Los pretextos de justificación de la guerra imperialista son una cortina de humo a los ojos del pueblo


Eliseos Vagenas, Miembro del CC del KKE y jefe de la Sección de Relaciones Internacionales

Introducción

Desde el principio, el KKE destacó el carácter imperialista de la guerra en Ucrania librada por las clases burguesas sobre el terreno del capitalismo monopolista y a causa de la sed de los capitalistas de ganancias. 

Ucrania es un lugar ventajoso para el capital con sus significativos recursos minerales y grandes extensiones de tierra cultivable, infraestructura tecnológica importante (12 centrales termoeléctricas, 6 centrales hidroeléctricas, 5 centrales nucleares, 6 tuberías de petróleo de gran tamaño, una enorme red de tuberías de decenas de kilómetros para el transporte de gas natural ruso hacia los países de Europa, 8 refinerías) y decenas de grandes plantas industriales de procesamiento de madera, metal, de industria química y de defensa, de producción de alimentos, astilleros, así como significativa mano de obra. Todo lo anterior, como su posición geoestratégica, particularmente su acceso al Mar Negro y al Mar de Azov, la convierten en una moderna “manzana de la discordia” para los imperialistas tanto del bloque euroatlántico (EE.UU, OTAN, UE) como para la Rusia capitalista y el bloque eurasiático en desarrollo, bajo China.

La evaluación correcta del carácter imperialista de la guerra, el enfoque clasista que revela la naturaleza antipopular de las fuerzas de clase que lo dirigen por ambas partes, no impidió en absoluto al KKE a desarrollar su lucha contra la OTAN en lo que participa activamente Grecia, contra EE.UU con que los gobiernos burgueses de “derecha”, “izquierda” y “centro” han firmado un “acuerdo estratégico”, contra la implicación de nuestro país en la guerra.

A continuación el KKE organizó en toda Grecia cientos de eventos antiimperialistas contra la guerra. Con movilizaciones de masas fuera de embajadas de EE.UU, puertos y aeropuertos, de importancia estratégica para el abastecimiento euroatlántico, como por ejemplo en Alexandrúpolis, con bloqueos simbólicos de las fuerzas de la OTAN condenó la guerra imperialista, exigiendo el fin de la participación de Grecia en los planes aventureros del imperialismo euroatlántico en Ucrania. En el parlamento nacional y europeo votó en contra del apoyo con armas y fondos al gobierno de Zelenski y de hecho cuando él se presentó ante el parlamento griego, el grupo parlamentario del KKE fue el único que se negó a participar en su conjunto.

El KKE informó al pueblo sobre las causas de la guerra, rechazando los pretextos de ambos bandos, llamando al pueblo a no elegir entre bandos imperialistas, lo cual, desgraciadamente, ocurrió con algunos partidos comunistas, que aceptaron estos pretextos y desarrollaron nuevos con “un manto antiimperialista”. 

Independientemente de la evolución del desarrollo del conflicto militar, consideramos que sigue existiendo la necesidad de enfocar en desvelarlos en las filas de movimiento comunista internacional, y este es el objetivo de este artículo.

Rusia se vio obligada a reaccionar a la expansión de la OTAN, para imponer la “desmilitarización” de Ucrania.

 Se trata de un argumento básico que empleó V.Putin en su discurso cuando anunció la operación militar en Ucrania. [1] Sin embargo, la verdad es que las relaciones de la Rusia burguesa con la OTAN comenzaron mucho antes. La burguesía rusa estuvo agradecida a EE.UU y la OTAN, que apoyaron de todos los modos la restauración capitalista en Rusia. En 1992 el despreciable de Boris Yeltsin dirigiéndose al Congreso de EE.UU juró que consiguieron juntos “enterrar el ídolo del comunismo de una vez por todas” y terminó su discurso con el deseo “Dios bendiga a Estados Unidos”. [2] A continuación, la Rusia capitalista se integró en la llamada “Asociación para la Paz”, se formó el Consejo “OTAN-Rusia”, nombraron embajadores, llamaban el uno al otro a gimnasia militar, Rusia apoyó la intervención de EE.UU en Afganistán y de hecho, como reveló V.Putin, incluso un año después del bombardeo de Yugoslavia por la OTAN, Rusia buscaba adherirse y hacerse miembro de esta. [3]

Cabe decir que la burguesía rusa guardó silencio tanto durante la primera ampliación de la OTAN tras la disolución de la URSS -en 1999 (Hungría, Polonia, República Checa), como durante la segunda ampliación -en 2004 (Bulgaria, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia).

Esta postura tiene que ver con la correlación de fuerzas entre las clases burguesas de los países de la OTAN y Rusia en aquel momento histórico. Cabe destacar que en el discurso señalado de V.Putin en Múnich (en 2007) Rusia planteó la cuestión de la ampliación de la OTAN y solo entonces recordó que EE.UU había dado a Gorbachoev ciertas garantías verbales de no ampliación de la OTAN, etc. [4] Era ya la época cuando la burguesía rusa sentía que había consolidado su poder, que debería reclamar espacio para sus propios monopolios y a su vez crear sus propias uniones capitalistas en el territorio de la antigua URSS, lo cual fue impedido por la ampliación de la OTAN. La ampliación tenía un plan para cercar Rusia, con nuevas bases, con nuevas tropas, con ejercicios, que tenían una orientación contra Rusia. Esta ampliación y toda la planificación de la OTAN contra Rusia, que estaba concentrando lo que llamamos “combustible” para el conflicto, tenía el objetivo de mostrar a Rusia que la OTAN, como brazo militar de los monopolios europeos y estadounidenses no permitiría a los intereses rivales disputar la supremacía de sus propios monopolios. Esto vale también para Ucrania que está desempeñando un papel crucial para los intereses de los capitalistas de ambos bandos, tanto del euroatlanticismo como de Rusia.

Hoy sabemos que la invasión rusa en Ucrania no solo no detuvo, sino que además aceleró la ampliación de la OTAN, con la adhesión de Suecia y Finlandia en la alianza de la OTAN.

Ni tampoco detuvo la militarización de Ucrania. Miles de armas se reunieron y siguen reuniéndose para el conflicto ucraniano. Rusia argumenta que la OTAN establecería misiles en Ucrania que impedirían la posibilidad de responder en caso de un primer golpe nuclear. Por supuesto, cada clase burguesa busca aumentar su fuerza, no solo económica sino además política y militar. En dicha dirección está construyendo nuevas armas, está avanzando en armamentos, que ya han superado todos los precedentes a nivel mundial.

EE.UU y Rusia disponen hoy del mayor armamento nuclear, capaz de destruir nuestro planeta. Existe el llamado “equilibrio del terror”. Cada uno sabe que él que utiliza primero armas nucleares será destruido también por su oponente.

La OTAN se está ampliando y ha hablado del “primer golpe nuclear”. Rusia además ha renunciado a la “doctrina” nuclear de la URSS que contemplaba que la URSS en ningún caso utilizaría primera armas nucleares. En general, cada potencia busca invertir el “equilibrio de terror” y logar una ventaja estratégica. Por ejemplo Rusia con los misiles de velocidad 9ΜΑΧ que actualmente no se pueden derribar por ningún sistema de defensa aérea y pueden llevar armas nucleares, EE.UU que pretende instalar sistemas de defensa antimisiles muy cerca de la frontera rusa para privarla de la capacidad de responder masivamente a un primer golpe nuclear.

El argumento de Rusia es que para ella es una cuestión de “vida o muerte” eliminar esta posibilidad de sus fronteras. Ya sea logrando la desmilitarización de Ucrania o apoderándose de algunos de sus territorios, que servirían de “zona neutral” o incluso incorporándolos a la Federación Rusa. Tanto más cuanto que varias resoluciones de la OSCE subrayan que “el fortalecimiento de la defensa de un Estado no puede hacerse a expensas de la seguridad de otro” [5]. Así pues, Rusia considera que tiene derecho a intervenir militarmente para detener esta evolución.

Lo anterior es una verdad a medias. No sólo porque el derecho internacional y la OSCE dicen más, por ejemplo, sobre la inviolabilidad de las fronteras y la integridad territorial de los países [6], sino también porque lo cierto es que la argumentación rusa no puede ser válida solo para Ucrania, sino también para Letonia, Lituania, Estonia y Finlandia. Si tomamos un mapa veremos que la distancia en línea recta de Jarkiv a Moscú es aproximadamente la misma que la de Riga o Tallin a Moscú, e aún menor la de Helsinki a Leningrado. Resulta obvio que el caso de Ucrania es particular, lo que significa que las razones de la invasión rusa en Ucrania son, en última instancia, otras que la desmilitarización.

Rusia lucha contra el nazismo en Ucrania

Es otro pretexto clave que la burguesía rusa utiliza oficialmente para justificar su invasión, diciendo que está “desnazificando” Ucrania. Es cierto que, a diferencia de Ucrania, donde la burguesía ha optado por justificar a los fascistas y sus colaboradores que lucharon contra la URSS, en Rusia la burguesía está explotando los sentimientos antifascistas del pueblo ruso. Sin embargo, esto no impide en absoluto que en las escuelas rusas envenenan a los niños con el anticomunismo, por ejemplo, del conocido antisoviético Solzhenitsyn, que justificaba a los colaboradores rusos de los nazis, era admirador de Franco y apoyaba a Pinochet. Los medios de comunicación públicos y privados están repletos de anticomunismo, e incluso la victoria sobre la Alemania fascista se presenta como una hazaña lograda supuestamente sin, y a veces a pesar de, la acción del Partido Bolchevique. Organizaciones paramilitares nacionalistas, como los cosacos, asumen las responsabilidades de las fuerzas de seguridad en las zonas fronterizas. Desde hace años fue abolido el festivo de la Revolución de Octubre (7/11) y fue sustituido por un festivo nacionalista (4/11), el día de la “unidad nacional”. El propio V. Putin declara públicamente que estudia y recomienda a la juventud las obras de Ivan Ilyin, ideólogo ruso del fascismo, cuya tumba ha visitado y ha depositado flores.

De lo anterior se desprende que la burguesía dominante de Rusia está intentando aprovecharse de la Victoria Antifascista y de los sentimientos antifascistas y prosoviéticos del pueblo ruso.

Además, el resurgimiento de puntos de vista fascistas en Ucrania no fue algo puntual, no ocurrió de un día para el otro. Duró años, con la reintroducción de las opiniones de Goebbels sobre el “genocidio”.

¿Qué hicieron los actuales dirigentes rusos a lo largo de los años para evitar todo este desarrollo inaceptable? Actividades comerciales, mientras que V. Putin se jactaba que “en 2011 el volumen de negocios del comercio bilateral superó los 50.000 millones de dólares” [7]. Mientras la propaganda de Goebbels revivía en Ucrania, Rusia daba a la última, como dijo V. Putin, “apoyo material” y solo en el periodo 1991-2013 (es decir, el periodo en el que las ideas fascistas echaban raíces allí) el presupuesto ucraniano se benefició por valor de unos 250.000 millones de dólares gracias a los préstamos preferenciales de Rusia y a los precios especiales de la energía rusa. Incluso las obligaciones de préstamo de Ucrania de la época de la URSS fueron completamente cubiertas por Rusia. Entonces, ¿es Occidente el único responsable del resurgimiento de la propaganda fascista y nazi en Ucrania? ¿No es también responsable de ello la burguesía rusa? ¿Con quién colaboraba? ¿A quién estuvo financiando todos estos años?

Por último, no olvidemos que el fascismo es un producto del sistema de explotación, una opción de la burguesía, que pretende imponer como “punta de lanza” una forma más dura de opresión del movimiento obrero y popular, privándole de cualquier forma legítima de acción para mantener la explotación capitalista, su sistema. Es, por tanto, contrario a toda lógica revolucionaria creer, como hacen algunos PP.CC, que la burguesía, incluso de otro país, puede efectivamente proponerse acabar con el fascismo, pero al mismo tiempo apoyar por todos los medios la "matriz" que le da origen, es decir, el sistema capitalista. Ninguna dictadura del capital puede librar una verdadera lucha antifascista, y por tanto tampoco la de Rusia. No es casualidad que en ambos países se suspendan los derechos sindicales de los trabajadores, se repriman las voces antibelicistas, se persiga a los comunistas y demás progresistas que cuestionan las opciones de los gobiernos burgueses.

Rusia defiende a los ciudadanos ucranianos de origen ruso

Otro pretexto es que Rusia se ha visto obligada a defender a sus ciudadanos ucranianos de origen ruso y a los rusoparlantes del Donbás, que se enfrentaban al genocidio del régimen de Kiev.

Es cierto que millones de rusos y rusoparlantes, tras la disolución de la URSS, se encontraron fuera de las fronteras de la Federación Rusa, por ejemplo, en las regiones de Crimea y Donbás.

¿Se plantearon las fuerzas contrarrevolucionarias rusas, cuando disolvieron la URSS, la cuestión de los derechos de estas personas, a qué país pertenecerían en las regiones en las que vivían? Por supuesto que no.

¿Cómo fueron tratadas estas poblaciones? Estas poblaciones fueron tratadas por la entonces recién creada burguesía de Rusia como “peones” en sus planes geopolíticos en los territorios de la antigua URSS. Consideró que en cualquier caso apoyarían a los diversos partidos rusos o prorrusos que se estaban formando en varias de estas antiguas repúblicas soviéticas, y éstos a su vez serían “pilares” del ejercicio de la política rusa en estos países, apoyando a las diversas asociaciones y organizaciones capitalistas que promueve.

Esta fue la política que siguió el Estado ruso con respecto a los rusos y rusoparlantes de Ucrania hasta 2014, cuando quedó claro que la burguesía ucraniana utilizaría medios represivos para la asimilación violenta de las poblaciones del este de Ucrania, lo que provocó la reacción e incluso la rebelión de una parte de estas poblaciones. La burguesía rusa aprovechó esta reacción justificada de las poblaciones rusas y rusoparlantes, que se levantaron contra la opresión étnica y lingüística, para promover sus propios planes. Así, por ejemplo, separó y anexionó Crimea y con ella tres cuartas partes de la ZEE que Ucrania tenía en el Mar de Azov y en el Mar Negro. Separó parte de la región del Donbás y hoy, con la invasión en Ucrania, de casi todo el Donbás, y también de Jersón, ocupando una parte importante de la base industrial, de las tierras cultivadas de Ucrania.

El interés de los capitalistas rusos por los rusos que están fuera de las fronteras del país, que los “disfrazan” con el lema del “mundo ruso” y su reunificación, es puramente especulativo. Piensan que con esos millones de personas aumentarán la mano de obra que explotan, utilizándolos para apropiarse de la base industrial y de los territorios de otro país, eliminando sus fronteras y anexionando territorios que habían acordado en 1991, cuando desmantelaron la URSS, que no les pertenecían.

Lo cierto es que las minorías étnicas, religiosas y lingüísticas deberían gozar del derecho a tener su propia lengua, religión, costumbres y tradiciones, y podrían ser “puentes de amistad” entre los pueblos, no una “herramienta” para dividir países. Porque esto abre un gran ciclo de derramamiento de sangre, algo que la historia nos lo ha enseñado en varias regiones, como los Balcanes, donde vemos cómo las clases burguesas han explotado y explotan estas cuestiones.

Además, los comunistas siempre se han opuesto a la anexión de territorios con la excusa de la "protección de las minorías nacionales".

En la práctica, la superioridad del Estado multiétnico y federado de la URSS a la hora de abordar las cuestiones de la opresión étnica y las minorías ha quedado demostrada tanto por la creación de territorios nacionales, con un estatuto ampliado de autonomía y autogobierno, como por el respeto a las características particulares que constituían cada identidad étnico-cultural dada, preservando y cultivando la lengua, la escritura, las costumbres y tradiciones, la literatura, la poesía de cada nación y grupo étnico. Es totalmente infundado, inaceptable y censurable que los dirigentes rusos ataquen a Lenin, que supuestamente puso una “bomba de fuego lento sobre los cimientos de la URSS” con la política nacional seguida por los bolcheviques.

El “choque de civilizaciones”: los “mil millones de oro” contra el “mundo ruso”

Según ese enfoque aclasista y desorientador, a los “mil millones de oro”, que incluye arbitrariamente EE.UU y sus aliados, se opone el llamado “mundo ruso”.

Este concepto, al que se han sumado incluso partidos comunistas rusos, se basa en un enfoque supuestamente cultural, geopolítico, religioso de la realidad internacional. Parte de la concepción de que el mundo está dividido en civilizaciones que chocan entre sí sobre cuál prevalecerá y cual asimilará a la otra.

En esta base vemos que se ofrece pleno apoyo a la política externa de la clase dominante rusa, entre otras cosas en la formación de uniones interestatales capitalistas, promovidas por Rusia en los territorios de la antigua URSS, como es la Unión Económica Euroasiática y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Además, tras la invasión rusa en Ucrania, en base a esta concepción se expresa la alegación de que no existe una nación ucraniana, que fue una construcción de los bolcheviques, como la propia Ucrania. Así se justifica la anexión de territorios ucranianos en Rusia y la justificación de la guerra imperialista.

Se trata de un planteamiento aclasista que no toma en cuenta o descuida la naturaleza clasista del sistema social capitalista, qué clase tiene el poder, qué intereses mandan. De este punto de vista es un planteamiento no solo anticientífico sino además muy peligroso porque meten en el mismo saco los intereses de los trabajadores con los del industrial en el nombre del “choque de civilizaciones”.

Rusia forma parte de un “eje antiimperialista” que lucha contra el imperialismo

Existe la opinión de que Rusia, al estar en conflicto con EEUU, que es la “principal fuerza del imperialismo”, es una potencia antiimperialista y que otros países que tienen problemas con EE.UU se unen en torno a ella. Es decir, por un lado está el eje del imperialismo, representado por EE.UU y sus aliados, y por otro lado están las potencias del “antiimperialismo”.

Este es un enfoque muy problemático y arbitrario porque trata al imperialismo como una mera política agresiva y no sobre la base de criterios leninistas y de la tesis básica de que el imperialismo es capitalismo monopolista, el capitalismo donde dominan los monopolios. Se abstrae del hecho de que cada país capitalista, independientemente de las particularidades de su sistema político, está integrado en el mercado capitalista global, el sistema imperialista global, con relaciones de interdependencia desigual, que se puede comparar con una “pirámide” imperialista.

En este punto, debemos añadir que algunos círculos oportunistas intentan especular sobre el enfoque leninista del imperialismo que sigue nuestro Partido. Así, afirman que la posición del KKE mete en el mismo saco a todos los países que hoy han alcanzado el nivel del capitalismo monopolista, del imperialismo, y que considera que “todos los países son imperialistas, por lo tanto todos son lo mismo, por ejemplo, Rusia, EE.UU., Serbia, Burkina Faso, etc. son lo mismo”. Esto es una manipulación estúpida y deliberada, porque el KKE siempre deja claro que cada país capitalista dentro del sistema imperialista mundial desempeña un papel diferente y ocupa una posición diferente sobre la base de su poder, de su fuerza económica, política y militar. 

El mayor problema de este enfoque erróneo es que en la práctica limita el imperialismo a los EE.UU.. Así que "bautiza" a todos los demás países capitalistas, que no tienen la fuerza de EE.UU., como “serviles” de EE.UU. e incluso a aquellos que por un momento chocan o se enfrentan a EE.UU. o a sus opciones, los ven como “potencias antiimperialistas” o incluso sueñan de un “eje antiimperialista” compuesto por Estados capitalistas.

Se trata de un enfoque muy peligroso, que rechaza los criterios de clase para analizar la realidad y borra el papel de las clases burguesas. No sólo conduce a conclusiones políticas erróneas sobre las contradicciones que se desarrollan en el sistema imperialista mundial, sino que también “empuja” a los trabajadores a posicionarse del lado de un “bandido”, olvidando qué clase está en el poder allí, a qué intereses de clase sirve en cada momento. A dónde puede conducir eso puede verse en el ejemplo del presidente turco, T. Erdogan, que hace unos años declaró engañosamente: “¡No me quieren en Occidente porque soy antiimperialista!”.

Rusia es imperialista, pero “inmadura”, libra una guerra defensiva contra el "fascismo liberal" y el "fascismo exportable"

También es fuerte la presentación de Rusia como un Estado imperialista “débil” y “dependiente”, al que los demás “países imperialistas más fuertes” se niegan a tratar como “socio igualitario”. Sobre esta base, la guerra en Ucrania también se interpreta como una reacción “defensiva” y “justificada” de parte de Rusia contra las potencias imperialistas más fuertes.

Estas afirmaciones, sin embargo, no tienen en cuenta que las relaciones entre los países imperialistas se caracterizan por la desigualdad, por la interdependencia, y no sólo se trata a la Rusia capitalista como un "socio desigual". Además, estas alegaciones se dicen con respecto a Rusia que es la segunda potencia militar del mundo, el único país capitalista que hoy puede amenazar con destrucción nuclear a la potencia imperialista más fuerte del planeta, EE.UU. Un país con monopolios muy poderosos, que es el 5º del mundo en multimillonarios, que es el 11º en cuota nominal del PIB mundial y el 5º en cuota del PIB mundial real, así como en producción industrial en el mundo. Un país que es capaz de promover su política exterior ejerciendo su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La realidad demuestra que Rusia ocupa una de las posiciones más importantes en esta "pirámide" imperialista, en función de todas sus capacidades (económicas, políticas y militares). Hacer demasiado hincapié en el hecho de que una orientación importante de la economía rusa es la extracción de materias primas, ignorando otros campos científicos avanzados en los que Rusia es líder mundial (construcción de centrales nucleares, misiones espaciales, comercio de armas modernas, vacunas, etc.) es engañoso. Sobre la base de esta comprensión distorsionada tanto de la posición de Rusia como del mundo contemporáneo, la cita de Lenin sobre un “puñado de países”, escrita cuando tres cuartas partes del planeta eran aún colonias, es explotada por algunos a su antojo, que hoy llegan a aceptar la concepción aclasista de los países de los llamados "mil millones de oro" (del que se han excluido poderosos países capitalistas como China y Rusia). 

En la misma dirección de justificación de la guerra imperialista desde el punto de vista de la burguesía rusa va el dañino planteamiento del “fascismo exportable”, que, hablando de EE.UU y la UE, los caracteriza como “fascismo liberal”, o a los que se atribuye el calificativo de “fascistas”, o que “exportan fascismo”.

Esta división de los estados del sistema imperialista internacional en Εstados en pro del fascismo y la guerra y en los que están en contra en la práctica oscurece la causa del nacimiento y fortalecimiento de la corriente fascista, que reside en el propio capitalismo monopolista y dentro de cada país. Esta división de las fuerzas imperialistas en “malas” (“fascistas”, “neofascistas”) y “buenas” conduce a llamamientos para la formación de “frentes antifascistas” en una dirección aclasista, es decir, en alianzas sin criterios socioclasistas, incluso con fuerzas burguesas y a alinearse con los supuestos “Estados antifascistas”.

Esta concepción lleva al movimiento comunista, a la clase obrera a desarmarse, a renunciar a su misión histórica y a formular una línea de supuesto "saneamiento" del imperialismo de las "fuerzas fascistas", en colaboración con las fuerzas burguesas, que explotan a la clase obrera, y utilizan todos los medios contra la causa del socialismo. En la práctica, en nombre de la lucha contra el fascismo, se abre el camino a la colaboración con el oportunismo, con la socialdemocracia y con las fuerzas políticas burguesas, con sectores de la burguesía. Se abre el camino a elegir entre imperialistas. Así, en el conflicto bélico imperialista en Ucrania, se llama al movimiento comunista a apoyar a unas potencias imperialistas en nombre de que las otras son “fascistas”.

El argumento básico del punto de vista del “fascismo exportable” es que EE.UU. en su política exterior viola el derecho internacional. Así, no se toma en cuenta que los acuerdos que constituyen el derecho internacional son producto de la correlación de fuerza y, como tal, se ha vuelto mucho más reaccionario en los últimos años tras la contrarrevolución.

Rusia es capitalista pero está en el mismo bloque con China socialista (comparación con el eje contra Hitler)

Este punto de vista acepta por un lado que Rusia es un país capitalista, pero afirma que no es imperialista y que actúa en coordinación con la China “socialista”. De hecho, la llamada "Plataforma Antiimperialista Mundial", que es uno de los partidarios de este enfoque, afirma que “son países que no aprovechan de la sobreexplotación o el saqueo del mundo”.

Como si China y Rusia no participaran en las reuniones del G20 de los 20 estados capitalistas más poderosos del mundo, junto con EEUU, Alemania, Gran Bretaña, Francia, etc. Como si los monopolios chinos y rusos no exportaran capital a otros países, como si no tuvieran como objetivo el beneficio que se obtiene de la explotación de la fuerza de trabajo no sólo de los trabajadores de su propio país, sino también de muchos otros países de Europa, Asia, África, América, en todos los lugares donde se desarrollan sus monopolios. Es como si el ejército privado ruso “Wagner” fuera a África por razones caritativas y no para defender los intereses de los monopolios rusos que operan allí. Como si China no se moviera ya en una dirección similar para salvaguardar la llamada "Ruta de la Seda", que se extiende por decenas de países y por medios militares. Cabe destacar, por ejemplo, en esta “ruta”, en el pequeño pero geográficamente muy importante Estado de Yibuti, cuya deuda con China asciende al 43% de su Renta Nacional Bruta, se inauguró en 2017 la primera base militar china fuera de sus fronteras. 

La supuesta “no participación en la dependencia militar, tecnológica y crediticia” se dice de los Estados que tienen un papel especial en el comercio de armas, que actualmente son Estados prestamistas, como China, que se encuentra en las primeras posiciones al respecto.

Esta concepción oculta cuidadosamente el hecho de que tanto en China como en Rusia mandan las clases burguesas, los monopolios, que colaboran y chocan con los monopolios de EE.UU, la UE, otros Estados capitalistas y entre sí. China desafía directamente la primacía de EE.UU en el sistema imperialista. Y como señaló Lenin, el lado correcto de la historia, cuando chocan los “depredadores” imperialistas, no es elegir el lado del “depredador” más débil para que ocupe el lugar del más poderoso. El lado correcto de la historia es elegir el lado de los pueblos contra el campo de los capitalistas, que unas veces ganan en condiciones de paz y otras en condiciones de guerra, ensangrentando a la clase obrera y a los pueblos.

Por último, esta concepción se remite a la actitud de los países capitalistas del "eje antihitleriano”, que cooperaron con la URSS durante la Segunda Guerra Mundial. Las asociaciones que intenta formar son obvias. Pero como hemos demostrado anteriormente, la China actual no puede compararse con la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, porque tiene una naturaleza de clase diferente. Además, debemos subrayar que la II Guerra Mundial fue una guerra imperialista e injusta, tanto para los países capitalistas fascistas como para los “democráticos”, y justa sólo para la URSS, donde había el poder obrero, y para los movimientos guerrilleros de los países bajo ocupación. Cualquier comparación al respecto es deliberada y engañosa.

Hay que apoyar a Rusia en la guerra para construir un mundo multipolar justo

Las concepciones que afirman que a través de la invasión rusa en Ucrania se está formando un mundo moderno pacífico (capitalista) con una “arquitectura internacional” diferente, un “mundo multipolar justo”, en el que “se respetará la soberanía de cada país”, no son realistas y son una venda en los ojos de la gente.

Hay que recordar que no es la primera vez que aparecen opiniones de este tipo. Sobre la base de puntos de vista similares, diversos partidos de “izquierda” han celebrado el derrocamiento de regímenes socialistas, exponiendo la opinión de que así se une el mundo, de que pueden formarse muchos polos, llamándonos a apoyar a la CEE y su transformación en la UE como “nuevo polo mundial”, que a nivel internacional será el “contrapeso” a EE.UU.

Hoy se plantea de nuevo este falso enfoque de un “mundo multipolar”, donde algunos grandes países supuestamente “pacíficos” (véase China, Rusia, etc.) “domarán” la agresión de EE.UU y otras potencias imperialistas, sin necesidad de derrocar al capitalismo.

Sin embargo, del mismo modo que la UE no puede desempeñar el papel de “contrapeso” a los EE.UU., los nuevos Estados capitalistas poderosos o las asociaciones formadas de ellos como “locomotora” no podrán desempeñar un papel positivo para “contener” y “disuadir” las contradicciones imperialistas de las que son partes constituyentes, sino sólo para expresar reordenamientos en la cúspide de la pirámide imperialista mundial.

El falso dilema “unipolaridad – multipolaridad” conduce al desarme de la clase obrera, anula la lucha obrera y popular independiente contra los explotadores, pone a los pueblos bajo una “bandera ajena”, incluso con pretextos del tipo de que “no hay luchas antiimperialistas puras ni proyectos socialistas puros” y que supuestamente se requiere una “alianza de fuerzas antiimperialistas-progresistas”, incluidas las fuerzas políticas burguesas, los Estados capitalistas y las alianzas en nombre de la defensa de la “soberanía” y de la igualdad de las relaciones interestatales.

Pero la multipolaridad no suprime la desigualdad entre los Estados capitalistas, ni las intervenciones de los Estados capitalistas más fuertes en los asuntos internos de los demás Estados burgueses, cuyas clases burguesas están dispuestas a ceder derechos soberanos para preservar y reforzar su soberanía. Por lo que la supresión del levantamiento popular en Kazajstán en 2021 por Rusia y sus aliados con el consentimiento del "Occidente" es muy instructiva. 

La multipolaridad no es más que la existencia de varios centros imperialistas, que no sólo no crean condiciones de equilibrio y paz, sino que, por el contrario, agudizan el antagonismo entre ellos y conducen a guerras locales provocadas por las contradicciones intraimperialistas en un país o región concretos. Además, la existencia de centros imperialistas en competencia crea riesgos de conflagración incluso entre los países imperialistas fuertes.

En la práctica, el concepto de la multipolaridad tiene mucho en común con los puntos de vista del periodo de la llamada “perestroika”, del “nuevo pensamiento sobre el mundo” de Gorbachov o, incluso antes, de la “coexistencia pacífica y la emulación económica entre el socialismo y el capitalismo”, “sistemas regionales de seguridad”, “transición pacífica”, opiniones que prevalecieron catalíticamente en el PC de la Unión Soviética desde sus XX y XXII Congresos y que llevaron a la degeneración de muchos PP.CC del Este y del Oeste. 

Puntos de vista similares llaman hoy a la clase obrera y a las capas populares a renunciar a sus propios intereses e identificarlos con los intereses de las clases burguesas y de los centros imperialistas en competencia con el imperialismo estadounidense por el control de las fuentes de recursos naturales y de los mercados.

Conclusiones

Hoy en día, los pretextos utilizados para “someter” a la clase obrera a la confrontación imperialista del lado de uno u otro bando de los bandidos imperialistas se enriquecerán constantemente. 

Su desenmascaramiento y refutación ideológica y política es una tarea importante para todos los partidos comunistas que defiendan el marxismo-leninismo, y en particular la concepción leninista del imperialismo y la guerra. Lenin subrayó que la guerra es “una fase inevitable del capitalismo, una forma de la vida capitalista tan normal como la paz”. Tal es la guerra en Ucrania. Las condiciones previas para esta guerra fueron establecidas por la regresión histórica de la contrarrevolución en 1989-1991, cuando se completó el proceso contrarrevolucionario de derrocamiento del socialismo, se desmanteló la URSS, los medios de producción, las fábricas, los recursos minerales, la fuerza de trabajo volvieron a ser una mercancía y dominaron el capitalismo y la explotación de clase.

Nuestra lucha contra EE.UU. y la OTAN sigue siendo una tarea revolucionaria vigente y necesaria. Esta tarea revolucionaria no será confiada a organizaciones reaccionarias de tipo talibán, vinculadas a los imperialistas con mil hilos, ni a regímenes burgueses surgidos de procesos contrarrevolucionarios, como el de Putin en la Rusia actual, ni por supuesto al multimillonario ex presidente de EE.UU, D. Trump, que también habla de desmantelar la OTAN. Y es que esta tarea por parte de los intereses populares contra EE.UU, la OTAN, la UE y todo tipo de centros, alianzas y asociaciones imperialistas está ligada a nuestro objetivo estratégico de derrocar el capitalismo y construir la nueva sociedad socialista-comunista desligándonos de todas las alianzas imperialistas. 

Hoy el movimiento comunista internacional, para estar a la altura de las exigencias de esta lucha ideológica y política, está obligado a sacar conclusiones de su historia, defendiendo las conquistas de la URSS, la contribución histórica de la Internacional Comunista, y al mismo tiempo estudiar con ojo crítico los errores, las debilidades, loes planteamientos problemáticos, que influyen en sus filas hasta el día de hoy.

[1] Discurso del Presidente de la Federación Rusa, V.Putin, 24/02/22, http://en.kremlin.ru/events/president/news/67843

[2] Discurso del Presidente de la Federación Rusa, B.Yeltsin, en el Congreso de EE.UU, 17/06/1992, https://yeltsin.ru/archive/audio/8995/ 

[3] Entrevista de V. Putin a Tucker Carlson http://en.kremlin.ru/events/president/news/73411

[4] Discurso de V.Putin en Munich, 10/02/2007, http://en.kremlin.ru/events/president/transcripts/24034

[5] Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), “Carta para la Seguridad Europea”, Estambul, noviembre 1999, https://www.osce.org/mc/17502 

[6] Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), “Acta Final de Helsinki”, 1975, https://www.osce.org/helsinki-final-act 

[7] "Putin espera que el volumen de comercio entre Rusia y Ucrania alcance los 50.000 millones de dólares a finales de año", TASS Agencia Rusa de Noticias, 18/10/2011, https://tass.ru/politika/536000