La crisis del capitalismo y la perspectiva revolucionaria en Hungría


Dr. Gyula Thürmer, presidente del Partido Comunista Obrero Húngaro

Tanto en Europa como en Hungría, las fuerzas capitalistas hacen enormes esfuerzos por ocultar el hecho de que el capitalismo contemporáneo está en una profunda crisis. No pueden negar la existencia de serios problemas del capitalismo, pero intentan demostrar que todos esos problemas pueden solucionarse en el marco del capitalismo y por medio de reformas capitalistas. Lo cierto es que la importante crisis interna del capitalismo no puede solucionarse por medio de reformas capitalistas tradicionales. Se hace cada vez más real la perspectiva revolucionaria para solucionar los problemas del capitalismo.

Hungría es uno de los elementos más débiles del capitalismo europeo contemporáneo. El capitalismo húngaro está en una profunda crisis, independientemente de la crisis mundial. Pero esta crisis se está agudizando dada la crisis general del capitalismo. La crisis está lejos de ser resuelta, y nadie puede prever sus consecuencias. Bajo estas condiciones, no sólo debemos criticar al sistema capitalista, sino que debemos al mismo tiempo demostrar al pueblo la posibilidad real de crear un nuevo mundo. Debemos demostrar que el socialismo es una alternativa real al capitalisimo existente.

Esto significa que, en Hungría, el movimiento comunista debe entrar en una nueva situación que significa nuevas posibilidades y nuevas tareas.

La Crisis del Capitalismo Húngaro

El capitalismo húngaro está en crisis y la crisis general del capitalismo hace la crisis húngara aún más profunda. La crisis del capitalismo húngaro contemporáneo se puede explicar por los siguientes factores:

 

1. La inmensa mayoría de la economía, la industria, el sistema financiero, el comercio y los servicios húngaros han sido vendidos a capital extranjero.

Hungría fue el primer país del Europa central y oriental en abrir su economía a inversores extranjeros en 1989. Según las estadísticas de la organización de la ONU encargada de las inversiones extranjeras (UNCTAD), a finales de 1990 la inversión extranjera directa (IED) en Hungría sumaba el 1,7% del PIB. Hoy esta proporción es superior al 70%. En la UE esta proporción es sólo del 40,9%, en Rumanía del 36,7%.

Casi el 100% de los bancos pertenece al capital extranjero. El 80% de la producción industrial procede de compañías multinacionales. La economía húngara depende mucho más del capital extranjero que la de cualquier otro país de Europa. Después de 2011 existe el peligro real de que la superficie agrícola húngara pueda ser comprada por capital extranjero.

El papel decisivo del capital extranjero es una de las características del capitalismo húngaro. Hace 20 años, la contrarrevolución capitalista fue resultado de la actividad del capitalismo internacional, de la traición interna de las fuerzas revisionistas del partido comunista en el poder y de la actividad de la oposición burguesa.

No había una clase capitalista húngara fuerte. La nueva clase capitalista se creó en parte a partir de elementos de la antigua elite gobernante del sistema socialista, quienes utilizaron su posición política para tomar parte activa en la privatización de la propiedad estatal, y también en parte a partir de intelectuales y empresarios del período socialista; en parte también por nuevas generaciones que han aparecido en escena en las últimas dos décadas.

El extraordinariamente importante papel del capital multinacional es resultado de diferentes momentos. En primer lugar, las fuerzas capitalistas eran conscientes del hecho de que el período de socialismo había sido un período exitoso en la historia húngara y que las fuerzas sociales de la sociedad socialista, la clase obrera y los campesinos cooperativistas, eran muy fuertes. Las fuerzas capitalistas estaban interesadas en liquidar a estas clases y grupos sociales. Sólo vieron un camino: implicar al capital internacional. En segundo lugar, los intelectuales liberales siempre habían estado orientados hacia los EEUU, Israel y las fuerzas capitalistas multinacionales y siempre habían considerado el importante papel del capital extranjero como algo absolutamente normal.

Todos los gobiernos húngaros han apoyado las inversiones extranjeras al dar subvenciones recomendadas por decisiones gubernamentales, desarrollar exenciones de impuestos, otorgar subvenciones a la formación, a la creación de empleos, etc.

La clase capitalista húngara está formada por diferentes grupos. En primer lugar, un pequeño pero influyente grupo de grandes capitalistas que tienen posición en el área financiera, el comercio y los servicios. Están vinculados estrechamente al capital multinacional. En segundo lugar, cientos de miles de micro, pequeños y medianos empresarios en los ámbitos de la industria y el comercio. Su posición es muy débil. Están bajo la presión del capital de la UE y del capital chino. Sin un gran apoyo estatal están sentenciados a muerte.

Estos hechos, ahora que el sistema capitalista está en crisis, tienen importantes consecuencias. En primer lugar, el capital extranjero controla las áreas básicas de la economía húngara; tiene poder absoluto en el área financiera y controla el área más sensible, el comercio interior. Ya que no hay una fuerte producción nacional, hay muy pocas posibilidades de que Hungría se defienda por sus propios medios. Se puede ver claramente que las compañías multinacionales, al tratar de resolver sus propios problemas, reducen la producción y cierran sus plantas en Hungría, lo que contribuye al crecimiento del desempleo.

 

2. La brecha entre ricos y pobres en la sociedad se ha vuelto enorme. Ésta es otra razón de la crisis del capitalismo húngaro. La acumulación originaria de capital ha supuesto que el pueblo haya sido privado de sus recursos. Es resultado de la política de inflación, de la política impositiva y de la política crediticia de los gobiernos capitalistas de los últimos 20 años.

Hungría tiene una población de 10 millones de habitantes, 9 millones de los cuales pueden ser considerados como personas que viven en unas muy precarias condiciones de vida o incluso en condiciones de pobreza, y sólo un millón pueden considerarse beneficiados con los cambios sociales, con la entrada en la UE, etc.

Como muestran las siguientes crifras, el número de los desesperadamente pobres, de quienes viven por debajo del umbral de la pobreza, se ha incrementado drásticamente en los últimos años. (El umbral de pobreza es la suma de los ingresos de una familia que permite a sus miembros alimentarse y vestirse, y pagar por calefacción y la electricidad). En 1993, según estadísticas fiables, el 27% de la población húngara vivía por debajo del umbral de pobreza. En Hungría había aproximadamente un millón de pobres en 1980. Hoy su número excede los 2,5 millones. La décima parte más rica de la sociedad hace 7,3 veces más dinero que la décima parte más pobre. Quizás sean los niños los que están en la situación más difícil, casi la mitad de la población con menos de 18 años vive en una familia que se encuentra bajo el umbral de la pobreza. En los últimos años, en el 53% de los hogares descendieron los salarios reales. Esto significa que en estas familias el incremento de los ingresos ha sido menor que el incremento de los precios.

Está aumentando el número de los llamados pobres a largo plazo. Los pobres a largo plazo en Hungría provienen de distintos grupos sociales: los sin hogar, la población rural, especialmente los que viven en micro-comunidades, los desempleados o expulsados del mercado laboral, los hogares con más de tres niños, las familias monoparentales, las ancianas solteras y la población gitana. Un tercio de los pobres a largo plazo son de etnia gitana, aunque este grupo sólo supone el 5% de la población húngara.

En los primeros meses de 2009, el ingreso medio en Hungría ha sido de 402 euros. Los trabajadores manuales perciben 295 euros, los intelectuales 511 euros. El salario mínimo es de 250 euros. Hay que tener en cuenta que los precios de consumo son prácticamente iguales a los de la UE.

En los últimos 20 años, la clase obrera ha perdido sus ahorros obtenidos en la época socialista. Ahora los trabajadores utilizan sus últimas reservas, y muchos de ellos no tienen ya más reservas. Se puede decir lo mismo de los intelectuales, los profesores y los trabajadores sanitarios. La mayoría de la clase obrera y los intelectuales se ha endeudado ampliamente para comprar un piso, un coche, una televisión o, simplemente, para cubrir los costes de la vida diaria. Estos grupos sociales no pueden movilizar nuevos recursos para hacer frente a las consecuencias de la actual crisis.

 

3. La tercera razón y elemento característico de la crisis en el capitalismo húngaro es el extraordinariamente alto nivel de corrupción.

Hungría ocupa el puesto 39 en la lista de 179 países del Índice de Corrupción de Transparencia Internacional para 2007. A pesar de las leyes anti-corrupción, la falta de transparencia crea continuos rumores sobre casos de corrupción en la gestión del gobierno.

Las razones de estos fenómenos están vinculadas al propio capitalismo húngaro. En primer lugar, la privatización de la propiedad estatal supuso prácticamente un robo libre. Ahora, los diferentes círculos políticos y económicos luchan por una mayor participación en el dinero de la UE, en los pedidos estatales y en las inversiones centrales. En segundo lugar, el sistema legal es muy confuso, lo que beneficia a los que actúan en la economía sumergida. Hoy en día, aproximadamente el 30% del PIB es producido en la economía sumergida. En tercer lugar, el actual sistema político y legal es el resultado de acuerdos entre diferentes grupos de la clase capitalista realizados hace 20 años. Muchos de sus elementos ya han perdido su validez. Como resultado de esta situación, el Estado capitalista no puede cumplir algunas de sus funciones básicas, incluyendo el trabajo policial, la administración local, etc.

Posibles vías de desarrollo

El desarrollo futuro del capitalismo húngaro depende del desarrollo del capitalismo internacional y de los procesos que tienen lugar en los diferentes grupos sociales de Hungría.

 

1. Las fuerzas capitalistas internacionales no quieren perder Hungría.

Hungría fue uno de los primeros países en cambiar el socialismo por el capitalismo, y sirvió como ejemplo de lo acertado de la política de EEUU y Alemania en cuanto a las contrarrevoluciones pacíficas. Ésta es una razón. La segunda es que el capital internacional ha invertido grandes sumas de dinero en Hungría. Hoy en día las deudas de Hungría suponen el 97% del PIB del país. Las fuerzas capitalistas internacionales quieren recuperar su dinero y por eso están dispuestas a ayudar. En 2009, Hungría recibió 20.000 millones de euros como créditos stand-by.

El FMI y las fuerzas capitalistas internacionales quieren una situación política más o menos estable en Hungría y la represión de todo posible movimiento anticapitalista, pero utilizando medios “acordes con los estándares de la UE”. La administración Obama parece entender mejor que los países de la UE que el colapso del capitalismo húngaro puede conducir a una serie de colapsos en la región. Todavía no han logrado convencer a sus socios de la UE para que inviertan mucho más dinero en la consolidación del capitalismo húngaro.

Para los EEUU resulta bastante indiferente qué grupo de la clase capitalista gobierna políticamente Hungría. Le exigen a cualquier gobierno húngaro absoluta fidelidad a los EEUU y a la OTAN, así como la participación en las misiones militares de la OTAN. En la política interna, la adminsitración de EEUU espera una lucha consecuente y ejemplar contra el antisemitismo y las fuerzas comunistas.

Los países dirigentes de la UE no expresan especial preocupación sobre la situación de los capitalistas húngaros. Según su experiencia, están convencidos de que en una Hungría miembro de la UE y la OTAN no puede haber revoluciones sociales, ni siquiera levantamientos sociales de gran envergadura. Los diferentes grupos políticos de la UE expresan sus simpatías por diferentes partidos políticos de Hungría. Parece que tanto Alemania como Francia no están satisfechas con la actuación del Partido Socialista Húngaro y no se opondrían a un cambio de gobierno.

 

2. La clase capitalista húngara está formada por diferentes grupos.

El Partido Socialista Húngaro (MSZP) y la Alianza de Demócratas Libres (SZDSZ) representan al gran capital que está estrechamente relacionado con el capital multinacional. Tradicionalmente, están orientados política y económicamente hacia los EEUU e Israel. 

La coalición de los socialistas y liberales ha sido una solución óptima para las fuerzas capitalistas internacionales durante mucho tiempo. Hungría toma parte activa en todas las acciones militares iniciadas por los EEUU y la OTAN, de Kosovo a Afganistán. La mayor parte de la economía húngara se privatizó y se vendió en primer lugar al capital extranjero durante los gobiernos de estos partidos entre 1994 y 1998 y desde 2002 hasta ahora. El gobierno encabezado por el Partido Socialista Húngaro ha sido capaz de dividir a los sindicatos que luchaban contra el gobierno y de garantizar la “paz social”. Los socialistas fueron capaces de subordinar al MSZP a todas las organizaciones políticas y civiles de izquierda, con la excepción del Partido Comunista Obrero Húngaro. La coalición de los socialistas y los liberales ha declarado la guerra al antisemitismo y garantizado excelentes posibilidades de desarrollo para quienes pertenecen a la comunidad judía en Hungría. Según las estadísticas de diferentes organizaciones judías, en Hungría viven entre 50.000 y 200.000 judíos. La tasa de matrimonios entre judíos está alrededor del 60%.

El gobierno MSZP-SZDSZ hace grandes esfuerzos, entre otras cosas, por cambiar la constitución e ilegalizar “la negación del Holocausto y la incitación pública al odio racial”. El gobierno, preocupado por que Hungría fuera el lugar de Europa donde tuvieron lugar algunos de los peores incidentes neonazis de los últimos meses, ha planificado la reforma en respuesta a la indignación pública por estas nuevas provocaciones. 

A pesar de todos estos acontecimientos, las fuerzas capitalistas internacionales no están satisfechas con la actual actuación de la coalición socialista-liberal. La política económica neoliberal ha llevado a un importante empeoramiento de las condiciones de vida. Millones de personas están insatisfechas y comienzan a expresar de diferentes formas su actitud antigubernamental e incluso anticapitalista. El empeoramiento de las condiciones de vida ha fortalecido dos tendencias en Hungría, el antisemitismo y las acciones contra los gitanos.

La Fidesz – Unión Cívica Húgara - representa en gran medida a los pequeños y medianos capitalistas, aunque no rechaza al gran capital. Está más orientada hacia Europa y la UE en general. La Fidesz, que fue originalmente un partido liberal, es hoy un partido que intenta unificar a todas las fuerzas conservadoras y nacionalistas. Cooperan estrechamente con el Partido Popular Cristiano-Demócrata (KDNP).

Durante su gobierno entre 1998 y 2002, la Fidesz básicamente cumplió las expectativas del capital interncional. Hungría tomó parte activa en la guerra contra Yugoslavia y el “proceso de democratización” de Europa oriental. La política del gobierno de la Fidesz de apoyar las demandas de autonomía nacional de las minorías húngaras en Rumanía, Eslovaquia y otros países supusieron la crítica de algunos países de la UE. Los círculos políticos de EEUU criticaron a la Fidesz porque, según su análisis, no luchaban lo suficiente contra el antisemitismo. La Fidesz, mientras apoyaba al capital multinacional, llevó a cabo muchas medidas de apoyo al capital húngaro, principalmente a los medianos capitalistas.

Desde 2002, la Fidesz ha demostrado que es el mayor partido de la oposición y que es capaz de influir en los procesos políticos en Hungría. Organizó las grandes manifestaciones antigubernamentales en 2005-2006 e impulsó un referéndum sobre asuntos básicos de política educativa y sanitaria del gobierno MSZP-SZDSZ. El congreso de la Fidesz declaró que es necesario crear una “nueva mayoría”, incluyendo no sólo a los aliados tradicionales de la Fidesz, sino a otras fuerzas políticas y también a sindicatos y organizaciones civiles.

Al mismo tiempo, la Fidesz ha demostrado que no quieren exceder el marco de la democracia parlamentaria o violar las normas generales de comportamiento político de la UE. La Fidesz no apoyó las grandes manifestaciones sindicales de 2007-2009 aunque ello pudiera haberles supuesto buenos resultados. La idea de una nueva mayoría no se ha concretado y la Fidesz no se ha abierto de manera expresa a otros partidos. 

Los dos grupos de la clase capitalista húngara representados por los partidos políticos principales tienen intereses comunes y distintos. Todos ellos están interesados en mantener el sistema capitalista. No quieren cambiar el sistema político existente. Por eso no se modificará el límite del 5% para entrar en el parlamento. Todos los grupos de la clase capitalista luchan por lograr una mejor posición en las privatizaciones, en obtener dinero de la UE y en las grandes inversiones estatales. Al mismo tiempo, todos ellos saben que su lucha interna no puede amenazar al interés común de la clase capitalista. El MSZP quiere mantener el poder y la Fidesz quiere alcanzarlo. Ambos entienden que la UE sólo permite utilizar métodos parlamentarios.

El MSZP utiliza diferentes métodos para conservar el poder. En primer lugar, les interesa la actividad del Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik). El Jobbik es la fuerza de choque de la clase capitalista, juegan un papel similar al que previamente jugó el MIÉP. El Jobbik cumple diferentes funciones. Al utilizar los sentimientos nacionales y eslóganes radicales anticapitalistas, pueden manipular a la gente. Son capaces de obtener votos de la Fidesz. Al mismo tiempo utilizan otras “armas” que no utilizan otros capitalistas: el anticapitalismo, el antisemitismo y las consignas contra los gitanos. Pueden quitar votos también a las fuerzas comunistas. El Jobbik registró la Magyar Gárda, el movimiento extremista paramilitar Guardia Húngara, en junio de 2007 como “organización cultural” para “preparar a la juventud espiritual y físicamente para situaciones extraordinarias cuando sea neceario mobilizar al pueblo”. Según ha dicho el Instituto Progresista en un informe, hay una mayor receptividad hoy en Hungría a los movimientos extremistas debido a la pobreza y la pérdida de empleos resultante de la actual crisis económica.

En segundo lugar, los socialistas tratan de obtener todos los votos de izquierdas. No pudieron subordinar al Partido Comunista Obrero Húngaro al MSZP pero fueron capaces de crear en 2006 el “Partido Obrero Húngaro de 2006”, partido revisionista, que critica verbalmente al capitalismo pero apoya al gobierno socialista-liberal.

En tercer lugar, han ayudado al nacimiento de nuevas organizaciones como el partido “Puede haber otra política” el cual, junto con el Partido Humanista, puede crear una alternativa a los liberales.

 

3. En estas condiciones hay dos vías básicas por las que puede transitar la sociedad húngara: la vía del capitalismo y la vía de la revolución socialista.

Desde el punto de vista de la alternativa capitalista, es de decisiva importancia el hecho de que el campo de actuación del capitalismo húngaro esté principalmente determinado por la enorme influencia del capital multinacional en la economía húngara, por la dependencia política, militar e ideológica de Hungría respecto de los EEUU, la OTAN y la UE.

Dentro del desarrollo capitalista – insistimos, dentro del capitalismo y no como alternativa al mismo – hay diferentes rumbos posibles. Uno de ellos es una mayor subordinación de Hungría al FMI, a la UE y a otros centros capitalistas. Los gobiernos húngaros servirán a los intereses del capital multinacional liberalizando completamente todas las áreas del mercado húngaro, liquidando los restos de las empresas húngaras y reprimiendo toda forma de protesta de las clases trabajadoras. Es la vía de abandono pleno de la soberanía nacional de Hungría, la vía de la limitación y opresión de los derechos democráticos. 

Esta política continuará si los socialistas siguen en el poder. Lo declaran abiertamente y lo manifiestan con la política actual.

No tenemos ilusiones y no podemos tenerlas: esta política puede mantenerse de una forma u otra incluso si la Fidesz alcanza el poder. La Fidesz también es un partido del gran capital, igual que el MSZP; la única diferencia entre ambos es que en la base social de la Fidesz hay muchos más representantes de la pequeña y mediana burguesía.

Los comunistas húngaros no debemos apoyar ni apoyaremos esta vía. Los comunistas debemos saber que la vía neoliberal, pro FMI, empeorará las condiciones del pueblo y puede llevar a una mayor radicalizacíon de las masas. Los comunistas debemos estar preparados para esta situación. Debemos luchar contra tal suceso, que conduciría a un giro radical derechista en la política. No hay verdadero peligro de que las fuerzas fascistas o incluso de derecha radical lleguen al poder. Las actuales fuerzas extremistas no son lo suficientemente fuertes y tal hecho conduciría a una inmediata intervención de la UE, como pudimos ver en Austria hace algunos años.

Pero existe la amenaza real de que las fuerzas capitalistas utilicen la crisis en Hungría y el fortalecimiento de las fuerzas extremistas de derecha para establecer una “dictadura democrática” dirigida a “salvar a la democracia”.

En el marco de la vía capitalista de desarrollo, también podemos imaginar un rumbo que dé más oportunidades al capital nacional, a las pequeñas y medianas empresas húngaras. Tampoco podemos descartar la posibilidad de que, para evitar el resentimiento de las masas y la aparición de conflictos sociales a gran escala, el capital haga algunas concesiones a las masas, intente mitigar los problemas económicos y sociales del pueblo. En cuanto a la política exterior también puede ocurrir que Hungría siga un rumbo más equilibrado mientras mantiene su compromiso con la UE y la OTAN. Por ejemplo, puede desarrollar relaciones más estrechas con países árabes o latinoamericanos. Podemos observar el desarrollo de una alternativa similar dentro del sistema capitalista en muchos países de América Latina.

Esta vía es posible en las condiciones del capitalismo. El actual gobierno y el Partido Socialista Húngaro se oponen. El principal partido de la oposición, Fidesz, que representa los intereses de los capitalistas medios húngaros, expresa su disposición a poner límites al capital multinacional, a apoyar a los empresarios húngaros y a limitar los ingresos del gran capital y dar más a las masas. La cuestión es si Fidesz – al llegar al poder – lo llevará a cabo realmente o buscará un acuerdo con el capital internacional.

Esta vía no satisface plenamente los intereses de la clase obrera y supone únicamente mejoras provisionales. Pero esta vía supone algunas mejoras para las masas trabajadoras. Permite al PCOH cooperar con la pequeña y mediana burguesía sobre la base de la lucha común contra el capital multinacional, los supermercados y la explotación extranjera.

Este rumbo tendrá éxito si somos capaces de transformar el resentimiento popular en fuerza organizada y, así, forzamos a los gobiernos capitalistas a que pongan restricciones al capital. El Partido Comunista Obrero Húngaro participa en la lucha sindical, en el movimiento contra los desahucios, en las acciones civiles para incrementar la influencia de los comunistas e instituir las fuerzas del resentimiento de las masas. 

Lenin escribió en las Dos tácticas de la socialdemocracia en la Revolución democrática: “El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para destrozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía.” [1]

Otra vía es la vía de la revolución socialista. Está claro que los problemas básicos de la clase obrera sólo se pueden resolver en la vía de la revolución socialista que supere el capitalismo. Los comunistas húngaros siempre hemos mantenido esta posición, pero desde la contrarrevolución de 1989-1990 no habíamos hablado de la posibilidad de la revolución socialista. ¡Ahora debemos hacerlo!

“La actual crisis es una expresión de una crisis más profunda, intrínseca al sistema capitalista que demuestra los límites históricos del capitalismo y la necesidad de su derrocamiento revolucionario”. Esto se puede leer en la declaración conjunta de los partidos comunistas y obreros en Sao Paulo. Nuestros partidos también declararon: “Al enfatizar que la bancarrota neoliberal representa no sólo el fracaso de una política de gestión del capitalismo sino el fracaso del propio capitalismo, y confiados en la superioridad de los ideales y el proyecto comunista, afirmamos que la respuesta a las aspiraciones emancipatorias de los trabajadores y los pueblos sólo se puede hallar en la ruptura con el poder del gran capital, con los bloques y alianzas imperialistas, y por medio de profundas transformaciones de carácter liberador y antimonopolista... Convencidos de la posibilidad de otro mundo, un mundo libre de la explotación de clase y de la opresión del capital, declaramos nuestro compromiso con la continuación del camino histórico de construcción de una nueva sociedad libre de explotación de clase y opresión, es decir, el Socialismo”.

El Partido Comunista Obrero Húngaro seguirá la vía de la revolución socialista. Ahora consideramos que es nuestra tarea básica y más importante el demostrar al pueblo húngaro que el capitalismo no es la única forma de vida. Debemos demostrar que el capitalismo nunca nos dará una vida mejor, nunca nos dará sitio en los parlamentos. Debemos obtenerlos por medio de la lucha consecuente y seria. Esta vía es realista y podemos crear un nuevo mundo, el socialismo.

Naturalmente, recordamos las palabras de Lenin: “Toda revolución supone un brusco cambio en las vidas de muchas personas. A menos que el momento esté maduro para tal cambio, ninguna revolución real puede tener lugar”. [2] Ahora mismo no podemos hablar de una situación revolucionaria en Hungría, pero podemos hablar de la posibilidad de que el desenvolvimiento general de la crisis del capitalismo internacional y sus consecuencias en Hungría pueda llevar al surgimiento de una situación revolucionaria.

Consideramos que nuestra tarea principal es preparar al partido comunista para tal situación. Las experiencias históricas muestran que las verdaderas situaciones revolucionarias no se aprovechan si las circunstancias subjetivas no existen en el momento oportuno.

Fortalecemos nuestra formación marxista-leninista. Los miembros y activistas del partido deben entender la actual situación y el verdadero significado de la vía revolucionaria.

Estudiamos la experiencia histórica de las revoluciones socialistas en Hungría con el objetivo de utilizar las experiencias que se puedan aplicar hoy.

Estudiamos la experiencia de los partidos comunistas de Grecia, Portugal, Brasil, Venezuela y otros países en la organización y estímulo de una mayor actividad de las masas.

El partido organiza a sus dirigentes sobre nuevas bases. Estamos creando “centros locales revolucionarios” con el equipamiento informático móvil necesario.

Creamos “grupos de combate” móviles que pueden participar en diferentes manifestaciones, acciones callejeras y actos solidarios. 

Construimos una nueva organización juvenil con gente joven profundamente dedicada a la idea de la revolución.

Hemos comenzado a ir directamente a las fábricas a hablar con los trabajadores. Las experiencias son muy positivas.

Estamos abiertos a toda iniciativa anticapitalista y antimonopolista y participaremos en toda acción social que luche contra los supermercados, contra la política de vivienda neoliberal, contra los desahucios de quienes no pueden pagar el gas o la electricidad.

Hemos creado un sistema más efectivo de medios alternativos, utilizando el períodico semanal Szabadsag, internet y otros medios. Hemos creado un amplio sistema de páginas web de organizaciones locales, utilizando la tecnología de Youtube y otras nuevas tecnologías de internet. 

Luchamos por una cooperación más efectiva de fuerzas comunistas en el ámbito internacional. El PCOH ha abandonado el PIE porque no está de acuerdo con la política revisionista y oportunista del PIE. Estamos seguros de que no necesitamos una “nueva cultura política europea”, sino que necesitamos una muy consecuente lucha contra el capitalismo, por los derechos de las masas trabajadoras. No sólo debemos criticar al capitalismo, sino organizar la lucha diaria de los trabajadores. Queremos acabar con el capitalismo: la Izquierda Europea quiere mejorarlo. Nos basamos en el marxismo-leninismo, teoría y práctica de la lucha de clases, y los principios del internacionalismo proletario. La Izquierda Europea, desgraciadamente, se basa en el reformismo. La Izquierda Europea lucha contra el capitalismo sólo verbalmente, pero en la práctica ayuda a fortalecer la imagen “democrática” de la Unión Europea, del Parlamento Europeo y del sistema capitalista en general.

Lenin dijo: “No se puede predecir el momento y el rumbo de la revolución. Está gobernada por sus propias leyes, más o menos misteriosas, pero cuando llega es irresistible” [3] Debemos estar preparados.


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