Sobre el imperialismo y la situación actual del mundo


Andreas Sorensen, Secretario General del CC del Partido Comunista de Suecia

El desarrollo del mundo el año pasado agudizó las contradicciones inherentes al sistema imperialista y, así, acentuó también la necesidad de un análisis profundizado de los mecanismos que impulsan ese desarrollo.

Para hacerlo, esta presentación se centrará en el análisis presentado por Lenin en su panfleto El imperialismo, fase superior del capitalismo, donde exploró los mecanismos que decidían y deciden el desarrollo del capitalismo internacional. A lo largo del artículo, se discutirán los mecanismos y rasgos que él identificó y se arrojará luz sobre los enfoques problemáticos que adoptan los lectores sobre Lenin.

Un punto de partida teórico

Los principales puntos teóricos, que también se fundamentarán a lo largo del texto, serán expuestos en los siguientes apartados. La base de este análisis es la afirmación simple de que el imperialismo es el capitalismo en su forma moderna. Esta afirmación es bastante simple pero, según avancemos, veremos que alberga mucho más de lo que se ve a simple vista.

En primer lugar, es necesario no separar el capitalismo moderno y el imperialismo. De hecho, el capitalismo existe hoy en su fase final: la fase imperialista, o la fase del capital monopolista. Además de representar la fase en la que han madurado las condiciones para la transición al socialismo, ello implica que el capitalismo ha dejado de caracterizarse por la libre competencia y en su lugar se caracteriza por el capital monopolista. Por ende, no hay ninguna diferencia que hacer entre las naciones capitalistas e imperialistas. De hecho, se hará la argumentación de que pueden utilizarse dos adjetivos de forma intercambiable al referirse al modo de producción contemporáneo.

En el seno de este sistema, todo estado capitalista lucha por subir dentro de la jerarquía que es la competencia capitalista. Representando a su respectiva burguesía, los estados capitalistas lucharán por cuotas de mercado, por materias primas, por rutas de transporte, por distintas ventajas geopolíticas, etc. Naturalmente, esto supone también impedir que cualquier otro estado consiga sus mismos objetivos.

Ello no implica que no existan divisiones dentro de este sistema o entre estos estados; sin embargo, la cuestión es que estas diferencias son cuantitativas, y no cualitativas. Estos estados no difieren en su naturaleza, sino más bien en su fuerza y desarrollo.

Los cinco rasgos de Lenin sobre el imperialismo

Quizás el párrafo más citado de El imperialismo, fase superior del capitalismo es cuando Lenin presenta su breve resumen de las rasgos principales del imperialismo, lo que bien podría haber sido su mayor error.

Sin embargo, el error no es teórico, sino más bien pedagógico, ya que invita a los lectores a contentarse con el resumen y no ir más allá. En cambio, invita a hacer una lectura vaga y, más que prestar atención a su advertencia de que todas las definiciones tienen un «valor condicional y relativo» que «jamás pueden abarcar todas las facetas y relaciones de un fenómeno en su desarrollo completo», ésta se ignora demasiadas veces. [1] Los rasgos, con los cuales la mayoría de lectores están familiarizados, son los siguientes:

1) la concentración de la producción y del capital ha alcanzado un punto tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, decisivos en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la formación, sobre la base de este “capital financiero”, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia excepcional; 4) la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales, que se reparten el mundo; y 5) la culminación del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias capitalistas. [2]

En los casos más extremos, esta vagancia se acumula hasta la asunción de cómo utilizar estos rasgos. Demasiado a menudo se utilizan de manera acrítica como forma de decidir si un país concreto es o no imperialista, algo que presenta toda una variedad de problemas teóricos y científicos.

Cuando uno utiliza a Lenin de esta forma, uno se encuentra necesariamente con varios problemas. Problemas inevitables y que muestran con mucha claridad los atajos científicos de traducir los rasgos principales del imperialismo a criterios que aplicamos a cada país. Desde luego, no todos usan a Lenin así, pero algunas de las cuestiones que se discutirán después son relevantes como crítica de la mayoría de formas en las que se utiliza a Lenin que uno se encuentra hoy.

El primer problema que uno se encuentra es la cuestión de la cuantificación:

1. Al dividir las naciones capitalistas del mundo en capitalistas o imperialistas, uno debe tratar necesariamente con la cuestión de la cuantificación. Por ponerlo de forma simple: ¿en qué momento se convierte una nación capitalista en una imperialista? ¿Cuánto debe concentrarse la producción y el capital? ¿Cómo de desarrollado ha de estar el capital financiero? ¿Cuánto debe de haber crecido el papel de la exportación de capitales en comparación con el de la exportación de mercancías?

El lector atento reconocerá inmediatamente los problemas. Con el fin de decidir si un país es imperialista o capitalista, uno debe cuantificar necesariamente los rasgos. Si no se hace, la decisión de calificarlos de alguna forma se vuelve arbitraria y pierde todo significado científico. Por otro lado, si uno intenta cuantificar los rasgos, solo debe elegir el nivel de concentración, de desarrollo de capital financiero y de exportación de capital en la que un país dado cambia de capitalista a imperialista. ¿Cómo se hace? ¿Dónde encuentra uno estos niveles y cómo los justifica?

Estos problemas no son los únicos que hay al leer así a Lenin. Si uno afirma que hay naciones capitalistas e imperialistas, debe también reconocer que hay diferencias cualitativas entre ellas. Surgen varias preguntas: ¿actúa una nación capitalista de forma distinta a una imperialista? ¿Las razones tras sus acciones son distintas? Si no es así, ¿cuáles son las conquistas analíticas de hacer tal división?

La insistencia en separar naciones capitalistas e imperialistas también implora la pregunta: ¿quién domina las naciones capitalistas? Lenin dejó muy claro que «los cárteles se han convertido en uno de los pilares de la vida económica» en la discusión sobre la concentración de la producción y de capital; la lógica dicta que éste no sería el caso de las naciones capitalistas. [3] Entonces, si los cárteles y los monopolios no constituyen los pilares de la vida económica en las naciones capitalistas, ¿qué lo hace?

Del mismo modo, si el imperialismo es capitalismo monopolista y el capitalismo no imperialista se caracteriza por la libre competencia, sería también lógico asumir que ésta es lo que caracteriza a los estados capitalistas que no han alcanzado aún su fase imperialista. En consecuencia, uno debe alcanzar la conclusión inevitable de que estas naciones son dominadas por la pequeña burguesía, porque desde luego no son estados campesinos u obreros. Como se mostrará más tarde en el texto, esta argumentación no se sostiene, puesto que no hay ninguna nación capitalista que no haya pasado por el proceso de creación de un capital financiero.

Estos problemas analíticos y teóricos no solo aplican a quienes utilizan a Lenin de la forma descrita anteriormente, sino también a quienes insisten en general en la separación de estados capitalistas e imperialistas, independientemente del método.

Si avanzamos, nos encontramos aun con más problemas al utilizar a Lenin así:

2. Al aplicar los rasgos de Lenin a países concretos, surge la pregunta: ¿cómo abordar los dos últimos rasgos? ¿cómo se supone que se debe aplicar a un país concreto “la formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales que se reparte el mundo” y “la culminación del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias capitalistas”?

Para evitar este problema, hay dos caminos principales: uno puede ignorar estos dos rasgos y centrarse en las mencionadas anteriormente o uno puede interpretarlos como la participación de unos monopolios dados en la “formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales” o la participación de un estado dado en el reparto del mundo.

Es obvio que el primer camino lleva a una falsificación total de Lenin y no es más que deshonestidad intelectual: es un callejón sin salida.

El segundo camino es más razonable, pero uno se enfrenta necesariamente a la pregunta: si ésta era la forma en la que Lenin pretendía que se interpretase su análisis, ¿por qué no escribió sin más sobre la participación de países y monopolios en el reparto del mundo?

Ahora llegamos a un punto clave: ésta no es en absoluto la manera en la que Lenin entendía su propio análisis y desde luego que no es la manera en la que quería que otros lo interpretasen. En su lugar, se pueden utilizar como pistas los dos últimos rasgos, al señalar el objeto de análisis; a saber: el sistema capitalista en su fase imperialista.

El sistema capitalista en su fase imperialista

Igual que antes, partiremos de los rasgos que identificó Lenin pero, al revés que en la visión antes presentada, no trataremos sus rasgos como criterios, sino como rasgos; lo que implica entenderlos como procesos que en todo momento impulsan el desarrollo en todo país capitalista. [4]

Por tanto, en lo siguiente, se discutirán las distintas manifestaciones de estos rasgos —o, más bien, procesos— como aparecen en una serie de naciones capitalistas distintas.

La concentración del capital y la producción

Este proceso es el primer objeto de análisis en El imperialismo, fase superior del capitalismo y, desde el inicio, Lenin deja clara su deuda con Marx, escribiendo sobre los economistas burgueses que intentan:

(...) aniquilar las obras de Marx, cuyo análisis teórico e histórico del capitalismo había demostrado que la libre competencia provoca la concentración de la producción, concentración que, en cierta fase de su desarrollo, conduce al monopolio. [5]

En el mismo párrafo, escribe:

Los hechos demuestran que las diferencias entre los diversos países capitalistas, por ejemplo en lo referido al proteccionismo o al librecambio, solamente dan lugar a variaciones insignificantes respecto a la forma de los monopolios o al momento de su aparición, pero que el surgimiento de los monopolios, como resultado de la concentración de la producción, es una ley general y fundamental de la actual fase de desarrollo del capitalismo.

Lo que Marx afirma y Lenin destaca es que esta tendencia existe en todo país capitalista, en todo momento. Las políticas que se aplican en un país capitalista dado en un momento dado no detendrán esta tendencia, como demuestra la realidad. [6]

El 1% más rico de EE.UU. poseía el 31,4% de la riqueza de Estados Unidos en 2020, mientras que el mismo número en India era del 40,5%. Sin embargo, en Gran Bretaña y Francia, el 1% más rico solo poseía en torno al 22-23% de la riqueza total de sus respectivos países en 2020. En Suecia, el 1% más rico poseía el 34,9% de la riqueza; en Nigeria y Sudáfrica, el mismo número era de 44,2% y 40,8% respectivamente. En la cabeza de la liga está Brasil, donde el 1% más rico de la población poseía el 49,6% de toda la riqueza.

Estas cifras dicen mucho, pero al mismo tiempo no muestran la imagen completa. De lo que no hablan es del nivel de desarrollo de cada país y su lugar en la jerarquía capitalista. La concentración de capital en un país dado no dice mucho del carácter de la riqueza, de dónde procede, etc. Por otro lado, es evidente cuán inútiles se vuelven estas cifras cuando uno intenta utilizarlas para decidir si un país es imperialista o no. Utilizándolas así, estas cifras indicarían que, después de Brasil, Nigeria sería el país imperialista más desarrollado del mundo, mientras que Gran Bretaña y Francia estarían en el otro extremo. El planteamiento es muy sencillo: uno no puede usar así las cifras; es más, puede concluir que el capitalismo concentrará la propiedad de capital y producción en todos los países y, como tendencia inherente al capitalismo, desempeña su papel en todo país capitalista.

La fusión del capital bancario y el industrial en el capital financiero

Como antes, Lenin destaca que este proceso está íntimamente conectado al capitalismo como tal. De hecho, comienza su análisis escribiendo lo siguiente:

Ahora vamos a describir cómo las “operaciones” de los monopolios capitalistas, en las condiciones generales de la producción mercantil y de la propiedad privada, conducen inevitablemente al dominio de la oligarquía financiera. [7]

En otras palabras: no se puede imaginar un país capitalista que no desarrolle una oligarquía financiera.

Lo que vemos es el desarrollo del capitalismo a un nivel superior, formando la base de la concentración del capital y la producción, pero también de la exportación de capital, que es el siguiente rasgo a contemplar. Pero primero se examinará a Lenin con la realidad.

Los lectores estarán más o menos familiarizados con la situación de los países occidentales, razón por la que se quiere dirigir el foco a otro país, que habitualmente nunca se menciona en ningún debate sobre el imperialismo y, aun así, está desgarrado entre los dos mayores bloques imperialistas: Ucrania. Servirá como ejemplo, pero por supuesto es posible observar las mismas tendencias en todos los países.

Al examinar la realidad económica de la Ucrania de preguerra, se puede observar con claridad la formación de una oligarquía financiera, concentrada en las manos de pocas personas.

El hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmétov, es el dueño de SCM Holding, uno de los mayores grupos empresariales del país. Conectadas a SCM Holding hay empresas activas en la metalurgia, la energía, las telecomunicaciones, inmobiliarias, bancos y aseguradoras. Dentro del ámbito de SCM, se puede encontrar al Primer Banco Nacional Ucraniano, que era el 9º banco más grande del país en 2018, y la empresa minera y acerera Metinvest, la mayor empresa en Ucrania, capaz de competir a nivel internacional.

Detrás de Ajmétov, encontramos a Viktor Pinchuk; fundador de Interpipe, uno de los líderes en la manufactura de tubos de acero en el mundo. Desde este grupo, se ramificó a varias industrias distintas; el grupo ha estado activo en la aviación, la inversión y las finanzas, el transporte, los medios de comunicación y el sector inmobiliario, por mencionar algunas áreas.

Igual de reveladora es la actividad del grupo Privat, uno de los mayores conglomerados en Ucrania. Los activos del grupo son variados y no se limitan a Ucrania; entre ellos inversiones en acero, metalurgia, petróleo, agricultura, comida, medios de comunicación e industria química. Hasta hace unos pocos años, el grupo también controlaba Privatbank, aunque fue nacionalizado tras una crisis financiera.

Es posible continuar de esta forma, pero el objeto de análisis no es Ucrania per se. En vez de ello, se ha demostrado que la fusión del capital industrial y el bancario en capital financiero sucede en todo país capitalista. También en Ucrania, «las “operaciones” de los monopolios capitalistas conducen inevitablemente al dominio de la oligarquía financiera.»

Por supuesto que esto no implica que el capital financiero ucraniano pueda competir con las oligarquías financieras de los países más desarrollados, pero es irrefutable que los países capitalistas más débiles y menos desarrollados forman oligarquías financieras. Siendo así, es evidente que estamos hablando de diferencias cuantitativas y no cualitativas: en todos los países puede observarse una oligarquía financiera, aunque en distintos niveles de fortaleza.

La exportación de capital en relación a la exportación de mercancías

Al discutir la exportación de capital, es importante señalar que, antes que Lenin, Marx señalaba la misma tendencia. En el tercer volumen de El Capital, escribió lo siguiente:

Por otra parte, los capitales invertidos en las colonias, etc., pueden arrojar cuotas más altas de ganancia en relación con el bajo nivel de desarrollo que en general presenta la cuota de ganancia en los países coloniales y en relación también con el grado de explotación del trabajo que se obtiene allí mediante el empleo de esclavos, coolis, etc. [8]

La base de esta parte del análisis de Marx es que el capital busca las ramas de la industria con mayor tasa de ganancia. El capital solo debe buscar las inversiones más rentables. Lenin repite esta conclusión, aunque utiliza otras palabras:

La necesidad de exportar capital responde al hecho de que, en unos pocos países, el capitalismo ha “sobremadurado” y el capital (debido al atraso de la agricultura y la pobreza de las masas) no puede encontrar campo para la inversión “rentable”. [9]

Las colonias servían bien a las naciones capitalistas a tal efecto y ofrecían mayores oportunidades de inversión, en parte negadas por el atrasado nivel de la agricultura y la pobreza en los países de origen.

No obstante, se debe señalar también que la exportación de capital no es solo una cuestión de exportación de los países más ricos a los más pobres. Mientras la importación de capital hacia Estados Unidos es menor a su exportación de capital solo de forma marginal, [10] y uno puede ver que el principal destino del capital sueco es Estados Unidos. En 2021, EE.UU. absorbió el 18,5% de todo el capital exportado de Suecia, mientras que el resto de países nórdicos sumaban el 18,9% del capital exportado de Suecia. [11]

Sin embargo, esto no refuta ni la opinión de Marx ni la de Lenin. Debemos más bien entender las “inversiones rentables” en un sentido más amplio: se pueden realizar con respecto al acceso a mercados, a la tecnología, a las rutas de transporte, a una mano de obra formada, infraestructura, etc.

Es más, debemos considerar la redacción de Lenin. ¿Qué significa que el capital en “unos pocos países” ha sobremadurado? ¿Significa eso que debemos encontrar estos “pocos países” en nuestra propia época y que siempre habrá “unos pocos países” sobremadurados? Eso sería abandonar el campo del marxismo.

En la época de Lenin, él podía hablar fácilmente de “unos pocos países” ¡porque solo había unos pocos países donde se había desarrollado el capitalismo! Para él sería imposible hablar de capitalismo en África o Asia, puesto que estas áreas eran o colonias o semicolonias. Desde luego había capital en las colonias, pero éste aún no había “sobremadurado”.

Hoy, la situación ha cambiado radicalmente y es posible hablar de capitalismo en grandes partes tanto de África como de Asia. En un giro del destino, ¡el capital indio controla ahora la industria del automóvil en Gran Bretaña!

Todo esto implica que el sistema de exportaciones de capital es mucho más multifacético y entrecruza todo el mundo capitalista. Para acentuar esto, se discutirá brevemente el caso de Lituania. [12]

Lituania es un mercado importante para el capital sueco, con grandes empresas como Ikea, ABB, Tele2, Telia, Sonera, Swedbank y SEB. Muchas de estas inversiones se realizan en las zonas de libre comercio de Klaipeda y Kaunas. Es relativamente fácil extraer la sencilla conclusión de que, debido a los salarios más bajos y a las peores condiciones de trabajo, Lituania ofrece inversiones más rentables para el capital sueco. De hecho, las inversiones realizadas en Lituania sumaron en torno a un quinto del total de inversiones en el extranjero realizadas por empresas suecas en 2016. Detenerse aquí supondría tener un ejemplo clásico de nación oprimida. Sin embargo, eso daría una imagen incompleta de la situación.

Mientras se exporta capital de Suecia a Lituania, se exporta de forma simultánea capital de Lituania a otros países. [13]

En Bielorrusia, se puede encontrar capital lituano en más de 500 empresas bielorrusas, y un legislador lituano afirmó que “a cada segundo un lituano rico hace negocio en Bielorrusia”. Cada año fluyen en torno a 80 millones de dólares americanos de Lituania a Bielorrusia.

Además de Bielorrusia, se han hecho inversiones en Polonia, donde se puede encontrar capital lituano en el sector energético, así como en la venta minorista. También en Ucrania se han realizado inversiones en el sector minorista. En Letonia, el capital lituano fluye en el sector de la construcción, donde se han invertido cientos de millones de euros.

¿Por qué es esto relevante? Porque muestra de forma muy clara la jerarquía que existe dentro del sistema capitalista, lo que a su vez destaca la idea muy problemática de que algunas naciones están oprimidas, mientras que otras están oprimiendo. Al mismo tiempo, los flujos de capital muestran con claridad la fuerza de los distintos países capitalistas y su capacidad de hacer valer su influencia. Llegamos también a una conclusión muy importante en este momento: éste es el desarrollo que se espera del capitalismo.

La exportación de capital influye en el desarrollo del capitalismo en los países de destino, acelerándolo extraordinariamente. Si, debido a ello, dicha exportación puede tender, hasta cierto punto, a ocasionar un estancamiento del desarrollo en los países exportadores, esto sólo puede producirse a través de una mayor extensión y profundización del desarrollo del capitalismo en todo el mundo. [14]

Aunque breve, este párrafo dice mucho. Uno debe reconocer —como hizo Lenin antes de que sucediese— que el capitalismo se ha desarrollado; se ha expandido y ha profundizado sus raíces a lo largo de todo el planeta, lo que implica que no podemos hablar de “unos pocos países”, sino que debemos hablar de un sistema de países capitalistas que luchan dentro de una jerarquía.

El reparto del mundo y la competencia internacional entre los capitalistas

Como se mencionaba con anterioridad, el reparto del mundo está íntimamente ligado a la existencia de colonias:

Dado que ni en Asia ni en América hay tierras no ocupadas, o sea, que no pertenezcan a ningún Estado, hay que ampliar la conclusión de Supan y decir que el rasgo característico del período que nos ocupa es el reparto definitivo del planeta, definitivo no en el sentido de que sea imposible repartirlo de nuevo —al contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables—, sino en el sentido de que la política colonial de los países capitalistas ha completado la conquista de todas las tierras no ocupadas de nuestro planeta. [15]

Es necesario reconocer que el mundo ha cambiado. Ya no existe el colonialismo, más allá de las sobras; el reparto del mundo no puede parecerse al que había en la época de Lenin. El desarrollo no ha retrocedido y el capitalismo se ha expandido, todas las zonas del mundo siguen ocupadas, no como colonias, sino como actores independientes en una fase capitalista. Solo tenemos muchos más actores rivalizando por un lugar en el sol.

En Latinoamérica, Chile, Brasil y México han surgido como potencias regionales; en África, Sudáfrica, Nigeria y Egipto pelean por la influencia regional; en Oriente Medio, Turquía, Arabia Saudí e Irán se han enfrentado tanto en Siria como en Yemen; en Asia hay potencias fuertes, capaces de competir a nivel mundial, que desafían el viejo orden; tanto en Europa como en Asia, Rusia está revirtiendo su política, anteriormente defensiva con respecto al bloque euroatlántico, para satisfacer mejor las aspiraciones de la burguesía rusa y enfrentar la expansión del imperialismo euroatlántico.

También hay muchos agentes más pequeños que ligan su suerte a sus contrapartes más grandes. El capital sueco se acerca cada vez más al capital estadounidense y alemán; el capital kazajo se columpia entre el imperialismo occidental y el oriental; países como Hungría son miembros de una alianza imperialista pero siguen sin ser capaces ni estar completamente interesados en cortar lazos con Rusia, uno de los principales competidores imperialistas de la UE.

Esta realidad conforma la base de la competencia entre los capitalistas y sus respectivos países. No podemos hablar de reparto y de nuevos repartos del mundo de la misma forma que lo hacía Lenin; debemos más bien hablar de competencia dentro de la jerarquía imperialista.

Dentro de esta jerarquía, que constituye el sistema capitalista en su fase imperialista, actúan todas las naciones capitalistas; forman alianzas entre sí basándose en sus intereses comunes pero, ya que el capitalismo se desarrolla de forma desigual, surgen las contradicciones intraimperialistas y sus alianzas se vuelven inherentemente frágiles y se reorganizan de manera inevitable. En otras palabras, la existencia de alianzas imperialistas, como la UE o la OTAN, no son eternas ni inmutables.

Esto no significa que los países más fuertes no ejerzan influencia o impacto sobre los más débiles, basándose en su posición en el sistema imperialista. Sin embargo, no es una cuestión de mera subordinación, sino que refleja más bien la alineación de los más débiles con los más fuertes para acomodar mejor los intereses de sus burguesías respectivas. En esta línea, mantenemos que la membresía de Suecia en la OTAN no es una cuestión de ocupación o subyugación forzosa, sino que está en línea con los intereses de la burguesía sueca, que necesita actuar con mayor fuerza en un mundo caracterizado por contradicciones que se agudizan.

¿Qué haría Lenin?

En el texto se ha argumentado que, en vez de separar naciones capitalistas e imperialistas, uno debe ver el sistema como imperialista, sin diferenciar entre naciones capitalistas e imperialistas. Para fundamentar aún más esta afirmación, es útil mirar cómo el propio Lenin veía a la Rusia zarista.

En El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin toca el tema de Rusia varias veces, lo que nos da una idea muy clara de cómo veía tanto Rusia como el imperialismo. En su capítulo de las oligarquías financieras, habla sobre los bancos rusos y deja claro que su tamaño no se acerca al de los bancos occidentales, especialmente cuando consideramos el hecho de que un cuarto de sus activos, relativamente modestos, eran “nacionales”, siendo el resto extranjeros:

Según estas cifras, de aproximadamente 4.000 millones de rublos que constituyen el capital “activo” de los grandes bancos, más de tres cuartas partes, más de 3.000 millones, corresponden a bancos que, en realidad, son filiales de bancos extranjeros. [16]

En el sexto capítulo de El imperialismo, fase superior del capitalismo, escribe que Rusia es «(...) el país más atrasado desde el punto de vista económico, donde el imperialismo capitalista moderno está enmarañado, por así decirlo, en una red particularmente densa de relaciones precapitalistas.» [17] Esto plantea desde luego un análisis interesante, además de contradictorio a primera vista: ¿qué hacer con una nación donde dominan las relaciones precapitalistas y cuyos bancos están dominados por el capital extranjero?

Él mismo nos da la respuesta. En su texto Balance de la discusión sobre la autodeterminación, el cual escribió aproximadamente en el mismo momento en el que escribió El imperialismo, fase superior del capitalismo, escribe sobre cómo «(...) Rusia ha batido también durante la paz el récord mundial de opresión de las naciones sobre la base de un imperialismo mucho más brutal, medieval, atrasado económicamente, burocrático y militar.» [18]

No hay duda de que si emergiese hoy un país como este muchos dudarían en llamarlo imperialista, citando al mismísimo Lenin y sus rasgos. Se abandonarían categorías como capitalista o precapitalista, quizás semicolonial u oprimido. Todos ellos en cambio abrirían la puerta a conclusiones catastróficas, como la asunción de que un país como este podría ser antiimperialista. Por desgracia, este análisis profundamente oportunista y antisocialista ha encontrado su camino en el movimiento comunista. Si Lenin y los bolcheviques se hubiesen embarcado en esa ruta, es razonable asumir que habrían acabado en el lado erróneo de la historia y nunca hubiera sucedido el acontecimiento más importante de la historia del mundo.

Es obvio que el propio Lenin nunca intentó diferenciar entre naciones capitalistas e imperialistas basándose en su propio análisis. En todo caso, uno debe asumir que si hubiese pretendido que su análisis se hubiese utilizado de tal forma, habría presentado de hecho tal análisis.

Conclusiones

Con este texto se han destacado algunas de las dificultades teóricas y analíticas que surgen cuando uno trata de aplicar a Lenin de la forma anteriormente descrita. Surgen varios problemas, para los cuales no hay respuestas: ¿qué clase detenta el poder en qué país? ¿En qué momento una nación capitalista se convierte en una imperialista? ¿Dónde están las conquistas analíticas de hacer tal distinción?

Como se menciona al principio del texto, este camino es un callejón sin salida teórico y político. En su lugar, uno debe remarcar la importancia de ver las dinámicas dentro del sistema; lo que se quiere decir con ello es que se vea el mundo como es, que se vea su complejidad. Es evidente que el capitalismo ha evolucionado, que ha atraído a casi todo el mundo a su esfera y creado una burguesía nacional en muchos países que antes carecían de ella, lo que ha agudizado y complicado la competencia. El capitalismo se ha alejado del reparto del mundo que planteaba Lenin, lo que acentúa la necesidad de utilizar su método, no interpretar cada palabra que escribió como si se tratara de las sagradas escrituras.

Cada país actúa según los mismos principios —en resumen, posicionar mejor a sus propios monopolios en la lucha internacional, así como garantizar el máximo beneficio tanto a largo como a corto plazo— y, a este respecto, no hay diferencia cualitativa entre la nación capitalista más débil y la más fuerte, lo cual hace superflua la división entre naciones capitalistas e imperialistas que sirve para nublar los engranajes del sistema capitalista.

Esto es especialmente peligroso en un momento en el que se agudizan las contradicciones internacionales, puesto que ha hecho que demasiados comunistas se hayan puesto del lado de un capitalista frente a otro, abandonando toda pretensión de internacionalismo proletario. Situarse en el lado del capitalista más débil contra el capitalista más fuerte es permitirse a sí mismo ser capturado en un bucle sin fin, puesto que siempre habrá capitalistas más débiles y más fuertes. La meta de los partidos comunistas debe ser conformar en su lugar una posición proletaria, completamente ajena a cualquier influencia burguesa y capitalista.


[1] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch07.htm

[2] ibídem

[3] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch01.htm

[4] El quinto y último rasgo de Lenin —el reparto territorial del mundo entre las grandes potencias— está íntimamente ligado a la existencia de colonias y debe por tanto tratarse con cautela; las colonias ya no son características del capitalismo y el reparto del mundo ha adoptado otras expresiones. En este contexto, se utiliza con frecuencia el término neocolonialismo, que encuentro problemático puesto que oculta el desarrollo de una burguesía nacional en muchas antiguas colonias. El reparto del mundo contemporáneo entre los estados capitalistas es un proceso mucho más complejo, como la competencia económica; que hoy lleva a cabo una multitud de naciones capitalistas y no solo un puñado, como en la época de Lenin. Por lo tanto, no es útil debatir sobre ello en términos de neocolonialismo o de naciones oprimidas y opresoras.

[5] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch01.htm

[6] Se toman las cifras del Informe sobre Riqueza Mundial 2021, que publica Credit Suisse https://www.credit-suisse.com/about-us/en/reports-research/global-wealth-report.html

[7] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch03.htm

[8] https://www.marxists.org/archive/marx/works/1894-c3/ch14.htm

[9] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch04.htm

[10] https://www.bea.gov/data/intl-trade-investment/direct-investment-country-and-industry

[11] https://www.kommerskollegium.se/handelsstatistik/direktinvesteringar/

[12] https://kommunistische.org/diskussion/zur-frage-des-imperialismus-on-the-question-of-imperialism/ En este link se pueden encontrar las fuentes para las siguientes afirmaciones.

[13] Debemos tener cuidado aquí: la siguiente información es de antes de la guerra imperialista en Ucrania y puede no reflejar con precisión la situación actual. Aun así, sirve como ejemplo e incluso aunque haya partes desactualizadas sigue demostrando lo que estoy afirmando.

[14] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch04.htm

[15] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch06.htm

[16] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch03.htm

[17] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/ch06.htm

[18] https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/jul/x01.htm