La relación de la URSS con las diversas organizaciones internacionales es el objeto de un estudio particular; sin embargo, es importante destacar, lo más brevemente posible, las dos organizaciones mundiales principales que ha conocido la humanidad (la Sociedad de las Naciones y la Organización de Naciones Unidas) y la postura de la URSS, el primer Estado socialista en el mundo, ante estas organizaciones.
Después del fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias victoriosas, en un esfuerzo de asegurar el “status quo” y continuar la división de los territorios y de los mercados en su beneficio, así como para impedir el desarrollo del movimiento revolucionario mundial y la influencia que ejercía a los pueblos la Unión Soviética, fundaron en 1919 la Sociedad de las Naciones (SDN) que operó hasta 1939 y se disolvió oficialmente en 1946. Por supuesto, la SDN, igual que todas las uniones imperialistas, actuó en nombre de la “conservación de la paz”, “la consolidación de la seguridad”, la solución de las controversias a través de medios pacíficos y diplomáticos.
Lenin, en el Programa del PCR (bolchevique), destacó las verdaderas razones de su fundación: “El creciente embate del proletariado y sobre todo sus victorias en diversos países concretos incrementan la resistencia de los explotadores y originan la formación por estos últimos de nuevos tipos de agrupación internacional de los capitalistas (la Sociedad de las Naciones, etc.) que, al organizar a escala mundial la explotación sistemática de todos los pueblos, orientan sus esfuerzos inmediatos hacia el aplastamiento directo de los movimientos revolucionarios del proletariado de todos los países”. [4]
La SDN rápidamente enseñó los “dientes” a la joven República Soviética, apoyando abiertamente la contrarrevolución y por supuesto los 14 países que intentaron mediante una ofensiva militar a sofocar la revolución rusa de los bolcheviques. Lenin, con su manera cáustica, no faltó comentar este apoyo: “Recientemente han aprobado la resolución según la cual la Sociedad de Naciones de las potencias de Entente reconoce a Kolchak como el único gobierno legítimo de Rusia. Y después de eso Kolchak puso pies en polvorosa”. [5]
El líder de la Revolución de Octubre cauterizaba al mismo tiempo a las fuerzas de la socialdemocracia que apoyaban abiertamente la SDN: “el principal y fundamental de los oportunismos ha sido el que adoptó la forma de socialchovinismo, esto es, el apoyo a 'la defensa de la patria', lo cual equivalía de hecho, en aquella guerra, a la defensa de los intereses de rapiña de la burguesía del 'propio' país; después de la guerra, la defensa de la sociedad de bandidos llamada 'Sociedad de Naciones'; la defensa de las alianzas francas o indirectas con la burguesía del propio país contra el proletariado revolucionario y el movimiento 'soviético'; la defensa de la democracia y del parlamentarismo burgueses contra al 'Poder de los Soviets'. Estas fueron las manifestaciones principales de estos compromisos inadmisibles y traidores...”. [6]
Lenin distinguió las graves contradicciones interimperialistas que llevaba esta alianza depredadora, incluso en su actitud futura hacia la Unión Soviética: “A cada paso, los intereses de los miembros de esta Sociedad de las Naciones están evidentemente en pugna. […] Resultó que la Sociedad de las Naciones no existía, que la alianza de las potencias capitalistas era puro engaño y que, en realidad, es una alianza de asaltantes, cada uno de los cuales trata de arrebatar algo al otro”. [7]
Lenin había previsto mucho antes del colapso de la Sociedad de Naciones la evolución de esta “gran organización unitaria de todas las naciones avanzadas del mundo”, como decía burlando: “La unidad de este tipo es pura ficción, un fraude total, una falsedad absoluta. Y hemos visto que la conocida 'Sociedad de Naciones' -y esto es un gran ejemplo- que intentó repartir mandatos de administración de Estados, de dividir el mundo, pues hemos visto que esta unión famosa resultó una burbuja que se desinfló de inmediato, porque tenía como base la propiedad capitalista”. [8]
La Rusia Soviética, en condiciones de aislamiento, especificó con claridad la línea principal de sus relaciones internacionales. Por una parte la mayor cooperación comercial, económica y política posible con los Estados capitalistas con el fin de romper su aislamiento, y por otra parte el firme apoyo del movimiento revolucionario en todo el mundo.
Como demostró su participación en la conferencia económica internacional en Génova (1922) la Rusia Soviética buscó y logró aprovecharse de las contradicciones interimperialistas que existían acerca de esta misma. Frente a la demanda de los Estados extranjeros acreedores de pagar todas las deudas del gobierno zarista y provisional (18,5 mil millones de rublos de oro), contrapuso la demanda de indemnización por los daños que había provocado la intervención imperialista extranjera (39 mil millones de rublos de oro). Además, con una maniobra, aceptó la simultánea y recíproca prescripción de créditos de ambas partes a cambio de la restauración de las relaciones diplomáticas y económicas, rompiendo el “frente unificado” contra la URSS. Al mismo tiempo, aparte de la Conferencia en Génova la URSS participó en varios comités de la SDN en materia de desarme, aunque no fue miembro de ésta, apoyando la posición del desarme inmediato y total, revelando el papel de la SDN: “Tomemos, por ejemplo, las recientes propuestas de la delegación soviética en Ginebra sobre el desarme verdadero (no de apariencias). ¿Cómo se puede explicar el hecho que la declaración honesta y sincera del camarada Litvinoff de desarme general sorprendió a la Sociedad de Naciones y era algo 'completamente inesperado'? ¿No indica eso que la Sociedad de Naciones no es un instrumento de paz y desarme, sino un instrumento que oculta los nuevos armamentos y la preparación de nuevas guerras? [9]
Stalin, refiriéndose al aumento armamentista (1925), caracterizó la paz imperialista como “paz armada” haciendo crítica al papel de la SDN y a la Segunda Internacional: “Les doy un ejemplo de la hipocresía sin precedentes de la diplomacia burguesa que con gritos y canciones para la paz trata de ocultar la preparación de la nueva guerra […] ¿Qué han hecho la Sociedad de Naciones y la Segunda Internacional para detener el frenético aumento armamentista? ¿Es que no saben que el aumento armamentista 'hace que truenen los cañones'? No esperen que la Sociedad de Naciones y la Segunda Internacional les contesten. La cuestión es que el conflicto de intereses entre los países ganadores está creciendo y es cada vez más intenso. Así pues, una colisión entre ellos es inevitable y en la espera de la guerra los países se están armando con todas sus fuerzas. No es exagerado decir que en este caso no existe paz amistosa entre los países ganadores, sino una paz armada, una situación de paz armada que conlleva la guerra. Lo que ocurre ahora en los países ganadores recuerda a la situación que existía antes de la guerra de 1914, es decir, un estado de paz armada. Los gobernantes en Europa están tratando de ocultar este hecho con clamor por el pacifismo. Sin embargo, les he dicho ya para qué vale este pacifismo y qué valor puede tener. Los bolcheviques llevan demandando el desarme desde la época de Génova. ¿Por qué los demás que están hablando de pacifismo no han apoyado nunca nuestra propuesta?” [10]
Poco después (1927), refiriéndose al bombardeo de Nankin (China) por los británicos y los estadounidenses, señalaba que: “Se ha dado una bofetada más a la Sociedad de Naciones. Porque ¿quién, aparte de los lacayos del imperialismo, puede considerar 'normal' el hecho que un miembro de la SDN bombardea al pueblo de otro miembro, mientras la SDN se ve obligada a callar considerando que eso no le importa?” [11]
El dirigente de la URSS explicaba al mismo tiempo por qué la URSS no se unía a la SDN: “La Unión Soviética no es miembro de la Sociedad de Naciones ni participa en esta en primer lugar porque no quiere asumir la responsabilidad de la política imperialista de la SDN, porque está en contra de los 'mandatos' otorgados por la SDN que tienen como objetivo la explotación y la represión de las colonias. La Unión Soviética no participa en la Sociedad de Naciones porque está contra el imperialismo, contra la represión de las colonias y de los países dependientes.
En segundo lugar, la Unión Soviética no participa en la Sociedad de Naciones porque no quiere tener responsabilidad para las preparaciones de guerra y el aumento armamentístico, las nuevas alianzas militares etc., encubiertas y justificadas por la Sociedad de Naciones y que seguramente llevarán a nuevas guerras imperialistas. La Unión Soviética no participa en la Sociedad de Naciones porque está plenamente en contra de las guerras imperialistas. [...] En las condiciones actuales, la Sociedad de Naciones es un club para los tiburones imperialistas que promueven su negocio nefasto detrás de la escena. Sus declaraciones oficiales en la SDN son palabras vacías, destinadas a engañar a la gente mientras los actos no oficiales de los tiburones imperialistas detrás de la escena son los verdaderos negocios imperialistas, que los grandilocuentes oradores de la Sociedad de Naciones los ocultan de manera hipócrita”. [12]
Stalin reveló las causas económicas más profundas de las contradicciones dentro de la SDN: “La conferencia económica de la Sociedad de Naciones en 1927, que tuvo como objetivo 'unir los intereses económicos' de los países capitalistas, también fracasó. La vía pacífica de solucionar el problema de los mercados permanece cerrada para el capitalismo. La única 'salida' que existe para el capitalismo es: el nuevo reparto de colonias y esferas de influencia por la fuerza, a través de conflictos militares y nuevas guerras imperialistas”. [13]
La política exterior de la URSS buscó obstaculizar el frente unificado de los imperialistas contra la URSS utilizando las contradicciones interimperialistas. Stalin señaló la contradicción de intereses en el campo de los imperialistas, el interés general de algunos países en mantener relaciones económicas con la URSS, la reacción de la clase obrera en Europa, el temor de los imperialistas del estallido de una revolución en sus países en caso de guerra contra la URSS. Al mismo tiempo añadió que esto no significaba que Gran Bretaña abandonaría los esfuerzos para la organización de un frente unido contra la URSS, que no sería capaz de organizar tal frente. La amenaza de guerra no dejó de existir a pesar de los fracasos temporales de Gran Bretaña.
Stalin señaló: “Hay que recordar las palabras de Lenin que en cuanto a la tarea de construcción mucho depende de si vamos a retrasar la guerra con el mundo capitalista, que es inevitable; que, sin embargo, la podemos retrasar hasta que se madure la revolución proletaria en Europa o hasta que las revoluciones coloniales se maduren completamente o hasta que los capitalistas se enfrenten unos a otros por el reparto de colonias. Así que para nosotros es un deber imperativo mantener relaciones pacíficas con los países capitalistas”. [14]
Sin embargo, la política exterior de la URSS, caracterizada por la búsqueda de relaciones pacíficas con los países capitalistas, proclamaba al mismo tiempo la promoción de objetivos para el desarrollo del movimiento comunista como la lucha por:
- El desarrollo de los partidos comunistas en todo el mundo
- La consolidación de los sindicatos revolucionarios y del frente unificado de los trabajadores contra la ofensiva del capital
- La consolidación de la amistad entre la clase obrera de la URSS y la clase obrera de los países capitalistas
- El fortalecimiento de la alianza entre la clase obrera en la URSS y el movimiento de liberación en las colonias y los países dependientes. [15]
Al mismo tiempo desarrolló un frente ideológico contra el pacifismo burgués con la Sociedad de Naciones, contra los anhelos por la “paz”, con la “prohibición” de la guerra y las declaraciones de “desarme”: “Hay gente ingenua que piensa que dado que existe el pacifismo imperialista, no habrá guerra. Esto no es nada cierto. Todo lo contrario, él que quiere encontrar la verdad debe invertir esta posición y decir que puesto que el pacifismo imperialista y la Sociedad de Naciones florecen, seguramente habrá nuevas guerras e intervenciones imperialistas. Y lo más importante es que la socialdemocracia constituye el portador principal del pacifismo imperialista a la clase obrera y es, consiguientemente, el principal apoyo del capitalismo en la clase obrera para la preparación de nuevas guerras e intervenciones”. [16]
Después de la salida de Japón (marzo 1933) y de Alemania (octubre 1933) de la SDN, 30 Estados miembros de la SDN encabezados por Francia, invitaron a la URSS a participar en la Sociedad de Naciones. La URSS intentó aprovechar de su adhesión a la SDN para cumplir con su tarea principal, es decir, impedir la formación de un frente unificado de los imperialistas en su contra.
Stalin respondió a la pregunta de un periodista americano de si la URSS mantenía su posición negativa frente a la SDN, explicando:
“No, ni siempre, ni bajo cualquier condición. Probablemente no entendieron nuestro punto de vista. A pesar de la salida de Alemania y de Japón de la SDN, o quizás exactamente por eso, la SDN puede convertirse en un cierto factor de retraso en la realización de operaciones militares o incluso impedirlas. Si es así, si la Sociedad de Naciones logra convertirse en obstáculo en el camino y dificultar al menos un poco la guerra y facilitar, en cierta medida, la paz, entonces no estamos en contra de la Sociedad de Naciones. Y si va a ser este curso de los acontecimientos históricos, es posible que apoyemos la Sociedad de Naciones, a pesar de sus enormes deficiencias”. [17]
Por lo tanto, la URSS aceptó la invitación, ocupó una posición permanente en el Consejo de la SDN y, después de la salida de los dos países anteriormente mencionados, intentó impedir en la medida posible el estallido de guerra. Sin embargo, el gobierno soviético advirtió que no asumiría ninguna obligación en cuanto a las resoluciones y acuerdos de la Sociedad de Naciones que se habían llevado a cabo antes del ingreso de la URSS en la Sociedad de Naciones.
Poco antes del cese de función de la Sociedad de Naciones, la URSS fue expulsada en 1939 por responder a las provocaciones militares de Finlandia. En aquellos años el eje fascista (Alemania, Italia, Japón) desplegó una serie de operaciones militares cambiando el “escenario” formado después de la Primera Guerra Mundial. El poder soviético consideraba que ya “la nueva guerra imperialista era un hecho”. [18]
Al mismo tiempo, pronto se vio que había dos razones para la sumisión constante de las “democracias occidentales” a los fascistas. Por una parte tenían miedo que una segunda guerra mundial imperialista podría llevar a la victoria de la revolución en uno o en ciertos países [19], y al mismo tiempo las “democracias occidentales” intentaban dirigir los países fascistas contra la URSS: “En la política de no intervención se observa la intención, el deseo de no impedir que los atacantes realicen su tarea oscura, de no impedir, por ejemplo, que Japón entre en guerra con China y, aún mejor, con la Unión Soviética, de no impedir por ejemplo Alemania intervenir en los asuntos europeos, entrar en guerra con la Unión Soviética, dejar todos los involucrados en la guerra entrar profundamente en el lodazal de la guerra, alentarlos de manera subrepticia, dejarles debilitarse, agotarse y luego bastante debilitados, aparecer en el escenario con nuevas fuerzas y naturalmente 'en aras de la paz' y dictar condiciones a sus beligerantes debilitados. [20]
Así, el objetivo principal de la URSS fue hacer estas maniobras para que los planes anteriores fracasaran. Hoy en día, sabemos que esto se llevó a cabo a través del “Pacto de no agresión” (1939), conocido también como Pacto Molotov-Ribbentrop, firmado después del Pacto de Múnich (1938) y entre Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania para la desintegración de Checoslovaquia y la anexión de sus territorios al Reich alemán.
La ONU fue fundada en 1945 y reflejaba una nueva realidad en cuanto a la correlación de fuerzas, en que la URSS ocupaba una posición mejorada debido a su papel en el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, el peligro de guerra estaba cambiando de dimensiones debido a la aparición de las armas atómicas.
En 1944 Stalin expresó las posiciones siguientes: “Por esta razón, aparte del desarme total de las naciones agresoras solo hay un camino: establecer una organización especial para defender la paz y garantizar la seguridad que esté constituida por representantes de naciones pacíficas y disponer al órgano dirigente de esta organización un número mínimo de fuerzas armadas necesarias para impedir el ataque. En caso de emergencia esta organización debe obligarse a utilizar sin demora estas fuerzas armadas para prevenir o eliminar el ataque y castigar a sus autores […] ¿Podemos esperar que la acción de esta organización internacional vaya a ser bastante eficaz? Va a ser eficaz si las grandes potencias que llevaron en sus espaldas el mayor peso de la Guerra contra la Alemania de Hitler seguirán actuando con espíritu de unanimidad y consenso. No va a ser eficaz si se viola este requisito previo”. [21]
En las declaraciones anteriores se discierne cierta subestimación del carácter agresivo del imperialismo, como quedó demostrado posteriormente. Por supuesto, en ello tuvo un efecto de que tuvieron lugar en condiciones históricas marcadas por un antagonismo feroz sobre la ventaja de producir armas nucleares. Hoy sabemos que los EE.UU fueron los primeros en producirlas. En 1945 las utilizaron contra Japón, pero su verdadero objetivo fue aterrorizar la URSS que adquirió esta arma más tarde, en 1949, lo cual estableció el llamado “equilibrio nuclear” que impidió un nuevo ataque imperialista contra la URSS durante décadas.
En términos de guerra, con armas convencionales, muy pronto se demostró que el carácter de la ONU fue similar al de la SDN. Las potencias imperialistas, antes de 1955, utilizaron la ONU en sus planes p.ej. en contra de la República Popular de China, en la guerra contra Corea (1950), mientras intentaron abolir el derecho al veto de la URSS en el Consejo de Seguridad de la ONU, y rechazaban varias propuestas de la Unión Soviética en cuanto al desarme.
El líder de la URSS condenó las intervenciones imperialistas en China y Corea y analizó las decisiones tomadas por la ONU comentando: “Considero que [N.d.T. la utilización de la [3]ONU contra la República Popular de China y Corea] fue una decisión vergonzosa. Para que alguien sostenga que los EE.UU –que han ocupado territorios chinos, la isla Taiwán y han invadido Corea en las fronteras de China- son las fuerzas de defensa y que la República Popular de China que defiende sus fronteras e intenta recuperar la isla Taiwán ocupada por los norteamericanos es el agresor, debe haber perdido lo que le quedaba de conciencia.
La Organización de Naciones Unidas, que fue creada como bastión que garantizaría la paz, se transformó en un arma de guerra, en un medio para el lanzamiento de una nueva guerra mundial. El núcleo ofensivo de la ONU consiste de diez Estados miembros del Tratado del Atlántico Norte ofensivo (EE.UU, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Islandia) y veinte países de América Latina (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela). Los representantes de estos países son los que decidieron en la ONU sobre la guerra y la paz. Estos fueron los países de la ONU que tomaron la decisión vergonzosa de agresión de la República Popular de China. […]
Por lo tanto, la ONU se convirtió en instrumento de guerra ofensiva y dejó de ser una organización mundial de naciones equitativas. De hecho, la ONU no es tanto una organización mundial, sino una organización que toma acción según demanda el agresor norteamericano. EE.UU y Canadá no son los únicos países que promocionan el estallido de una nueva guerra. Este camino también lo siguen veinte países de América Latina cuyos terratenientes y comerciantes anticipan una nueva guerra en algún lugar en Europa o Asia para vender en estos países sus mercancías en precios muy altos y ganar millones de esta operación sangrienta. Todos conocen ya que los veinte representantes de los veinte países de América Latina constituyen el ejército más comprometido de los EE.UU en la ONU.
La Organización de Naciones Unidas sigue, por lo tanto, el camino vergonzoso de la Sociedad de Naciones, entierra su prestigio moral y se condena a disolución”. [22]
En la misma entrevista en “Pravda”, Stalin definía el carácter de la lucha por la paz: “¿Cómo va a terminar esta lucha entre fuerzas reaccionarias y pacíficas? La paz va a continuar y consolidarse, si los pueblos asuman el deber de garantizar la paz y defenderla hasta el final. La guerra puede que sea inevitable, si los instigadores de la guerra consiguen influir a las masas populares con sus mentiras, engañarlas y dirigirlas hacia una nueva guerra mundial.
Por eso es de importancia principal la amplia campaña para garantizar la paz como medio que desvela los planes criminales de los instigadores de la guerra.
En lo que respecta a la Unión Soviética, seguirá aplicando firmemente una política de prevención de la guerra y de mantenimiento de la paz”. [23]
En breve, podemos decir que la construcción socialista en la URSS, a pesar de los enormes daños (humanos y materiales) provocados por la Segunda Guerra Mundial, su fortalecimiento en combinación con la existencia de otros países socialistas fue un factor importante que influyó en la correlación de fuerzas y tuvo un impacto en la ONU.
La URSS, como estado miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, ejerció casi 120 veces el derecho al veto (las 79 en los primeros 10 años).
Gracias a la existencia de la URSS y de los demás países socialistas (desde 1955), así como de países de África y Asia, la ONU adoptó una serie de decisiones positivas e importantes a expensas de los planes y las potencias imperialistas p.ej. la condena de las acciones de los EE.UU contra Cuba (1960-1962), con respecto al Medio Oriente y la cuestión chipriota.
Bajo la presión de la URSS se adoptó una serie de convenios, tratados y resoluciones sobre la limitación de armamento, la prohibición de pruebas nucleares, la guerra bacteriológica y el espacio.
Sin embargo, es claro que el carácter del imperialismo no ha cambiado. El Derecho Internacional y sus resoluciones fueron resultado de la correlación de fuerzas a nivel mundial, así que los imperialistas se vieron obligados a hacer maniobras y concesiones sin renunciar sus planes, como demuestran las intervenciones imperialistas, los golpes de Estado, el antagonismo de armamentos etc. De hecho, había casos que, a pesar de las reacciones de la URSS, las potencias imperialistas utilizaron tropas de la ONU para llevar a cabo sus planes reaccionarios, como p.ej. por un período de 3 años en Congo (1960-1963). Sin embargo, la falta de la URSS y del sistema socialista destaca actualmente tanto en la ONU como en las relaciones internacionales, el empeoramiento de la correlación de fuerzas mundial que produjo el derrocamiento del socialismo.