La guerra en Ucrania y el papel de Turquía


Erhan Nalçacı, Miembro del Comite Ejecutivo del TKP

El inicio de la guerra en Ucrania quizás debería situarse en 2014, pero en este artículo [1] nos centraremos en el periodo que comienza con la intervención rusa en territorio ucraniano en febrero de 2022. La guerra en Ucrania no tuvo lugar entre dos estados-nación, Ucrania fue puesta como un proxy de la OTAN, en otras palabras, del bloque imperialista euroatlántico, por lo que la guerra tuvo lugar entre la OTAN y Rusia. Pero más en general, Ucrania fue un frente en la guerra de repartición imperialista, que es un producto de la rivalidad imperialista que ahora se ha apoderado del mundo, una guerra que aún no ha llegado a ser total.

En esta guerra, de la que hablaremos en este artículo, Turquía desempeñó un papel subsidiario pero muy complicado. En una situación pocas veces vista en la historia del mundo, la clase capitalista turca y sus políticos suministraron armas a uno de los bandos beligerantes mientras desarrollaban relaciones económicas y mantenían relaciones diplomáticas con el otro bando. Al tiempo que definía a Rusia como un ocupante y denunciaba la anexión de Crimea, Turquía intentaba proteger a Rusia tanto como podía del embargo económico impuesto por el bloque euroatlántico contra Rusia. Por un lado, mientras Turquía mantenía su pertenencia a la OTAN y participaba en sus maniobras, apoyaba a Rusia siguiendo las normas del Tratado de Montreux y no permitiendo la entrada de la OTAN en el Mar Negro. Turquía no actuó como un miembro de la OTAN ni como un engranaje típico del bloque euroatlántico durante la guerra de Ucrania, sino que intentó jugar un doble juego.

En este artículo intentaremos desentrañar las razones de esta peculiaridad. ¿Por qué la clase capitalista turca ha sido tan pragmática en este proceso? ¿Por qué Turquía tuvo tantas contradicciones con EEUU a pesar de ser un Estado miembro de la OTAN? ¿Por qué Rusia toleró y desarrolló relaciones con un país que es aliado y proveedor de armas de Ucrania?

Antes de entrar en los detalles de la cuestión, debemos abordar dos procesos fundamentales para poder llegar a un marco conceptual. El primero es la crisis de la hegemonía imperialista, sin la cual no podemos entender las relaciones internacionales hoy en día, y el otro son los esfuerzos de una serie de países, entre ellos Turquía, por ascender en la pirámide imperialista en función de su acumulación de capital en los últimos 30 años.

¿Qué es la crisis de hegemonía imperialista?

Para no desviar el tema, deberíamos definirlo brevemente. Después de la Segunda Guerra Mundial, en términos de su contribución a la producción global y de su poder para influir en el mundo de manera militar, financiera, política e ideológica, los EEUU eran indiscutiblemente el país puntero del mundo imperialista. Bajo su dirección se libró una lucha contra la política de la clase obrera en el mundo, especialmente contra la Unión Soviética, y se condujo el capitalismo mundial.

Después del proceso de contrarrevolución en la Unión Soviética y en el mundo socialista, los EEUU mantuvieron su liderazgo del mundo imperialista. Ahora que no había gobiernos socialistas y que la clase obrera había retrocedido, había que reestructurar el mundo, hacer retroceder las conquistas del trabajo y no dejar obstáculos nacionales ante el capital. Con el liderazgo de los EEUU, la clase capitalista actuó con una libertad de la que nunca había disfrutado después de la Revolución de Octubre. En Afganistán, Irak y Yugoslavia, la reestructuración imperialista pasó por intervenciones militares correctivas por los EEUU, la OTAN y la UE.

Este proceso de gran triunfo y autoconfianza del capital fue acompañado de la crisis estructural del capitalismo y de una enorme exportación de capital de Occidente a Oriente, donde la explotación laboral era elevada, se fomentaban los movimientos de capital y se ignoraban los problemas medioambientales. En la década de 2000, se comprendió que el Estado chino estaba gestionando la acumulación de capital basada en esta exportación de capital con una estrategia mundial. En la década de 2000, China iba a superar a los EEUU en términos de contribución a la producción mundial, a crear su propio sistema de alianzas y a movilizar una enorme cantidad de capital financiero. Desarrollaría un proyecto de hegemonía mundial, como la Nueva Ruta de la Seda, y empezaría a expulsar a los EEUU y al bloque euroatlántico de los mercados africanos, asiáticos e incluso europeos mediante la exportación de capital. China se militarizaría cada vez más bajo el paraguas de seguridad proporcionado por Rusia y comenzaría a amenazar la supremacía estadounidense en la región del Pacífico.

El colapso financiero de 2008 en los EEUU marcó un punto de inflexión en la rivalidad imperialista. En 2011, cuando los EEUU anunció al mundo que aumentaría su arsenal militar para mantener su hegemonía en la región del Pacífico, comenzó de hecho, de forma encubierta, la guerra de repartición imperialista.

Las conspiraciones de los EEUU y sus aliados en Libia y Siria y la intervención de Rusia en Siria en 2015 pueden considerarse dentro del ámbito de la guerra imperialista de repartición. La propia Ucrania es objeto de repartición directa, con su riqueza que estimula el apetito del imperialismo, su enorme producción agrícola y su industria, que son herencia de la Unión Soviética. Sin embargo, una de las razones de la guerra que comenzó con la expansión de la OTAN hacia el Este, armando a Ucrania, convirtiéndola políticamente en un aparato de la OTAN y provocando militarmente a Rusia, era desgastar militarmente a Rusia y hacerla incapaz de luchar junto a China en el Pacífico. Sin embargo, esto no debe hacernos olvidar que Rusia es también un país capitalista que persigue objetivos expansionistas y trata de ganar un nuevo punto de apoyo en la crisis de la hegemonía imperialista.

El lugar de Turquía en la crisis de hegemonía imperialista

En 1990, Turquía era un país que los EEUU podía dirigir mediante golpes militares, un país en el que Estados Unidos había construido una sólida hegemonía en el ejército, el Estado, la política, los medios de comunicación y la economía. Se había convertido en algo habitual que quienes iban a gobernar Turquía buscaran la bendición de los EEUU, y éste fue también el caso de Erdoğan en 2001.

Sin embargo, especialmente después de 2002, durante el largo gobierno del AKP en Turquía, tuvieron lugar diferentes procesos de acumulación de capital. El primero de ellos fue una transferencia de propiedad en la que casi toda la propiedad pública fue saqueada por el capital. En este proceso, todas las grandes empresas industriales del país pasaron a manos del capital. En segundo lugar, el ataque a la organización de la clase obrera creó en Turquía un régimen laboral no regulado con una tasa de explotación muy elevada. En tercer lugar, tras los cambios legales que facilitaron las operaciones del capital, se produjo un flujo masivo de capital del extranjero a Turquía.

Todos estos procesos permitieron al capital turco florecer y volver sus ojos al extranjero. Nuevos mercados, nuevas áreas de inversión de capital, nueva hegemonía, incluso nuevas áreas de anexión...

Aunque la economía turca sigue dependiendo en gran medida del bloque euroatlántico, la competencia imperialista dirigida por los EEUU limitó el expansionismo del capital turco. Por ejemplo, las guerras en Siria y Libia perjudicaron inicialmente las inversiones y la posición del capital turco. Con Rusia, en cambio, la proximidad geográfica creó una cuenca económica natural, Turquía se benefició del gas natural ruso, vio a Rusia como un mercado y una zona de inversión de capital, y los turistas rusos fueron los principales clientes del sector turístico.

Tras el punto de inflexión de 2008, Turquía cambió de rumbo y pasó de ser un país bajo la hegemonía del imperialismo a un país que aspiraba a ser imperialista por sí mismo. El intento de golpe de Estado de 2016, lanzado por la secta Gülen, componente del AKP y dirigido directamente por los EEUU, fue un hito importante en este proceso. Era la primera vez que los EEUU fracasaba en un golpe militar en Turquía y se estaba produciendo una erosión significativa de su hegemonía. En el curso de la lucha dentro del Estado y posiblemente entre las diferentes orientaciones de la burguesía, el equipo dirigido por Erdoğan no dudó en buscar el apoyo de Rusia.

Turquía comenzó a tener tropas en el extranjero no sólo en la OTAN o la ONU, sino también en línea con los intereses de la clase capitalista turca. En Turquía ha surgido un importante complejo industrial militar capaz de dirigir las tendencias imperialistas del capital. Anteriormente, los EEUU nunca habría permitido esto. Además, este auge se realizó a pesar de las restricciones impuestas por los EEUU al suministro de armas y productos intermedios necesarios para la producción de armas.

 La participación de Turquía en las exportaciones mundiales de armas aumentó del 0,69% entre 2013-2017 al 1,1% entre 2018-2022, y Turquía ocupó el puesto 12 entre los proveedores mundiales de armas [2]. Se dice que hay alrededor de 2000 pequeñas o medianas empresas en Turquía que producen vehículos aéreos no tripulados, desde tornillos hasta láseres [3]. Como resultado de la cooperación de Baykar con el Estado, Turquía ha empezado a intervenir en guerras regionales. Los países que antes encargaban UCAV (vehículos aéreos de combate no tripulados, por sus siglas en inglés) han pasado a depender de Turquía para las especificaciones técnicas, la formación de vuelo y la munición que se utiliza en los UCAV.

El capital turco ha declarado el siglo XXI como el "Siglo de Turquía", aunque una parte significativa de ello sea propaganda ideológica, al igual que hicieron para sí mismos Estados como China, Brasil e India en la crisis de hegemonía imperialista.

Al mismo tiempo, Turquía intentó allanar el camino con movimientos diplomáticos y formar parte de varios procesos de paz imperialistas.

Tocaremos la fragilidad del capitalismo turco al final, pero sin entender la transformación del capitalismo turco en los últimos 30 años, no será posible entender esta situación peculiar en la guerra Ucrania-Rusia.

Las relaciones entre Ucrania y Turquía durante la guerra

A pesar de la caída del colonialismo tras la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo ha continuado con diversos derivados de las exportaciones de capital de una manera mucho más compleja. Hoy en día, uno de estos derivados se manifiesta en forma de explotación agrícola mediante el alquiler/compra de tierras agrícolas en un país extranjero.

Estados Unidos, China y los principales países de la UE cultivan principalmente tierras en otros países, sobre todo en África. El capital turco también se ha sumado a esta tendencia debido a su nueva posición expansionista. Bajo la Unión Soviética, Ucrania se convirtió en el mayor laboratorio de investigación agrícola del mundo y experimentó una revolución en la productividad agraria. En la actualidad, la superficie de tierra cultivable en Ucrania se estima en unos 100 millones de hectáreas. Antes de la guerra, el 10% del trigo mundial, el 13% de la cebada, el 15% del maíz y casi el 50% de las exportaciones de girasol procedían de Ucrania. Necesitaremos esta información cuando hablemos del "corredor del grano". Países como China y Arabia Saudí han arrendado grandes extensiones de tierras agrícolas a Ucrania. En cuanto a Turquía, justo antes de la guerra, unas 40 empresas operaban en 25-30 mil hectáreas.

Además, la exportación de capital más importante de Turquía se realizaba en el sector de la construcción, y Ucrania se había convertido en un importante centro para las empresas constructoras turcas.

 Sin embargo, el sector más importante relacionado con el papel de Turquía en la guerra era el militar y el comercio de armas. La tensa situación entre Ucrania y Rusia no comenzó en 2022, sino mucho antes. Las relaciones militares que se habían desarrollado entre Turquía y Ucrania antes de 2022 continuaron con la guerra.

En primer lugar, en la guerra de baja intensidad en Donbass y Luhansk, los UCAV y las armas pequeñas suministradas por Turquía fueron fundamentales y Ucrania se convirtió en un mercado para los monopolios turcos de armas. Pero había otra razón por la que Turquía se orientó hacia Ucrania.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Turquía tenía una economía planificada y nacionalista y avanzaba rápidamente por la senda del desarrollo industrial. Sin embargo, después de la guerra, cuando quedó bajo la hegemonía estadounidense, la dirección y el ritmo de la industrialización se vieron interrumpidos. Debido a esta intervención imperialista, Turquía fue incapaz de producir motores hasta hace poco. Por otro lado, la industria militar, que se ha desarrollado rápidamente en los últimos 15 años, necesitaba motores para tanques, buques de guerra y UCAV. Querían transferir tecnología, no sólo importar motores. Por esta razón, el capital turco dirigió su mirada a Ucrania, con sus fábricas de motores heredadas de la Unión Soviética. Ucrania, por su parte, estaba ansiosa por la transferencia mutua de tecnología y así nació una alianza militar.

Durante la visita de Zelensky, quien fue elegido presidente de Ucrania como funcionario del bloque euroatlántico, a Turquía en octubre de 2020, se firmó un acuerdo de cooperación militar entre ambos países. El uso de UCAV turcos durante la guerra de Karabaj había provocado un embargo encubierto contra Turquía por parte del bloque euroatlántico. Así, Turquía recurrió a Ucrania para obtener productos intermedios en la producción de armas.

 En 2022, sólo 3 semanas antes de la guerra, Erdoğan visitó Ucrania, se firmó un acuerdo de cooperación en alta tecnología, aviación y espacio y se decidió que Baykar construiría una fábrica de drones en Ucrania. [4]

 Cuando comenzó la guerra, el ejército ucraniano ya utilizaba mucho equipamiento de origen turco. El equipo que se vendía a Ucrania se mantenía generalmente en secreto para el público turco, y sólo nos enterábamos de lo que se informaba en la prensa ucraniana o rusa. Un ejemplo es el uso de radios producidas por Aselsan, una empresa tecnológica turca, por parte de unidades de infantería y blindadas ucranianas. También se ha mencionado la coproducción turco-ucraniana de sistemas de lanzamiento de misiles antitanque. En el sector marítimo, Turquía también ha empezado a producir buques de guerra para Ucrania. En 2021, se lanzó una corbeta en el Mando de Astilleros de Estambul. [5] También se informó de que los cascos compuestos y los chalecos balísticos importados de Turquía para los soldados del ejército ucraniano proporcionaron una ventaja psicológica sobre el ejército ruso al principio de la guerra. [6]

 Sin embargo, el elemento más importante del comercio de armas fueron los UCAV. No es posible conocer el número exacto, ya que se mantiene en secreto, pero según la prensa, Turquía suministró unos 50 UCAV. Los UCAV desempeñaron un papel importante en el comienzo de la guerra. Justo antes de la guerra, cuando el ejército ucraniano estaba atacando provocadoramente Luhansk y Donbass, Rusia se ofendió al compartir una imagen de un UCAV turco destruyendo un cañón ruso. [7] La parte turca respondió a las quejas de Rusia diciendo que la empresa que vendía los UCAV era privada y que ellos no podían interferir. En realidad, el Estado y los monopolios armamentísticos estaban entrelazados y no estaba claro quién dirigía el proceso.

 También se afirmó que el hundimiento del “Moscú”, el buque insignia de la Armada rusa en el Mar Negro, fue consecuencia de los UCAV suministrados desde Turquía. Mientras estos UCAV ocupaban los radares del acorazado “Moscú”, se dice que fueron derribados con misiles Neptune. [8]

Por otra parte, mientras el imperialismo occidental envía jóvenes al frente a morir, también ha vertido tantas armas en Ucrania que las exportaciones de armas de Turquía a Ucrania han quedado eclipsadas. No es fácil estimar el nivel actual de suministros de armas desde Turquía debido al mayor secretismo de la información en condiciones de guerra.

En cuanto al suministro de motores desde Ucrania, las fábricas de motores utilizadas en la producción de UCAV, municiones y helicópteros de combate fueron bombardeadas repetidamente por Rusia durante la guerra. Por lo tanto, la importación de motores ucranianos para la industria armamentística turca puede haberse interrumpido.

Las relaciones entre Turquía y Rusia durante la guerra

Desde 2008, la relación entre Turquía y Rusia ha pasado por altibajos lo suficientemente abundantes como para desviar el foco de este artículo. En un momento fue asesinado el embajador ruso, en otro fue derribado un caza ruso por aviones turcos en Siria. En general, sin embargo, se observó que la postura sin principios y el pragmatismo de la clase capitalista turca fueron tragados por la clase capitalista rusa.

Bajo el capital monopolista ruso –que se formó saqueando los medios de producción pertenecientes a la sociedad soviética– y su representante político Putin, Rusia no se convirtió en un gigante industrial como China, contribuyendo en gran medida a la producción mundial. No había ni cientos de millones de campesinos a los que conducir a zonas de libre explotación como China, ni una clase obrera que trabajara completamente sin reglas. Por esta razón, no ha habido una enorme afluencia de capital del extranjero. Por otra parte, Rusia, con el mecanismo militar que heredó de la Unión Soviética, se hizo cargo de la seguridad de las zonas de hegemonía china emergentes desde el Pacífico hasta Asia Central, desde Oriente Medio hasta el Mediterráneo. Por lo tanto, se ha convertido en un objetivo que la OTAN quiere eliminar antes que China. Por esta razón, la perturbación creada por Turquía en el seno de la OTAN jugó a favor de Rusia, que trató de ampliar y apoyar esta perturbación. A pesar de todas las contradicciones, las dos clases capitalistas que intentan ganar un nuevo lugar en la pirámide imperialista se acercaron en nombre de la seguridad y de las áreas de beneficio.

A pesar de la insistencia de Turquía en que la integridad territorial de Ucrania, incluida Crimea, debe ser restaurada después de febrero de 2022, las relaciones entre Turquía y Rusia siguieron desarrollándose. La construcción de la central nuclear de Akkuyu, en la costa mediterránea, por parte de una empresa rusa, no se ha ralentizado. Pero lo más importante es que, a pesar del embargo de petróleo y gas natural impuesto a Rusia por el bloque euroatlántico, Turquía siguió comprando gas natural a Rusia e incluso se convirtió en el principal centro de gas ruso en Europa.

El gas natural ruso entró por primera vez en Turquía a través de la frontera búlgara en 1987, durante la Unión Soviética. Le siguió el gasoducto Blue Stream a través del Mar Negro entre Rusia y Turquía, que se acordó en 1997 y empezó a bombear gas a principios de la década de 2000. A su inauguración en 2003 asistieron Erdogan y Putin.

 En 2014, Putin propuso el gasoducto Turkish Stream para conectar Rusia y Tracia a través del Mar Negro, que se inauguró oficialmente en 2020. El acontecimiento más importante durante la guerra de Ucrania fue la propuesta de Rusia de construir una gran estación de exportación de gas en Turquía, que permitiría a Rusia exportar gas a Europa sin pasar por territorio ucraniano. Tracia fue elegida para el proyecto, que se completará este año tras el acuerdo entre ambas partes. [9]

 Durante los años de la guerra (2022-2023), el volumen comercial de Rusia con Turquía casi se triplicó en comparación con los años anteriores, alcanzando casi 70.000 millones de dólares. Este volumen se basó en las importaciones procedentes de Rusia, que ascendieron a unos 58.000 millones de dólares. [10]

 Este aumento del comercio no se debió únicamente al incremento de las importaciones de gas natural, sino que la parte turca también realizó un esfuerzo encubierto para eludir el embargo comercial contra Rusia. Además, muchas empresas rusas se establecieron en Turquía para eludir el embargo. Entre las empresas sancionadas por Estados Unidos por violar el embargo había cuatro empresas turcas. Por ejemplo, se dijo que una empresa llamada Azu compraba chips de todo el mundo y los enviaba a Rusia. [11] El sistema de pago MIR de los bancos rusos también fue aceptado en el sistema bancario turco hasta que se interrumpió como consecuencia de la presión del bloque euroatlántico. Aun así, una delegación de la Comisión de la UE tuvo que hacer una visita a Turquía en octubre de 2022 para advertir al país sobre las sanciones.

Ganarse un lugar en los rangos superiores de la jerarquía imperialista no consiste únicamente en intervenir en guerras regionales y llevar a cabo una política exterior agresiva; desempeñar un papel en la paz regional también aumentará la hegemonía de un Estado en una determinada región. Esto fue lo que hizo Turquía, que, como Estado que mantiene relaciones con ambas partes, quiso desempeñar un papel diplomático.

Delegaciones de Ucrania y Rusia se reunieron en Estambul el 29 de marzo de 2022, poco más de un mes después del inicio de la guerra, con la mediación de Erdogan. Si se hubiera materializado un acuerdo de paz, Turquía habría sido probablemente uno de los Estados garantes. Pero la cuestión no era las pérdidas territoriales de Ucrania ni el posible ingreso de Ucrania en la OTAN, el bloque euroatlántico había postulado a Ucrania y provocado la guerra con la intención de debilitar la posición de Rusia en el conflicto en curso dentro del sistema imperialista y reducir su capacidad militar, junto con esta intención principal. Por eso no hubo entonces ningún acuerdo de paz y durante los 2 años siguientes los trabajadores de los dos países siguieron matándose en el frente.

Otro intento diplomático de Turquía fue la Iniciativa del Grano del Mar Negro. Ya hemos mencionado la importancia de los productos agrícolas ucranianos y rusos para el mercado mundial y la seguridad alimentaria mundial. Añadamos que los fertilizantes producidos en Rusia son importantes para los mercados mundiales. El mundo ya se estaba recuperando de una pandemia y la subida de los precios de los alimentos había supuesto una pesada carga para las clases trabajadoras. A esto se añadía la indisponibilidad de los puertos ucranianos debido a la guerra. Rusia no podía transportar sus productos agrícolas a los puertos mundiales debido al embargo comercial que se le había impuesto. Tampoco era posible transferir dinero a través de los bancos, ni asegurar barcos y mercancías para que atracaran en los puertos.

Con la iniciativa de Turquía y el apoyo de la ONU, el 22 de julio de 2022 se firmó en Estambul el Acuerdo sobre el Corredor de Cereales, al que acudieron delegaciones de Rusia y Ucrania. Así, Turquía logró un éxito diplomático a escala mundial, y en mayo de 2023 se enviarían más de 30 millones de toneladas de productos agrícolas a países de todo el mundo.

 Sin embargo, el acuerdo no se prorrogaría más y sería rescindido por Rusia. En primer lugar, se comprendió que los productos agrícolas exportados se almacenaban en los países punteros del imperialismo y sólo un 10% de ellos se entregaba a los países pobres cuya población se moría de hambre. [12]

Aunque se promovió, el acuerdo no terminó porque se robara grano a los países pobres. El bloque euroatlántico abusaba del tratado en este tráfico de barcos en el Mar Negro, atacando la seguridad de Rusia con buques de guerra sin tripulación. Además, no se relajó el embargo sobre los productos agrícolas, que Rusia había exigido y que estaban incluidos en el acuerdo.

El Tratado de Montreux y los problemas estructurales del capitalismo turco

El papel más importante de Turquía en la guerra de Ucrania fue sin duda la aplicación del Tratado de Montreux. En el Tratado de Lausana de 1923, los Dardanelos y el Estrecho de Estambul (Bósforo), que conectan el Mar Negro con el Mar Mediterráneo, no se entregaron a la soberanía de la recién establecida República Turca. Sólo en las condiciones de la inminente guerra imperialista de partición y con el apoyo de la Unión Soviética se conseguiría este derecho de soberanía en el Tratado de Montreux firmado en 1936.

Según el acuerdo, si los Estados ribereños del Mar Negro deseaban introducir sus buques de guerra en el Mar Negro, podían entrar en él con una restricción de tonelaje y con un preaviso de tres semanas, y lo abandonarían al cabo de dos semanas. Así pues, el tratado prohibía la entrada de submarinos, portaaviones y cruceros en el Mar Negro en tiempos de paz. Si estallaba una guerra en el Mar Negro, los Estados ribereños del Mar Negro no podrían entrar en él bajo ninguna circunstancia.

El Estado turco empezó a aplicar este acuerdo en cuanto estalló la guerra en Ucrania. Ni siquiera permitió el regreso de los buques de guerra rusos de la flota del Mar Negro. Rusia no se opuso a esto, porque la aplicación de las decisiones de Montreux prácticamente mantuvo a la flota de la OTAN fuera del Mar Negro.

Esta situación hizo que la clase capitalista y el Estado turcos estuvieran bajo la presión del bloque euroatlántico desde el comienzo de la guerra. El imperialismo occidental ha presionado a través de canales no oficiales para romper el Tratado de la OTAN, para establecer una base naval de la OTAN en la costa del Mar Negro. Tampoco sabemos si hubo presiones mantenidas en secreto en reuniones oficiales.

 Se crearon pretextos para violar Montreux. Por ejemplo, querían enviar barcos cazaminas tras la liberación de las minas colocadas por Ucrania alrededor del puerto de Odessa. Este intento también fue rechazado por Turquía. Como parte del acuerdo de Seguridad del Mar Negro firmado recientemente entre el Reino Unido, Noruega y Ucrania, se pretendía transferir dos buques cazaminas al Mar Negro [13].

Tal vez incapaz de soportar la presión, Turquía firmó este mes un acuerdo de seguridad antiminas con Bulgaria y Rumanía, ambos miembros de la OTAN en el Mar Negro. Este acuerdo no permite la entrada de buques de guerra extranjeros, pero el hecho de que los tres sean países de la OTAN resulta inquietante y sugiere la posibilidad de que forme parte de un plan.

Aunque el capitalismo turco se ha desarrollado lo suficiente en los últimos años para dar pie a las ambiciones expansionistas de la clase capitalista turca, tiene una estructura frágil. Con su déficit crónico por cuenta corriente y sus deudas externas con bancos occidentales difíciles de refinanciar, parece un país propenso a las crisis económicas. Además, Turquía todavía no ha sido capaz de producir aviones de combate y está acorralada por el embargo estadounidense. Está a la espera de EEUU para la compra de F-16 y la modernización de su flota.

Todo esto lleva a Turquía a actuar de forma más comprometida. Por ejemplo, Turquía no puso mucha resistencia a la admisión de Finlandia y Suecia en la OTAN. Sin embargo, esta expansión de la OTAN sería importante en el cerco a Rusia y en una posible guerra europea.

Si la clase capitalista turca permite que se incumpla el Tratado de Montreux, podría significar que Turquía entraría de facto en una guerra con Rusia del lado de la OTAN. El movimiento político de vanguardia de la clase obrera turca está siguiendo de cerca este proceso que significa una crisis política importante y una amenaza para el pueblo trabajador, para intervenir.


[1] Este artículo se presentó por primera vez en enero de 2024. Sin embargo, en los últimos tres meses, como se predijo en el artículo, se observa que las alas a favor de EE.UU. y de la OTAN dentro de la clase capitalista turca y sus partidos políticos en el poder y en la oposición han logrado dominio sobre la política del país. Turquía ha concluido el acuerdo de los F16 con EE.UU., ha cooperado con la OTAN en muchas cuestiones operativas y ha comenzado a limitar el comercio con Rusia, teniendo en cuenta el embargo comercial. Su apoyo militar a Ucrania parece haber pasado a depender más de la OTAN que de sus propios intereses. Aunque todavía no se ha incumplido el Tratado de Montreux, se ha torcido a favor del compromiso estadounidense de forma preocupante.

[2] https://tr.euronews.com/2023/03/13/rapor-kuresel-silah-ihracatinda-turkiyenin-payi-artti-ithalatorani-azaldi (Fecha de acceso: 11.01.2024)

[3] https://www.crisisgroup.org/tr/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkiye/turkiyesgrowing-drone-exports (Fecha de acceso: 12.01.2024)

[4] https://www.crisisgroup.org/tr/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkiye/turkiyesgrowing-drone-exports (Fecha de acceso: 12.01.2024)

[5] https://www.indyturk.com/node/482386/siyaset/bayraktar-si%CC%87had%C4%B1%C5%9F%C4%B1nda-t%C3%BCrkiye-ukraynaya-hangi-askeri- malzemelerisatt%C4%B1#:~:text=T%C3%BCrkiye'nin%20son%20y%C4%B1llarda%20Ukrayna,24%20adet%20daha%20sat%C4%B1lmas%C4%B1%20kararla%C5%9Ft%C4%B1r%C4%B1lm%C4%B1%C5%9Ft%C4%B1. (Fecha de acceso:17.01.2024)

[6] https://www.crisisgroup.org/tr/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkiye/turkiyesgrowing-drone-exports (Fecha de acceso: 12.01.2024)

[7] https://www.crisisgroup.org/tr/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkiye/turkiyes-growing-drone-exports (Fecha de acceso: 12.01.2024)

[8] https://www.crisisgroup.org/tr/europe-central-asia/western-europemediterranean/turkiye/turkiyesgrowing-drone-exports (Fecha de acceso: 12.01.2024)

[9] https://www.yirmidort.tv/ekonomi/turkiye-ve-rusya-anlasti-dogalgaz-merkezi-icin-yol-haritasitamam-136599 (Fecha de acceso: 18.01.2024)

[10] https://ticaret.gov.tr/data/5bcc5d4813b876034cfece26/RF%20%C3%9CLKE%20RAPORU%20%20-%202023.pdf (Fecha de acceso: 18.01.2024).

[11] https://tr.euronews.com/2023/04/12/abdden-rusya-ambargosunu-ihlal-ettigi-gerekcesiyle-turkiyemerkezli-sirketlere-yaptirim (Fecha de acceso: 18.01.2024)

[12] https://haber.sol.org.tr/yazar/tahil-koridoru-yalan-dehlizi-380957 (Fecha de acceso: 18.01.2024)

[13] https://www.reuters.com/world/europe/uk-transfer-two-minehunters-ukraine-it-launches-maritime-support-plan-2023-12-11/ (Fecha de acceso: 18.01.2024)