En enero de 2018 en Davos, en una lujosa estación de esquí en el este de Suiza se reunieron, al igual que cada año, más de 3.000 participantes en el Foro Económico Mundial.
Allí se dio a la publicidad el siguiente informe: “El futuro del trabajo: Empleo, habilidades y estrategia de la fuerza de trabajo para la cuarta Revolución Industrial” que afirma que con la llamada "Cuarta Revolución Industrial" que es el resultado de los avances en la Genética, la Inteligencia Artificial, la Robótica, la Nanotecnología, la impresión 3D y la Biotecnología, más de 5 millones de puestos de trabajo se perderán en los próximos cinco años en las 15 economías capitalistas de mayor o menor nivel de desarrollo. Hace unos meses, el presidente del Banco Mundial fue más severo: 150 millones de personas perderán su trabajo hasta el 2022, mientras que 300 millones de personas que buscan por trabajo por primera vez, no encontrarán trabajo. En 2030 el auge de los robots eliminará 800 millones de puestos de trabajo o el 1/5 de la fuerza de trabajo mundial.
La experiencia dolorosa de la clase obrera bajo la explotación capitalista, así como las declaraciones y las investigaciones de los capitalistas sobre lo que reserva el sistema confirman la necesidad del derrocamiento revolucionario del sistema capitalista y la construcción de la sociedad socialista comunista. Literalmente es la mejor confirmación de Karl Marx, 200 años después de su nacimiento.
En los documentos históricos del KKE, que este año cumple un centenario de sacrificios y luchas, fruto del Octubre rojo y de la necesidad de que la clase obrera tenga su vanguardia política, en el programa fundacional del 17 de noviembre de 1918 se menciona:
“(...) las fuerzas productivas de la sociedad actual se han incrementado desproporcionadamente para esta sociedad y la propiedad privada sobre los medios de producción es incompatible con la plena e planificada utilización y con el desarrollo de estos medios de producción.(...) la transición de la producción plutócrata a la producción socialista, realizada dentro de la sociedad y en beneficio del conjunto de la sociedad puede convertir la gran producción con la creciente productividad actual del trabajo social de fuente de miseria y esclavización de las clases populares, en fuente de una mayor prosperidad y de una mejora constante y polifacética. Esta transición social significa la liberación no solo de los proletarios, sino de toda la humanidad que está sufriendo. Sin embargo, esto se puede llevar a cabo solamente por la clase obrera... Pero la lucha de los trabajadores es también necesariamente una lucha política. La clase obrera no puede reclamar sus intereses económicos, ni desarrollar su organización económica sin derechos políticos. No puede llevar a cabo su misión histórica sin reclamar la propiedad política...”
La experiencia del curso del sistema confirma el hecho de que cualquier recuperación capitalista será precaria y preparará una nueva crisis capitalista. No eliminará ni absorberá la gran tasa de desempleo particularmente en un período en que se están acelerando los cambios tecnológicos en la producción, el capital se pondrá cada vez más agresivo y seguro que no habrá regreso al período anterior a la crisis en lo que concierne las conquistas básicas y los derechos de la clase obrera que fueron logrados en el siglo XX.
Por lo tanto, hay que esperar una mayor agudización de la contradicción entre capital y trabajo asalariado y, sobre esta base, la agudización de todas las contradicciones sociales.
A partir de esta evaluación básica derivan la necesidad y las posibilidades de un trabajo más sistemática por los comunistas en las fila de la clase obrera y de su movimiento, para fortalecer la lucha de clases cuyo contenido básico es la línea de agrupación y alianza anticapitalista antimonopolista. Al mismo tiempo, las actividades de los partidos comunista deben contribuir al fortalecimiento de la lucha por una organización diferente de la economía y de la sociedad, de acuerdo con la necesidad y la perspectiva de la revolución socialista.
El reagrupamiento del movimiento comunista internacional es el factor más determinante en la lucha por el derrocamiento de la barbarie capitalista y está vinculado con la capacidad de los partidos comunistas de fortalecerse en todos los aspectos:
Ideológica y políticamente, con una estrategia revolucionaria, superando las posiciones erróneas que dominaron en el movimiento comunista internacional en las décadas anteriores, a diferencia de la experiencia de la gran Revolución Socialista de Octubre.
Organizativamente, para que tengan bases sólidas en empresas y sectores industriales con importancia estratégica, en sectores con gran concentración de la clase obrera, para intervenir decisivamente en el movimiento obrero y popular, en un esfuerzo continuo para establecer una conciencia política de clase.
Es decir, es de suma importancia fortalecer el esfuerzo para que los partidos comunistas en todos los países estén masivos, partidos obreros revolucionarios fuertes, organizadores y dirigentes de la lucha de millones de personas oprimidas por el derrocamiento del sistema capitalista podrido que solamente genera pobreza, guerras imperialistas, destrucción y refugiados.
A través de esta lucha sistemática se opondrán las políticas antipopulares del gobierno y se fortalecerá la intervención diaria contra los problemas experimentados por la clase obrera, para lograr, al final, la preparación necesaria, para que cuando se estalle una situación revolucionaria cada partido comunista en su país pueda cumplir con su tarea histórica y luchar por el derrocamiento del capitalismo, por el socialismo, y al mismo tiempo crear un mecanismo efectivo que brindará apoyo y solidaridad internacionalista.
Esta preparación puede y deber acelerarse. Nuestras responsabilidades son grandes.
La historia ha demostrado de que en períodos de crisis, de guerras imperialistas, de inestabilidad del sistema político, de empeoramiento brusco de las vidas de los trabajadores, se pueden crear condiciones de un rápido despertar de las masas populares. Por supuesto esto no sucederá de manera automática sino como resultado de la actividad del movimiento obrero y popular, en particular de la vanguardia, del partido comunista en todo el período anterior hasta el presente. Hay décadas donde no pasa nada, y semanas donde pasan décadas.
Por supuesto, sabemos muy bien que el proceso de reagrupamiento y de fortalecimiento del movimiento comunista en condiciones de contrarrevolución, no será rápido ni fácil. Los peligros de desviaciones y retrocesos, sobre todo en coyunturas de desarrollos, como es una guerra imperialista, son muy grandes. Pero, como dijo Lenin "quien teme al lobo, que no vaya al bosque"
Hoy es muy importante sacar conclusiones correctas para desarrollar las condiciones que llevarán a la creación de bases sólidas, en la medida de lo posible, sobre las que se apoyará el reagrupamiento.
La experiencia reciente es valiosa si se estudia bien en cada país y en general:
Ha transcurrido una década desde el estallido de la crisis económica capitalista profunda y prolongada en el mundo, en Europa. Objetivamente, se ha configurado una nueva situación.
El plan estratégico del capital se promueve de manera concreta, metódica y a largo plazo por los mecanismos del capital, la UE y los gobiernos burgueses en cada país. Estas medidas se han desarrollado de manera más rápida y completa, especialmente en Grecia, donde la crisis a partir de 2010 ha sido profunda. Llevaron a serios cambios en las relaciones laborales, en los salarios, en las pensiones, en los beneficios sociales. Estas medidas se habían preparado mucho antes de la crisis, desde 1993 con el Tratado de Maastricht y con el "Libro Blanco", es decir que se referían al conjunto de los países de la UE independientemente de la fase del ciclo de la reproducción capitalista.
Se habían impuesto "a fuego e hierro" durante la crisis y tenían como objetivo no solo proteger el capital monopolista de la crisis, sino además blindar a largo plazo la rentabilidad capitalista en las condiciones relativamente nuevas del antagonismo capitalista internacional.
Con una política única de recorte drástico de los salarios y de los sueldos como contrapeso a la tendencia a la baja de la tasa de ganancia y como medio para su aumento. Han promovido formas de trabajo temporal y a tiempo parcial, han suprimido las horas de trabajo diario con cambios generalizados en las relaciones laborales como la distribución del tiempo de trabajo, el tiempo activo e inactivo de trabajo (Directiva Cercas), la libre circulación de los servicios en el mercado interno (Directiva Bolkestein), el "Libro Verde" sobre la "modernización" del Derecho Laboral en el siglo XXI, etc. Se trata de políticas también integradas en el ajuste de los salarios y sueldos de los trabajadores a niveles muy bajos en el mercado capitalista internacional, en comparación por ejemplo con las condiciones en China, la India etc.
Con una política unificada para reducir los beneficios sociales y, sobre todo, para los sistemas de seguridad social (pensiones, salud, bienestar) mediante la expansión de las privatizaciones, la degradación y la abolición de derechos de seguridad social.
Con políticas que legitiman las oficinas de “trabajadores-esclavos” y la utilización de los inmigrantes como fuerza de trabajo barata y como medio de presión para la reducción de los salarios y de los sueldos en general.
Con nuevas restricciones represivas legales, como en el caso del derecho de huelga.
Por supuesto, esto no significa que estas medidas pueden eliminar o mitigar las contradicciones del sistema, y entre ellas la contradicción fundamental que existe entre el capital y el trabajo. Esto es bastante claro hoy en la UE que está promoviendo un nuevo "Libro Blanco" para ponerse más resistente a "choques futuros".
Han logrado exactamente lo opuesto, como el mago que no puede controlar las fuerzas malvadas que ha liberado.
Como resultado de estos desarrollos y medidas, así como de la crisis económica, se han producido importantes y profundos cambios en las filas de la clase obrera, en su situación: Se ha incrementado el desempleo y la masa de fuerza de trabajo barata, se está aumentando el número de los semiproletarios, se han ampliado las filas de la clase obrera con nuevos sectores de las capas medias urbanas y rurales destrozadas.
Se ha vuelto más compleja la estratificación dentro de la clase obrera, la burguesía, a pesar de las limitaciones debido a la crisis, sigue reforzando las capas de la aristocracia obrera que, aunque se han reducido, siguen constituyendo la base social de la corriente oportunista en el movimiento obrero.
La ampliación de estas filas con nuevas secciones, sin experiencia, y con percepciones pequeñoburguesas, ponen cada vez más difícil y exigente el trabajo de los comunistas para la unidad de la clase obrera, el ascenso del movimiento de clase, la influencia de las ideas revolucionarias.
La crisis económica ha mostrado mucho más claramente la profundidad de las contradicciones y las dificultades del capitalismo.
Los centros imperialistas se están coordinando, elaborando y profundizando una línea común contra la clase obrera y su movimiento en todos los niveles con el fin de confrontar todos estos problemas y contradicciones. Es una línea común que combina la guerra económica con la manipulación y la asimilación, y al mismo tiempo con la represión de las luchas de clases, mientras que a nivel nacional eligen su propio camino con respecto a las necesidades del desarrollo y la gestión capitalistas.
No es casualidad que junto con la guerra económica y el aumento de la explotación, se está desarrollando y fortaleciendo simultáneamente la guerra política e ideológica para la división, la manipulación, la desorientación y el atrapamiento de las masas obreras y populares en los objetivos del capital.
En esta lucha, se ha demostrado una vez más lo peligroso que es el papel de los reformistas, del oportunismo, como pilares útiles del sistema en momentos críticos. Estas fuerzas son responsables de la desorganización del movimiento sindical, la obstrucción de la radicalización del movimiento en condiciones de crisis prolongada.
En conclusión, podemos decir que el predominio del reformismo en el movimiento sindical ha sido el obstáculo básico para el avance de la lucha de clases.
En el movimiento sindical durante muchos años han sido dominantes y siguen siéndolo la línea de adaptación y de sumisión a las estrategias de la UE., la colaboración de clases, la defensa de la competitividad y de la rentabilidad capitalista. Las fuerzas reformistas y la aristocracia obrera han causado gran daño todos estos años al ocupar puestos claves en sectores de importancia estratégica, en grandes plantas industriales y otras empresas (en los sectores de Transportes, Bancos, Puertos, Energía, Telecomunicaciones), en los servicios estatales y las universidades.
Esto ha causado un gran daño a las conciencias de los obreros, especialmente en la sección organizada de la clase obrera.
El concepto del "diálogo social" apareció oficialmente en la UE (entonces CEE) en 1985 y en Grecia hizo su presencia más obvia en 1997, dando como resultado el llamado "pacto de confianza" hacia 2000 en que hubo un acuerdo entre el Estado burgués, la patronal y el sindicalismo patronal y gubernamental en el marco de las medidas antiobreras y antipopulares que iban a implementarse. El KKE desde el primer momento había condenado el "diálogo" y los comunistas en los sindicatos organizaron movilizaciones. Al contrario, las fuerzas de los partidos burgueses, de la socialdemocracia y del oportunismo de SYRIZA (en aquel entonces Synaspismos, un pequeño partido que lograba del 3% en las elecciones), eligieron y apoyaron la participación en el "diálogo social". El gobierno socialdemócrata del PASOK entonces utilizó el "diálogo social" para legitimar las intervenciones antipopulares. Los primeros "hijos" del diálogo social han sido las leyes para la consolidación de las formas de trabajo flexibles, el trabajo por turnos, la generalización del trabajo a tiempo parcial.
Mecanismos similares en la base del diálogo social se han establecido en toda Europa. De tal modo se promovieron las medidas de la Agenda de 2000 de Schröder en Alemania con el respaldo decisivo del sindicato IG METALL, y medidas similares se impusieron por Jospin en Francia, por Prodi y D'Alema en Italia.
Por otro lado, el KKE junto con fuerzas con orientación de clase en el movimiento obrero de Grecia, contestó con la creación del Frente Militante de Todos los Trabajadores (3 de abril de 1999), contribuyendo fundamentalmente con una línea de separación y ruptura con el sindicalismo dirigido por los empleadores y el gobierno. Hoy, los 19 años de rica experiencia del PAME como una agrupación de organizaciones sindicales que luchan en dirección antimonopolisa-anticapitalista confirman la gran importancia que tuvo su creación para el movimiento obrero sindical. Esta importancia fue reflejada en la IV Conferencia Panhelénica del PAME en noviembre de 2016 a la que asistieron 536 organizaciones sindicales: 12 Federaciones, 15 Centros Laborales, 457 Sindicatos y 52 comités de lucha. El PAME es la segunda fuerza en el movimiento obrero sindical en Grecia. No ha habido un intento similar en otros países de la UE, a pesar de los esfuerzos de coordinación. En grandes países europeos capitalistas predominó el "diálogo social", la conciliación de clases, desafortunadamente, con el papel decisivo de los partidos comunistas que habían sido mutados por el eurocomunismo, y en el movimiento obrero sindical se convirtieron en portadores de las ideas de colaboración de clases, minando el curso posterior de fuertes sindicatos dirigidos por estos partidos.
La lógica del fin de los conflictos sociales, de la "polarización social", la lógica de la sumisión fue promovida con grandes cantidades de fondos por institutos (p.ej. Friedrich Ebert), la creación de academias en los sindicatos europeos, con órganos "institucionales" de consulta dentro de las empresas, los "consejos obreros" que reemplazaron a los sindicatos y socavaron la lucha de clases.
Con pequeñas diferencias de un país a otro el grado de organización de la clase obrera se ha reducido. En Grecia del 41% en los ‘80, cayó al 23% antes del estallido de la crisis, y, por supuesto, el verdadero nivel de los trabajadores organizados en sindicatos es mucho menor de lo que muestran las estadísticas oficiales que están manipuladas. Los propios reformistas y oportunistas presentan como causa de este acontecimiento indiscutible el cambio de las relaciones laborales que afectó la capacidad de organización, ocultando el hecho de que estos cambios se produjeron con su papel traicionero que tenía como objetivo el aumento las ganancias, la competitividad de las empresas capitalistas y el dominio de la línea de desarme de la clase obrera.
Ésta era la situación del movimiento obrero de Europa cuando estalló la crisis capitalista. El movimiento comunista estaba fragmentado con una profunda crisis de la estrategia revolucionaria y con un movimiento sindical plenamente asimilado, mientras que la línea de lucha anticapitalista, de ruptura y derrocamiento en los sectores estratégicos claves, tenía menos influencia.
Durante la crisis, el enemigo de clase, logró difundir ampliamente en la conciencia obrera y popular la idea de que la crisis es el resutlado de una mala gestión por los partidos liberales y socialdemócratas, una consecuencia de las prestaciones de los capitalistas a la clase obrera debido al desarrollo de las luchas de clases bajo otras correlaciones de fuerzas y altas tasas de crecimiento del PIB. Es decir que se trata de una desviación de un sistema capitalista supuestamente sano y, por lo tanto, con una mejor combinación política, tanto el sistema como la UE se pueden corregir.
En estas dificultades, el KKE sentó nuevas bases de contacto y de lazos con la clase obrera y las capas populares. Nuestro Partido ha tenido un papel destacado en grandes luchas, ha abierto grandes frentes ideológicos y políticos y nuevos caminos. Por ejemplo, la posición del KKE sobre la no participación en gobiernos burgueses ha sido un arma poderoso en la lucha por la emancipación de la clase obrera de Grecia, ha sido un escudo de protección del movimiento obrero de la planes burgueses de sumisión y de compromiso. La administración gubernamental de SYRIZA, en un corto período de tiempo, ha fomentado masivamente la decepción en amplios sectores de la clase obrera y de las capas populares, ha aprobado medidas que los demás partidos burgueses no se habían atrevido promover, como por ejemplo la restricción del derecho de huelga, ha sido elegida para hacer el trabajo sucio de los imperialistas en la amplia región del Mediterráneo Oriental.
Objetivamente, surgen tareas urgentes importantes con respecto al reagrupamiento del movimiento obrero y popular, lo cual significa preparación y desarrollo de un movimiento obrero capaz de confrontar de manera decisiva y eficaz y en alianza con las capas populares, los trabajadores autónomos y los campesinos la estrategia unificada elaborada del capital y del poder capitalista.
Estas tareas incluyen una serie de medidas ideológicas, políticas y organizativas:
Elaboración de una línea de clases y de demandas de lucha
(en todos los temas: el salario, la seguridad social, la salud, el horario de trabajo, etc.) y la elección de formas de organización y de alianza con fuerzas populares.
Buen conocimiento de la estructura de la clase obrera, de la fragmentación que es característica de ella, así como de los nuevos mecanismos y métodos de manipulación utilizados por la burguesía, que no abandona el esfuerzo de asimilar al movimiento obrero.
Evaluación precisa y objetiva de la correlación de fuerzas, del estado de ánimo de las masas, de las tácticas de los empleadores y de las demás fuerzas.
Se requiere un trabajo diario y educación, preocupación y atención por parte de los órganos de dirección para mejorar las iniciativas, las actividades diarias de los comunistas, sobre todo de los jóvenes.
Se requiere el trabajo colectivo e individual para desarrollar diariamente vínculos fuertes con la clase obrera incluso en períodos cuando no hay resultados visibles, que bajo ciertas condiciones aumentarán el prestigio y la influencia de los comunistas.
La capacidad de revelar convincentemente a través de la confrontación ideológica, que se desarrolla en las luchas pequeñas o más grandes, los mecanismos de explotación y sobre todo las condiciones para su abolición.
Nos referimos a un plan integral de lucha y de agrupación de fuerzas con un contenido anticapitalista, a la incorporación de demandas más específicas en ello. Este plan debe basarse en primer lugar en organizaciones partidistas fuertes en las fábricas, en las empresas, en los sectores de importancia estratégica, creando de manera dialéctica las condiciones previas para su aumento.
Podemos tratar por separado el tema de la elaboración de objetivos de lucha, de demandas que pueden contribuir al aumento de la exigencia de la clase obrera, el agrupamiento de nuevas fuerzas y el fortalecimiento del movimiento obrero combativo.
Durante el período de la crisis, las demandas obreras fueron defensivas y tenían como fin impedir los golpes devastadores contra los logros de décadas anteriores.
Los reformistas y la aristocracia obrera elogiaron el pasado fomentando falsas ilusiones de regreso a ello, a lo que llamaban "normalidad". De que el desarrollo capitalista puede proporcionar derechos, beneficios y conquistas, de que la clase obrera puede mejorar continuamente su posición, sin conflictos, a través de cambios en la correlación de fuerzas en el parlamento. Esta percepción reformista ha demostrado ser muy fuerte.
En la práctica se ha confirmado que las conquistas de los trabajadores, incluso las mayores conquistas, son solamente temporales en la guerra de clases incesante si la clase obrera no lleva la lucha hasta el final.
La experiencia del movimiento de clase, del PAME, es importante y desde hace muchos años resalta persistentemente las necesidades contemporáneas de las familias obreras y populares, con el aumento de la exigencia de las masas obreras. Esta experiencia es muy valiosa hoy cuando se requiere mejorar aun más el contenido de las demandas.
Las demandas crecientes para la satisfacción de las necesidades de nuestros tiempos puede convertirse en un vínculo entre las reivindicaciones diarias y el contenido de la lucha anticapitalista.
Hoy, por ejemplo, las necesidades contemporáneas implican mayor atención a la formulación de demandas para la reducción de las horas de trabajo, el aumento del tiempo libre, las vacaciones, el tiempo de recreación. Hace un siglo y medio, los trabajadores lucharon por 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas tiempo social libre, y hoy se vuelve a trabajar desde el amanecer hasta la puesta del sol, 10 o 12 horas al día.
La reducción de la jornada laboral fue una demanda permanente del movimiento obrero. Marx consideró que esto fue una condición fundamental para la emancipación de la case obrera. En la lucha por la reducción de la jornada laboral, la lucha por la jornada laboral de ocho horas ocupa un lugar especial. Tomen en cuenta de que la demanda por la jornada laboral de ocho horas se planteó por primera vez en Inglaterra en 1829 por la "Asociación Nacional para la Protección del Trabajo" y se implementó en la colonia de Victoria el 21 de abril de 1856. Después de la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865) la lucha por la jornada laboral de ocho horas tomó proporciones explosivas.
La demanda de ocho horas de trabajo diario junto con otras demandas como la prohibición del trabajo a los menores de 18 años, la prohibición del trabajo nocturno etc. fue aceptada por la Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional), en su congreso en Ginebra en septiembre de 1866, y emitió la "resolución sobre la limitación de la jornada laboral" con la firma del propio Karl Marx:
(...) La condición previa, sin la cual toda tentativa de mejora y liberación de la clase obrera seguiría siendo infructuosa, es la limitación legal de la jornada obrera.
Es necesaria para restaurar la salud y la fuerza física de la clase obrera, que es la armazón básica de toda nación, lo mismo que para asegurar a los obreros las posibilidades de desarrollo intelectual, de mantener relaciones sociales y de dedicarse a actividades sociales y políticas. (...)
Por lo tanto, la demanda de la jornada laboral de ocho horas se ha convertido en una demanda del proletariado mundial; sin embargo, se han requerido muchas luchas incluso sangrientas para convertir esta demanda en realidad. Los representantes de los países capitalistas firmaron el acuerdo internacional para la implementación de la jornada laboral de 8 horas solo en 1919 y esto lo hicieron para contener la ola revolucionaria de la época que fue causada por la influencia de la Revolución de Octubre y la lucha del movimiento obrero mundial. El debate sobre las necesidades contemporáneas debe plantearse de nuevo decisivamente. El PAME plantea la demanda de 7 horas-5 días-35 horas de trabajo por semana, la abolición de las relaciones de trabajo flexibles y mucho más, jugando un papel principal en la lucha por todos los problemas de las familias obreras y populares.
Las necesidades contemporáneas conciernen en general el nivel de vida en el siglo XXI, como es la calidad y la cantidad de las necesidades de alimentación, las condiciones de vivienda y de trabajo, el papel de la educación física y el ejercicio, la atención sanitaria con énfasis en la prevención, la confrontación de problemas medioambientales y de enfermedades profesionales, el aumento de la expectativa de vida, la cultura. Conciernen la infraestructura necesaria y los medios para su satisfacción.
Hoy día, objetivamente, la satisfacción de las necesidades populares contemporáneas es posible en todos los países que tiene un potencial de desarrollo bien establecido (medios tecnológicos, mano de obra calificada, métodos contemporáneos de organización de la producción) y ventajas naturales.
En todo ello, en conjunto, está la esencia de nuestra percepción sobre las necesidades populares contemporáneas, sabiendo, por supuesto, que aunque hoy deben ser un objetivo de lucha, la plena satisfacción de las necesidades contemporáneas no es posible en el marco del capitalismo, sino que presupone la socialización de los medios de producción concentrados y su integración en la planificación científica central de la producción.
Un tema de importancia particular, un elemento clave de nuestra lucha y de la actividad de los sindicatos de clase, es la lucha contra las guerras y los planes imperialistas, contra las alianzas imperialistas, contra el nacionalismo y el fascismo.
Las campañas de la FSM tanto a nivel internacional como en Grecia por los sindicatos que se agrupan en el PAME contra la OTAN, por el desmantelamiento de las bases estadounidenses, la solidaridad con todos los pueblos en lucha, el apoyo a los refugiados, son elementos claves en nuestra lucha.
Al mismo tiempo, le damos importancia al trabajo político e ideológico diario para asimilar la posición de que el movimiento obrero no debe ponerse bajo una bandera ajena, es decir la bandera de la burguesía, sino que debe luchar contra los gobiernos burgueses y la participación en misiones imperialistas en el extranjero. Mientras que en el caso de una invasión extranjera, la lucha por la integridad territorial debe ser combinada con la asignación de responsabilidad y la confrontación con la burguesía y su gobierno, que arrastra al pueblo en la guerra, eligiendo las consignas adecuadas, el momento adecuado y con el objetivo de preparar a la clase obrera, a las fuerzas populares por el derrocamiento del poder de los burgueses que mientras existe, trae la guerra y la paz con la pistola en la cabeza de los pueblos.
Sin esta lucha, sin el conflicto y la lucha incesante contra el capital y su poder, la situación de la clase obrera se deteriorará día a día. Los recortes de los salarios, el asalto contra los derechos obreros no es un fenómeno temporal, sino que se intensificará y se extenderá a todos los aspectos de la vida de los trabajadores, con características permanentes y profundas.
Sin conflictos de clases en dirección antimonopolista-anticapitalista, con la contribución de vanguardia de los partidos comunistas y la creación de las condiciones para la buena organización de la clase obrera, la creación de bases en los centros de trabajo y en los sectores, no puede avanzar la cuestión del reagrupamiento del movimiento con el fin de que sea capaz de luchar decisivamente, contando con una base de masas firme contra la explotación capitalista, por su derrocamiento.
Es característica la declaración de la Federación Helénica de Empresas de que “regresar a las condiciones de trabajo anteriores a la crisis es una utopía ahistórica”. Esto no es un capricho de los industriales griegos. El capital no quiere ni tiene la intención de devolver a los trabajadores todo lo que les quitó durante los años de la crisis. La búsqueda del máximo beneficio posible significa que el ataque contra el precio de la fuerza de trabajo y, en general, contra los derechos y la vida de los trabajadores, se intensificarán.
La recuperación capitalista ni si quiera lleva a una recuperación parcial de las enormes pérdidas en los ingresos que han sufrido las capas populares durante los años de la crisis, sino al contrario agrava la situación del pueblo. Al mismo tiempo, las declaraciones socialdemócratas sobre un Estado eficiente ocultan el hecho de que el Estado burgués funciona a favor del capital y consiguientemente los ajustes en ello sirven para aumentar la eficacia de sus actividades.
Por lo tanto, la propia vida y la dura realidad responden inevitablemente a la disyuntiva histórica ¿reforma o revolución? y plantea a los comunista la tarea de la preparación necesaria.
El conjunto de los desarrollos que está experimentando la clase obrera rompe la ilusión de que es posible la gestión el capitalismo a favor del pueblo, con el argumento de que el aumento de la rentabilidad del capital va de la mano con la prosperidad de los trabajadores asalariados y autónomos. Demuestra que “dentro del marco” del poder del capital, de la UE, de la OTAN, no puede existir una política favorable al pueblo.
En los últimos dos años, los gobiernos de SYRIZA-ANEL en Grecia, y en general la experiencia de la gestión socialdemócrata en otros países, han demostrado ser más eficaces para la burguesía, así como para sus principales aliados internacionales y por esta razón se promueven por las fuerzas del capital.
Lo que reconocen la burguesía griega y sus aliados extranjeros no es solo la determinación del gobierno de Tsipras de promulgar leyes en apoyo de la rentabilidad capitalista (una característica común a todos los partidos burgueses), sino su capacidad de "llamar pescado a la carne". Reconocen su capacidad de suavizar la resistencia popular, de asimilarla en el sistema, de engañar masivamente a las capas populares.
Esto se confirma a través de una breve referencia a las condiciones de trabajo que existen en los diferentes Estados miembros de la Unión Europea y están impuestas por los socialdemócratas o por los neoliberales o conjuntamente por los dos en coaliciones gubernamentales.
En Alemania, las condiciones de trabajo de tiempo completo en 1997 representaban el 82,5% del total, mientras que hoy han caído al 57% y se han aumentado las nuevas formas de trabajo (convenios a tiempo fijo, trabajo a tiempo parcial, trabajo temporal etc.) alcanzando hoy el 43% mientras que en 1997 representaban el 17,5%.
Una forma generalizada de empleo flexible son los llamados “mini jobs” o “el empleo marginal”. Esta forma de empleo ocupan aproximadamente 7 millones de personas. Y además, el trabajo en llamada (Arbeit auf Abfuf) con un salario mensual de 100 a 300 euros.
En Francia, el gobierno tomó medidas para facilitar los despidos y para que abran los tiendas los domingos.
El trabajo a tiempo parcial representa el 18%, mientras que se aplican medidas que permiten a los empleadores a contratar jóvenes de 16 a 25 años con contratos de aprendizaje de hasta 3 años, con un sueldo que equivale del 25% al 78% del salario mínimo.
En Gran Bretaña, según las estadísticas oficiales, los trabajadores autónomos representan 4,5 millones de personas, pero 2/3 de ellos son en esencia trabajadores que prestan servicios como trabajadores autónomos. Más de 8 millones de personas trabajan con formas de trabajo flexibles. En los últimos años se han aumentado los desempleados, los trabajadores pobres y los jubilados con pensiones bajas -llegaron a ser 913.000 en 2014- que están obligados a recurrir a los llamados bancos de alimentos y puntos de provisión de alimentos.
Un fenómeno común son los llamados contratos “de cero horas” en los que no se determina el horario de trabajo y conciernen a más de 5 millones de trabajadores. En esencia, se trata de personas que toda su vida depende totalmente y directamente de las necesidades del capital.
De lo anterior queda claro que el único camino para la clase obrera de cada país es la lucha coordinada y organizada para defender y ampliar sus conquistas, crear las condiciones previas para cambios políticos y sociales radicales con la clase obrera en la vanguardia.
Nos referimos a un plan de lucha y de concentración de fuerzas de carácter anticapitalista, la incorporación en ello de reivindicaciones particulares. Esta plan debe basarse en primer lugar en organizaciones partidistas fuertes en las fábricas, en las empresas, en los sectores de importancia estratégica, y crear dialécticamente las condiciones para que estas fuerzas se aumenten.
Una conclusión importante extraída de todo el período anterior y una necesidad fundamental es la construcción de organizaciones fuertes y masivas en las zonas industriales y comerciales. Sin esta condición previa no puede avanzar el reagrupamiento del movimiento obrero ni se puede mejorar la lucha de clases. Esta tarea no puede avanzar sin la persistente y especializada lucha ideológica, política, organizativa y de masas para la organización de la clase obrera y de las generaciones más jóvenes, de los desempleados para su participación en las luchas de clases. En esta dirección elaboramos la experiencia que hemos adquirido con miras a lograr una percepción unificada del reagrupamiento y de su contenido, para que el movimiento obrero pase a una fase de contraataque.
Sobre esta base, el KKE destaca en sus resoluciones y en su actividad como elemento sustancial del reagrupamiento, el fortalecimiento de la actividad sindical organizada.
Esto se expresa con objetivos concretos tales como:
La mejora del grado de organización de la clase obrera aumentando la afiliación a los sindicatos y la búsqueda maneras y formas que faciliten la participación de los trabajadores. Los sindicatos deben abarcar todos los aspectos de la vida de los trabajadores.
El fortalecimiento de la Federación Sindical Mundial a nivel internacional y europeo, el fortalecimiento de las organizaciones sectoriales de la FSM a través de nuevos sindicatos y federaciones, el fortalecimiento de las iniciativas y de la lucha coordinada, la expresión práctica de solidaridad con las luchas de los trabajadores, con los pueblos que luchan contra las intervenciones y las guerras imperialistas.
Esfuerzos sistemáticos para cambiar la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas de clase en cada organización obrera masiva en la base de la empresa, del sector, de la región.
Fortalecimiento de la solidaridad, de la ayuda mutua y del apoyo de clase de las familias obreras y populares, de las y los trabajadores. A lo largo de la historia se ha demostrado que este fortalecimiento, especialmente en cruciales condiciones de crisis, de pobreza masiva, de desempleo, de guerras, puede constituir un elemento clave para poner en acción y agrupar nuevas masas.
Ya es la hora de concentrar fuerzas y luchar contra los grupos empresariales, los capitalistas y sus gobiernos, con un plan y organización que se basarán principalmente en organizaciones sólidas en la clase obrera.
El KKE ha elegido rendir honor a los 100 años de trayectoria heroica de esta manera: ponerse cada vez más fuerte en la clase obrera y su movimiento, fortalecer aún más la solidaridad internacionalista por el reagrupamiento revolucionario del movimiento comunista internacional.
Por el socialismo-comunismo! Hasta la victoria siempre!