1. El Gran Octubre fue una revolución socialista.
Las contradicciones del capitalismo no pueden resolverse en el seno del capitalismo, el capitalismo debe ser sustituido por una sociedad socialista. La vía para hacerlo es la revolución socialista. El Gran Octubre abrió la época de las revoluciones.
Esta gran época todavía no ha terminado. Ha habido y habrá éxitos y fracasos, se suceden períodos de recesión revolucionaria y períodos de crecimiento revolucionario, pero este proceso conduce finalmente a la victoria del socialismo a escala mundial. Ahora estamos siendo testigos de una creciente concentración de la riqueza en manos de cada vez menos personas, el crecimiento de la pobreza de cada vez más personas, un crecimiento de la población y un creciente deterioro del entorno natural, tecnologías militares cada vez más destructivas que se concentran en manos de muy pocos, mejores oportunidades técnicas y una democracia que se debilita – tales son las condiciones que no pueden ser resueltas por el capitalismo.
2. El Gran Octubre fue la revolución de la clase obrera.
1917 no fue un golpe de estado de un pequeño grupo revolucionario, sino una revolución social. Una tarea histórica de la clase obrera, la única clase interesada en la lucha consecuente contra el capital. Demostró las palabras del Manifiesto Comunista:
“De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía no hay más que una verdaderamente revolucionaria: el proletariado. Las demás perecen y desaparecen con la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto genuino y peculiar.” [1]
La posición de la clase obrera ha cambiado mucho en las décadas recientes. La globalización y la informática hacen a los intelectuales y a los empleados más individualistas, dividen y eliminan las pequeñas y medianas empresas nacionales, minimizan el papel de los campesinos. Aún así, la clase obrera, en el sentido amplio de la palabra – la clase social que no posee capital y debe vender su propia fuerza de trabajo – sigue siendo hoy la fuerza más consciente en la lucha contra el capital.
3. Los comunistas fueron quienes prepararon, organizaron y llevaron a cabo la primera revolución socialista del mundo
El Gran Octubre demostró que, de entre las diversas corrientes del movimiento obrero, sólo la línea revolucionaria, radical, los comunistas, asumen la responsabilidad y son capaces de llevar a cabo una revolución socialista, que sólo el marxismo-leninismo es un arma ideológica fiable.
En la época de las revoluciones socialistas, las corrientes comunista y social-demócrata han roto completa y definitivamente. Los comunistas se han convertido en los portadores de las revoluciones socialistas, mientras la social-democracia se comprometía irrevocablemente con el capitalismo.
4. Las masas obreras no pueden tomar y mantener el poder sin un partido marxista-leninista, disciplinado, organizado y construido sobre los principios del centralismo democrático.
Contra la voluntad de las masas – independientemente de lo organizado que esté un pequeño grupo revolucionario – no es posible una revolución victoriosa. Pero no importa cuánta gente quiera el cambio revolucionario, éste no es posible sin un partido organizado y disciplinado.
5. El requisito previo para el éxito del partido es la adhesión al marxismo-leninismo.
La base de la fuerza del partido comunista reside en su pureza ideológica y en la unidad política y de acción. La base de la pureza ideológica del partido está en la aceptación y aplicación creativa del marxismo-leninismo.
6. El internacionalismo proletario y la unidad internacional de los partidos comunistas son importantes requisitos previos para el éxito de la lucha revolucionaria.
Poco después de la victoria del Gran Octubre, en marzo de 1918, la III Internacional comenzó sus trabajos y fue, hasta el momento, la mayor cooperación institucionalizada en la historia del movimiento comunista.
La importancia del internacionalismo proletario no está disminuyendo. Sólo juntos los partidos comunistas y obreros sólo pueden derrotar a las fuerzas del capitalismo.
7. El socialismo debe oponerse a las fuerzas del capitalismo con un poder impetuoso. La coexistencia pacífica no significa la reconciliación con el capitalismo, sino que es una de las formas de lucha.
El capital nunca ha perdonado a la revolución de 1917. Desde el primer momento intentó cobrarse la venganza, recuperar las posiciones perdidas. Los húngaros recordamos bien que, en 1919, la República Soviética fue ahogada en sangre y que Miklós Horthy fue instalado en el poder durante más de dos décadas. Para eliminar a la Unión Soviética y a los comunistas, el capital desencadenó el fascismo en el mundo. Sin el apoyo y el dinero del gran capital europeo nunca habría habido ningún Hitler o Mussolini. Al capital no le importó que el fascismo causara guerras y la muerte de decenas de millones de personas. El capital todavía no ha vuelto a guardar completamente al espíritu del fascismo en la botella, sino que lo saca cada vez que lo necesita. El capital comenzó tercera guerra mundial, la guerra fría (1948-1990) en nombre de la venganza y derrocó los sistemas socialistas de varios países en los años 90.