El capital neerlandés está activamente implicado en estas contradicciones interimperialistas, participando en alianzas imperialistas como la UE y la OTAN, dentro de las cuales la burguesía neerlandesa intenta fortalecer su posición y promover sus intereses. Los Países Bajos se involucran cada vez más en intervenciones militares, sobre todo en el marco de la OTAN o de la UE. El gasto en “defensa” casi se ha duplicado en pocos años hasta alcanzar los 21.400 millones de euros. [1] El objetivo es asegurar los intereses de las grandes empresas neerlandesas en el extranjero y ampliar su influencia. Para ello, el Estado neerlandés interviene especialmente en el Caribe, donde todavía existen colonias neerlandesas como vestigios del sistema colonial. Sin embargo, la burguesía neerlandesa también ha puesto ahora sus ojos en Ucrania, como parte de su posicionamiento con los intereses de la OTAN y la UE.
El estallido de la guerra imperialista en Ucrania es el resultado de la escalada de antagonismos entre diferentes potencias imperialistas. Dos pueblos que una vez convivieron pacíficamente bajo la Unión Soviética socialista se enfrentan ahora en una guerra sangrienta. Desde ambos lados, tanto por parte del gobierno reaccionario ucraniano y sus aliados de la OTAN como por parte de la Federación Rusa capitalista, se esgrimen falsos pretextos para justificar la guerra imperialista pero, esencialmente, para ambas partes se trata de una guerra imperialista librada por los intereses de los monopolios.
La burguesía neerlandesa tiene un gran interés en defender al gobierno reaccionario ucraniano y los intereses del bloque imperialista euroatlántico, al cual pertenece y dentro del cual intenta promover sus propios objetivos estratégicos. A tal fin también compromete amplios recursos financieros. Veamos lo que el Estado burgués neerlandés nos dice con orgullo que está haciendo para “ayudar” a Ucrania,
En 2023, la burguesía neerlandesa destinó una garantía de 200 millones de euros en el presupuesto de la UE para la Ayuda Macrofinanciera (AMF). Además, Ucrania va a recibir un préstamo de 200 millones de euros a través del Fondo Monetario Internacional, una garantía de 100 millones de euros a través del Banco Mundial y 27,5 millones de euros a través del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). La burguesía neerlandesa aportó 90 millones de euros a través del Fondo Fiduciario de Ayuda a Ucrania del Banco Mundial, 72 millones a través del BERD para el distribuidor de energía ucraniano Ukrenergo y 18 millones para el suministro de componentes de la red eléctrica.
Una parte significativa de la llamada “ayuda a Ucrania”, que asciende a 65 millones de euros, se destina a la comunidad empresarial neerlandesa y ucraniana, incluyendo 50 millones de euros para la rehabilitación de infraestructuras y 15 millones para apoyar a las pequeñas y medianas empresas. Otros esfuerzos de reconstrucción incluyen una contribución de 1 millón de euros a través de la Asociación de Municipios Neerlandeses para planes en Jersón, Odesa y Nicolaiev.
En el frente militar y de forma crucial, el Estado neerlandés ha entregado a Ucrania hasta la fecha suministros, armas, vehículos militares y otros bienes militares por valor de 2.630 millones de euros, incluyendo decenas de tanques, aviones de combate F-16, Patriots y otros sistemas de misiles, más de 1.000 vehículos militares y mucho más. [2]
Solo en 2023, se destinaron 1.600 millones de euros a suministros directos, compra de material militar y contribuciones al Fondo Internacional para Ucrania y al Fondo Fiduciario de la OTAN. [3] En 2024, el importe total de la ayuda financiera alcanzará otros 2.000 millones de euros, en línea con las promesas a la OTAN. El Estado también pondrá a disposición 102 millones de euros para “ayuda humanitaria”, recuperación y reconstrucción durante los cuatro primeros meses de 2024. También se liberarán 89 millones de euros para la asunción de responsabilidades, incluidos los costes relacionados con la futura sede de un “tribunal especial para Ucrania”.
El apoyo económico y político del Estado burgués neerlandés no se hace por “caridad” con el pueblo ucraniano, víctima de los bloques imperialistas y de su gobierno reaccionario. El interés de los monopolios neerlandeses en particular en la “reconstrucción” de Ucrania radica en la enorme rentabilidad de este nuevo mercado para la construcción. Sin duda, las empresas neerlandesas ven en Ucrania un sujeto para la exportación rentable de capital. El Estado burgués neerlandés, como “capitalista universal”, les apoya incondicionalmente en este esfuerzo.
Las empresas neerlandesas pueden solicitar una subvención si quieren realizar un proyecto junto con una organización ucraniana. En el llamado Fondo de Asociación hay 25 millones de euros para subvenciones de quinientos mil a cinco millones de euros para empresas neerlandesas y “organizaciones de la sociedad civil” que quieran cooperar en la recuperación y reconstrucción. Además, se dispone de 60 millones de euros de crédito a la exportación (N. Ed.: el seguro de crédito a la exportación cubre el riesgo de que un comprador no pague).
La economía de Ucrania es relativamente pequeña, pero cuenta con una población muy instruida. El país tiene mucha tierra agrícola y unos 40 millones de habitantes. Como consecuencia, hay muchas oportunidades para empresas neerlandesas, sobre todo en el sector agrícola y la logística (transporte, equipamiento), pero también en el desarrollo portuario. Actualmente operan en Ucrania unas 250 empresas neerlandesas.
El grueso del acuerdo de cooperación consiste en acuerdos destinados a facilitar el comercio con la UE imperialista, con la creación de una zona de libre comercio. Las barreras comerciales desaparecerán a medida que Ucrania se adapte a las normas europeas y reduzca los aranceles de importación, por ejemplo, lo que ahorrará a las empresas europeas unos 390 millones de euros al año. Las empresas neerlandesas tendrán mejor acceso a un gran mercado de 40 millones de consumidores. Los Países Bajos exportaron a Ucrania unos 974 millones de euros en 2018. En 2014, la cifra fue de unos 775 millones de euros. Además, Ucrania es uno de los países más fértiles del mundo, el “granero de Europa”. La burguesía neerlandesa del sector agrícola también busca por tanto beneficiarse de un comercio “más fácil” con Ucrania. [4]
Es como dice Lenin en su libro El imperialismo: «Mientras el capitalismo sea capitalismo, el excedente de capital no se utilizará para elevar el nivel de vida de las masas del país, ya que esto significaría la disminución de los beneficios de los capitalistas, sino para aumentar estos beneficios mediante la exportación de capital a los países atrasados del extranjero». [5]
En el frente militar, como se ha mencionado, el ministerio neerlandés de Defensa dice:
«Entrega directa: se entregaron a Ucrania equipos por valor de 1 100 millones de euros de sus propias existencias militares. Esta es la cantidad que valía el equipo en el momento de la entrega (el valor contable). Dado que también cuesta dinero reponer o reemplazar los bienes entregados, el coste total para los Países Bajos asciende a 1 490 millones de euros.
«Entrega comercial: los Países Bajos también compraron material militar para Ucrania, con un coste de 934 millones de euros.
«Fondo Internacional para Ucrania: los Países Bajos ingresaron 100 millones de euros en el Fondo Internacional para Ucrania. Los equipos militares para Ucrania suministrados directamente por la industria se pagan con cargo al fondo.
«Fondo Fiduciario de la OTAN: Los Países Bajos aportan 100 millones de euros al Paquete de Asistencia Integral a Ucrania (UCAP) de la OTAN. Con ello se pagan bienes y provisiones como combustible, suministros médicos, equipos de invierno e inhibidores para desbaratar drones. Este fondo se destina al denominado apoyo no letal, es decir, sin armas ni sistemas de armamento.» [6]
Los bienes militares ascienden a:
«Tanques T-72 (60 piezas), vehículos blindados de orugas YPR, incluidos para salvamento y entrenamiento (207 piezas), vehículos de reconocimiento Fennek y vehículos de orugas Viking. Tanques Leopard 1 conjuntamente con Dinamarca y Alemania (al menos 100 piezas), tanques Leopard 2A4 conjuntamente con Dinamarca (14 piezas), obuses blindados PzH2000 (8 piezas) y morteros de 120 mm. Sistemas de defensa antiaérea como lanzadores Patriot (2 piezas), misiles de defensa antiaérea Patriot, cañones antiaéreos móviles MR-2 (100 piezas), cañones antiaéreos Bofors 40L70 de 40 mm (20 piezas), sistemas VERA-NG (4 piezas), misiles y sistemas de misiles para defensa antiaérea y control de drones, como el Stinger. Y aviones de combate F-16.» [7]
Además del apoyo financiero y la entrega de armamento, las fuerzas armadas neerlandesas contribuyen a la formación de militares ucranianos. Además, el Estado neerlandés ha enviado cazas de combate, buques de guerra y militares a Europa del Este en el marco de la OTAN.
Quizás la información anterior hable por sí sola, pero está claro que la burguesía neerlandesa arrastra consigo al pueblo neerlandés, a la clase obrera neerlandesa, en sus peligrosos planes UE-OTAN para consolidar sus beneficios. Para ello, está dispuesta a sacrificarlo todo, incluida la seguridad y el sustento del pueblo. Solo el NCPN se opone a sus planes, sin ilusiones reformistas ni ilusiones en cuanto a la Rusia capitalista en este sangriento conflicto imperialista.
Debemos señalar que el gobierno neerlandés y los monopolios neerlandeses también proporcionan apoyo (militar) a Israel, incluyendo piezas de reserva de los cazas F-35 que se utilizan en el genocidio contra el pueblo palestino.