La Gran Revolución Socialista de Octubre inauguró una nueva época de las revoluciones sociales


Pável Blanco Cabrera, Primer Secretario del CC del PCM y Ángel Chávez, Responsable del Comité Ideológico del CC del PCM

Dentro de la teoría marxista figura como uno de los principales textos que condensan el materialismo histórico el “Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política”, en este texto Marx menciona que entre un modo de producción y otra figura una época de transición a la que denomina “época de revolución social”. Para que un modo de producción pueda ser sustituido por otro debe desarrollarse la contradicción entre el nivel de desarrollo de las Fuerzas productivas y las Relaciones sociales de producción (o formas de propiedad).

Este fenómeno es una de las leyes del desarrollo histórico que descubrió Marx, y se le conoce como “ley de la tendencia a la concordancia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción”. Sobre este fenómeno y la época de revolución social Marx anota:

“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.” [1]

Las fuerzas productivas engendradas por el capitalismo en su fase imperialista y las relaciones de producción burguesas, han llegado ya al punto en que éstas son una traba de las primeras, es decir nos encontramos en la época de revolución social que media entre el capitalismo y el comunismo. Que el capitalismo ha llegado a su fase última lo demostró Lenin en Imperialismo fase superior del capitalismo en que considera el imperialismo etapa parasitaria y de descomposición.

Dentro de la época de revolución social las revoluciones político sociales son necesarios catalizadores para generar las nuevas relaciones sociales de producción y acelerar la transición al nuevo modo de producción, de ahí que Lenin afirme que “El imperialismo es el preludio de la revolución social del proletariado” y agregue “Esto ha sido confirmado, en una escala mundial desde 1917” [2] Considerando que para que las relaciones de producción correspondan con el desarrollo de las fuerzas productivas se requiere abolir las relaciones burguesas de producción.

Entonces, así como la fase imperialista del capitalismo inaugura la época de revolución social, que es marco material para la sustitución del capitalismo por el socialismo, la Gran Revolución Socialista de Octubre como la primera dentro de dicha época, inaugura el tránsito del capitalismo al socialismo en el Mundo. Es la primera Revolución Proletaria triunfante, continuidad de la Comuna de París de 1871 que intentó por primera vez el “asalto al cielo”, y estableció algunos contornos del poder obrero, mostrando contundentemente la necesidad vital del ejercicio de la dictadura del proletariado para que la revolución pueda asegurar su victoria frente a la contrarrevolución.

La Gran Revolución Socialista de Octubre tiene cuestiones en común con revoluciones sociales previas, pero también muestra rasgos inéditos, generales a la ola de revoluciones proletarias, que se desarrollaran hasta el triunfo internacional del socialismo-comunismo.

La Gran Revolución Socialista de Octubre es la confirmación de las posiciones del socialismo científico, teoría desarrollada por Karl Marx, Friedrich Engels, enriquecida sustancialmente por Vladimir Ilich Lenin. Más aún, la Revolución Proletaria triunfante el 7 de Noviembre de 1917 confirma la justeza de la implacable lucha teoría y política del leninismo en contra del oportunismo dominante en la II Internacional que dogmatizando al marxismo efectuaba una práctica reformista.

La Gran Revolución Socialista de Octubre no es solo un acontecimiento histórico decisivo para el proletariado y los oprimidos, y para todo el género humano; es sobre todo un norte para el accionar contemporáneo de la clase obrera y el movimiento comunista internacional, y para las revoluciones socialistas que inevitablemente estallaran por todo el orbe.

Por ello, en ocasión de su centenario, la reflexión sobre sus lecciones es de indispensable actualidad para los partidos comunistas y obreros.

El marxismo-leninismo y las revoluciones sociales

Marx, Engels y Lenin dedicaron mucha atención al estudio de las revoluciones, sobre todo la Inglesa de 1640-1649 y la Francesa de 1789-1794, la ola revolucionaria que conmovió a Europa en 1848-1849, la Comuna de París de 1871.

Tales procesos revolucionarios produjeron enormes cambios en las relaciones de propiedad, en la esfera social y en el perfeccionamiento de la maquinaria estatal. La ley del desarrollo de las revoluciones burguesas era la inconsecuencia entre sus objetivos proclamados y los resultados alcanzados, puesto que se enarbolaban algunas demandas del conjunto de las clases explotadas pero terminaban por imponerse los intereses de una minoría: la nueva clase dominante.

Dejando de lado las erróneas concepciones que en el pensamiento burgués se tienen de las revoluciones y procesos revolucionarios, al desligarlas del desenvolvimiento económico y las trabas que en un momento histórico impone un modo de producción dado, y que buscan situarlas como conspiraciones, o limitarlas a fallas o excesos y no al carácter intrínseco de la opresión de clase, es importante recapitular lo que el marxismo-leninismo sitúa al respecto:

a) Las Revoluciones son las locomotoras de la historia.

b) Las Revoluciones burguesas han expresado un modo radical de destruir relaciones sociales caducas y han sido también un tipo de movimiento histórico en el que se interviene con el objetivo consciente de transformar de raíz las relaciones existentes. las revoluciones burguesas resuelven la contradicción entre la burguesía ascendente y los señores feudales (nobles) y llevan al establecimiento del poder de los burgueses, que es también una clase dominante explotadora.

c) Las Revoluciones político-sociales de los Siglos XVI-XVIII resolvieron la contradicción entre las clases sociales antagónicas en ese momento: la burguesía y los señores feudales.

d) No se realizan por encargo, “sino que maduran en el proceso del desarrollo histórico y estallan en el momento condicionado por el conjunto de toda una serie de causas interiores y exteriores” [3]

e) “Toda revolución significa un viraje brusco en la vida de las grandes masas del pueblo. Si este viraje no ha madurado debidamente no puede tener lugar una verdadera revolución… la revolución ofrece al pueblo todo, en poco tiempo las más profundas enseñanzas [4]

f) Existe una dialéctica entre la revolución y la contrarrevolución, y es una lucha férrea, implacable

g) Hasta 1848 las revoluciones solo se planteaban el desplazamiento de una clase dominante explotadora caduca por una nueva clase dominante explotadora.

Características de la Revolución Socialista

Con el Manifiesto del Partido Comunista el proletariado establece su cosmovisión, la concepción materialista de la historia y su programa de lucha. Se establece que el Mundo entró ya de lleno en el desarrollo burgués en el que se da una contradicción irreconciliable entre el capital y el trabajo, entre la burguesía y el proletariado, entre la apropiación privada de la riqueza y el carácter social de la producción; enfáticamente se demuestra que la clase verdaderamente revolucionaria es el proletariado que tiene la misión histórica de poner fin a la dominación de la burguesía y a toda forma de explotación, pues para emanciparse la clase obrera necesita emancipar a todas las clases oprimidas. [5] Como bien escribe Engels:

“La revolución a la que aspira el socialismo contemporáneo consiste, dicho en breves palabras, en la victoria del proletariado sobre la burguesía y la organización de una nueva sociedad, liquidando todas las diferencias de clase. Para ello es indispensable tanto la existencia del proletariado, llamado a realizar esta revolución, como de la burguesía, en cuyas manos las fuerzas productivas sociales alcanzan tal grado de desarrollo que se hace posible la supresión definitiva de las diferencias de clase.” [6]

Esas ideas son reiteradas siempre por el marxismo, y sobre ellas recapitula genialmente el propio Engels en la Introducción a la obra de Marx La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850; Stalin, Kirov y Zhdanov al escribir las Observaciones sobre un compendio de manual de Historia Moderna anotan muy bien cuál es la diferencia básica entre las revoluciones burguesas y la Revolución Socialista “la revolución burguesa francesa (y cualquier otra revolución burguesa) después de emancipar al pueblo de las cadenas del feudalismo y del absolutismo, le impuso nuevas cadenas, las cadenas del capitalismo y de la democracia burguesa, mientras que la revolución socialista en Rusia destruyó todas y toda clase de cadenas, y emancipó al pueblo de todas las formas de explotación…” [7]

Otra cuestión clave subrayada por el marxismo-leninismo tiene que ver con el papel del Estado, de la maquina estatal, de la que Marx ya expresa en El 18 Brumario de Luis Bonaparte que “Todas las revoluciones perfeccionaban esta máquina, en vez de destrozarla. Los partidos que luchaban alternativamente por la dominación consideraban la toma de posesión de este inmenso edificio del Estado como el botín principal del vencedor”. Destruir, demoler el Estado es una tarea de la Revolución, es más así lo enfatiza con meridiana claridad en la víspera de la Revolución de Octubre: “La revolución consiste en que el proletariado destruye el “aparato administrativo” y todo el aparato de Estado, sustituyéndolo por otro nuevo, constituido por obreros armados”. [8] La importante experiencia de la Comuna en 1871, nutrió la teoría marxista-leninista sobre la revolución socialista y nutrió el programa de los comunistas rusos.

Ahora bien, Lenin enriquece el socialismo científico al estudiar el desarrollo del capitalismo a su fase imperialista que aceleró y creo condiciones inevitables para el estallido y triunfo de la Revolución Proletaria, al inaugurar la época de revolución social que dará paso al comunismo.

Es necesario citar in extenso parte de Materiales sobre la revisión del programa del partido redactado por Lenin después de exponer las Tesis de Abril, que influyó decisivamente en la VII Conferencia del Partido así como en la estrategia y táctica de los comunistas en el periodo:

“El capitalismo mundial ha llegado, actualmente, más o menos desde principios del siglo XX, a la fase del imperialismo. El imperialismo o la época del capital financiero es la economía capitalista tan altamente desarrollada en la que las uniones monopolistas de los capitalistas –los sindicatos de industriales, los cártels y los trusts- han adquirido una importancia decisiva, el capital bancario de enorme concentración se ha fundido con el industrial, la exportación de capital a otros países se ha desarrollado en colosales proporciones, el territorio de todo el mundo está ya repartido entre los países más ricos y se ha iniciado el reparto económico del mismo entre los trusts internacionales.

En esta situación son inevitables las guerras imperialistas, es decir las que se libran por la dominación mundial, por la conquista de mercados para el capital bancario y para avasallar a los pueblos pequeños y débiles. Y, precisamente así, es la primera gran guerra imperialista de los años 1914-1917.

El grado extraordinariamente alto de desarrollo del capitalismo mundial en general; la sustitución de la libre competencia por el capitalismo monopolista; la preparación por los bancos y las uniones de capitalistas de un personal especial para la regulación social del proceso de producción y distribución de los productos; el aumento de la carestía y la opresión de la clase obrera por los monopolios y la complicación gigantesca de la lucha económica y política de dicha clase debidos al crecimiento de los monopolios capitalistas; los horrores, las calamidades, la ruina y el embrutecimiento engendrados por la guerra imperialista: todo esto hace que el actual grado de desarrollo del capitalismo signifique la era de la revolución socialista proletaria.

Esta era ha comenzado.

Únicamente la revolución proletaria, socialista, puede sacar a la humanidad del callejón sin salida creado por el imperialismo y las guerras imperialistas. Sean las que fueren las dificultades de la revolución y sus posibles reveses temporales y olas de contrarrevolución, es inevitable la victoria definitiva del proletariado.

Por eso se plantea en el orden del día de la época que vivimos, dadas las condiciones objetivas, la preparación inmediata del proletariado en todos los aspectos para la conquista del poder político a fin de llevar a cabo las medidas económicas y políticas que forman el contenido de la revolución socialista”

Podríamos asegurar que en éste documento se demuestra la prognosis del marxismo-leninismo al evaluar las condiciones y situar las tareas para la clase obrera, al comprender desde el punto de vista histórico la inevitabilidad de la Revolución Proletaria dados los limites históricos del modo de producción capitalista. Y ello fue valido para la Revolución de Octubre, pero es de vigencia en nuestros días.

Otra característica de la Revolución Socialista tiene que ver con el papel consciente de la clase obrera y las masas oprimidas, el que es constituido por la vanguardia organizada que es el Partido Comunista no solo durante la Revolución, sino en todo el periodo de preparación. El Partido es el estado mayor de la clase obrera, su conscientizador y organizador, el único que puede esclarecer todos los problemas que se van presentando, que esclarece las premisas materiales, el programa, el papel de las distintas clases, la cuestión de las alianzas, la estrategia, la táctica, la ofensiva, la defensiva, las maniobras, las consignas, el análisis concreto de la realidad concreta. El Partido construye las herramientas necesarias, para que la clase obrera vaya acumulando en la dirección de la toma del poder, trabaja en las organizaciones de masas, destacadamente en los sindicatos donde los comunistas luchan dentro, para organizar a la clase obrera, para que gane terreno la línea de la lucha de clases y para que se debilite la línea oportunista, reformista de la cooperación de clases; orienta el trabajo específico por sectores, la teoría, el estudio de las cuestiones candentes a la vida de la clase, los indicadores del avance de su consciencia, sus mecanismos de comunicación, el momento preciso de la Revolución (ni un minuto antes, ni un minuto después), así como todo aquello, cuando la situación concreta lo determine, que tenga que ver con la lucha insurreccional y el papel de la violencia revolucionaria. Solo con el Partido Comunista puede la clase obrera surcar las tormentas de la agudización de la lucha de clases en los virajes profundos de la historia teniendo como norte la Revolución y como puerto seguro el socialismo-comunismo.

La Revolución de Octubre, ejemplo a seguir

La insurrección triunfante del 7 de Noviembre de 1917 que asegura la victoria de la Revolución Proletaria tiene su origen en la actividad del Partido Bolchevique y en la labor teórica y práctica del leninismo.

En primer lugar la teoría del partido de nuevo tipo que permite la acción de los comunistas entre la clase obrera en condiciones de dura represión de la autocracia zarista y que está preparado para desarrollar su actividad política en cualquier condición, con todas las formas de lucha.

Un Partido capaz de derrotar a todas las corrientes ideológicas que siembran confusión entre la clase obrera o que impiden su independencia política, ideológica y organizativa, tales como el populismo, el “marxismo legal”, el menchevismo y todas sus variantes surgidas en el flujo y el reflujo de la lucha, como el trotskismo.

Un Partido capaz de asumir la defensa y desarrollo del marxismo frente a la degeneración oportunista de la II Internacional que tergiversó la teoría proletaria absolutizando las reformas, desnaturalizando la visión de Marx y Engels sobre el Estado, la Revolución, la dictadura del proletariado. Sin los debates de Lenin y el Partido Bolchevique contra Bernstein y Kautsky sobre esas cuestiones y la del imperialismo, el Partido no hubiese estado preparado para comprender el capitalismo de los monopolios, y las guerras imperialistas como catalizadoras del proceso revolucionario. Fue colosal el esfuerzo del leninismo.

Un Partido forjado en dos Revoluciones, la de 1905, la de Febrero de 1917. Ese fogueo, ese aprendizaje, fueron determinantes para el perfil de la organización, y de los militantes. Las lecciones son perennes y consideramos conveniente recapitular algunas de ellas:

a) La ley fundamental de la revolución consiste en que “para la revolución no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan consciencia de la imposibilidad de seguir viviendo como viven y exijan cambios; para la revolución es necesario que los explotadores no puedan seguir viviendo y gobernando como viven y gobiernan. Solo cuando “los de abajo” no quieren y “los de arriba” no pueden seguir viviendo a la antigua, solo entonces puede triunfar la revolución.” [9]

b) La imposibilidad de la Revolución sin situación revolucionaria y los signos distintivos de esta: Incapacidad de la clase dominante de asegurar su dominación; Aumento por encima de lo acostumbrado de las condiciones de miseria y sufrimiento de la clase obrera; Un incremento de la actividad de las masas que regularmente se mantendrían en la pasividad. Todo ello combinado con un nivel de organización y politización de la clase obrera que se exprese en la fortaleza del partido comunista, que será siempre el único capaz de precisar cuál es la situación revolucionaria y las consignas que proceden y dirigir el proceso de la toma del poder y de la Revolución socialista.

c) La vanguardia es imprescindible y es la garantía del triunfo, pero ella sola no es garantía de triunfo, se requiere de las masas explotadas y de su propia experiencia política; es apunta Lenin, es otra ley fundamental de la revolución.

d) El papel del imperialismo, las contradicciones interimperialistas, las guerras imperialistas, así como saber usar dichas contradicciones para la lucha revolucionaria.

e) Durante el socialismo en la etapa de la dictadura del proletariado la lucha de clases se agudiza y se requiere azuzar la ofensiva contra la clase enemiga, empezando por el fortalecimiento del Partido de la clase obrera.

Basta estudiar las Actas del Partido Bolchevique a partir de Agosto de 1917 para comprender la importancia que los comunistas dieron al análisis concreto de la crisis en las alturas y su evolución constante, a los acomodos y reacomodos de las distintas expresiones de la clase dominante y al incremento de actividad de las masas proletarias; inclusive por iniciativa de Lenin, el Comité Central del Partido Comunista Bolchevique creo una comisión para dar seguimiento a la intensificación de la actividad de las masas, de su tendencia a la insumisión. [10]

Debate contemporáneo entre reforma y Revolución

Por supuesto que la Revolución de Octubre es una gran veta de aprendizaje para la lucha de los comunistas, y aquí solo estamos abordando algunas aristas.

Hoy lo esencial es reivindicar la necesidad de la Revolución socialista por razones antes anunciadas tales como los limites históricos del capitalismo, ya rebasados y que nos conducen a la barbarie, y eso que debería quedar claro, se coloca nuevamente en el centro de la polémica de los partidos comunistas y obreros pues algunos practican una política muy similar a la de la socialdemocracia criticada por los bolcheviques, una política de reformas graduales, de parlamentarismo, de colaboración de clases, de administración de la misma maquinaria estatal.

Por supuesto que estas políticas tienen un origen anterior que tienen que ver con el reflejo político de determinadas condiciones objetivas que influyeron en las negativas concepciones que emergieron en el XX Congreso del PCUS, que absolutizan la diversidad de vías nacionales al socialismo, su carácter pacífico, las alianzas interclasistas, la utilidad del parlamento burgués y la propia democracia burguesa. Hay que señalar que se convierten en factor de retraso de las tareas revolucionarias del proletariado.

Frente a los graves problemas de los obreros del mundo, frente a las guerras y disputas interimperialistas, frente a la agresión a los pueblos, frente al hambre, la miseria y las enfermedades que asolan a los oprimidos del Mundo, frente a la explotación de la clase obrera en cualquier país, la única respuesta es continuar el camino de la Revolución de Octubre: derrocamiento del poder de los capitalistas, poder obrero.

Algunos procesos políticos en América Latina son presentados como revoluciones, y aunque en su día tuvieron algunos de los síntomas, como la amplia participación de las masas, crisis política en las alturas, objetivamente han demostrado estar muy lejos de una verdadera revolución, al conservar la maquinaria estatal, buscando solo perfeccionarla, sin intentar destruirla, sin alterar las relaciones de producción. Con el nombre de revoluciones ciudadanas, bolivarianas, del socialismo del siglo XXI, tales procesos han demostrado que independientemente de sus banderas sociales se han inscrito estrictamente un marco de reforma del sistema que invariablemente tendría que desembocar en la reorganización de la dominación del modo de producción capitalista.

El triunfo de la contrarrevolución ante la esperanza del socialismo

Aún el triunfo de la contrarrevolución nos permite obtener de la experiencia de la Revolución Socialista de Octubre enseñanzas para la práctica revolucionaria de las futuras revoluciones que los comunistas encabezaremos. Más allá de las reflexiones que ya se han anotado en el texto “Análisis y conclusiones sobre la construcción socialista durante el siglo XX, fundamentalmente en la URSS. Percepción del KKE sobre el socialismo” cabe señalar los siguientes puntos:

Vivimos en la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, época de revolución social diría Marx, por lo que la derrota de la construcción socialista en la URSS no implica la imposibilidad del socialismo, sino una derrota temporal. Dentro de la época de revolución social está predeterminado el estallido de revoluciones y con el avance de las fuerzas productivas que ha tenido el capitalismo, las revoluciones por venir estarán dotadas de mejores condiciones para enterrar el capitalismo, por ejemplo hoy las condiciones materiales para el ejercicio del internacionalismo proletario están más desarrolladas por el desarrollo de medios de comunicación y sobre todo por el avance en las relaciones de interdependencia de las naciones imperialistas y la aún mayor concentración de capital que se ha dado.

Recordemos que el imperialismo es el preludio de la revolución social del proletariado y que “la conservación de la vieja comunidad lleva consigo la destrucción de las condiciones sobre que descansa, se transforma en lo contrario”. [11] Por lo que todo acto con que la burguesía haga para impedir la destrucción del capitalismo, profundizar la explotación, buscar mecanismo sociales y tecnológicos para carenar la explotación, etc., incluido el momentáneo triunfo de la contrarrevolución que padeció la URSS, patria socialista surgida de la Revolución Socialista de Octubre de 1917, pues esta derrota temporal no liquida el socialismo sino que nos deja enseñanzas para la práctica política en las revoluciones que han de venir.


[1] Marx, Karl. Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política.

[2] Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo. Pekín, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1975.

[3] Lenin, Vladimir Ilich; Informe pronunciado el 23 de Julio de 1918 en la Conferencia de los comités fabriles de Moscú; Obras Completas, Tomo 27, Editorial Progreso, Moscú

[4] Lenin, Vladimir Ilich; Las enseñanzas de la Revolución; Obras Completas, Tomo 25, Editorial Progreso, Moscú

[5] Probablemente sea La ideología alemana la primera obrera marxista donde se establece ello, pues ahí escriben en conjunto Marx y Engels lo siguiente: “Todas las revoluciones anteriores dejaban intacto el modo de actividad y sólo trataban de lograr otra distribución de esta actividad, una nueva distribución del trabajo entre otras personas, al paso que la revolución comunista va dirigida contra el carácter anterior de la actividad, elimina el trabajo y suprime la dominación de las clases al acabar con las clases mismas, ya que esta revolución es llevada a cabo por la clase a la que la sociedad a la que la sociedad no considera como tal, no reconoce como clase y ue expresa ya de por si la disolución de todas las clases, nacionalidades, etc.,dentro de la actual sociedad”.

[6] Engels, F; Publicaciones de los emigrados; Obras de Marx y Engels, Tomo 18

[7] Citado en A. M. Pankrátova; Historia de la URSS, Tomo III; Ediciones Pueblos Unidos; Uruguay 1947

[8] Lenin, Vladimir; El Estado y la Revolución; Editorial Progreso, Moscú

[9] Lenin, Vladimir Ilich; La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo; Editorial Progreso, Moscú

[10] Actas del Comité Central del POSDR (Bolchevique) Agosto de 1917-Febrero de 1918; Cuadernos de Pasado y Presente; siglo XXI Editores

[11] Marx, Karl. Formas de producción precapitalistas. México, FCE, 1987.