La guerra imperialista a la luz de los acontecimientos internacionales


Nuevo Partido Comunista de los Países Bajos

En los últimos años, ha habido un aumento de los conflictos y guerras internacionales. Por ejemplo, con la escalada de la guerra en Ucrania y el aumento de las tensiones en Europa del Este, los Balcanes y el Cáucaso; la escalada de conflictos en Oriente Medio y el genocidio contra el pueblo palestino que comete el Estado israelí; las crecientes tensiones en Taiwán, el Mar de China Meridional y otras zonas de Asia; los conflictos (armados) en África y otras partes del mundo. Estas guerras se cobran la vida de miles de personas. Millones se ven desplazadas y obligadas a huir de sus hogares.

El Estado neerlandés está implicado en muchos de estos conflictos y guerras internacionales. Gasta miles de millones en armamento para Ucrania e Israel. Se aumenta el gasto militar para alcanzar la norma de la OTAN del 2% del PIB. Se plantea el debate sobre el servicio militar obligatorio, mientras que los militares hacen propaganda en las escuelas para atraer a los jóvenes. Con la intensificación de la competencia y los antagonismos entre las potencias imperialistas, la cuestión de la paz se vuelve cada vez más urgente. En este artículo expondremos muy brevemente el punto de vista del NCPN sobre las guerras imperialistas y sus causas, los sucesos actuales en los realineamientos en la correlación internacional de fuerzas y el papel de la burguesía neerlandesa en la competencia y las guerras imperialistas. El punto de vista del NCPN sobre esta cuestión se debatió ampliamente en una conferencia partidaria en junio de 2023, la cual proporciona la base para el punto de vista esbozado en este artículo.

Las raíces de las guerras imperialistas

Al evaluar una guerra, es importante determinar qué clase, con qué propósito y en qué etapa de la historia la libra. La burguesía puede inventar innumerables pretextos para una guerra, como la autodefensa, la defensa de minorías, la lucha contra los terroristas, fascistas o fundamentalistas, etc., la defensa de la democracia, etc. Para comprender la verdadera causa de las guerras imperialistas, es sin embargo necesario mirar más allá de estos pretextos y comprender que en la base de los sucesos contemporáneos del sistema imperialista y de las relaciones internacionales se encuentran determinados sucesos económicos.

Las causas de las guerras imperialistas yacen en los intereses de los explotadores, que luchan entre sí por el control de materias primas, rutas de transporte, mercados y esferas de influencia. Las guerras imperialistas son consecuencia del sistema capitalista que tiene al beneficio como bien supremo. Cuando es necesario garantizar los beneficios de las grandes empresas, los Estados capitalistas no dudan en sacrificar la sangre de sus habitantes en el altar del beneficio.

La guerra imperialista, como medio para volver a repartir territorios y controlar recursos, mercados, esferas de influencia y rutas de transporte, es una característica esencial del imperialismo. Las leyes del propio desarrollo capitalista tienden objetiva y necesariamente a crear las condiciones para los conflictos internacionales y su escalada hasta las guerras.

Por ejemplo, la ley del desarrollo desigual se aplica al desarrollo capitalista de la economía, por el cual el fortalecimiento de una economía capitalista a costa de otra influye en la correlación internacional de fuerzas entre los Estados capitalistas y las alianzas imperialistas, lo que intensifica la competencia entre los Estados capitalistas.

La burguesía de los países que se desarrollen económicamente más rápido necesitará el control de recursos adicionales para apoyar su crecimiento económico, así como el control de las rutas de transporte y los mercados para vender sus mercancías, exportar capitales, etc. Con el aumento de su fuerza económica, la burguesía de un país exige también una mayor influencia diplomática y geopolítica, a expensas de la burguesía de los países competidores. Sin embargo, los competidores no cederán su parte sin luchar. La ley del desarrollo desigual desplaza constantemente la correlación de fuerzas entre los monopolios y entre los países capitalistas, alimentando la feroz competencia entre ellos.

Otro factor que contribuye a agudizar las contradicciones interimperialistas es que el crecimiento económico capitalista se ve interrumpido regularmente por crisis económicas, como en 2020. Contrariamente a lo que afirman los economistas burgueses, la crisis no es una aberración del desarrollo económico bajo el capitalismo, creada por factores externos (como la pandemia). Al contrario, la crisis es una ley y una consecuencia necesaria del propio desarrollo económico capitalista, y estas crisis afectan de manera desigual a las distintas economías. Los Estados también difieren en su capacidad para mitigar el impacto de las crisis económicas capitalistas. Así, la ley del desarrollo desigual también se expresa en periodos de crisis y altera la correlación de fuerzas.

El aumento de la competencia imperialista se manifiesta de diversas maneras. Por ejemplo, en la tendencia actual hacia medidas proteccionistas que pretenden limitar la competencia extranjera en favor de las partes del capital nacional que tienen interés en ello, lo cual se hace mediante aranceles de importación, cuotas de importación, barreras procedimentales, estandarización de productos, sanciones, subvenciones a la producción nacional, etc. En el proceso, podemos observar varias guerras comerciales en las que los Estados se imponen mutuamente sanciones y medidas proteccionistas. Un ejemplo típico es la guerra comercial entre EE.UU. y China, pero también las tensiones recurrentes entre EE.UU. y la UE, con sanciones a los monopolios alemanes por parte de EE.UU. y viceversa.

Sin embargo, la competencia imperialista no solo se expresa a nivele económico y diplomático. El fortalecimiento de una economía capitalista a expensas de las demás no se produce "pacíficamente", sino que prepara el escenario para conflictos imperialistas totales entre países y bloques imperialistas-capitalistas.

Los países imperialistas que ocupan una posición ventajosa en el sistema imperialista internacional tratan de aumentar su influencia en el extranjero, especialmente en los países capitalistas que en lo económico, lo político y lo militar ocupan una posición inferior en la jerarquía imperialista Cuando no basta con la presión económica y diplomática, el capital busca imponer sus intereses mediante intervenciones y guerras imperialistas, abriendo mercados para exportar capital, expulsando monopolios competidores, asegurando recursos y rutas de transporte, etc. Esto se puede ver de forma concreta en el ejemplo de las numerosas intervenciones imperialistas en nombre de Estados Unidos, de la OTAN y, por tanto, también del capital neerlandés en países como Iraq, Afganistán, Libia, etc., donde los intereses del capital euroatlántico chocaron con los intereses de los monopolios competidores (por ejemplo, el capital ruso) que se encuentran activos en estos países.

La necesidad de competir, de obtener recursos, de asegurar las rutas de transporte y de neutralizar a los competidores desempeña un papel importante en la transformación de la competencia imperialista en guerras imperialistas, lo que demuestra que el imperialismo trae la guerra “al igual que las nubes traen la lluvia”.

Realineamientos y agudización de las contradicciones internacionales

Las guerras que se libran actualmente en el mundo no pueden entenderse sin examinar más concretamente la evolución actual de la correlación de fuerzas internacional. Por supuesto, sería imposible ofrecer un análisis completo en el marco de este artículo, pero es útil examinar algunos indicios.

La tendencia general de las últimas décadas ha sido el fortalecimiento de la posición económica de China en particular y, a cierta distancia, de otros países de los BRICS (Brasil, Rusia, India y Sudáfrica), a expensas de la cuota de Estados Unidos, la UE, Reino Unido y Japón. El centro de gravedad de las relaciones internacionales se desplaza cada vez más hacia Asia, donde vive la mayoría de la población mundial (es decir, de la mano de obra), y que es rica en innumerables recursos. La cuota de Asia en el PIB mundial eclipsa por lo tanto cada vez más la contribución respectiva de otros continentes.

La competencia entre EE.UU. y China ocupa cada vez más el centro del escenario de las contradicciones internacionales. Los monopolios chinos exportan capital a muchas partes del mundo donde antes dominaba el capital estadounidense. Esta exportación de capital tiene lugar, por ejemplo, a través de la llamada “Iniciativa de la Franja y la Ruta” y otros proyectos que implican enormes inversiones por parte de monopolios chinos en Asia, África, Sudamérica, Centroamérica y Europa. Las inversiones se centran principalmente en infraestructuras, energía y telecomunicaciones, pero también en otros sectores. Estos proyectos aseguran materias primas y mercados para el capital chino.

Basándose en los realineamientos en la correlación de fuerzas internacional que, como se ha mencionado, se producen necesariamente como resultado de la ley del desarrollo desigual y de otros factores, se agudizan las contradicciones internacionales en torno a al nuevo reparto del control sobre las materias primas, las rutas de transporte, los mercados y también los territorios.

La competencia entre Estados Unidos y China se está intensificando, desempeñando un papel cada vez más central en las contradicciones internacionales. Por ello, el ejército estadounidense dirige cada vez más su mirada hacia los océanos Índico y Pacífico, una región en la que Estados Unidos cuenta con numerosas bases militares y puertos navales; un Pivot to Asia estadounidense proclamado bajo la Administración Obama en 2011. También se proclamaron los objetivos de reforzar la presencia de las fuerzas armadas estadounidenses y, especialmente, de la Marina estadounidense en la región; más concretamente, el despliegue de la mayor parte de los efectivos de la Marina estadounidense en la región del Pacífico. Estados Unidos expresa su preocupación por el hecho de que China, por su parte, disponga de una marina mayor que la estadounidense (en número de buques), además de amenazar con imponerse en misiles balísticos, sistemas de defensa antiaérea, etc. China ha aumentado constantemente el gasto militar en los últimos años, abriendo su primera base en el extranjero en Yibuti en 2017.

También son expresiones de esta orientación de EE.UU. las alianzas militares que ha establecido en los últimos años. En 2017 se (re)estableció una alianza política y militar con Australia, Japón y la India (Quad). Junto con Australia y el Reino Unido, Estados Unidos proclamó la creación del AUKUS el 15 de septiembre de 2021, un mes después de la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán. Esto incluye una alianza económica, política y militar, claramente dirigida a competir contra China. El acuerdo alcanzado por Estados Unidos con los talibanes y la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán también deben interpretarse en el contexto de la reorganización de las prioridades estadounidenses, en función de sus intereses estratégicos.

Reino Unido y Francia, cuyo capital también tiene mucho comercio e inversiones en Asia y ve oportunidades allí, también están desarrollando su presencia militar y sus relaciones diplomáticas en esa región.

El Mar de China Meridional, por el que pasa aproximadamente un tercio del transporte marítimo mundial, es también un escenario importante. En esta región, la ASEAN desempeña un papel importante: se trata de una unión económica y política de 10 países del sudeste asiático. La ASEAN tiene una zona de libre comercio con China desde noviembre de 2002 y también mantiene relaciones con Estados Unidos, Rusia y la UE.

Rusia, sobre la que no cabe ninguna duda de que actualmente es un país capitalista y forma parte del sistema imperialista internacional, desempeña un papel importante en los antagonismos interimperialistas. Si miramos el tamaño de su economía, es un país con grandes monopolios energéticos, de la industria pesada, en las nuevas tecnologías, etc., ocupando la 5ª posición mundial en número de milmillonarios, pese a tener algunas debilidades. Tiene una influencia diplomática y un poder militar relativamente grandes. Con su intervención militar en Siria, tras la intervención liderada por Estados Unidos, Rusia consiguió frustrar los planes de sus competidores en favor de los intereses del capital ruso en la región.

Las grandes contradicciones entre Estados Unidos, la OTAN y la UE, por un lado, y Rusia y sus aliados, por el otro, también se reflejan en los acontecimientos en Europa del este. La escalada de la guerra imperialista en Ucrania, que ha matado a miles de personas y desplazado a millones, siguió a las tensiones acumuladas, incluyendo el golpe reaccionario, el acuerdo de asociación con la UE y la anexión de Crimea por parte de la Federación Rusa en 2014.

En la relación entre EE.UU. y la UE, especialmente Alemania, la competencia y los antagonismos van en aumento, expresándose, entre otras cosas, en el fracaso de las negociaciones para un tratado de libre comercio (TTIP) en 2019, pero también en medidas proteccionistas y sanciones contra los monopolios del otro. Al mismo tiempo, también hay intentos renovados de cooperación más estrecha frente a la competencia contra China, así como contra Rusia y otros bloques, por ejemplo, mediante el fortalecimiento de la OTAN.

Dentro de la UE, sin embargo, también existen numerosas contradicciones, que surgen del estancamiento de las negociaciones sobre diversas cuestiones. Las distintas partes del capital tienen interés en una mayor o menor integración de la UE en cada Estado miembro, y está notablemente de moda el euroescepticismo burgués, que expresa el interés de partes de la burguesía en una cooperación menos intensa o, en algunos casos, incluso en abandonar la UE, a menudo porque quieren mantener la puerta abierta a la cooperación con bloques de poder competidores o porque es más ventajoso por otros motivos.

Obviamente, éstos son solo algunos apuntes. La situación internacional evoluciona constantemente y es muy compleja. En general, la cambiante correlación de fuerzas internacional entre los países capitalistas y los bloques imperialistas tiene como consecuencia la agudización de las contradicciones internacionales y los problemas causados por la sobreacumulación de capital. Las guerras e intervenciones imperialistas actuales están relacionadas con estos realineamientos y contradicciones, y conllevan el riesgo de una guerra imperialista más generalizada.

El papel de la burguesía neerlandesa en los conflictos imperialistas y el ejemplo de Ucrania

El capital neerlandés está activamente implicado en estas contradicciones interimperialistas, participando en alianzas imperialistas como la UE y la OTAN, dentro de las cuales la burguesía neerlandesa intenta fortalecer su posición y promover sus intereses. Los Países Bajos se involucran cada vez más en intervenciones militares, sobre todo en el marco de la OTAN o de la UE. El gasto en “defensa” casi se ha duplicado en pocos años hasta alcanzar los 21.400 millones de euros. [1] El objetivo es asegurar los intereses de las grandes empresas neerlandesas en el extranjero y ampliar su influencia. Para ello, el Estado neerlandés interviene especialmente en el Caribe, donde todavía existen colonias neerlandesas como vestigios del sistema colonial. Sin embargo, la burguesía neerlandesa también ha puesto ahora sus ojos en Ucrania, como parte de su posicionamiento con los intereses de la OTAN y la UE.

El estallido de la guerra imperialista en Ucrania es el resultado de la escalada de antagonismos entre diferentes potencias imperialistas. Dos pueblos que una vez convivieron pacíficamente bajo la Unión Soviética socialista se enfrentan ahora en una guerra sangrienta. Desde ambos lados, tanto por parte del gobierno reaccionario ucraniano y sus aliados de la OTAN como por parte de la Federación Rusa capitalista, se esgrimen falsos pretextos para justificar la guerra imperialista pero, esencialmente, para ambas partes se trata de una guerra imperialista librada por los intereses de los monopolios.

La burguesía neerlandesa tiene un gran interés en defender al gobierno reaccionario ucraniano y los intereses del bloque imperialista euroatlántico, al cual pertenece y dentro del cual intenta promover sus propios objetivos estratégicos. A tal fin también compromete amplios recursos financieros. Veamos lo que el Estado burgués neerlandés nos dice con orgullo que está haciendo para “ayudar” a Ucrania,

En 2023, la burguesía neerlandesa destinó una garantía de 200 millones de euros en el presupuesto de la UE para la Ayuda Macrofinanciera (AMF). Además, Ucrania va a recibir un préstamo de 200 millones de euros a través del Fondo Monetario Internacional, una garantía de 100 millones de euros a través del Banco Mundial y 27,5 millones de euros a través del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). La burguesía neerlandesa aportó 90 millones de euros a través del Fondo Fiduciario de Ayuda a Ucrania del Banco Mundial, 72 millones a través del BERD para el distribuidor de energía ucraniano Ukrenergo y 18 millones para el suministro de componentes de la red eléctrica.

Una parte significativa de la llamada “ayuda a Ucrania”, que asciende a 65 millones de euros, se destina a la comunidad empresarial neerlandesa y ucraniana, incluyendo 50 millones de euros para la rehabilitación de infraestructuras y 15 millones para apoyar a las pequeñas y medianas empresas. Otros esfuerzos de reconstrucción incluyen una contribución de 1 millón de euros a través de la Asociación de Municipios Neerlandeses para planes en Jersón, Odesa y Nicolaiev.

En el frente militar y de forma crucial, el Estado neerlandés ha entregado a Ucrania hasta la fecha suministros, armas, vehículos militares y otros bienes militares por valor de 2.630 millones de euros, incluyendo decenas de tanques, aviones de combate F-16, Patriots y otros sistemas de misiles, más de 1.000 vehículos militares y mucho más. [2]

 Solo en 2023, se destinaron 1.600 millones de euros a suministros directos, compra de material militar y contribuciones al Fondo Internacional para Ucrania y al Fondo Fiduciario de la OTAN. [3] En 2024, el importe total de la ayuda financiera alcanzará otros 2.000 millones de euros, en línea con las promesas a la OTAN. El Estado también pondrá a disposición 102 millones de euros para “ayuda humanitaria”, recuperación y reconstrucción durante los cuatro primeros meses de 2024. También se liberarán 89 millones de euros para la asunción de responsabilidades, incluidos los costes relacionados con la futura sede de un “tribunal especial para Ucrania”.

El apoyo económico y político del Estado burgués neerlandés no se hace por “caridad” con el pueblo ucraniano, víctima de los bloques imperialistas y de su gobierno reaccionario. El interés de los monopolios neerlandeses en particular en la “reconstrucción” de Ucrania radica en la enorme rentabilidad de este nuevo mercado para la construcción. Sin duda, las empresas neerlandesas ven en Ucrania un sujeto para la exportación rentable de capital. El Estado burgués neerlandés, como “capitalista universal”, les apoya incondicionalmente en este esfuerzo.

Las empresas neerlandesas pueden solicitar una subvención si quieren realizar un proyecto junto con una organización ucraniana. En el llamado Fondo de Asociación hay 25 millones de euros para subvenciones de quinientos mil a cinco millones de euros para empresas neerlandesas y “organizaciones de la sociedad civil” que quieran cooperar en la recuperación y reconstrucción. Además, se dispone de 60 millones de euros de crédito a la exportación (N. Ed.: el seguro de crédito a la exportación cubre el riesgo de que un comprador no pague).

La economía de Ucrania es relativamente pequeña, pero cuenta con una población muy instruida. El país tiene mucha tierra agrícola y unos 40 millones de habitantes. Como consecuencia, hay muchas oportunidades para empresas neerlandesas, sobre todo en el sector agrícola y la logística (transporte, equipamiento), pero también en el desarrollo portuario. Actualmente operan en Ucrania unas 250 empresas neerlandesas.

El grueso del acuerdo de cooperación consiste en acuerdos destinados a facilitar el comercio con la UE imperialista, con la creación de una zona de libre comercio. Las barreras comerciales desaparecerán a medida que Ucrania se adapte a las normas europeas y reduzca los aranceles de importación, por ejemplo, lo que ahorrará a las empresas europeas unos 390 millones de euros al año. Las empresas neerlandesas tendrán mejor acceso a un gran mercado de 40 millones de consumidores. Los Países Bajos exportaron a Ucrania unos 974 millones de euros en 2018. En 2014, la cifra fue de unos 775 millones de euros. Además, Ucrania es uno de los países más fértiles del mundo, el “granero de Europa”. La burguesía neerlandesa del sector agrícola también busca por tanto beneficiarse de un comercio “más fácil” con Ucrania. [4]

Es como dice Lenin en su libro El imperialismo: «Mientras el capitalismo sea capitalismo, el excedente de capital no se utilizará para elevar el nivel de vida de las masas del país, ya que esto significaría la disminución de los beneficios de los capitalistas, sino para aumentar estos beneficios mediante la exportación de capital a los países atrasados del extranjero». [5]

En el frente militar, como se ha mencionado, el ministerio neerlandés de Defensa dice:

«Entrega directa: se entregaron a Ucrania equipos por valor de 1 100 millones de euros de sus propias existencias militares. Esta es la cantidad que valía el equipo en el momento de la entrega (el valor contable). Dado que también cuesta dinero reponer o reemplazar los bienes entregados, el coste total para los Países Bajos asciende a 1 490 millones de euros.

«Entrega comercial: los Países Bajos también compraron material militar para Ucrania, con un coste de 934 millones de euros.

«Fondo Internacional para Ucrania: los Países Bajos ingresaron 100 millones de euros en el Fondo Internacional para Ucrania. Los equipos militares para Ucrania suministrados directamente por la industria se pagan con cargo al fondo.

«Fondo Fiduciario de la OTAN: Los Países Bajos aportan 100 millones de euros al Paquete de Asistencia Integral a Ucrania (UCAP) de la OTAN. Con ello se pagan bienes y provisiones como combustible, suministros médicos, equipos de invierno e inhibidores para desbaratar drones. Este fondo se destina al denominado apoyo no letal, es decir, sin armas ni sistemas de armamento.» [6]

Los bienes militares ascienden a:

«Tanques T-72 (60 piezas), vehículos blindados de orugas YPR, incluidos para salvamento y entrenamiento (207 piezas), vehículos de reconocimiento Fennek y vehículos de orugas Viking. Tanques Leopard 1 conjuntamente con Dinamarca y Alemania (al menos 100 piezas), tanques Leopard 2A4 conjuntamente con Dinamarca (14 piezas), obuses blindados PzH2000 (8 piezas) y morteros de 120 mm. Sistemas de defensa antiaérea como lanzadores Patriot (2 piezas), misiles de defensa antiaérea Patriot, cañones antiaéreos móviles MR-2 (100 piezas), cañones antiaéreos Bofors 40L70 de 40 mm (20 piezas), sistemas VERA-NG (4 piezas), misiles y sistemas de misiles para defensa antiaérea y control de drones, como el Stinger. Y aviones de combate F-16.» [7]

Además del apoyo financiero y la entrega de armamento, las fuerzas armadas neerlandesas contribuyen a la formación de militares ucranianos. Además, el Estado neerlandés ha enviado cazas de combate, buques de guerra y militares a Europa del Este en el marco de la OTAN.

Quizás la información anterior hable por sí sola, pero está claro que la burguesía neerlandesa arrastra consigo al pueblo neerlandés, a la clase obrera neerlandesa, en sus peligrosos planes UE-OTAN para consolidar sus beneficios. Para ello, está dispuesta a sacrificarlo todo, incluida la seguridad y el sustento del pueblo. Solo el NCPN se opone a sus planes, sin ilusiones reformistas ni ilusiones en cuanto a la Rusia capitalista en este sangriento conflicto imperialista.

Debemos señalar que el gobierno neerlandés y los monopolios neerlandeses también proporcionan apoyo (militar) a Israel, incluyendo piezas de reserva de los cazas F-35 que se utilizan en el genocidio contra el pueblo palestino.

La lucha por la paz y el socialismo

Los sucesos actuales demuestran la necesidad de la lucha por la paz, de la lucha por la eliminación de las causas de las que surgen las guerras imperialistas y por el derrocamiento de la explotación capitalista. El NCPN seguirá apoyando las iniciativas contra las guerras e intervenciones imperialistas y por la paz. Los Países Bajos necesitan un movimiento organizado por la paz con una orientación clasista y antiimperialista.

La clase obrera neerlandesa necesita oponerse a cualquier participación o apoyo del Estado neerlandés en guerras e intervenciones imperialistas. El NCPN se opone al armamento, a las armas nucleares (que tiene EE.UU. estacionadas en los Países Bajos), a la militarización y a las ideas de reintroducción del servicio militar obligatorio para que la juventud de la clase obrera neerlandesa esté disponible como carne de cañón para los planes del gran capital neerlandés y de la OTAN.

En el plano ideológico, combatimos el belicismo, el chovinismo y el nacionalismo, promoviendo los valores del internacionalismo proletario, la solidaridad internacional y la amistad entre los pueblos; apoyamos y organizamos protestas y acciones de solidaridad internacional, por ejemplo, con el pueblo de Palestina que lucha por la liberación nacional.

Hay que desvelar la hipocresía del pacifismo y es importante reducir su influencia en el llamado “movimiento” por la paz, es decir, el lobby pacifista burgués (como PAX), que apoya la línea del gobierno neerlandés y las alianzas imperialistas en las que participan los Países Bajos. El NCPN revela el carácter imperialista y el peligro de las alianzas imperialistas como la OTAN y la UE. La lucha de la clase obrera neerlandesa debe orientarse hacia la salida de los Países Bajos de las alianzas imperialistas, lucha que está esencialmente vinculada a la lucha por el socialismo.

En la lucha por el socialismo reside la esperanza del fin definitivo de todas las guerras. Como sociedad sin explotación capitalista, donde el desarrollo no se rige por los beneficios de los monopolios sino por las necesidades de los pueblos, donde no hay lugar para el chovinismo, la discriminación y el belicismo, el socialismo destruye las causas mismas de las guerras imperialistas. La lucha por la paz y la lucha por el socialismo van de la mano.


[1] https://www.defensie.nl/onderwerpen/overdefensie/het-verhaal-van-defensie/financien

[2] https://www.defensie.nl/onderwerpen/oostflank-navo-gebied/militaire-steun-aan-oekraine

[3] https://www.rijksoverheid.nl/onderwerpen/oorlog-in-oekraine/nederlandse-hulp-voor-oekraine#anker-1-nederlandse-steun-aan-oekraine-in-2023

[4] Para la narrativa oficial del Estado burgués neerlandés sobre los “beneficios” del Acuerdo de Asociación de la UE con Ucrania: https://www.rijksoverheid.nl/onderwerpen/associatieakkoord-oekraine/voordelen-associatieakkoord-oekraine-voor-nederland

[5] V.I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, capítulo 4.

[6] https://www.defensie.nl/onderwerpen/oostflank-navo-gebied/militaire-steun-aan-oekraine

[7]  https://www.defensie.nl/onderwerpen/oostflank-navo-gebied/militaire-steun-aan-oekraine