Las uniones imperialistas, las contradicciones interimperialistas y la postura de los comunistas


Makis Papadopoulos Miembro del Comité Central del KKE y Responsable del Comité Ideológico del CC

Ha pasado un siglo desde la confrontación teórica histórica entre Lenin y Kautsky sobre la definición que determina el contenido socio-económico del imperialismo, así como la teoría del “ultraimperialismo”. Es bien sabido que Lenin libró una polémica feroz contra la posición de Kautsky sobre el imperialismo, que lo identificó como la política que prefieren los países industriales desarrollados para prevalecer sobre los países agrícolas más débiles. En general criticó la separación de la política imperialista de su base económica, del dominio del capital monopolista. Además, es bien sabido que Lenin criticó la posición oportunista de que el desarrollo de la economía capitalista a nivel internacional conduce al ultraimperialismo, a una gran interdependencia de los intereses de las clases burguesas de los diversos países. Esta posición oportunista implicaría inevitablemente la resolución pacífica de sus diferencias, la firma de acuerdos imperialistas que conducirían a la formación de una economía unificada, pacífica, organizada, mundial, capitalista. La historia del siglo XX, el estallido de dos grandes guerras imperialistas y de otras más pequeñas, confirmaron que es correcta la aproximación teórica leninista. Sin embargo, como veremos, la percepción oportunista sigue siendo fuerte, lo cual subraya la actualidad de este debate histórico concreto en las condiciones actuales.

1. La actualidad de la crítica de Lenin a la teoría de Kautsky

En las filas del movimiento comunista internacional sigue siendo fuerte una serie de posiciones y de análisis oportunistas que, en esencia, entienden el imperialismo principalmente como una política exterior, una invasión externa y dominación de un Estado burgués fuerte sobre otro Estado más débil. Estos análisis a menudo presentan los ataques y las intervenciones militares imperialistas existentes de los Estados capitalistas más fuertes, la entrada de monopolios extranjeros para explotar y controlar el mercado de un país o de una región más amplia, de manera separada del contenido socio-económico del imperialismo, como fase última y superior del capitalismo.

Estos puntos de vista restringen el movimiento obrero a condenar de manera superficial a las intervenciones imperialistas y, al mismo tiempo, promueven de manera errónea la posibilidad de la alianza social de la clase obrera con fuerzas burguesas, con el objetivo de superar el atraso del desarrollo capitalista del país y lograr esencialmente su independencia nacional. De esta manera el objetivo de mejorar la posición de un país capitalista en el sistema imperialista, un objetivo que lleva a la colaboración de clases, se presenta como “antiimperialista”, como un objetivo de lucha radical contra la dependencia imperialista.

Por eso es de particular importancia proyectar la posición leninista sobre el imperialismo como la época reaccionaria del capitalismo que está en decadencia y muere, con características unificadas para todos los Estados del sistema imperialista internacional, ya sean más débiles o más fuertes en un momento dado.

Estas características unificadas tienen que ver con el dominio de los monopolios, de las empresas accionistas poderosas y la agudización del antagonismo capitalista, la formación del capital financiero, el aumento de la importancia de la exportación de capital en relación con la exportación de mercancías, la lucha para un nuevo reparto de mercados y territorios entre los Estados imperialistas y los grupos monopolistas internacionales.

El predominio de los monopolios, de las empresas accionistas poderosas, conduce al distanciamiento y a la separación de la propiedad capitalista de la gestión y la organización de la producción capitalista que constituye la base económica para la intensificación del papel parasitario de la burguesía en cada Estado capitalista. Parásitos peligrosos se benefician diariamente de la compra y venta de acciones de empresas capitalistas, sin ninguna otra relación con dichas empresas.

El parasitismo, la agudización de la contradicción básica entre el carácter social de la producción y la apropiación capitalista de sus resultados, caracterizan todos los Estados capitalistas, independientemente de la posición que ocupan en el sistema imperialista internacional. 

Al mismo tiempo, el fortalecimiento de la tendencia de exportación de capitales acelera el desarrollo del capitalismo en los países destinatarios y contribuye, junto con la velocidad de los avances tecnológicos, al cambio rápido de la correlación de fuerzas entre los Estados en el sistema imperialista internacional, conforme a la ley del desarrollo desigual.

Lenin subrayó en su obra que a principios del siglo XX un pequeño grupo de Estados tenía una posición de liderazgo en el mercado mundial gracias a los trusts, a los carteles, a las relaciones interestatales entre los Estados acreedores y los Estados deudores. Subrayó el crecimiento de la fuerza que alcanzan los partidos concretos que juegan el papel del acreedor, del usurero, del rentista (Rentnerstaat) en relación con los Estados deudores. Además, enfocó en el grupo de Estados fuertes con colonias en aquel entonces. Siguiendo el método leninista, hay que estudiar los cambios actuales en las posiciones de los Estados en el sistema imperialista internacional. Actualmente, unos 200 Estados han adquirido su independencia política. Debido al impacto de la ley del desarrollo desigual, las relaciones desiguales entre los Estados capitalistas son inherentes al sistema imperialista y el cambio de la correlación de fuerzas entre los Estados es continuo. Por lo tanto, los comunistas no pueden tener como objetivo de lucha salvaguardar relaciones de igualdad entre los Estados burgueses en el terreno capitalista.

En el sistema imperialista actual se ha formado una situación de interdependencia desigual entre el conjunto de los Estados capitalistas. Fuertes Estados acreedores del siglo XX se han transformado hoy en Estados deudores (véanse por ejemplo la gran deuda estatal de EE.UU., de Francia, de Italia), mientras que China hoy día es un Estado acreedor. El cambio en la correlación de fuerzas entre Gran Bretaña y la India, del siglo XX al siglo XXI, es el ejemplo más indicativo.

De manera similar, hoy el tema de la formación de una “aristocracia obrera” no está limitado a un puñado de Estados capitalistas fuertes. La ampliación y profundización de las relaciones de producción capitalista en el sistema imperialista contemporáneo han permitido el surgimiento de la “aristocracia obrera” en la mayoría de los Estados capitalistas. Así que la división de la unidad de la clase obrera y la penetración de puntos de vista pequeño-burgueses en el movimiento obrero han ido adquiriendo un carácter general.

En este marco los comunistas deben examinar el desarrollo de las alianzas imperialistas, las relaciones interestatales desiguales, las dependencias militares, políticas y económicas imperialistas existentes así como la agudización de las intervenciones interimperialistas, la expansión de las guerras locales, el peligro de una nueva guerra imperialista generalizada.

De otro modo, cualquier predicción será poco sólida ya que no será basada en la relación entre la economía y la política. De otro modo, existe el peligro de que el movimiento comunista en vez de utilizar las contradicciones interimperialistas para el derrocamiento revolucionario de la burguesía, acabe sirviendo a los intereses de uno de los centros imperialistas rivales.

Por eso la crítica leninista de la teoría del “ultraimperialismo” es importante y vigente. Una serie de análisis teóricos y políticos contemporáneos, en esencia, plantean de nuevo el núcleo del punto de vista oportunista de Kautsky (p.ej. globalización, imperio), invocando a ciertas tendencias contemporáneas existentes.

El crecimiento de la fuerza de las empresas con estructura accionista multinacional, la mayor tasa de crecimiento del comercio mundial, la ampliación de las interdependencias entre los Estados capitalistas, se destacan como las características contemporáneas de una nueva fase histórica del capitalismo, en relación con el período del imperialismo.

En realidad, todos estos fenómenos reflejan la tendencia general de internacionalización de la producción, de las inversiones, del movimiento del capital en el marco del mercado capitalista mundial. Sin embargo, esta tendencia no puede refutar el impacto de la ley de desarrollo desigual, ni tampoco puede anular el hecho de que la parte básica de la reproducción del capital social se realiza en el marco de la economía capitalista en base del Estado nacional. En el marco de este movimiento objetivo y contradictorio de la economía capitalista se están agudizando las contradicciones interimperialistas.

Las condiciones para la reproducción ampliada del capital de los grupos monopolistas, de las empresas accionistas siguen siendo en su mayor parte formadas en el marco del Εstado nacional, así como de las alianzas imperialistas interestatales en las que participan. Esto tiene que ver con las condiciones de la fiscalidad, los préstamos, el nivel de los salarios, la protección arancelaria, las subvenciones estatales para las exportaciones, la financiación y los subsidios estatales. Al mismo tiempo, cada Estado burgués nacional utiliza su fuerza económica, política y militar para apoyar sus grupos monopolistas nacionales en la competencia internacional. Independientemente de su composición multinacional accionista, cada grupo monopolista tiene como punto de referencia un Estado burgués concreto y respectivamente unas alianzas imperialistas. En último análisis, la empresa accionista se desarrolla principalmente en el marco del capitalismo establecido en base de un Estado nacional y en este terreno objetivo adquiere la capacidad de exportar parte de sus capitales. El Estado burgués nacional sigue siendo pues el órgano principal que asegura el dominio económico de los monopolios, la concentración y centralización del capital en competencia con procesos correspondientes en otros Estados.

Cabe destacar que a pesar de la tendencia generalmente creciente de la producción internacional, de la parte del PIB Mundial de Inversiones Extranjeras Directas en países de acogida, así como del comercio internacional, la gran parte de la reproducción del capital de cada clase burguesa tiene lugar en el marco del mercado local de cada Estado burgués. El mercado nacional mantiene el papel dominante en la acumulación de capital, incluso en EE.UU., a pesar del aumento de la importancia de las empresas filiales de los grupos monopolistas multinacionales que tienen su sede en EE.UU. (cuadro 1)

Los acontecimientos confirman la predicción de Lenin en 1915 cuando en su prólogo sobre la obra correspondiente de N.Bujarin destacó que: “No cabe la menor duda de que el desarrollo marcha hacia un trust mundial único que absorberá todas las empresas sin excepción y todos los Estados sin excepción. Pero el desarrollo marcha hacia eso en tales condiciones, a tal ritmo y con tales contradicciones, conflictos y conmociones -en modo alguno solamente económicas, sino también políticas, nacionales, etc.- que antes, sin falta de que se llegue a un solo trust, a una agrupación ultraimperialista de los capitales financieros nacionales, el imperialismo deberá reventar inevitablemente y el capitalismo se transformará en su contrario"[1].

En las condiciones actuales se ha confirmado la agudización de las desigualdades como fenómeno general en el sistema imperialista internacional. Un ejemplo característico es la crisis sincronizada en los centros imperialistas de EE.UU., de la UE y de Japón en 2008-2009 que aceleró los cambios en la correlación de fuerzas que han sido gestando en los últimos 20 años.

Como se desprende de los datos pertinentes, las cuotas de EE.UU. y de la zona euro en el Producto Mundial Bruto se están disminuyendo, mientras que las cuotas de China y de los BRICS son cada vez mayores. Existe una situación similar en el cambio de las cuotas en el comercio internacional. La diferencia en la dinámica del crecimiento capitalista entre los Estados más fuertes se refleja también en la tasa de variación interanual del PIB. (cuadros 2-5)

Este cambio concreto de la correlación de fuerzas agudiza, como veremos, las contradicciones interimperialistas entre y dentro de las alianzas imperialistas establecidas (p.ej. dentro de la alianza euro-atlántica de la OTAN). Además, socava la estabilidad de la red compleja actual de acuerdos y organismos que tienen que ver con el comercio mundial, las transacciones internacionales en el sector financiero y el movimiento internacional del capital en general. Esta red fue formada después de la II Guerra Mundial y se desarrolló en la primera década después de la contrarrevolución.

Es característico el debate en el FMI a partir de 2010 cuando se propuso el cambio de la elección de la junta ejecutiva de 24 miembros, así como de las cuotas que reflejan la correlación de fuerzas en la toma de decisiones. Se propuso la reducción de las cuotas de los países europeos y el aumento de la fuerza de los BRICS, así como una pequeña reducción de la cuota de EE.UU. (manteniendo su capacidad de ejercer el derecho de veto en ciertas decisiones). El Senado de EE.UU. aún no ha aceptado estos cambios.

Además, es característica la decisión de China y de los BRICS en general de fundar bancos internacionales de desarrollo y de fondos de reserva de apoyo como alternativa al Banco Mundial y el FMI (p.ej. AIIB, CRA, NDB). En todo caso, no hay que olvidar que las iniciativas respectivas y los antagonismos presuponen acuerdos y negociaciones interestatales.

 

 

2. El carácter temporal de las alianzas imperialistas

La ley del desarrollo desigual tiene como resultado el cambio de las condiciones materiales sobre las que se forman las alianzas entre los Estados capitalistas, sobre todo en la época del capitalismo monopolista.

Lenin señaló muy acertadamente esta conclusión examinando el contenido económico de la consigna “Estados Unidos de Europa”. Destacó que en las condiciones del capitalismo los Estados Unidos serían reaccionarios o imposibles ya que equivaldrían a un acuerdo permanente respecto el reparto de las colonias y los mercados, entre los grandes Estados burgueses europeos. Explicó que sería posible un acuerdo temporal entre los Estados europeos con el fin de sofocar conjuntamente el socialismo en Europa y proteger conjuntamente las colonias saqueadas y los mercados que controlan, contra EE.UU. y Japón.

La experiencia histórica ha confirmado la predicción leninista. El análisis de Lenin arrojó luz a las características básicas de las alianzas imperialistas.

Las alianzas imperialistas son alianzas interestatales que expresan los intereses comunes de las clases burguesas de los sus Estados miembros. Los intereses comunes tienen que ver con el crecimiento de sus monopolios, el refuerzo de su competitividad en condiciones de agudización del antagonismo en el sistema imperialista internacional, así como la confrontación unificada del movimiento obrero y la eliminación de los partidos comunistas revolucionarios.

Pero los objetivos comunes de los monopolios de los distintos Estados de una alianza imperialista no pueden negar la desigualdad y la organización del Estado nacional que son las bases de la acumulación capitalista. No pueden negar el antagonismo y las contradicciones dentro de cada alianza imperialista y entre distintas alianzas y ejes imperialistas. Los reordenamientos en la correlación internacional de fuerzas llevan además a cambios en la composición y la estructura de las alianzas imperialistas. Las alianzas imperialistas y la agudización abrupta de las contradicciones interimperialistas que lleva a la quiebra de las alianzas, son las dos caras de la misma moneda.

La Unión Europea es un ejemplo característico ya que hoy día es una forma avanzada de alianza entre los Estados capitalistas en Europa que ha pasado por varias etapas de desarrollo.

El núcleo dirigente fue la cooperación franco-alemana posguerra con el fin de fortalecer sus monopolios, así como apuntalar el capitalismo ante la sección socialista de Europa.

Después de los derrocamientos en los países socialistas, en el nuevo marco internacional del antagonismo capitalista, el objetivo unificado de los monopolios de los Estados de la UE contra la clase obrera y los pueblos en general, es históricamente un elemento característico que rige el Tratado de Maastricht, la Estrategia de Lisboa, la Estrategia “Europa 2020 para el empleo y el crecimiento”. La política que asegura una fuerza laboral barata en relación con el respectivo nivel de productividad, el aumento de la tasa de explotación de la clase obrera y la promoción de la “liberación” de los mercados, sobre todo en sectores de importancia estratégica, se han demostrado como elementos principales de cohesión de la UE. De esta manera se promovieron y siguen promoviéndose cambios reaccionarios en las relaciones laborales, estancamiento de los salarios en relación con el aumento de la productividad, privatizaciones en los sectores de la energía, de las telecomunicaciones, de transporte, de la comercialización de la educación, de la asistencia sanitaria y de la seguridad social.

Respectivamente, la formación de la zona euro fue promovida a través de un acuerdo interestatal de los Estados miembros que se incorporaron α esta con la ventaja que ofrece a los monopolios la moneda común, como por ejemplo la relativa estabilidad del tipo de cambio y de moneda, el aumento de las transacciones comerciales, la mejora de las condiciones de crédito para las inversiones privadas y públicas, el carácter internacional de la moneda común.

Sin embargo, la unión monetaria de economías de Estados miembros de diferentes niveles de poder económico, de productividad y de competitividad, no sólo no disminuyó las desigualdades en su desarrollo sino que las agudizó. Incluso antes del estallido de la crisis capitalista sincronizada internacional en 2008-2009, la zona euro y la UE estaban siendo puestas a prueba por el impacto de la ley de desarrollo desigual. Cabe recordar las contradicciones del período 2000-2007 respecto el “Pacto de Estabilidad y Crecimiento” para la formación de una política fiscal común, para el nivel del presupuesto de la UE, para el “Tratado Constitucional”.

El estallido de la crisis de 2008-2009 agudizó la desigualdad entre los Estados miembros que fue expresada mediante el aumento de las diferencias en la productividad, el volumen de exportaciones, las salidas de inversiones directas de capital a otros países. La correlación de fuerzas cambió también en el núcleo duro de la UE a favor de Alemania y a expensas de Francia y de Italia. Esta diferencia se refleja también en la diferente situación fiscal de los distintos países.

Alemania logró, con una relativa facilidad, unificar su mercado interno tras la incorporación de la antigua República Democrática Alemana, proporcionar una salida rentable para sus exportaciones en el marco de la zona euro, logrando grandes superavits comerciales, y al mismo tiempo mantener el euro fuerte como una moneda de reserva internacional.

3. Aspectos de la agudización actual de las contradicciones interimperialistas

Tras la primera década de la victoria de la contrarrevolución y de su estabilización capitalista en estos países, el mapa de la Europa capitalista, de Eurasia, toma una nueva forma, con una tendencia de formación de nuevas rivalidades o de nuevas alianzas (p.ej. BRICS).

Los antagonismos entre la OTAN y el eje Rusia-China se manifiestan hoy con particular intensidad en Ucrania, en el Oriente Medio, en África del Norte, en Eurasia en total y tienen que ver con el control de los recursos energéticos y las rutas de transporte, el control y el reparto de los mercados, el fortalecimiento geopolítico de cada parte.

La OTAN está ampliando su actividad en Europa Este y en los países bálticos. Su planificación viene a continuación de la intervención de EE.UU y de la UE en Ucrania, en competencia con Rusia, que ya ha dado lugar a una situación muy peligrosa.

Al mismo tiempo, EE.UU. y la UE continúan las operaciones militares en Siria e Irak y están escalando su intervención en el Medio Oriente y en África del Norte en el nombre de la confrontación del “Califato Islámico”, de los yihadistas, a los que habían apoyado en la fase anterior.

Un elemento relativamente nuevo es el acuerdo inicial intermedio de Lausana entre Irán y el grupo de los 5 más 1 (EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Alemania) que está relacionado con la declaración de los yihadistas (del Estado Islámico) como un enemigo importante del centro euroatlántico en la región. En esencia, EE.UU., utilizando como pretexto la confrontación de los yihadistas, está preparando un nuevo plan mejor elaborado para el control geopolítico y para el cambio de la correlación de fuerzas en el Mediterráneo Oriental y en el Oriente Medio que incluye atraer a Irán. Las intervenciones y las maniobras diplomáticas de EE.UU. provocan descontento, diferenciaciones y procesos internos en las clases burguesas de los aliados tradicionales de la política exterior de EE.UU., como Israel, Arabia Saudita y Turquía.

En la zona euro se desarrolla también un debate respecto el relajamiento relativo de su política fiscal y monetaria restrictiva actual. Francia e Italia, con el apoyo de EE.UU, están presionando al gobierno alemán en esta dirección. El debate se está intensificando en la base de la dificultad prolongada de que se establezca el curso de recuperación en la zona euro, así como de la ampliación de la desigualdad en su interior.

El deterioro de la posición de Grecia en la Unión Europea así como en la región amplia del Mediterráneo tras el estallido de la crisis en 2009 es un ejemplo emblemático del desarrollo desigual de la Unión Europea. La debilidad creciente del poder económico de Francia e Italia en relación con Alemania pone a prueba la cohesión del núcleo duro de la zona euro y constituye una base objetiva para la intensificación de la confrontación entre las clases burguesas de dichos Estados. En el marco de esta confrontación surgen varias propuestas respecto la futura estructura de la zona euro, las condiciones para la formación de un sector financiero unificado y una política fiscal unificada (p.ej. el informe de Jean Claude Juncker).

El gobierno de EE.UU. tiene miedo de que una recesión prolongada en la zona euro tenga un impacto negativo en la economía estadounidense. Al mismo tiempo, se desarrolla la confrontación general entre EE.UU. y Alemania por la posición hegemónica en Europa. Al mismo tiempo, se está intensificando la oposición entre el campo euro-atlántico y el eje China-Rusia y el grupo BIRCS en general.

EE.UU. propone a la UE un acuerdo de comercio libre y de inversiones que incluya la eliminación de aranceles y sobre todo de las normas, los reglamentos y las especificaciones que hoy impiden la libre circulación de capitales en diversas ramas y sectores de la economía, entre los dos lados del Atlántico. La propuesta de EE.UU. ha sido caracterizada acertadamente como una propuesta para la creación de una “OTAN económica” contra la dinámica de China, de Rusia y de los países del grupo BRICS en general. Si se implementa, se estima que abarcará el 50% de la producción mundial, el 30% del comercio global y el 20% de las Inversiones Extranjeras Directas a nivel internacional.

Las negociaciones iniciaron en 2013 pero están avanzando de manera lenta y tortuosa. Una parte de la burguesía alemana y de la burguesía francesa evalúan que la propuesta de EE.UU. es en esencia un “caballo de Troya” para que se asegure la hegemonía de EE.UU en Europa a largo plazo. El instituto alemán IFO evalúa que la aplicación del acuerdo debilitará los flujos comerciales en la UE (que hoy día aseguran los grandes superavits alemanes) y reforzará los flujos transatlánticos. Considera que el acuerdo dará lugar a un mayor aumento del PIB per capita de EE.UU. en comparación con la UE y se preocupa del futuro del euro en el marco de la nueva relación transatlántica. La intervención de EE.UU. para poner de relieve una serie de escándalos que involucran a grupos monopolistas alemanes (p.ej. SIEMENS, VOLKSWAGEN) es un ejemplo característico de la agudización de la competencia entre EE.UU. y Alemania a nivel económico.

Además, la política energética de la UE y el aborde de la situación en Ucrania son dos campos básicos donde se manifiesta por un lado el esfuerzo de EE.UU. para socavar las relaciones entre Alemania-Rusia y por otro lado la divergencia de los intereses de los Estados miembros de la UE. Los EE.UU. están tratando de reducir la dinámica de las relaciones comerciales de la UE con China y Rusia. (cuadros 5a y 5b)

La cuestión ucraniana es un marco básico donde se ponen a prueba principalmente las relaciones entre la UE y Rusia, tanto respecto la aplicación del acuerdo de Minsk (de alto el fuego, retirada de las fuerzas militares extranjeras, levantamiento del bloqueo económico de las regiones de Ucrania sudeste etc.), como en relación con el mantenimiento y la posible escalada de las sanciones económicas. Estados como Hungría, Italia, Austria y Chipre piden relajación de las sanciones mientras que Gran Bretaña, Polonia y los Países Bajos, están discutiendo en dirección opuesta. Sin embargo, la guerra económica de las sanciones en esencia afecta negativamente los intereses de los grupos monopólicos de Francia (p.ej. cancelación de pedidos de la industria militar), de Alemania (p.ej. exportación de máquinas), en oposición con las consecuencias mínimas para los EE.UU. El presidente francés François Hollande ha tomado oficialmente una posición en contra de la escalada de las sanciones pertinentes.

Los EE.UU. junto con Japón promueven en Asia el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica con la participación de 12 países, excluyendo China, y por supuesto mantiene su primacía en el Banco Mundial y desempeña un papel fuerte en el FMI. El Congreso de EE.UU. niega además a ratificar una revisión de las normas del FMI que aumentaría el porcentaje de votos de China en la toma de decisiones.

Por supuesto la agudización de las contradicciones entre EE.UU y China no se limita solamente a la esfera económica. La movilidad es intensa también en el ámbito militar centrándose en la creación de infraestructura militar para el control del Mar del sur de China.

4. La utilización de las contradicciones interimperialistas por parte de la vanguardia comunista revolucionaria

La historia del siglo XX ofrece una gran experiencia respecto la posibilidad y la importancia de utilizar las contradicciones interimperialistas para la victoria de la revolución socialista en un país y para el éxito de los intentos de construir el socialismo.

Lenin destacó como condiciones básicas para la utilización exitosa de las contradicciones interimperialistas: la independencia de la vanguardia revolucionaria de la clase obrera, el Partido Comunista, las metas y los objetivos de cada alianza imperialista y la orientación estratégica firme para el derrocamiento revolucionario de la clase burguesa nacional tanto en el período de la guerra imperialista como de la paz imperialista.

La actividad de los bolcheviques para asegurar la victoria de la Revolución de Octubre y establecer el primer Estado socialista en el mundo, es el ejemplo más destacado. Se demostró que el movimiento obrero en cada país no debe estar atrapado en los objetivos de la clase burguesa nacional ni seguir una política “de cola” detrás de los centros imperialistas rivales.

Los bolcheviques utilizaron las contradicciones agudizadas entre Alemania y Gran Bretaña durante el período de la I Guerra Mundial Imperialista no sólo para la victoria de la revolución socialista sino además para el establecimiento del poder obrero.

La discusión en el partido de enero a febrero de 1918 ofrece importantes lecciones para el movimiento comunista sobre el dilema: firmar con Alemania un pacto de paz con condiciones dolorosas para el poder soviético o declarar una justa guerra revolucionaria.

Los partidarios de la guerra revolucionaria presentaron una serie de argumentos, como que la firma de un pacto sería una traición de los principios del internacionalismo proletario, que convertiría a los bolcheviques en agentes del imperialismo alemán, que no contribuiría a la liberación nacional de los pueblos de Polonia y de Lituania.

Lenin respondió que al hacer la paz por separado con Alemania “nos libramos en el mayor grado posible, en el momento presente, de ambos grupos imperialistas contendientes, aprovechándonos de la hostilidad existente entre ellos y de la guerra que les impide llegar a un compromiso contra nosotros”[2].

Destacó el principio de la opción política del poder soviético: “el principio que debe constituir la base de nuestra táctica no es establecer a cuál de los dos imperialismos es al que más conviene ayudar en estos momentos, sino determinar cuál es el medio más eficaz y seguro de garantizarle a la revolución socialista la posibilidad de afianzarse o, por lo menos, de sostenerse en un país hasta el momento en que otros países se adhieran a él”[3].

Además, se refirió a las condiciones dolorosas del “no regreso” de Polonia y de Lituania al poder soviético, lo cual abriría el camino a la autodeterminación de estas naciones en concreto, y respondió con claridad: “Examinemos este argumento desde el punto de vista teórico: ¿qué es superior, el derecho de las naciones a la autodeterminación o el socialismo? El socialismo es superior. ¿Es permisible que, para evitar la violación del derecho de las naciones a la autodeterminación, se sacrifique a la República Socialista Soviética, se la exponga a los golpes del imperialismo en un momento en que este último es a todas luces más fuerte y la República Soviética es a ciencia cierta más débil? No. No es permisible. Eso no es una política socialista, es una política burguesa.”[4].

Resumiendo la discusión del PC (b) de Rusia acerca de las concesiones del poder soviético en 1920, Lenin explicó que mientras el oportunismo sacrificaba los intereses vitales de la clase obrera, para sacar algunas ganancias temporales y parciales, los bolcheviques hacían lo contrario. Ganaban tiempo valioso entregando temporalmente algunos territorios, sin entrar en ninguna coalición con el imperialismo alemán. En la respectiva reunión histórica de cuadros en Moscú, Lenin subrayó que: “debemos ajustarnos a una regla: debemos ser capaces de aprovechar las contradicciones y los antagonismos que existen entre los imperialistas. Si no nos hubiéramos atenido a dicha regla, hace tiempo que estaríamos todos, para satisfacción de los capitalistas, colgados de diferentes álamos.”[5]

La vida ha justificado las posiciones de Lenin. Destacó como criterio para la evaluación de todo compromiso, de toda maniobra, su contribución al derrocamiento revolucionario del poder capitalista y el apuntalamiento de la dictadura del proletariado en los países donde la revolución socialista había ganado. A esta dirección hay que subordinar tanto la utilización de las contradicciones interimperialistas como la lucha de liberación nacional en el caso de una invasión y ocupación imperialista de un país.

Por supuesto, la preparación ideológica, política y organizativa de un partido comunista incluye también la evaluación correcta de las condiciones objetivas, sobre todo cuando los acontecimientos cambian rápidamente.

Desgraciadamente, el enfoque necesario en la meta de la victoria de la revolución socialista y del poder obrero no se mantuvo inquebrantable durante todo el curso de la Internacional Comunista y más tarde en el movimiento comunista internacional. Inicialmente, bajo el peso del largo período “pacífico” de la lucha de clases, la aceptación parlamentaria relativa de los partidos comunistas y, a continuación, el impacto de la socialdemocracia integrada en el sistema (pero con influencia en las masas obreras), había vacilaciones en la estrategia de los partidos comunistas recién fundados que abrieron el camino resbaladizo de la cooperación con fuerzas burguesas y oportunistas.

Eran cambios importantes y alternaciones en cuestiones cruciales, como la postura ante la socialdemocracia, la democracia burguesa, el fascismo y la guerra imperialista, que se escalaron hasta el 7º Congreso de la Internacional Comunista y la II Guerra Mundial Imperialista.

En primer lugar, prevaleció la separación equivocada de las potencias y las alianzas imperialistas entre potencias agresivas, belicosas y fascistas como Alemania y potencias amigas de la paz, defensivas y antifascistas como Gran Bretaña.

Este análisis se basaba en la separación de la política interna del Estado burgués de la política exterior. Fomentaba la ilusión de que la política exterior está determinada por la corriente ideológica que predomina en el gobierno burgués respectivo, si es fascista o socialdemócrata. Pero el análisis leninista ha demostrado que los objetivos de la política exterior están determinados por los intereses estratégicos del capital monopolista de cada país, de los objetivos burgueses para la participación en el control y el nuevo reparto de los mercados.

Los acontecimientos han confirmado la exactitud de la tesis leninista.  Esta distinción equivocada ocultaba el carácter imperialista de la guerra, el hecho de que el objetivo de los Estados capitalistas en guerra sería tanto el mantenimiento y el fortalecimiento del poder burgués tras el fin de la guerra como la confrontación firme de la URSS como adversario de clase.

Las democracias burguesas de EE.UU., de Gran Bretaña y de Francia, intentaron sistemáticamente en la década de 1930 desorientar la agresividad alemana hacia la Unión Soviética. Deseaban la declaración de guerra entre Alemania y la URSS. Este objetivo explica la política conocida de “no intervención”, de apaciguamiento de Alemania, mientras ésta desplegaba sus planes imperialistas. Explica porque los gobiernos burgueses de Gran Bretaña y Francia toleraron la anexión de Austria por Alemania en 1938, porque firmaron el acuerdo de Munich y la anexión de una parte de Checoslovaquia por Alemania en aquel mismo año. Explica porque no hicieron nada respecto la invasión alemana contra Polonia en 1939 y porque socavaron cada esfuerzo de la URSS a firmar un acuerdo tripartito de ayuda mutua contra el avance nazi.

La nueva definición del fascismo era también problemática. El 7º Congreso de la Internacional Comunista vinculó el fascismo con la sección más reaccionaria del capital financiero, en oposición a los análisis y las decisiones anteriores que definían correctamente el fascismo como forma de ataque reaccionario contra el conjunto del capital financiero sin distinciones. Hasta 1933, las elaboraciones respectivas de la Internacional Comunista destacaban que “la línea general de todos los partidos burgueses, inclusive de la socialdemocracia, está en la dirección de la fascistización de la dictadura de la burguesía”[6] y caracterizaban a los socialdemócratas como socialfascistas. Estas elaboraciones concretas de la Internacional Comunista arrojaron luz sobre el carácter clasista de la corriente fascista que no cambia si esta corriente en particular ha formado un gobierno burgués o si está en la oposición. La formación de un gobierno burgués en Alemania por el partido nacionalsocialista fue apoyada por los mayores grupos monopolistas alemanes mucho antes de las elecciones de 1933. Además, el gobierno fascista en Italia se había formado desde la década de 1920, antes de que se presentaran estas elaboraciones de la Internacional Comunista.

En fin, la línea del frente popular antifascista, con la participación de los comunistas y en cooperación con el ala “izquierda” de la socialdemocracia, con el fin de detener el fascismo y la guerra, se convirtió en el llamado objetivo transitorio para los comunistas antes y después de la II Guerra Mundial, que llevó al atrapamiento del movimiento bajo la bandera de la socialdemocracia. Así, se puso de lado la preparación y la escalada de la lucha por el poder popular.

El ejemplo más característico de las consecuencias negativas de estas opciones es el frente popular de Francia. Formó un gobierno en 1936 logrando una victoria electoral con el 57% de los votos, tras luchas obreras de masas y manifestaciones antifascistas. El Partido Comunista Francés, que logró un 15%, apoyó el gobierno burgués sin participar en ello.

Al principio, el gobierno tomó algunas medidas para aliviar el pueblo, proporcionó algunos aumentos, estableció la semana laboral de 40 horas. A continuación, devaluó el franco para apuntalar la competitividad del capital francés y toleró el gran aumento de la inflación que empeoró la condición de las capas populares. No proporcionó asistencia militar a las fuerzas antifascistas de España. A pesar de que la composición del parlamento no cambió, se produjeron cambios en el gobierno. En 1939 el gobierno francés entregó a Franco naves de la Armada española y devolvió el oro de España que mantenía como prenda de sus préstamos desde 1931. En aquel mismo año, tras la firma del Pacto Ribbentrop-Mólotov, declaró el Partido Comunista Francés proscrito. Al final, el parlamento que había sido elegido en 1936 permitió la formación del gobierno de Petain, la colaboración con la Alemania nazi.

Cabe señalar el esfuerzo importante de la política exterior soviética de utilizar las contradicciones interimperialistas a nivel diplomático y militar para que no se formara un frente único por todos los centros imperialistas en apoyo del ataque militar alemán que se estaba preparando contra la URSS.

La URSS libró una batalla difícil contra el tiempo para lograr finalizar su preparación militar y retrasar hasta cuando fuese posible el ataque alemán inminente. El informe del 18º Congreso del Partido en 1939 demuestra la magnitud y la importancia de este esfuerzo. Sin embargo, era un error que las opciones coyunturales y las maniobras de la política exterior soviética se teorizaron y se incorporaron en la línea del movimiento comunista internacional.

Por lo tanto, sobre todo en el oeste capitalista, los partidos comunistas no elaboraron esencialmente y no implementaron una estrategia de transformación de la guerra imperialista en guerra de liberación, en lucha por la conquista del poder. En esencia, la estrategia del movimiento comunista no puso en el orden del día el problema del derrocamiento del poder de la burguesía en algunos países donde se estaba formando una situación revolucionaria, como en Grecia; no se basó al hecho de que la contradicción básica entre capital y trabajo se incluía objetivamente en la lucha armada antifascista, de liberación en ciertos países.

 

 

5. Conclusiones actuales

En las actuales condiciones difíciles y complejas, mientras se están intensificando las contradicciones interimperialistas y se está aumentando el peligro de una guerra imperialista generalizada, la tarea de los comunistas es luchar decisiva y metódicamente para que la clase obrera no se alinee detrás de la burguesía de su país, para que no se atrape en la opción de unir fuerzas con una de las alianzas imperialistas rivales.

Para que se logre este objetivo, una condición previa es el esfuerzo constante para que no se separe la lucha política y económica de la tarea política revolucionaria principal. Que no se deje de lado el objetivo del poder obrero por otro objetivo político “transitorio” en el terreno capitalista (p.ej. cambio del gobierno burgués). Que se mantenga estable la orientación estratégica revolucionaria en condiciones de crecimiento y de retroceso del movimiento, que no se debilite en el nombre del estallido de la crisis económica, del auge de la corriente fascista, del peligro o de la realización de una guerra imperialista.

Los comunistas debemos educar al pueblo y orientar al movimiento obrero, para que no tenga ninguna confianza a ningún gobierno burgués, a ninguna clase obrera, a ninguna alianza imperialista. Sólo entonces pueden utilizar las contradicciones interimperialistas a favor de la clase obrera y responder a las condiciones de la agudización repentina de la lucha de clases.

En esta dirección es importante destacar repetidamente que ninguna alianza imperialista es permanente y estable, y que todas las alianzas imperialistas interestatales son de naturaleza reaccionarias. En las condiciones en que se estableció por ejemplo la Unión Europea y la zona euro, había incluso partidos comunistas que lo consideraban como un fenómeno progresista. Hasta incluso hoy día, existen tales confusiones y posiciones erróneas que no revelan el carácter reaccionario de la UE o el papel del desarrollo desigual en su interior.

Además es de suma importancia entender que las relaciones desiguales y el desarrollo desigual son inherentes al sistema capitalista, así que no puede ser objetivo del movimiento obrero asegurar las relaciones interestatales iguales en el terreno del capitalismo. Respectivamente se debe entender la corresponsabilidad de todas las burguesías de cada alianza imperialista en la escalada de la ofensiva contra la clase obrera.

En consecuencia, se debe promover claramente el objetivo del conflicto y de ruptura con la UE como elementos de la lucha por el derrocamiento del poder de los monopolios que es (el poder obrero) la condición previa para que la retirada de un país de todas las alianzas imperialistas funcione a favor del pueblo.

Siguiendo esta estrategia y en el transcurso de su aplicación, el movimiento obrero revolucionario será capaz de utilizar las brechas en la UE imperialista y la OTAN para llevar a una verdadera desestabilización del poder burgués en cada Estado miembro y en general de la coherencia de la UE reaccionaria antipopular.

Una cuestión clave es que cada partido comunista en su país debe elaborar su estrategia revolucionaria, luchar contra el oportunismo que empuja hacia una política “de cola” de la burguesía, a falsas ilusiones respecto la “humanización” de la política de las alianzas imperialistas (p.ej. el PIE en relación con la UE). En este sentido, cada partido comunista debe reforzar sus lazos con la clase obrera y las capas populares, con el fin de movilizarlas para sus necesidades urgentes así como para despertar su conciencia política y de clase. En este sentido la lucha de clases, económica-ideológica-política es unificada, sea cual sea la correlación de fuerzas entre las clases opuestas, tanto en condiciones favorables como desfavorables, como es el caso hoy en Grecia y a nivel mundial. Por lo tanto, la lucha por infraestructura y servicios exclusivamente públicos, gratuitos y contemporáneos de sanidad, por la recuperación de las pérdidas que ha sufrido el pueblo durante la crisis profunda, la abolición de las leyes antiobreras, debe ser integrada en línea de ruptura con la UE, el capital y su poder, por el poder obrero, la dictadura del proletariado, que llevará a una desvinculación general de la UE y de la OTAN, y socializará los monopolios y los medios de producción concentrados en general.

Al mismo tiempo, es importante reforzar la coordinación de la lucha a nivel europeo e internacional, en base a las necesidades y los derechos actuales de la clase obrera. En esta dirección las intervenciones de la “Iniciativa de Partidos Comunistas y Obreros de Europa” están allanando el camino para la condena de los planes imperialistas en las Cumbres de la OTAN y de la UE, para la denuncia de las intervenciones imperialistas en Siria, en Irak, en Libia y los ataques de Israel contra el pueblo palestino, así como el desarrollo de la actividad para la confrontación de peligros de una guerra imperialista generalizada producida por la agudización de los antagonismos interimperialistas en Ucrania y en el Medio Oriente.

Está a nuestras manos fortalecer la lucha contra la corriente oportunista para que el movimiento comunista internacional se reavive y se fortalezca.

Cuadro 1: Desarrollo de los volúmenes de grupos multinacionales estadounidenses

 

1994

2004

2008

2009

2010

Valor Añadido

1773288

3220723

3740989

3740733

4127199

Nacional

1361792

2366467

2500543

2595776

2885927

Filiales (MOFA*)

411496

854256

1240446

1144957

1241272

% MOFA

23,21%

26,52%

33,16%

30,61%

30,08%

 

 

 

 

 

 

Gastos del capital

306364

476098

685444

598862

604631

Empresa matriz

234617

350919

501893

431796

438327

Filial (MOFA)

71747

125179

183551

167066

166304

%MOFA

23,42%

26,29%

26,78%

27,90%

27,51%

 

 

 

 

 

 

Gastos de capital

103451

190029

240462

246502

251983

Empresas filiales

91574

164189

198763

207297

212513

Filiales (MOFA)

11877

2584

41699

39205

3947

%MOFA

11,48%

1,36%

17,34%

15,90%

1,57%

Fuente : Bureau Economic Analysis

* MOFA: Majority Owned Foreign Affiliates

 

Cuadro 2: PNB en valores actúales (en millares de dólares EE.UU.)

PAÍS / AÑO

2000

2005

2008

2009

2010

2015

BRASIL

657,249

892,106

1.694,616

1.666,768

2.209,266

1.903,934

CHINA

1.192,854

2.287,258

4.547,716

5.105,769

5.949,648

11.211,928

FRANCIA

1.372,452

2.207,450

2.937,321

2.700,658

2.651,772

2.469,530

ALEMANIA

1.952,920

2.862,521

3.764,675

3.421,630

3.418,371

3.413,483

INDIA

476,636

834,218

1.224,096

1.365,373

1.708,460

2.308,018

ITALIA

1.145,564

1.856,684

2.403,213

2.191,781

2.130,586

1.842,835

JAPÓN

4.731,199

4.571,867

4.849,185

5.035,141

5.495,387

4.210,363

RUSIA

259,702

763,704

1.660,846

1.222,645

1.524,915

1.175,996

REINO UNIDO

1.551,752

2.415,053

2.814,476

2.318,782

2.409,409

2.853,357

EE.UU.

10.284,750

13.093,700

14.718,575

14.418,725

14.964,400

18.124,731

Fuente: FMI

 

Cuadro 3: PIB por paridad del poder adquisitivo

porcentaje (%) Producto Mundial Bruto

PAÍS / AÑO

2000

2005

2008

2009

2010

2015

2020

BRASIL

3,2

3,1

3,1

3,1

3,2

2,9

2,7

CHINA

7,4

9,7

11,9

13,1

13,7

16,9

18,9

FRANCIA

3,4

3,1

2,8

2,7

2,7

2,3

2,1

ALEMANIA

5,0

4,2

4,0

3,8

3,7

3,4

3,0

INDIA

4,3

4,9

5,3

5,8

6,1

7,1

8,5

ITALIA

3,3

2,9

2,6

2,4

2,4

1,9

1,7

JAPÓN

6,6

5,8

5,2

4,9

4,9

4,3

3,7

RUSIA

3,1

3,5

3,7

3,5

3,4

3,1

2,7

REINO UNIDO

3,1

3,0

2,7

2,6

2,5

2,3

2,2

EE.UU.

21,0

19,6

17,9

17,4

17,0

16,1

15,0

Fuente: FMI

 

Cuadro 4: Participación en las exportaciones mundiales de mercancías

PAÍS / AÑO

1990

1995

2000

2005

2008

2009

2014

BRASIL

0,9

0,9

0,9

1,1

1,2

1,2

1,2

CHINA

1,8

2,9

3,9

7,3

8,9

9,6

12,4

FRANCIA

6,2

5,8

5,1

4,4

3,8

3,9

3,1

ALEMANIA

12,0

10,1

8,5

9,2

9,0

8,9

8,0

INDIA

0,5

0,6

0,7

0,9

1,2

1,3

1,7

ITALIA

4,9

4,5

3,7

3,6

3,4

3,2

2,8

JAPÓN

8,2

8,6

7,4

5,7

4,8

4,6

3,6

RUSIA

-

1,6

1,6

2,3

2,9

2,4

2,6

REINO UNIDO

5,3

4,6

4,4

3,7

2,8

2,8

2,7

EE.UU.

11,3

11,3

12,1

8,6

8,0

8,4

8,6

Fuente: UNCTAD

 

Cuadro 5: PIB en precios fijos

Variación porcentual anual

 

 

 

 

PAÍS / AÑO

2000

2005

2008

2009

2010

2015

2020

BRASIL

4,4

3,1

5,0

-0,2

7,6

-1,0

2,5

CHINA

8,4

11,3

9,6

9,2

10,4

6,8

6,3

FRANCIA

3,9

1,6

0,2

-2,9

2,0

1,2

1,9

ALEMANIA

3,2

0,9

0,8

-5,6

3,9

1,6

1,3

INDIA

4,0

9,3

3,9

8,5

10,3

7,5

7,8

ITALIA

3,7

1,0

-1,1

-5,5

1,7

0,5

1,0

JAPÓN

2,3

1,3

-1,0

-5,5

4,7

1,0

0,7

RUSIA

10,0

6,4

5,2

-7,8

4,5

-3,8

1,5

REINO UNIDO

3,8

2,8

-0,3

-4,3

1,9

2,7

2,1

EE.UU.

4,1

3,3

-0,3

-2,8

2,5

3,1

2,0

Fuente: FMI

 

Cuadro 5Α UE28, importaciones de diversas regiones/países, como porcentaje del total de las importaciones fuera de UE28

 

2002

2005

2008

2009

2010

2011

2012

2013

China (sin Hong Kong)

9,6

13,6

15,7

17,4

18,5

17,1

16,2

16,6

Rusia

7,0

9,6

11,4

9,7

10,6

11,6

12,0

12,3

EE.UU.

19,5

13,4

11,5

12,6

11,3

11,1

11,5

11,6

OPEP

6,5

9,2

9,9

7,9

8,5

9,2

10,6

9,8

Fuente: Elaboración de datos de la Comisión Europea

 

Cuadro 5Β. UE28, exportaciones a varias regiones/países, como porcentaje del total de las exportaciones fuera de UΕ28

 

2002

2005

2008

2009

2010

2011

2012

2013

EE.UU

28,0

23,9

18,9

18,6

17,9

17,0

17,4

16,6

OPEP

7,5

8,4

9,3

9,8

8,8

8,1

8,5

9,0

China (sin Hong Kong)

4,0

4,9

6,0

7,5

8,4

8,8

8,6

8,5

Rusia

3,9

5,4

8,0

6,0

6,4

7,0

7,3

6,9

Fuente: Elaboración de datos de la Comisión Europea


[1] Preface to N. Bukharin’s Pamphlet, Imperialism and the World Economy. V.I. Lenin. V. 22, Collected Works. Progress Publishers, Moscow.

[2] On The History Of The Question Of The Unfortunate Peace. V.I. Lenin. V. 26 Collected Works, Progress Publishers, Moscow

[3] Ibid

[4] The Revolutionary Phrase. V.I.Lenin. V. 27, Collected Works, Progress Publishers, Moscow.

[5] Speech Delivered at a Meeting of Activists Of The Moscow Organisation of the R.C.P.(B.) V.I. Lenin. V. 31, Collected Works, Progress Publishers, Moscow.

[6] 13th Plenum of the ECCI in 1933

Observaciones del Partido Comunista Obrero Ruso sobre el artículo del KKE titulado “Las uniones imperialistas, las contradicciones interimperialistas y la postura de los comunistas”


Sovietsky Soyuz

El artículo de camarada Makis Papadopoulos es actual, interesante y rico en cuanto a la presentación de acontecimientos y de argumentos. En general cumple con los requisitos de un artículo de la “Revista Comunista Internacional” y estamos satisfechos de que en el texto final del artículo se tomaron en cuenta casi todas nuestras propuestas y observaciones.

Desafortunadamente, el artículo, a pesar de los cambios, no está exento de ciertas desventajas.

En primer lugar, en nuestra opinión, no está suficientemente clara la formulación de la posición leninista fundamental de que en el imperialismo un puñado de grandes potencias capitalistas está robando a los demás países y que está en desarrollo una lucha constante para el nuevo reparto del mundo entre los grandes depredadores imperialistas. La posición respecto el desarrollo desigual en el imperialismo se presenta en el artículo de modo absolutamente correcto pero no conduce a esta conclusión.

En segundo lugar, no toma en cuenta la diferencia fundamental entre los países imperialistas que aplican una política fascista dentro o fuera de sus países y aquellos estados capitalistas que mantienen una forma democrática-burguesa de la dictadura de la burguesía.

El Consejo Editorial de la revista “Sovietsky Soyuz”