Por la verdad histórica y reflexión verdadera de acontecimientos de la época


Sergey Hristolubov

1. Sobre la lucha de los comunistas de Letonia contra la dictadura fascista de K. Ulmanis.

En la historia de la Letonia burguesa de los años anteriores a la guerra, pueden destacarse dos períodos notablemente diferentes: el período de la república burguesa parlamentaria y los siguentes años de la dictadura fascista. Estos períodos se separan por una fecha que, hasta el momento, no ha sido valorada uniformemente por la sociedad letona – el 15 de mayo de 1934.

Sin embargo, permanece el hecho histórico de la noche del 15 al 16 de mayo de 1934, cuando, del scenario de la vida política de la Letonia burguesa, desaparecieron el parlamento (Saeima), las entidades elegidas del poder local y todos los partidos políticos, y la política del interior y exterior del estado pasó a ser eterminada unipersonalmente por el “caudillo” y “dueño de la tierra”, como lo habían denominadao con lisonja en su círculo cercano, el “ministro presidente” y ministro de asuntos exteriores de la República de Letonia, Kārlis Ulmanis. Pero este no había mantenido por largo tiempo solamente el título de jefe de gobierno. El 12 de marzo de 1936, basándose sobre una resolución absolutamente inconstitucional del gabinete de ministros adoptada posterior al término de los poderes del presidente del estado, Alberts Kviesis, Ulmanis también usurpó dicha posición.

El gobierno de Kārlis Ulmanis comenzó su actividad con detenciones en masa de los comunistas que habían advertido reiteradamente sobre la posibilidad de un golpe fascista. En el llamado ilegal editado por el Partido Comunista, en abril de 1934, dedicado a la celebración del 1ro de Mayo, se afirmaba: “En Letonia, se ha creado el gobierno de Ulmanis. Es un gobierno del fascismo, de la guerra y traición del pueblo. La burguesía ha echado a este personaje, en la balanza de las pesas, para que el mismo salve a los fabricantes y grandes propietarios, maltratando a los obreros, campesinos trabajadores y desempleados de Letonia”.

De todos los partidos prohibidos después del golpe fascista, tan solo una parte de los militantes del partido social demócrata, al comprender la necesidad de rechazar la ideología reformista, continuó la actividad política, al fundar el Partido ilegal Socialista Obrero Campesino de Letonia. En noviembre de 1934, el Partido Comunista concluyó con dicho partido un acuerdo de creación del frente unido antifascista, y, en 1936, consiguió unir la unión de jóvenes comunistas y la juventud socialista, en la Unión de la juventud trabajadora de Letonia. De esta manera, se superó considerablemente la división de la clase obrera de Letonia. Las fuerzas antifascistas se consolidaban, el frente popular antifascista se formaba alrededor de los comunistas.

La represión y el terror de la dictadura fascista, el decaimiento económico que aumentaba bruscamente con el comienzo de la segunda guerra mundial, los cierres de empresas y el crecimiento del paro, el desplazamiento forzado de habitantes de pueblos y ciudades para trabajar en el campo avivaron las llamas de la lucha revolucionaria. A finales de la primavera del año 1940, en Letonia, la situación revolucionaria se había madurado por completo, y el Partido Comunista hacía todo lo posible para transformarla en una revolución socialista.

2. Sobre los acontecimientos de los años 1939 – 1940, antecedentes de la incorporación de Letonia en la URSS.

La victoria del poder Soviético, en Letonia, en verano de 1940, fue un resumen legítimo que terminó la lucha revolucionaria del proletariado letón que venía desarrollándose por casi medio siglo. Con la revolución socialista de 1940, en la historia de Letonia, concluyó el período de lucha revolucionaria y comenzó la construcción socialista que tuvo lugar en una familia de hermanos pueblos Soviéticos. Es con el año 1940 que comparamos los logros económicos, sociales y culturales de la Letonia Soviética.

Sin embargo, los acontecimientos del año 1940 han sido, desde hace ya 70 años, objeto de una aguda lucha ideológica. Las fuerzas imperialistas siguen avivando la llamada “Cuestión del Báltico”, insisten en tratar de poner en duda la legalidad del restablecimiento del poder Soviético, los acontecimientos del verano de 1940 se presentan como una “ocupación de Letonia” y una “inclusión” forzada de la misma en la Unión Soviética.

Los historiadores de Letonia del período Soviético ya habían realizado un gran trabajo de estudio de dichos acontecimientos para recobrar la verdad histórica. Sin embargo, la insistencia y el carácter sofisticado de la propaganda enemiga hacen necesario que estos esfuerzos continúen.

Hablando sobre los acontecimientos de 1940, en Letonia, es justo recordar las palabras de V. Lenin pronunciadas en el año 1918, durante la Conferencia Provincial de Comités de fábricas de Moscú: “Las revoluciones no se hacen por encargo, no se adjudican a un momento u otro, sino se maduran en el proceso de desarrollo histórico y se estallan en el momento determinado por el conjunto de toda una serie de causas internas y externas”. [1]

La situación revolucionaria, en Letonia, surgió en septiembre de 1939 junto con el comienzo de la Segunda guerra mundial que creó fenómenos completamente nuevos, en la vida económica de Letonia. La economía se encontraba en una total dependencia de las grandes potencias capitalistas de Europa. El intercambio comercial tan solo con Inglaterra y Alemania (que resultaron estar en un estado de guerra entre ambas) era un 70% del total general. También hay que notar que el 90% del comercio exterior de Letonia se realizaba por la vía marítima. La crisis de las navieras causó una crisis de materia prima y carburantes, las cuales, a su vez, asestaron un golpe demoledor a la industria de Letonia. En junio de 1940, ya cada quinto obrero de Letonia no tenía trabajo.

A finales de 1939 – comienzos de 1940, el régimen de Ulmanis también sufría una profunda crisis interna. Por fuera, ello se revelaba en forma de una lucha por restablecer la constitución, o sea por regresar al régimen parlamentario. Ulmanis no quería ni oír de eso. Pero no menos importante que la situación interna del país fueron los factores de política exterior y la situación internacional, en vísperas de la revolución socialista en Letonia. Los mismos influyeron considerablemente en la vida interna de Letonia, las inclinaciones de los habitantes etc..

Letonia tuvo que contar con la posibilidad de una invasión hitleriana. Únicamente el Pacto Soviético-Letón de ayuda mutua firmado en Moscú el 5 de octubre de 1939 eliminó esta tensión. Según el pacto, Letonia ofrecía a la Unión Soviética el derecho a crear bases navales, en Liepāja y Ventspils, así como varios aeródromos, en Kurzeme. Las bases militares Soviéticas estaban orientadas contra la Alemania de Hitler y defendían la seguridad, tanto la de la URSS, como la de Letonia. Ambas partes del acuerdo se obligaban no incorporarse en ningún tipo de uniones, ni participar en coaliciones dirigidas contra una de las partes.

El 18 de octubre de 1939, se firmó el Convenio comercial Soviético-Letón, que se proponía triplicar el intercambio comercial entre ambos estados. Pero, al concluir el convenio con la URSS y verbalmente apoyándolo en todo momento, la panda fascista de Ulmanis, a partir de los primeros días posteriores a la firma del convenio, comenzó a sabotearlo y a preparar el país y el ejército ...para una guerra contra la URSS.

El gobierno de Ulmanis, a espaldas de la URSS, intensificó los contactos militares con Estonia y Lituania, efectuaba una reforzada ideologización del ejército, policía etc.. La jefatura del ejército de Letonia elaboró el plan de guerra contra la Unión Soviética (la llamada “proposición de movilización No.5”). Estos planes fueron revelados parcialmente por el mismo Ulmanis, hablando por la radio el 10 de febrero de 1940.

Los traslados y lugares de paradas de las unidades militares Soviéticas, los aeródromos, los buques de guerra, a partir del momento de aparición en Letonia, se encontraban bajo una minuciosa observación. Cerca de las guarniciones Soviéticas, en Liepāja y Ventspils, se desarrollaron actividades intensas de los servicios de inteligencia ingleses, alemanes y japoneses. El gobierno de la URSS fue bien informado sobre estos planes antisoviéticos.

El 16 de junio de 1940, el gobierno Soviético entregó al embajador de Letonia en Moscú, Fricis Kociņš, una nota, en la cual se señalaban las infracciones del pacto de ayuda mutua cometidas, y se presentaba una demanda de establecer un gobierno que cumpliera honestamente las condiciones del pacto. El gobierno de Letonia, el 16 de junio de 1940, decidió aceptar la nota soviética. Al final de la reunión, 6 ministros (los demás se encontraban en Daugavpils, en la fiesta de la canción de Latgale) presentaron su dimisión. Al día siguiente, el 17 de junio de 1940, el gobierno de Ulmanis dimitió en su totalidad.

El 17 de junio de 1940, unidades del Ejército Rojo, desde el sur (del lado de Lituania) y el este entraron en el territorio de Letonia. Entraron como un factor de paz y seguridad, sin un tiro disparado, y ningún brazo se levantó en contra los combatientes del Ejército Rojo. El Ejército Rojo no se entrometía en los asuntos internos, no obstante su presencia sin duda tuvo influencia en los acontecimientos ulteriores. La burguesía de Letonia no se atrevía a desplegar el terror sangriento en contra del movimiento obrero de Letonia, a aplastar las fuerzas revolucionarias.

Los días 17 – 20 de junio de 1940, fueron días de agonía del régimen de Ulmanis, cuando la clase obrera de Letonia se levantó para derrocar la dictadura fascista. Las manifestaciones organizadas por los comunistas de Letonia tuvieron lugar en muchos sitios, el régimen de Ulmanis comenzó a derrumbarse. En estas circunstancias, Ulmanis, el 20 de junio, declaró que estaba creado un nuevo gobierno dirigido por Аugusts Kirhenšteins. En su composición, no habían comunistas de Letonia. La mayoría de los mismos estaba en las cárceles. Al concluir acuerdos y convenios con las autoridades de Letonia, la parte Soviética no exigía liberar activistas del Partido Comunista ni su participación obligatoria en el nuevo gobierno.

Al mismo tiempo, la dirección política del gobierno se realizaba por el Partido Comunista de Letonia. Las demandas del PCL, transmitidas al nuevo gobierno de Letonia, durante la manifestación del 21 de junio de 1940, fueron el programa de acción del gobierno. En las condiciones específicas del verano de 1940, el Gobierno Popular de Letonia materializó las tareas de la dictadura del proletariado.

La revolución socialista del año 1940, en Letonia, siendo parte inseparable del proceso revolucionario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, tenía también sus particularidades.

En primer lugar, fue una revolución socialista pacífica, que venció sin una guerra civil, sin resistencia activa por parte de la burguesía. En la historia de Europa, es un fenómeno extremadamente raro, hasta único.

En segundo lugar, dicha revolución, teniendo un carácter socialista, simultáneamente fue también una revolución antifascista, ya que resultó derrocando una dictadura fascista y se tomaron muchas medidas para liquidar los institutos del régimen anterior y destruir el viejo aparato estatal.

Es por eso que en las primeras etapas de la revolución se realizaron actividades de carácter democrático.

Como uno de los acontecimientos centrales de la revolución de 1940 deben considerarse las elecciones de la Saeima Popular de Letonia, ocurridas los 14 y 15 de julio de 1940. En las elecciones, participaron 1 181 323 electores, desde la edad de 21 años (94,8%), y por los candidatos del Bloque del Pueblo Trabajador de Letonia se entregaron 1 155 807 votos, o 97,8%. 25 516 votaron en contra.

¿Fueron libres estas elecciones? A esto hay que contestar afirmativamente, ya que nadie obligaba a los electores a acudir a las urnas de sufragio, más aún que no había semejante aparato que pudiera hacerlo. No habían listados de los electores, se podía votar en cualquier colegio electoral y en cualquier distrito electoral, imprimiendo una nota de participación en las elecciones, en el pasaporte.

¿Son verídicos los resultados de las elecciones? Sí, se lo puede comprobar en la documentación de todos los colegios y subcolegios electorales que se conservan en los archivos. Sin embargo, la pura documentación no es capaz de reflejar los resultados verdaderos. En los colegios y subcolegios electorales, los votos fueron calculados no solamente por los comunistas y personas simpatizantes, pero también lo hicieron funcionarios del antiguo aparto estatal y representantes de los círculos burgueses. Y se calcularon por centenares. ¿Dónde están las revelaciones de la “falsificación de las elecciones” que podrían hacer estas personas? No existen.

En los años 1940 – 1941, en la RSS de Letonia, se realizaron cambios socioeconómicos profundos en todos los ámbitos de la vida, comenzó la época de la construcción socialista. Este proceso pacífico fue interrumpido por el ataque de la Alemania hitleriana a nuestro país, el 22 de junio de 1941.

3. Маniobras de agentes hitlerianos en Letonia antes del año 1940. Sobre el régimen de ocupación, en el territorio de Letonia, y el apoyo del mismo por los colaboracionistas locales.

Ya en el período de preparación para la guerra contra la Unión Soviética, la inteligencia de la Alemania fascista ampliamente utilizó a nacionalistas burgueses letones con fines de espionaje. Se crearon especialmente propicias condiciones para ello, por más sorprendente que sea, debido al carácter rápido y sin derramamientos de sangre de la revolución socialista en Letonia. El poder Soviético demostró ser magnánimo en su actitud con el enemigo derrotado. Por ello, no habían detenciones de los dueños del poder, ni tampoco juicios de tribunales contra ellos. Por más que muchos obreros en reiteradas ocasiones manifestaron su descontento por semejante perdón general, una especie de amnistía general para los dirigentes de la dictadura fascista y sus secuaces. Solamente cuando la burguesía comenzó a crear su propia clandestinidad, uniendo fuerzas para una lucha armada, el Poder Soviético no tuvo otra opción que no sea hacer responder a los contrarrevolucionarios.

Casi todos los grupos clandestinos nacionalistas burgueses, que habían comenzado a surgir en el invierno del año 1940/41 reuniendo en sus filas principalmente a antiguos aizsargi, policías, parte de la oficialidad del ejército burgués, campesinos ricos y antiguos funcionarios del aparato estatal de Ulmanis, estaban relacionados con los órganos de inteligencia hitlerianos directa o indirectamente.

La clandestinidad antisoviética de Letonia desesperadamente buscó (y encontró) lazos con los servicios de inteligencia del “Tercer Reich”, recolectando datos secretos para ellos. De esta manera, agrupaciones extremistas de la burguesía letona poco a poco comenzaron a transformarse en un aparato auxiliar de los servicios especiales de la Alemania hitleriana, en su “Quinta Columna”. Y eso era ya un peligro extraordinario para el Estado Soviético, para la seguridad de sus fronteras.

En estas circunstancias ninguna autoridad no estuviera sentada con los brazos cruzados. Tampoco el Poder Soviético se mantuvo en el papel de un observador pasivo. En total, antes del comienzo de la guerra, se logró eliminar cuatro centros residentes de la inteligencia alemana estrechamente ligados con organizaciones y grupos anticomunistas locales.

En estas extraordinarias circunstancias, el Gobierno Soviético se decidió a emprender medidas extraordinarias. El 14 de junio de 1941, a regiones alejadas de la URSS fueron trasladadas 5520 familias de los ciudadanos de la RSS de Letonia – en total, 9926 personas. Simultáneamente fueron detenidas 455 personas. En total general, esta acción asimismo tocó a 14 476 personas.

Fue una medida forzada, provocada antes que todo por la necesidad de garantizar la capacidad defensiva de Letonia y de toda la URSS, medida que no es exclusiva en la práctica internacional. Más tarde, en los años de ocupación, también los servicios especiales de la Alemania hitleriana tuvieron que reconocerlo. Así, en el resumen de la policía de seguridad y SD de Letonia, compuesto en diciembre de 1942, se señala que el aislamiento (detención y traslado) de alrededor de 5000 personas relacionadas con los agentes alemanes, causó grandes estragos a la clandestinidad nacionalista burguesa.

La guerra llegó al territorio de Letonia a las 4 de la mañana del 22 de junio de 1941, cuando el grupo de ejércitos “Nord” y los buques de la marina de guerra alemana asestaron los golpes en tierra y desde el aire. El primer golpe fue dirigido contra Liepāja – base de la Flota de la Bandera Roja del Báltico.

Por la mañana del 29 de junio, comenzaron los combates por Riga. No obstante le heroica resistencia a la ofensiva masiva de los hitlerianos, a la vista del peligro real de un cerco los defensores de la ciudad se vieron obligados a abandonar la capital de Letonia.

El gobierno de la república y el CC del PC(b)L, al evacuarse el 27 de junio de Riga, renovaron su trabajo en Valka. Pero, ya en la noche del 4 al 5 de julio, de acuerdo con la orden de la jefatura del Frente Noroeste, las tropas Soviéticas, así como los órganos dirigentes de la RSS de Letonia abandonaron Valka. El territorio de la república se encontraba en el poder de los ocupantes fascistas alemanes.

Para apoyar el régimen de ocupación, en Letonia, la jefatura alemana creó los órganos especiales del poder local. En su composición, se incorporaron antiguos funcionarios estatales, una serie de personalidades sociales que expresaban los intereses de la burguesía nacional. Los partidarios del régimen de ocupación, junto con los fascistas, activamente participaron en la represión masiva contra los habitantes pacíficos. Durante los años de ocupación hitleriana, en general, en el territorio de Letonia, fueron asesinados cerca de 150 mil de habitantes pacíficos, incluyendo a más de 75 mil judíos. Alrededor de 50 mil personas fueron apresados en los cárceles y campos de concentración, más de 280 mil – fueron trasladados a los trabajos forzados en Alemania o emigraron. En total, durante los años de la guerra, la población de Letonia disminuyó por casi 450 mil personas.

En febrero de 1943, Hitler expidió la orden para formar la Legión de voluntarios Letones en el marco de la formación de tropas Alemanas Waffen SS. Las subunidades de dicha Legión no solo participaron en los combates contra el Ejército Rojo, sino también lo hicieron en las expediciones punitivas contra la población pacífica, en los territorios ocupados por las tropas fascistas.

La guerra demostró que la sociedad de Letonia todavía no había logrado la unidad de opiniones acerca de la perspectiva de desarrollo de la república, que había todavía partidarios del regreso al pasado burgués, incluyendo los partidarios de la resistencia armada que continuó hasta la mitad de los años 50. Al mismo tiempo, la práctica de la vida real comprobaba que la mayoría de la población de Letonia había hecho una elección a favor del socialismo.

4. Sobre el movimiento partisano en Letonia y acciones de combate de las unidades letonas del Ejército Rojo, en el curso de la liberación de la república.

La lucha clandestina de los soviéticos, en la retaguardia de los invasores fascistas alemanes es una viva página del archivo histórico de la Gran Guerra Patria. La iluminación de la historia delmovimiento clandestino antifascista en el territorio temporalmente ocupado de la RSS de Letonia, la cual, solamente un año antes del comienzo de la guerra, iniciaba el camino del desarrollo socialista en composición de la URSS, tiene un significado importante porque el movimiento partisano en Letonia, por las condiciones sociopolíticas específicas se hizo masivo solamente al final de 1943 – comienzo de 1944. Durante los primeros dos años y medio de la ocupación hitleriana, o sea a partir de julio de 1941 y hasta el comienzo de 1944, los ánimos de la masa básica de los trabajadores de Letonia (antes de la llegada de los invasores, solamente 2 – 2,5% de los habitantes de la RSS de Letonia habían logrado desplazarse hacia el interior de la Unión Soviética) se expresaban en la lucha clandestina antifascista. Evaluando el papel de este movimiento en la lucha común del pueblo letón, en la retaguardia del enemigo, no hay que olvidar que, durante los dos primeros años de la ocupación, en Letonia, no se había logrado crear Comités clandestinos del Partido Comunista (tan solo en Riga, en otoño de 1942, existía una organización clandestina del partido). Los comités clandestinos regionales y distritales del PC(b) de Letonia que operaban en los años 1943 – 1944 realizaban dirección solamente de organizaciones básicas del Partido en brigadas y destacamentos de los partisanos. Una de las causas de esta situación consistía en el hecho de que, en la joven república Soviética, posterior al período de veinte años de la dictadura de la burguesía, la organización del Partido era todavía relativamente poco numerosa. En las filas del Partido Comunista de Letonia (sin contar a los comunistas que estaban en las unidades militares del territorio de la RSS de Letonia) para el 1 de junio de 1941 se encontraban tan solo 5057 personas (3059 militantes del Partido y 1998 candidatos a militantes del Partido). (Cantidad de habitantes en 1940 – 1 886 000 personas). En el territorio de Letonia ocupado por el enemigo se quedaban 400 comunistas, pero, ya en las primeras semanas de la ocupación, la aplastante mayoría de los mismos fueron detenidos y fusilados.

En las condiciones creadas, el CC del PC(b) de Letonia, así como su Grupo Operativo y comités clandestinos del Partido, en sus actividades sobre el territorio temporalmente ocupado de la república, pudieron apoyarse principalmente en las organizaciones y los grupos clandestinos que eran antifascistas en forma y comunistas en contenido, en su orientación de clase. Exactamente por ello es que los historiadores reaccionarios y emigrante burgueses letones en el Oeste intentan falsificar la historia de la lucha antifascista, emprendida por el pueblo letón y en especial, su vanguardia – la clase obrera – dirigido por el Partido Comunista de Letonia contra los ocupantes hitlerianos y sus secuaces – los nacionalistas burgueses letones. Los mentirosos burgueses de la historia literalmente se saltan del pellejo, tratando de persuadir al mundo de que, en Letonia, la lucha contra los ocupantes hitlerianos no tuvo nada que ver con la lucha por el poder Soviético..

El 1 de marzo de 1942, el Buró del CC del PC(b)L tomó la decisión de preparar y enviar al territorio de la Letonia ocupada a dirigentes del movimiento partisano y de la clandestinidad del Partido. Apoyados por el CC del PC(b)U y el Gobierno Soviético se entrenaron, se armaron y trasladaron a través de la línea del frente alrededor de 700 voluntarios integrados en varios destacamentos y grupos.

En 1944, el movimiento partisano se extendió casi en toda la Letonia. Se crearon 24 destacamentos partisanos, 33 subdestacamentos, numerosos pelotones y grupos independientes. En total, cerca de 20 mil personas participaron en el movimiento partisano de Letonia. Los hitlerianos enviaron contra las bases guerrilleras más de 100 expediciones punitivas, sometieron a la represión a miles de simpatizantes de los partisanos, no obstante fueron incapaces de detener el movimiento partisano que iba en aumento.

La liberación del territorio de Letonia de las tropas de los ocupantes hitlerianos duró 10 meses, desde julio de 1944 y hasta mayo de 1945. En estos combates, en diferente tiempo, participaron 19 ejércitos, en cuyas filas combatieron guerreros de diferentes nacionalidades étnicas. Cerca de 150 mil combatientes Soviéticos perecieron en combates, en la tierra de Letonia, 320 combatientes recibieron el título de Héroe de la Unión Soviética.

En la liberación de la RSS de Letonia, también participaron formaciones militares letonas – 130mo Cuerpo de Fusileros Letones, 1er Destacamento de Aviación Letón, destacamentos partisanos de Letonia.

El 18 de julio de 1944, subunidades de la 43ra División de la Guardia pasaron la frontera de la RSS de Letonia y ocuparon el primer poblado del territorio de la república – Šķaune. Después, el Cuerpo Letón participó activamente en las operaciones de Rēzekne-Daugavpils, Krustpils, Madona y Riga.

El 16 de octubre de 1944, unidades del 130mo Cuerpo de Fusileros Letones entraron en Riga liberada, saludados cálidamente por los habitantes.

El 9 de mayo de 1945, en el sitio de Plani (al lado del río Imula) unidades de la 43ra División de los Fusileros Letones de la Guardia aceptaron la capitulación de las tropas fascistas (24aDivisión de Infantería y parte de subunidades de la 19a División de la Legión Letona SS).

En los años de la guerra, la cantidad de la población de la RSS de Letonia disminuyó por 450 mil personas (casi en 24%), de ellos hasta 280 mil letones aparecieron en el extranjero. En la lucha contra los invasores alemanes fascistas, perecieron hasta 100 mil habitantes pacíficos de Letonia. La economía nacional tuvo enormes pérdidas.

La historia de la Gran Guerra Patria demuestra obviamente que el pueblo letón no hubiera podido liberarse del yugo hitleriano, superar la máquina militar gigante de la Alemania fascista solamente con sus propias fuerzas. La victoria en la guerra enseña: la fuerza inquebrantable del pueblo letón está en su dedicación a la comunidad de los pueblos Soviéticos, con los cuales el mismo defendió la libertad, la cultura nacional, la posibilidad de desarrollo multifacético de economía y cultura.

Es en especial deplorable ahora, en el 65to aniversario de la Victoria del pueblo Soviético en la Gran Guerra Patria, observar una insistente tendencia de las fuerzas políticas que están en el poder en Letonia, aunque sea con duras penas, “lavar” y justificar el fascismo y su ideología misantrópica. El permiso dado a las manifestaciones pro fascistas en Riga y otras ciudades de la república, destinación de recursos del presupuesto nacional para el mantenimiento de las tumbas de matachines de la legión fascista de “Waffen-SS” y ausencia absoluta de financiamiento destinado a renovar y cuidar los lugares de sepelio masivo de los combatientes del Ejército Rojo; la miserable existencia de los veteranos de la Gran Guerra Patria-antifascistas y constante aumento de las pensiones y ventajas para los llamados partisanos nacionales – participantes de formaciones de bandidos de posguerra que lucharon contra el legítimo poder soviético aun después de la guerra – es también testimonio del apoyo prestado a los antiguos fascistas a nivel del estado de Letonia.

Detrás de todo esto, no es difícil descubrir el deseo de las fuerzas nacionalistas de la república para dar una nueva evaluación a la historia de la Segunda guerra mundial, diferente de la ya formulada y formada en el mundo. Todo esto ocurre en las condiciones actuales, cuando el mundo entero, encabezado por Rusia y los países de la coalición anti hitleriana acaban de celebrar el 65to aniversario de la Victoria sobre la Alemania fascista.

El Partido Socialista de Letonia ha categóricamente condenado y condena todo intento, bajo cualquier pretexto, de blanquear y justificar el fascismo, rebajar la hazaña de los vencedores de la Gran Guerra Patria. Como un desafío más por parte de los revanchistas, al cual se debe dignamente responder, percibimos la sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hecha pública el 17 de mayo, en el caso del partisano rojo Vasíliy Macárovich Kónonov. La lucha continúa.


[1] V.I. Lenin, Obras Selectas, T. 36 p. 531