crucial que sus órganos desde el nivel inferior hasta los órganos centrales de poder,
funcionen de manera sustancial y no formal. Que la Asamblea General de los trabajadores funcione efectivamente en cada centro de trabajo, es decir sobre la base de los principios de control, de la atribución de responsabilidades y de la revocación de los representantes electos en los órganos superiores de poder. Así pues se establece el derecho electoral sustantivo a diferencia del derecho electoral formal, la igualdad formal de la democracia burguesa, de la dictadura del capital.

Esta operación puede proteger el curso de la construcción socialista de errores subjetivos y desviaciones en la preparación y realización de cada plan, en el marco de la planificación central.

Este peligro destaca el papel que debe desempeñar el poder revolucionario de la clase obrera, la dictadura del proletariado. El fortalecimiento de las relaciones de producción comunistas presupone la acción consciente de los trabajadores. Se requiere una democracia de calidad superior, con la participación activa de los trabajadores en la adopción, la realización y el control de las decisiones. Convertir el centro de trabajo en núcleo de organización del poder obrero es un elemento básico de esta democracia de calidad superior. Las decisiones con respecto a la Constitución de la URSS en la década de 1930 que desplazaron la formación de los soviets del centro de trabajo, contribuyeron al debilitamiento de su función y confirman de manera negativa esta conclusión.

Con la victoria de la revolución, la conciencia socialista no está plenamente formada y establecida en el pueblo. Por eso la intervención de vanguardia del partido comunista juega un papel decisivo. El Partido Comunista es el núcleo dirigente del poder obrero revolucionario, ya que es la única fuerza que actúa conscientemente sobre la base de las leyes de movimiento de la sociedad socialista comunista. Por eso debe ser capaz en todas las circunstancias de guiar a la clase obrera para cumplir con su misión histórica.

El estado socialista, como instrumento de la lucha de clases que continúa con nuevas formas y en nuevas condiciones, debe jugar tanto su papel defensivo-represivo como su función creativa, económica y cultural.

El estado obrero, como mecanismo de dominación política es necesario hasta la transformación de todas las relaciones sociales en comunistas, hasta el desarrollo de conciencia comunista en la gran mayoría de los trabajadores y hasta el predominio de las relaciones de producción socialistas en la mayor parte del mundo.

 

4. La experiencia soviética demostró que para cumplir con las condiciones anteriores, el Partido Comunista debe mantener la capacidad de desarrollar su política en base científica y clasista. En otras palabras, el Partido Comunista debe reafirmar constantemente su papel como portador de la unidad dialéctica de la teoría y la práctica revolucionarias. Debe contribuir al desarrollo creativo de la cosmovisión marxista-leninista, en la medida que se desarrolla el objeto que estudia la teoría, es decir la mismísima vida en todos sus formas. No debe tratar la teoría como un conjunto religioso de dogmas y posiciones, separados del tiempo histórico. El desarrollo creativo es necesario para confrontar la revisión oportunista de principios teóricos y de leyes científicas destacados por la cosmovisión marxista. No olvidemos que a menudo la revisión se intenta invocando a la confrontación de nuevos problemas y fenómenos complejos.

Por supuesto el desarrollo creativo de la teoría es una tarea difícil.

DIFICULTADES EN LA INVESTIGACIÓN TEÓRICA EN EL SOCIALISMO

La investigación teórica sobre las leyes científicas y la evolución de la estructura de la economía del socialismo tiene dificultades objetivas particulares, en comparación con la elaboración teórica marxista de la economía política del capitalismo.

Cabe pensar que cuando Marx estaba investigando las leyes científicas y el funcionamiento de la economía capitalista, habían pasado siglos desde la aparición de la producción capitalista en el seno de la sociedad feudal.

Marx y Engels estudiaron el sistema capitalista como un objeto cognitivo en un período en que se encontraba en una fase relativamente madura y avanzada, cuando se podían determinar científicamente todas las condiciones realmente necesarias para la aparición y el desarrollo del capitalismo, las relaciones internas y esenciales del proceso de desarrollo a diferencia de los acontecimientos históricos aleatorios y sus formas históricas particulares y específicas. Marx y Engels discutieron, utilizaron y derrocaron los estudios teóricos burgueses de Smith y Ricardo que los precedieron.

El intento de Lenin de elaborar la economía política marxista del socialismo empezó con recursos limitados: la economía política marxista del capitalismo, los principios teóricos y el método del materialismo dialéctico e histórico.

Tuvo que lidiar con un gran problema objetivo que posteriormente fue señalado en las discusiones respectivas del pensamiento filosófico soviético. Solamente podía estudiar el comienzo de la aparición de las relaciones de producción socialistas después de la revolución socialista en Rusia. Solamente podía estudiar los fundamentos del nuevo modo de producción, del socialismo. Al mismo tiempo tenía la tarea de destacar las leyes científicas y prever las cuestiones básicas que tendría que abordar en el futuro el intento de la construcción socialista en condiciones internacionales en las que seguía siendo fuerte y decisivo el papel de las relaciones de producción capitalistas.

Esta mayor dificultad de la investigación teórica del curso de la construcción socialista en comparación con la investigación del modo de producción capitalista es objetiva porque, a diferencia de la revolución burguesa que encuentra ya preparadas las formas de las relaciones capitalistas, el poder obrero no hereda formadas las nuevas relaciones de producción. Las relaciones socialistas-comunistas de la propiedad social solo surgen como resultado de la acción política revolucionaria del poder obrero. La investigación teórica que debe respaldar la práctica revolucionaria para el desarrollo, la expansión y la profundización de las nuevas relaciones sociales de producción, tiene como objeto de estudio en gran medida lo que acaba de nacer y aun no ha madurado. Esta dificultad objetiva puede facilitar el dominio del empirismo, el método de "prueba y error" de los enfoques positivistas, si no existe vigilancia teórica y disposición colectiva.

Sin embargo, nosotros, los comunistas tenemos más posibilidades y responsabilidades porque podemos estudiar la rica experiencia histórica del siglo 20. Podemos estudiar e investigar los problemas de la economía política del socialismo observando un curso histórico de décadas.

LAS NUEVAS POSIBILIDADES DE LA "CUARTA REVOLUCIÓN INDUSΤRIAL"

Al mismo tiempo, podemos aprovechar las nuevas grandes posibilidades para la construcción socialista que genera hoy el aumento objetivo del grado de socialización del trabajo y la automatización de la producción. Hay que aprovechar las nuevas posibilidades que genera la época contemporánea del rápido desarrollo científico y tecnológico, que el pensamiento científico burgués ha codificado como la época de la "economía digital" y de paso a la "4ta Revolución Industrial".

Vale la pena ver cuántas limitaciones técnicas y científicas que existían en la Rusia de 1917 y en la Unión Soviética de 1950, ante el éxito de la planificación central y la profundización de las relaciones de producción socialistas, hoy ya no existen.

Consideren las posibilidades que se crean constantemente por la transformación extensa de la ciencia en fuerza de producción directa y del aumento del grado de automatización en el proceso de producción industrial, que se extiende ya a la predicción automática de fallas y al pedido automático de los repuestos necesarios.

Consideren las posibilidades de los sistemas mecánicos en coordinación entre sí y con los trabajadores y con contribución a la toma de decisiones, gracias al avance de la inteligencia artificial, de la robótica y de la informática, con respecto a la colección rápida y el procesamiento intensivo de gran volumen de datos.

Consideren las posibilidades que ofrece hoy el aumento del nivel de socialización de la producción y de la productividad del trabajo para reducir el tiempo de trabajo, para aumentar el tiempo libre y mejorar el contenido creativo del trabajo y mejorar el nivel educativo general de los trabajadores que son la fuerza productiva principal de cada época.

En este punto deberíamos además tomar en cuenta el ejército de científicos asalariados que objetivamente pertenecen o se acercan a la clase obrera contemporánea, un ejército que no existía en octubre de 1917.

Consideren las nuevas posibilidades tecnológicas y científicas para la recopilación rápida y el procesamiento intensivo de gran volumen de datos que tienen que ver con todas las necesidades de la sociedad, las posibilidades de garantizar no sólo la suficiencia sino además la calidad de los productos, las nuevas posibilidades para mejorar y controlar rápidamente la producción.

Al mismo tiempo, el aumento del grado de socialización del trabajo crea la base material, las posibilidades materiales para la eliminación mucho más rápida de toda forma de propiedad privada y grupal, por ejemplo la posibilidad de integración directa de las cooperativas de producción agrícola en la propiedad social y en la planificación central.

Consideren además en el marco de la construcción socialista el impulso que puede dar el desarrollo creativo del marxismo a la investigación contemporánea y en general al proceso de conocimiento.

El progreso de la investigación científica marxista en todos los campos científicos y la cooperación interdisciplinaria contribuirán a determinar con mayor precisión las proporciones cuantitativas necesarias para mantener el crecimiento proporcional entre los sectores principales de la economía y entre las regiones de un país, así como cuestiones de división entre estados, si se crea un grupo de países que avanzará de nuevo en el camino de la construcción socialista.

Este progreso científico y técnico rápido aumenta no solo la posibilidad sino además la necesidad de desarrollar la fuerza productiva básica, el hombre trabajador, y aumentar la participación del trabajador social en la gestión de la economía.

Esta necesidad se puede satisfacer plenamente solo mediante las relaciones de producción socialistas con la plena utilización del progreso científico y técnico, para la mejora de la gestión y de la organización de la producción planificada a nivel central.

Objetivamente, el desarrollo de las fuerzas productivas en la época de la economía digital y, a continuación, de la 4ta Revolución Industrial facilita la creación de las nuevas relaciones de producción socialistas y, al revés, solo el socialismo puede incrementar significativamente el desarrollo de las fuerzas productivas con el fin de satisfacer las necesidades sociales.

Por supuesto, junto con la aparición de nuevas posibilidades, ya están surgiendo nuevos problemas a causa de los cambios en la producción, en el contenido de muchas tareas concretas y, por supuesto, en el contenido correspondiente de la educación.

Muchas tareas rutinarias serán automatizadas. No solo se abolirán los trabajos manuales en las fábricas, sino también los trabajos intelectuales con un contenido ejecutivo tipificado en las oficinas. La vieja imagen de los trabajadores poco cualificados que trabajan en una máquina será reemplazada en gran medida por la imagen de robots que trabajan con un trabajador de alta cualificación. Se aumentará la demanda para mano de obra especializada de alto nivel de calidad.

El capitalismo puede responder a las nuevas condiciones solo sacrificando de nuevo las necesidades de los trabajadores, aumentando la intensificación y el grado de explotación de los que trabajan, mientras que, al mismo tiempo, se aumenta el ejército de reserva de los desempleados.

Como ha demostrado la economía política marxista, solo el trabajo obrero vivo -y no los robots- crea plusvalía. A medida que se aumenta el nivel de desarrollo de la producción técnica, a medida que crece la composición técnica y orgánica del capital, se refuerza la tendencia a la baja de la tasa de ganancia.

Por eso la única vía para la burguesía es aumentar el grado de explotación, utilizar el aumento de la productividad del trabajo para aumentar el tiempo de trabajo robado, para detener la tendencia de caída de la tasa de ganancia.

El capitalismo limita objetivamente la satisfacción de las necesidades materiales y culturales de los trabajadores al nivel que requiere la producción con fines de lucro capitalista. Así, limita el desarrollo de la principal fuerza productiva, del hombre trabajador, reduciendo las posibilidades crecientes de mejorar esencialmente las condiciones materiales y culturales de su vida.

En las condiciones actuales se está profundizando la contradicción entre las fuerzas productivas que ya ha conquistado la humanidad y las relaciones de producción capitalistas.

Frente a los grandes problemas que surgen de la época de la 4ta Revolución Industrial, se destaca aún más la necesidad y la vigencia histórica del socialismo, porque solo el poder obrero puede proporcionar respuestas consistentes a estos problemas desde la perspectiva de la prosperidad social.

El socialismo puede responder a los cambios necesarios en el contenido del trabajo, a los necesarios traslados de trabajadores a nuevas tareas y objetos de trabajo, a nuevos sectores, sin que los trabajadores se arriesguen y vivan con el miedo del desempleo, sin seguridad social, sin atención médica, como sucede en el capitalismo.

Bajo condiciones de propiedad social, la planificación central a diferencia de la jungla del mercado, puede dar forma y cambiar de manera científica y planificada la distribución de la mano de obra, de los científicos y de los medios de producción en todo el país, en cada región, en cada sector.

El socialismo puede garantizar la especialización y el perfeccionamiento continuos necesarios, la actualización del conocimiento y de las capacidades laborales de los trabajadores. Puede desbloquear, desatar sus capacidades creativas, su iniciativa y su disciplina laboral consciente, porque los lleva colectivamente a la vanguardia del desarrollo histórico para la liberación social. Puede aprovechar el poder del esfuerzo colectivo, el impulso de la emulación socialista.

Además, el socialismo abolirá todos los obstáculos que genera el antagonismo de los grupos monopolistas del mercado capitalista frente a la necesaria socialización cada vez más profunda del trabajo científico, a la libre cooperación interdisciplinaria.

En otras palabras, el alto nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas facilita las posibilidades de implementar la construcción socialista y la profundización de las relaciones de producción socialistas, el proceso de eliminación de contradicciones tales como entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, la ciudad y el pueblo, etc. Por el contrario, las relaciones de producción socialistas librarán la fuerza productiva principal, el trabajador social, contribuyendo al desarrollo aún mayor de las fuerzas productivas en beneficio de la prosperidad social.

Por supuesto, no se trata de un camino fácil, un camino de rosas. La vanguardia revolucionaria y el poder obrero serán llamados a lidiar con problemas difíciles. Por ejemplo, el contraste entre el trabajo de gestión y ejecutivo se hace más complicado en relación con el pasado, mientras que afecta y concierne cada vez más a los trabajadores intelectuales. Por lo tanto, la contracción objetiva del trabajo manual en las condiciones actuales no lleva automáticamente a la apertura del camino hacia la liberación social.

Todo lo anterior destaca las importantes tareas de estudio e investigación para el desarrollo creativo del marxismo-leninismo que hay que llevar a cabo para actuar eficazmente como vanguardia revolucionaria en el siglo 21.

La fuerza de la clase obrera de conocer y cambiar el mundo, su fuerza de cumplir con su misión histórica y dirigir la lucha revolucionaria por el socialismo-comunismo, se reafirmará.