La Revolución de Octubre era la respuesta de los obreros, campesinos y soldados de Rusia al despotismo feudal y a la explotación capitalista. Así lo entendió también la clase obrera y los trabajadores de la ciudad y del campo en América Latina. No sólo creció la simpatía, sino la conciencia de la necesidad de seguir el ejemplo de la revolución rusa para construir el socialismo-comunismo.
En 1918 en Argentina Victorio Codovilla y Rodolfo Ghioldi fundan el Partido Socialista Internacional; él que al año siguiente resuelve afiliarse a la Internacional Comunista que apenas cuenta con noventa días de fundada. Codovilla había comenzado su actividad política en su país natal, en las filas del Partido Socialista Italiano y, ya residente en Buenos Aires, había estado entre los fundadores del “Centro de Estudios Carlos Marx” en 1912.
En 1919, en Guatemala se organiza la Liga del Obrero Patriota que meses después será el motor principal de la insurrección de los trabajadores contra la dictadura. En 1921 se celebrará en este país por primera vez, el 1 de Mayo.
También en 1919 e reúne el primer Congreso Socialista Mexicano. Por mayoría de votos toma la decisión de incorporarse a la IC. Dos meses después opta por un nuevo nombre, acorde con la organización internacional a la que ha de ingresar: ahora será el Partido Comunista Mexicano.
En Colombia se reúnen el Sindicato Central Obrero, la Confederación de Acción Social y la Sociedad de Auxilio Mutuo y constituyen con la representación de 20 asociaciones y gremios un partido socialista en cuya plataforma se plantea la independencia de la clase obrera con respecto a los otros partidos y sectas religiosas para luchar por reivindicaciones clasistas; proclama como tema propio la libertad, la igualdad y la fraternidad.
A pesar que nos concentramos más a América Latina y el Caribe, es de importancia mencionar la fundación también en los EE.UU. de partidos proletarios, el Partido Comunista y el Partido Comunista Obrero. Los dos Partidos funcionan dentro de la clandestinidad e ingresan a la Internacional Comunista. En 1921 se unifican. El Partido Comunista de Estados Unidos obtiene la legalidad en 1929.
El pueblo de Guatemala, en 1920, se subleva contra la dictadura y logra derribar al dictador. Esta victoria infunde nuevos bríos a la naciente clase obrera y se acrecienta la organización sindical clasista con la creación de la central nacional “Unión Obrera”.
El 17 de julio de 1920 se reúne el Segundo Congreso de la Internacional Comunista en Petrogrado. Establece las condiciones que deben cumplir los partidos obreros para ser aceptados como seccionales suyas. Se acoge el informe de Lenin “Sobre el papel del Partido Comunista en la revolución proletaria”, que censura la tesis oportunista de algunos sindicalistas que sostienen la inutilidad del partido político de la clase obrera y la prioridad de los sindicatos. Asegura que estos sindicalistas revolucionarios “quieren luchar contra la dictadura de la burguesía y no saben cómo hacerlo. Se les escapa que la clase obrera sin partido autónomo es un tronco falto de cabeza. El sindicalista y el industrialista revolucionarios representan sólo un paso adelante en comparación con la vieja ideología, rancia y contrarrevolucionaria de la II Internacional. Pero en comparación con el marxismo revolucionario, es decir, con el comunismo, el sindicalismo y el industrialismo significan un paso atrás”. [16]
Bajo esta línea leninista el VIII Congreso del Partido Socialista Uruguayo decide por mayoría aplastante incorporarse a la Internacional Comunista. Al siguiente año 1921, en abril, resuelve cambiar su nombre por el de Partido Comunista del Uruguay.
En diciembre de 1920, en Chile el Partido Obrero Socialista que había sido fundado en 1912 por Luis Emilio Recabarren y que en 1919 había manifestado un caluroso apoyo a la Revolución de Octubre, ahora decide adherir a la IC. En 1922 opta por el nombre de Partido Comunista de Chile.
En junio de 1921 se reúne en Moscú el Congreso Constituyente de la Internacional Sindical Roja (ISR), integrada por 41 países y también para América Latina una referencia clasista importante.
En 1921 se reúne el III Congreso de la IC con la asistencia de 50 partidos afiliados, también latinoamericanos. Se fija como un objetivo central la creación de un frente único que haga posible la unión de todos los obreros en la lucha contra el capitalismo. Se desarrolla una amplia discusión sobre la cuestión táctica, y guiada por la intervención de Lenin, la IC recomienda “criticar en forma amistosa, pero enérgica y clara, las tendencias anarco-sindicalistas que rechazan la dictadura del proletariado y niegan la necesidad de que su vanguardia revolucionaria adhiere a una organización dirigente, única y centralizada, es decir, al partido comunista” [17]. La IC juzga posible “la fusión de las organizaciones revolucionarias sindicalistas y comunistas en un todo único” [18].
Con esta línea se reúnen en marzo de 1922 en Rio de Janeiro numerosos grupos marxistas, inconexos por invitación de A.Pereira, director de la revista “O Movimento Comunista” y resuelven constituir el Partido Comunista Brasileiro.
Para fines de 1922 hay en América Latina, actuando como secciones latinoamericanas de la Internacional Comunista, los siguientes partidos comunistas: Argentina (enero 1918), México (noviembre 1919), Uruguay (septiembre 1920), Chile (enero 1922), de Brasil (marzo 1922) y Guatemala (1922).
Como es una lógica de la lucha de clases en América Latina, frente al plan de la IC, el imperialismo estadounidense contraataca y, frente a los avances revolucionarios de la clase obrera, reúne en 1923 la Quinta Conferencia Panamericana en Santiago de Chile.
En 1924, año del fallecimiento en enero de Vladimir Ilich Lenin en Gorki a los 54 años, una gran pena oprime a todas las fuerzas progresistas en el mundo, incluidos los comunistas latinoamericanos.
Pero la obra de Lenin continua expandiéndose en la región latinoamericana. Este mismo año se funda el Partido Comunista de Honduras, que de inmediato enfrenta a la United Fruit Company imperialista, realizando acciones heroicas. Desde el mismo día de su fundación se declara sección de la IC.
En 1925 en agosto se organiza el Partido Comunista de Cuba en condiciones de ilegalidad. En febrero de 1917 se había producido una insurrección contra el gobierno en coordinación con numerosas huelgas. El imperialismo estadounidense aprovechó la oportunidad para enviar los marines e invadir la Isla, amparándose en la Enmienda Platt. La ocupación perdura hasta 1922. Durante estos años se emprenden los primeros pasos para la creación de un movimiento comunista: socialistas de izquierda conferencian y aprueban una declaración de principios en que se reconoce la necesidad de constituir un nuevo partido unitario, de acuerdo a la plataforma señalada por la IC. Se organizan grupos marxistas en numerosas ciudades y aldeas hasta que en agosto de 1925, realizan un congreso clandestino, del cual surge el Partido Comunista de Cuba, cuyos dirigentes solicitan de inmediato la incorporación a la IC.
En Argentina, en 1925, se estructura un fuerte movimiento antiimperialista latinoamericano de gran resonancia en el mundo de los intelectuales. Con sus objetivos señalen estos: “Desenvolver en los pueblos latinoamericanos una conciencia solidaria sobre los intereses nacionales y continentales, auspiciando toda renovación ideológica que conduzca al ejercicio de la soberanía popular y combatiendo toda dictadura que se oponga a las reformas sociales”. [19]
En 1926 en Ecuador había surgido desde 1920 algunos círculos marxistas-leninistas. Más tarde en 1924, Ricardo Paredes funda el periódico “La Antorcha” y en 1925 organiza lo que llama “Sección Comunista Ecuatoriana para la Divulgación de las Ideas de Lenin”, a la que se afilian trabajadores e intelectuales. En mayo de 1926 se constituye el Partido Socialista Ecuatoriano, él que en 1928 solicita su incorporación a la IC.
Comienzan los comunistas de Brasil sus contactos con el movimiento de los militares demócratas revolucionarios (tenientismo) que preside Luis Carlos Prestes. De estos contactos surge un Bloque Obrero Campesino.
En la mayoría de los países latinoamericanos aparecen Ligas Antiimperialistas, como las de México y Cuba, que unen la lucha revolucionaria clasista con la lucha y solidaridad internacionalista. En estas organizaciones participan comúnmente revolucionarios intelectuales. Editan numerosas hojas periodísticas en las que combaten al imperialismo norteamericano con gran valor.
En diciembre de 1926, el Partido Comunista de Argentina, a iniciativa de Ghioldi y Codovilla, manifiesta su solidaridad con el Partido Comunista de la Unión Soviética; ratifica así una enérgica oposición al trotskismo y a sus concepciones, las que tilda de erróneas, aventureras y antileninistas”. [20]
Impulsado por la ola revolucionaria y antiimperialista, en julio de 1927 en Nicaragua, el “General de hombres libres”, César Augusto Sandino inicia la patriótica guerra de guerrillas contra las tropas norteamericanas invasoras de su patria. Junto a Sandino está el comunista salvadoreño Farabundo Martí. Este movimiento de liberación nacional recibe el apoyo de todos los sectores antiimperialistas de América Latina. Ahí estarán también los comunistas venezolanos Carlos Aponte y Gustavo Machado. Para el pueblo era el comienzo de una lucha histórica que culminó victoriosamente con la Revolución Sandinista décadas después.
En Bruselas en 1927 se celebra un Congreso Antiimperialista, presidido por el escritor francés Henry Barbusse. Entre los latinoamericanos se hallan Gustavo Machado (Venezuela), José Vasconcelos (México) y Víctor Codovilla (Argentina).
Con ocasión del décimo aniversario de la Revolución de Octubre (noviembre 1927) se concentran en Moscú los más destacados dirigentes revolucionarios de todo el mundo. Los latinoamericanos presentes aprovechan el encuentro para conversar sobre la estrategia y tácticas en la lucha de América Latina.
En 1928 se celebra en Moscú el VI Congreso de la Internacional Comunista. Entre los temas discutidos está la América Latina. En conocimiento de que existen organizaciones de masas, considera la necesidad de transformar “la expresión de la voluntad de estos partidos políticos de masas en verdaderos partidos bolcheviques. Con estos objetivos se crea el Buró del Caribe y da su aceptación al Partido Socialista de Ecuador y al Partido Socialista Revolucionario de Colombia, como secciones de la IC.
En septiembre de 1928 se funda el Partido Comunista Peruano, con José Carlos Mariátegui como su dirigente máximo.
En Colombia un extraordinario auge de masas, tanto en las organizaciones sindicales como en los grupos políticos, impulsa al gobierno conservador a idear una ley para restringir las garantías constitucionales e ilegalizar en la práctica al Partido Socialista Revolucionario. El General venezolano Emilio Arévalo Cedeño, luchador antidictatorial, se asila en Colombia y sus planes de invasión a Venezuela por los llanos se combinan con los trazados por el PSR. Al ex telegrafista venezolano se le califica de “Nuevo Sandino”. [21]
En junio de 1929 se desarrolla en Buenos Aires la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. Toman parte 38 delegados de 15 países (Argentina, Cuba, Brasil, Perú, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Uruguay, Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, México, Paraguay, Guatemala) de la región y además delegados de la Internacional Comunista, de la Internacional Juvenil Comunista y de los partidos comunistas de Estados Unidos y Francia.
En el mismo año el Buró del Caribe establece en Barranquilla un Comité de Apoyo al incipiente movimiento comunista que ya trabaja clandestinamente en Venezuela. Al frente de esta misión estará Gustavo Machado, posteriormente Presidente del Partido Comunista de Venezuela, pero con residencia en Bogotá.
En Venezuela desde 1914 varias compañías extranjeras, encabezadas por la Royal Dutch Shell, están extrayendo petróleo del subsuelo, alcanzando un volumen de 332.000 barriles. Durante este año comienza sus operaciones la primera refinería comercial. Grandes masas de artesanos, campesinos y pescadores se transforman en obreros petroleros. Inspirados en las noticias de las luchas de clases del viejo continente y la victoria de los bolcheviques, se expanden las luchas sindicales y políticas. Los Estados Unidos y la dictadura venezolana reconocen el peligro del ejemplo de la Revolución de Octubre, cuando expresan en 1918: “Las doctrinas de los radicales de Europa se propagarán con mayor fuerza en los países donde el pueblo ignorante y pobre esté privado de derechos políticos. Una propaganda pública busca la formación de una liga obrera en todos los países de América, por iniciativa de los partidos sociales de México y Puerto Rico. Esta clase de agitación es peligrosa entre nosotros, porque los enemigos tratarán de explotarla y algunos de ellos se irán a predicar las doctrinas de los extremistas rusos, es decir, la repartición de las tierras y la riqueza entre obreros y soldados…”. [22]
El 5 de marzo de 1931, se constituyó en plena clandestinidad la primera célula comunista. El 1 de mayo circuló el primer manifiesto del Partido Comunista de Venezuela “al pueblo trabajador”, que finalizaba con una frase de Lenin: “El fusil en el hombro de un obrero es la única garantía de democracia”, y entre sus consignas enarbolaba la de ¡Viva la Rusia Soviética!
Por primera vez en Venezuela, igualmente, se mencionaba a la revolución bolchevique en un documento partidista. Allí se decía: “En Rusia, el país más grande del mundo, y con una población cincuenta veces mayor que la de Venezuela y que estuvo sometida durante siglos a una tan tiranía sangrienta como la de Gómez, el régimen de los Zares, los obreros y campesinos hace ya trece años derrocaron este gobierno e implantaron el gobierno de su propia clase, el gobierno obrero y campesino llamado soviético. Se han repartido las tierras de los grandes hacendados entre aquellos que las trabajaban directamente, y las fábricas, minas y empresas pasaron a ser propiedad colectiva de los trabajadores soviéticos… Los salarios aumentan, y los precios disminuyen y no hay trabajadores desocupados… En las escuelas, colegios y universidades se da preferencia a los trabajadores y a sus hijos y el gobierno sostiene de todo a todos los estudiantes. La mujer goza exactamente de los mismos derechos y de las mismas ventajas que los hombres y se le concede un descanso absoluto con salario completo durante dos meses antes y dos meses después del alumbramiento. Bajo el gobierno obrero y campesino se construyen en la Rusia soviética casas cómodas e higiénicas para los obreros, magníficos edificios para sanatorios, hospitales, clubes, bibliotecas y escuelas para los trabajadores, los cuales gozan de una libertad y bienestar nunca conocidos en el mundo por la clase que todo ha producido... Los trabajadores del mundo entero están luchando y organizándose para hacer lo mismo que sus hermanos de clase en Rusia”. [23]