La Unión Europea de la Desigualdad: Letonia en brazos del capital transnacional


Fridijs Bokiss (Fridijs Bokišs) Presidente en Funciones del PSL

La idea de la necesidad de unir Europa, que en el siglo XIX parecía un conglomerado de monarquías separadas que estaban permanentemente a punto de tomar las armas unas contra otras, ya había sido expresada por muchas destacadas figuras históricas, desde Napoleón Bonaparte a M.A. Bakunin. Aunque no utilizó la definición que circula hoy, ya Immanuel Kant realizó en el pasado una serie de estudios teóricos al respecto. Desde el mismo momento de su aparición, la consigna de los Estados Unidos de Europa tenía un carácter revolucionario bien definido, ya que tal tipo de asociación para esas monarquías parecía imposible.

Durante la Primera Guerra Mundial se desarrolló más la idea de una unión pacífica de Estados europeos, aunque las diversas fuerzas políticas e, incluso, diversas tendencias dentro del mismo partido mostraban actitudes muy diferentes hacia tal planteamiento. Por ejemplo, además de V.I. Lenin, L.B. Trotksy también se refirió al asunto. La diferencia entre las posiciones de cada uno de ellos era expresión de sus diferentes posiciones hacia la posibilidad de la victoria de la revolución socialista en un solo país.

Es comúnmente conocido que Lenin consideraba que la revolución social podía tener lugar y podía salir victoriosa en Rusia: “El proletariado triunfante de este país, después de expropiar a los capitalistas y de organizar dentro de él la producción socialista, se alzaría contra el resto del mundo capitalista, atrayendo a su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalistas, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus Estados”[1].

V.I. Lenin era contrario a una posible evolución de las bases socio-políticas y económicas del Estado existente en aquel momento y estaba totalmente en contra del cambio de la vía revolucionaria por vías de reforma del sistema estatal y las leyes burguesas: “Las transformaciones políticas realizadas en un sentido auténticamente democrático, y tanto más las revoluciones políticas, no pueden nunca, en ningún caso, y sean cuales sean las circunstancias, eclipsar ni debilitar la consigna de la revolución socialista”[2].

V.I. Lenin negaba la posibilidad de establecer los Estados Unidos de Europa sobre la base del capitalismo. Consideraba la posibilidad únicamente de una unión temporal (de naturaleza reaccionaria) imperial de los países burgueses europeos. En octubre de 1914 escribió, en su obra “La Guerra y la Socialdemocracia Rusa”: “La formación de unos Estados Unidos de Europa republicanos debería ser la consigna política inmediata de los socialdemócratas europeos. Frente a la burguesía, que está dispuesta a “prometer” cualquier cosa para atraer al proletariado a la corriente del chovinismo, los socialdemócratas explicarán que esta consigna es absolutamente falsa y sin sentido sin un derrocamiento revolucionario de las monarquías alemana, austríaca y rusa”[3].

En opinión de Trotsky, la guerra podía causar la liquidación de los Estados nacionales como unidades económicas independientes, y tal acontecimiento sería un rumbo lógico de la evolución histórica, aunque mencionaba que la tarea del establecimiento de la economía mundial no la resolvería “la clase capitalista del país victorioso que pasaría a ser, por medio de esta guerra, de una gran potencia a una potencia global” sino que se alcanzaría “sobre la base de una cooperación razonablemente concertada de toda la humanidad productiva”.

En contraste con Lenin, Trotsky proponía considerar a los países europeos como un “tipo de unidad económica”, como una “Europa capitalista unida que estuviera madura para una revolución socialista”. Decía que los “Estados Unidos de Europa” no necesariamente se volverían reaccionarios, incluso en el caso de que los Estados capitalistas de Europa llegasen a unirse en un trust imperialista. En su opinión, ese tipo de “unidad” sería un “paso adelante” porque crearía la base material para un movimiento obrero paneuropeo.

Es típico de Trotsky que continuase defendiendo su opinión sobre tal tipo de asociación de Estados capitalistas de Europa incluso tras la victoria de la Revolución de Octubre.

La creación de la “Comunidad Europea del Carbón y del Acero” (1952) y de la Comunidad Económica Europea (1957), pareció demostrar que Europa se desarrollaba “según Trotsky”, quien consideraba a Francia y Alemania como las principales “locomotoras” de tales uniones. Sin embargo, el desarrollo posterior demostró la verdad teórica y la visión histórica de Lenin: “Bajo el capitalismo es imposible el crecimiento económico parejo de cada empresa y de cada Estado. Bajo el capitalismo, para restablecer de cuando en cuando el equilibrio roto, no hay otro medio posible más que las crisis en la industria y las guerras en la política”[4].

La posición de Letonia en la Unión Europea es un buen ejemplo de que el desarrollo igual y justo de Estados en el seno de las asociaciones capitalistas es imposible.

El fracaso de las ilusiones de “la vía europea”

La década de los sueños rotos, ese podría ser el título que resumiese los diez años de pertenencia de Letonia a la UE.

Para la mayoría de la población de etnia letona del país, la principal razón de la participación en la desintegración de la URSS y de todo el sistema socialista fueron los mitos sobre el “Estado nacional”. Para ser más precisos, el retorno al sistema de supremacía étnica existente en la década de los 30 del siglo pasado, época de la dictadura burguesa nacionalista. Al mismo tiempo, en el tránsito del siglo XX al XXI, una mayoría de letones, independientemente de su origen étnico, creyeron ingenuamente que, tras la desintegración del sistema económico socialista y la secesión de la URSS, vivirían en el “mundo del consumo” (que conocían únicamente a través de los “escaparates”, los programas de propaganda de los países capitalistas y las historias de los turistas). Al mismo tiempo, esperaban que todas las conquistas sociales de la sociedad socialista se mantendrían.

Mucha de la euforia de la “Revolución Cantada[5]” se transformaría luego en un sentimiento de desesperanza y pesimismo. Se logró el objetivo fijado por el anti-soviético Frente Popular de Letonia, pero la vida de la mayoría de la población no mejoró. Al contrario, la situación se hizo mucho peor debido al colapso económico y a la alteración de las relaciones económicas con otras repúblicas de la antigua Unión Soviética. A finales de los años 90 del siglo pasado, el Estado letón estaba al borde de la bancarrota. En ese momento la camarilla nacionalista de derechas que gobernaba llevó a cabo la política de abandono de la idea de la independencia estatal, organizando una gran campaña de propaganda favorable a la adhesión a la OTAN y la UE. La agitación era necesaria porque muchos letones todavía albergaban ilusiones de “independencia”. Entendieron la definición de independencia de manera bastante ingenua, igualando a Letonia con países grandes altamente desarrollados. Es más, el nivel de rechazo a todo tipo de uniones o asociaciones interestatales era tan alto en los primeros años de la época post-soviética que se incluyó una cláusula en el Código Penal que preveía consecuencias penales incluso en caso de agitación (¡!) a favor de tales uniones. Se produjo una situación asombrosa: al comenzar una campaña oficial para la adhesión a la Unión Europea, el gobierno cometió un delito desde los puntos de vista formal y legal. Aun así, tales esfuerzos de las autoridades letonas fueron apoyados tanto por la OTAN como por la UE, dado que se ajustaban totalmente a la política imperialista de esas alianzas.

En septiembre de 2003 se celebró el referéndum sobre la entrada de Letonia a la UE, en el que el 66,97% apoyó unirse a la UE, pero el 32,26% se manifestó en contra[6].

Fue característico que los resultados de la votación se diferenciasen claramente según bases étnicas: en las regiones mono-étnicas donde la población era sólo letona, más del 80% votó a favor, mientras en las regiones rusófonas (como en Daugavpils, segunda ciudad del país), un 67% votó en contra.

Junto a esto debe señalarse que no se realizó ninguna votación sobre la entrada en la OTAN, porque la mayoría de la población consideraba que había que preservar el estatus de Estado neutral.

Además, los residentes letones que tenían el estatus de “no ciudadanos” (en aquel momento unas 700.000 personas se encontraban en esta situación, más o menos un tercio de la población del país) no tuvieron oportunidad de expresar su punto de vista porque estaban privados del derecho al voto.

Desde entonces, el número de personas que apoyan a la UE se ha reducido dramáticamente.

La encuesta llevada a cabo por los investigadores letones Maris Cepuritis y Rinalds Gulbis demuestra esta afirmación. Según sus resultados, el 56% de los encuestados están de acuerdo con que la entrada en la UE contribuyó a una reducción del desarrollo de la economía de Letonia, el 75% de los residentes están de acuerdo con la afirmación de que el bienestar de los letones no preocupa a las autoridades de la UE.

Ahora los letones entienden (aunque no siempre tengan la base probatoria) que la creación de la UE es un proyecto tanto de la élite gobernante como del capital. Así, el 73% de los residentes están de acuerdo en que sólo un pequeño grupo de personas se benefició de la entrada de Letonia en la UE, mientras el 71% de los encuestados está de acuerdo con que “los países occidentales utilizan a Letonia para sus propios intereses”.

La actitud de la población hacia el período soviético es muy indicativa. El 54% está de acuerdo con que “de hecho, Letonia fue feliz como parte de la URSS” mientras sólo el 12,8% está en desacuerdo con esa afirmación[7].

Ahora consideremos el estado económico de Letonia para entender mejor por qué los letones se han desencantado tan amargamente con la UE.

El politólogo letón Einars Graundins recopiló una selección de datos impactantes para la conferencia internacional “Armenia: perspectivas geopolíticas y de integración”, que tuvo lugar en Ereván en abril de 2013.

El 49% de los dos gigantes de la industria de las telecomunicaciones en Letonia, Lattelecom y el operador móvil LMT, pertenecen a compañías suecas. TeliaSonera en el caso de Lattelecom y TeliaSonera AB y Sonera Holding B.V. en el caso de LMT.

Empresas extranjeras controlan todo el mercado de las telecomunicaciones en Letonia. En el campo de los medios de comunicación de masas, el grupo sueco MTG compró las principales cadenas de TV comercial y controla entre el 60 y el 65% del mercado publicitario en TV. Dos de los tres principales, y con mayor potencial, portales de Internet pertenecen a la empresa noruega Schibsted Media Group (TVNET) y a la corporación finlandesa Sanoma Oyj (Apollo.lv).

Más del 50% de todo el comercio minorista de Letonia está bajo control de dos cadenas de supermercados, incluyendo la segunda cadena más grande, Rimi Latvia, que pertenece a la compañía sueca ICA AB. Según los datos del Consejo de la Competencia, más del 70% del mercado minorista de combustible -estaciones de servicio- pertenece a tres compañías, y dos de ellas son extranjeras: la canadiense Statoil Fuel & Retail y la finlandesa Neste Oil.

Entre el 13 y el 30% de los bosques que forman parte de la riqueza nacional de Letonia también están en manos de extranjeros. Nadie sabe la cifra real. El mayor propietario de bosques en nuestro país es la compañía escandinava Bergvik Skog. Una quinta parte de la tierra de Letonia, incluyendo las mejores tierras de labranza, pertenece a extranjeros o a estructuras que ellos controlan. Según nuestros cálculos, sería aún más: sobre el 30%, pero la situación real podría ser peor. Por orden de la UE, todas las fábricas de azúcar de Letonia fueron cerradas, pero sus marcas fueron compradas por estructuras escandinavas. Por ejemplo, Jelgavas cukurs (Azúcar de Jelgava) pertenece ahora a Dan Sukker, que vende su azúcar desde Europa utilizando la antigua marca letona. Todo el dinero entregado por la UE para el desarrollo de la flota pesquera se utiliza únicamente para destruir barcos pesqueros. Así, en un instante, en Letonia se han destruido tanto los competidores de Europa como dos sectores históricos de la industria: la producción azucarera y la pesca.

Según los datos publicados por el periódico Dienas Bizness, en 2011 cuatro bancos escandinavos (Swedbank, SEB, Nordea y DnBNord) controlaban más del 50% del sistema bancario. Según mis cálculos, el porcentaje ya llega al 75%. En 2012, el gobierno de Letonia vendió a bancos escandinavos el único banco cuyo capital era 100% estatal: Hipotēku un zemes banka”[8].

Para poder entrar en la UE, Letonia tuvo que pagar mediante el incremento del déficit presupuestario y el colapso de la economía nacional. Y ése no es el único problema de Letonia. Un análisis interesante de la situación lo hacen los investigadores rusos de mercados internacionales Yuri Baranchik y Aleksandr Zapolskis:

“La naturaleza del proceso no depende del tamaño territorial de tales países o de las fechas de entrada en la UE. Esto último suele afectar sólo al ritmo general de degradación industrial. Un ejemplo dramático de lo antedicho es la comparación de la situación en dos países: Grecia, que se unió a la UE en 1981, y Letonia, que lo hizo el 1 de mayo de 2004. En ambos casos los primeros años supusieron un notable crecimiento del PIB nacional y el nivel general de riqueza nacional. No obstante, esto se consiguió mediante el recurso a fuentes externas de crédito y a la privatización de la propiedad estatal. La industria letona, en general, quebró al ser incapaz de competir con la industria europea (en primer lugar, con la alemana, en menor medida con la francesa y, mucho menos, con la británica). (…) El patrón común de las consecuencias de unirse a la UE, en el caso de Letonia, únicamente se diferencia en el ritmo de destrucción de su propia industria. En 1996 la agricultura y la industria generaban el 30,1% del valor añadido total y empleaban al 36,3% de los trabajadores del país. En ocho años de pertenencia a la UE, el porcentaje de la agricultura en el PIB del país se redujo a una tercera parte y el de la industria a menos de la mitad. Sin embargo, el comercio mayorista y minorista, el transporte, la logística, los servicios de información y comunicación crecieron hasta un desconocido 32,5%. Hoy Letonia es incapaz de ofrecer a su población suficientes alimentos y bienes manufacturados. Al mismo tiempo, el importe de la deuda exterior en 2012 superaba el 131% del PIB. Las mismas consecuencias se ven en Lituania, Estonia y en toda Europa sudoriental”[9].

Es habitual que los partidarios de la UE se basen en las entradas multimillonarias de fondos europeos para hablar a favor de la UE. Sin embargo, no son todo flores. La compañía auditora KPMG resumió la política financiera europea de siete años (2007-2013) en el informe “Los fondos de la UE en Europa Central y Oriental”. Del informe se desprende que la región central y oriental de Europa se mantiene estancada y subsidiada: el 18% de su PIB agregado es creado por medio de los fondos de la UE. El porcentaje de subsidios de la UE en el PIB de los Estados bálticos es uno de los más grandes de la UE: el 20%. Sólo el de Hungría es mayor (25,5%).

Además, el principal apoyo económico estaba destinado a la mejora de las infraestructuras. De hecho, Letonia recibió para eso 3,2 mil millones de euros de un total de 4,5 mil millones de euros[10].

A la burocracia de Bruselas, por decisión de los organismos interestatales de la UE (representantes de la burguesía de los países de la UE), le gusta dar dinero “para infraestructuras”, no para el desarrollo de la industria, explicando que las adecuadas infraestructuras darán un impulso al crecimiento independiente de la economía local. Sin embargo, tal distribución de recursos se hace fundamentalmente para incrementar la rentabilidad del capital. La modernización de la infraestructura por medio de maquinaria, equipamiento y materiales de países altamente desarrollados de la UE ofrece ventas rápidas de la producción industrial de sus empresas, ofreciendo un pequeño nivel de empleo en la construcción y el transporte y apoyando el nivel general de servicios públicos en Letonia. Sin embargo, debido a la balanza de pagos negativa, el país se hunde cada vez más en la deuda.

La “esclavitud crediticia” y la emigración masiva.

Tras la entrada en la UE, Letonia fue obligada a afrontar el tipo de explotación que el imperialismo moderno utiliza por medio de los créditos bancarios. La disponibilidad, ampliamente anunciada, de créditos baratos, incrementó artificialmente el nivel de consumo de una parte de la población hasta el nivel de los principales países europeos, mientras la economía se mantenía al nivel de los países subdesarrollados. Cuando la crisis económica estalló en 2008, esto trajo duras consecuencias.

Según las estimaciones oficiales de la Administración Central de Estadística, en 2012 una media del 27% de las economías domésticas se retrasó en el pago de los créditos, pero el 85% (¡!) de las economías domésticas tuvo dificultades para pagar las facturas, incluyendo las de servicios públicos, escuela y guarderías, etc.

Según los datos del Informe Mundial de la Riqueza elaborado por la compañía Allianz, Letonia ocupa el cuarto lugar entre los diez países de la UE cuyos residentes tienen las mayores deudas. La deuda por créditos y otras obligaciones de un letón medio suma unos 4.000 euros. El letón medio debe pagar tres veces todos sus ahorros para cancelar la deuda. Además debe señalarse que el salario mínimo en Letonia es uno de los más bajos de la UE: 360 euros al mes.

Así que no es sorprendente que la pobreza, la falta de oportunidades y el peso de las deudas fuerce a los letones a buscar fortuna en países de la UE más desarrollados. Mihail Hazan, profesor de la Universidad de Letonia y ganador del premio Spidola (premio científico nacional de Letonia) en la categoría de economía, investiga sobre la salida masiva de población al extranjero durante muchos años. En su investigación sobre la situación demográfica del país en 2011, M. Hazan concluye que el número de personas que abandonaron Letonia en los últimos 10 años no son 30.000, tal como dicen las estadísticas oficiales, sino en torno a 200.000. Además, la gente seguiría emigrando de Letonia durante los siguientes 3 o 4 años, por lo que unas 100.000 personas más habrían abandonado Letonia[11].

Actualmente se está llevando a cabo una investigación a gran escala por parte de un grupo de científicos del Instituto de Filosofía y Sociología de la Facultad de Económicas y Administración de la Universidad de Letonia, bajo supervisión de la Doctora en Sociología Inta Mierina. Más de 1.400 letones que han abandonado el país en la última década para vivir en el extranjero han sido entrevistados.

Según el informe preliminar, entre todos los participantes sólo el 4% va a volver a Letonia en los próximos seis meses, el 12% en los próximos cinco años, el 14% cuando sean mayores y el 40% si se dan ciertas condiciones, pero el 30% no planea volver. Los autores de la investigación han descubierto las causas que impiden el retorno de los letones: el 73% no es capaz de encontrar un trabajo decente en Letonia, el 71% no puede encontrar seguridad social adecuada en Letonia, el 63% no tiene oportunidades laborales en Letonia y el 57% está completamente desilusionado hacia su país.

El bajo nivel de los salarios letones, en comparación con otros países de Europa Occidental, es la principal razón para que la gente salga del país[12].

Según los datos ofrecidos por la Administración Central de Estadística, el salario medio en Letonia en 2014 fue sólo de 675 euros[13].

Desastre demográfico.

La población de Letonia se encuentra en un declive dramático. La investigación analítica llevada a cabo por orden del Ministerio de Protección del Medio Ambiente y Desarrollo Regional ofrece muchos datos impactantes.

Tabla nº 1. Población de Letonia, 1959-2014 [14]

ICR-06-Latv-ENG-RUS

Datos ofrecidos por la Administración Central de Estadística de Letonia y tomados de los Anales de Estadísticas “Economía Nacional de la RSS Letona, Riga, Avots, 1989.

De hecho, entre 2000 y 2014 Letonia perdió 380.000 habitantes, es decir, el 16% de la población. En total, entre 1990 y 2014, la población del país descendió un 25%. Por primera vez tras 1954, la población cayó a su nivel más bajo, menos de 2 millones de personas. El número de personas que viven en Letonía es el mismo que en 1954, es decir, tras la II Guerra Mundial. Si no se produce un progreso económico adecuado, en 2030 la población se habrá reducido en un 20% adicional. Según la previsión de Eurostat, si se mantiene la misma situación, en 2030 sólo quedarán en Letonia 1.635.000 personas[15].

No obstante, el desastre demográfico no se limita a estas terribles cifras. Según los datos de la investigación mencionada, el país tiene sólo un 63% de personas en edad de trabajar. Esto crea grandes problemas para el sistema de pensiones.

El rápido envejecimiento de la sociedad no está únicamente vinculado a que los jóvenes se vayan al extranjero y luego no vuelvan, sino también al bajo nivel de la tasa de nacimientos y al alto nivel de mortalidad en el país.

No es difícil entender la situación si consideramos el estado del sistema público de salud.

Tabla número 2

 

Número de médicos

Número de hospitales

Número de camas

1970

8.487

211

28.140

1980

11.066

183

34.490

1990

12.505

188

37.485

2000

8.134

142

20.655

2010

7.951

67

11.920

Además, según la Asociación Letona de Oncólogos, sólo el número de pacientes de oncología ha crecido en los últimos diez años un 39% (¡!) mientras el cáncer es la segunda causa principal de muerte en el país. De hecho, en 2004 hubo 53.600 pacientes oncológicos registrados, mientras el año pasado su número ya alcanzaba los 74.600.

La última ocasión en que la tasa de nacimientos sobrepasó la de reposición (se asume que debería ser 2.1 para mantener un número permanente de población) fue en 1988. Era todavía la época de la Letonia soviética.

El gobierno de Letonia “resuelve” los problemas del envejecimiento de la población por medio del retraso de la edad de jubilación. Está previsto que el 1 de enero de 2025 la edad de jubilación sea de 65 años para mujeres y hombres. El número de años de trabajo necesarios para calcular el importe de la pensión también se ha incrementado. Anteriormente era de 10 años, pero desde enero de 2014 ha subido a 15 años, y a partir del 1 de enero de 2025 será de 20 años[16].

En lugar de generar nuevos puestos de trabajo, el gobierno únicamente hace que la gente trabaje más tiempo, mientras ese mismo gobierno se desentiende de toda responsabilidad por el estado de la economía y la disponibilidad de empleos en el país. Esto es algo habitual de un Estado capitalista que toma el control de la economía nacional para favorecer al capital y no a los intereses del pueblo trabajador. Únicamente un Estado socialista puede resolver estos asuntos en beneficio de las masas.

Por ello en Letonia existe el nivel más bajo de confianza en la continuidad del sistema de pensiones, incluso en comparación con sus vecinos, Lituania y Estonia. Los trabajadores son muy escépticos acerca de la capacidad del Estado para ofrecerles un retiro adecuado en la tercera edad.

Según los resultados del informe “Pensiometr”, llevado a cabo por el banco SEB en febrero de 2015, los ingresos de sólo el 29% de la población superan el 80% del salario medio cuando se retiran. Al mismo tiempo, el 43% de la población trabajadora de Letonia entre los 30 y los 55 años de edad estaría expuesto al riesgo de pobreza cuando llegue a la jubilación porque sus ingresos serán inferiores al 60% del salario medio, que es el umbral relativo de pobreza[17].

Sin embargo, mientras la pertenencia de Letonia a la UE ha traído como resultado tremendas dificultades y el desengaño del pueblo trabajador, ha supuesto beneficios tangibles para los representantes del capital letón y para una serie de representantes de grupos sociales como, por ejemplo, funcionarios de medio y alto rango. La desaparición de las aduanas y de las restricciones de visado fue ventajosa para el capital comercial que trataba con los países de la UE y también para el negocio del turismo. Los terratenientes, propietarios de parcelas cultivables, en primer lugar los grandes, también han obtenido una serie de ventajas.

Esto no ha sido una sorpresa. El Partido Socialista de Letonia expresó su opinión sobre la entrada en la UE basándose en el análisis histórico esencial de tal clase de asociación dado por Lenin. La Resolución del VIII Congreso del PSL de 2002, declara: “La UE representa genuinamente el modelo del capitalismo estatal monopolista con una alta concentración de la producción y la supremacía de las corporaciones transnacionales. Los pequeños y medianos propietarios letones no pueden sobrevivir bajo la presión económica de la UE, las masas trabajadoras sufrirán una creciente esclavización económica, una pesada carga fiscal recaerá sobre los hombros de toda la población[18]”.

No obstante, el PSL reconoce e intenta utilizar los elementos positivos de la UE en lo tocante a la lucha conjunta de los Partidos Comunistas y Obreros de Europa a favor de los derechos del pueblo trabajador.


[1] Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa. V.I.Lenin. Obras Completas, Progreso,1974, Moscú, Volumen 21, pages 339-343.

[2] Ibid.

[3] Lenin, Obras Completas, Progreso, 1974], Moscú, Volumen 21, páginas 25-34

[4] Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa. V.I. Lenin. Obras Completas, Progreso,1974, Moscú, Volumen 21, pages 339-343.

[5] Con esa denominación se conoce al proceso político que desembocó en la independencia de Estonia, Letonia y Lituania de la URSS a finales de los años 80 del siglo XX (N del T).

[6] http://www.cvk.lv/pub/public/27556.html

[7] Maris Cepuritis, Rinalds Gulbis “Los mitos de la política exterior en Letonia: la Unión Europea y Rusia (Ārpolitikas mīti Latvijā: Eiropas Savienība un Krievija)” Riga, 2012,P. 96.

[8] http://rusmirzp.com/2013/04/25/category/integration/15501

[9] http://dynacon.ru/content/articles/4847/

[10] http://www.rubaltic.ru/article/ekonomika-i-biznes/my-delili-apelsin-pribaltika-na-iskusstvennom-dykhanii-evrofondov08012014/#t20c

[11] http://rus.tvnet.lv/novosti/obschjestvo/183182-iz_latvii_ujehalo_200_000_chjelovjek_skoro_ujedut_jeschje_120_000

[12] http://migracija.lv/

[13] http://www.csb.gov.lv/notikumi/darba-samaksas-kapums-parsniedz-prognozeto-40987.html

[14] “Countryside” se refiere a la población rural y “Towns” se refiere a la población urbana (N. Del T.).

[15] http://www.saeima.lv/attistiba/IAK_21_01_2015.pdf

[16] http://www.vsaa.lv/lv/pakalpojumi/pensionariemsenioriem/vecuma-pensija

[17] http://www.seb.lv/data/docs/SEB_Pensometrs_petijuma%20parskats_18022015.pdf

[18] El Partido Socialista de Letonia. Historia en Documentos. Riga 2006. P.368