Inteligencia Artificial: ¿Para los beneficios del capital o para las necesidades del pueblo?


Makis Papadopoulos, miembro del Buró Político del CC del KKE

La era de la transformación digital de la economía y del desarrollo de la inteligencia artificial señala un enorme aumento de las posibilidades de satisfacer las necesidades de la sociedad. Muchos trabajadores se indignan al comparar estas posibilidades con su condición. Se informan por ejemplo de que gracias a la inteligencia artificial personas ciegas pueden recuperar la vista y comparan eso con la situación actual de los sistemas de sanidad públicos.

Los apologistas de la burguesía buscan ocultar al gran culpable que impide la utilización de estas enormes posibilidades tecnológicas a favor del bienestar social. Los análisis burgueses o bien presentan como peligro el propio desarrollo de la tecnología o bien lo presentan como una solución milagrosa de nuestros problemas.

Tanto la demonización de la tecnología como la expectativa utópica y determinista del bienestar social, que supuestamente surgirá automáticamente del progreso tecnológico, son dos caras del mismo enfoque teórico erróneo que carece de base histórica.

La cuestión es quién y para qué intereses determina la orientación, el desarrollo y la utilización de la nueva tecnología. Detrás de la inteligencia artificial están las opciones de la inteligencia humana y los intereses particulares de la clase que sirve.

En general no se desarrollan aplicaciones tecnológicas neutrales independientemente de qué clase tiene el poder y el control de la economía. Prácticamente los que deciden hoy qué datos se recopilan por los centros digitales, con qué criterios y qué procesos, qué información se extrae y con qué objetivo son los grupos monopolistas poderosos y los centros imperialistas.

Metodológica y esencialmente no podemos examinar la era de la inteligencia artificial fuera del contexto del modo de producción específico en que se desarrolla históricamente, es decir del modo de producción capitalista. En el capitalismo, la asociación del trabajador social colectivo con los medios de producción se hace a través del mercado capitalista. Las relaciones de producción capitalistas determinan el objetivo, los incentivos, la extensión y el ritmo del desarrollo de los medios de producción. Al mismo tiempo, las relaciones capitalistas se desarrollan, maduran y se pudren en interacción dialéctica con el desarrollo de las relaciones de producción.

El análisis marxista [1] de la subordinación real del trabajo al capital conserva intacta su importancia y vigencia. La fuerza productiva del trabajo vivo socializado se incorpora en el proceso de producción como capital variable. Todos sus elementos organizativos (la división del trabajo, la coordinación y la cooperación de los trabajadores, la aplicación del conocimiento científico, etc) están determinados por el capital y están a su servicio. 

Respectivamente, tanto si examinamos la era de la máquina de vapor o la máquina del robot inteligente, la tecnología en el capitalismo ha sido y seguirá siendo un medio de producción de plusvalía y un medio de control y represión en manos del poder del capital. Además, Marx documentó el papel de las máquinas en el aumento de la productividad del trabajo, el abaratamiento de las mercancías y el aumento del grado de explotación. Ya en los Grundrisse destacó que el desarrollo del capital fijo revela hasta qué punto el conocimiento social general (knowledge) se ha convertido en fuerza productiva inmediata. El capital determina la orientación y las prioridades del desarrollo de la tecnología y no solo su uso con fines de lucro.

Además, Marx previó el potencial de gran ahorro de tiempo de trabajo humano garantizado por la automatización y en general por el desarrollo tecnológico, mejorando las condiciones para el desarrollo integral de la personalidad humana y la liberación social.

Basándonos en la metodología y las leyes de la economía política marxista, podemos acercarnos a la era de la inteligencia artificial sin avergonzarnos. Veamos donde nos encontramos hoy.

La transformación digital de la economía en EE.UU., Europa y China ya está muy avanzada. El ordenador electrónico conectado a internet es una máquina universal y al mismo tiempo un medio de producción, comunicación, educación, de creación cultural, de servicios de salud.

El Internet de las Cosas (Internet of Things) es ya una realidad. A través de nuestro móvil podemos activar los llamados “electrodomésticos inteligentes” de nuestra casa, el aire acondicionado, el frigorífico, la televisión que tienen sensores y están conectados al internet.

Ahora pasamos al Internet de los Cuerpos (Internet of Bodies), a la conexión directa entre personas, Internet, robots y en general las llamadas “máquinas inteligentes”.

Se desarrollan los sistemas de inteligencia artificial que pueden transformar rápidamente gran cantidad de datos, entrenarse y realizar tareas complejas, a causa de la convergencia de una seria de avances tecnológicos como el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo y big data. Se están desarrollando ordenadores cuánticos, los super-ordenadores.

Intensificación de la contradicción básica

La transformación digital de la economía no suprime las leyes de ganancia, las leyes de la explotación, las leyes que rigen el funcionamiento de la economía capitalista.

Para que las ganancias de los grupos empresariales sigan aumentando hay que seguir aumentando el grado de explotación, hay que exprimir a los trabajadores. Hace falta ampliar las relaciones de trabajo flexibles y la jornada laboral a través de la “ordenación del tiempo de trabajo”.

En manos del capital, la nueva tecnología se utiliza para aumentar la intensificación y la carga de trabajo de los que siguen trabajando, mientras al mismo tiempo aumenta el ejército de desempleados.

Contrariamente a lo que destaca la propaganda burguesa, este desarrollo tecnológico agudiza las contradicciones del modo de producción capitalista y hace que el ataque continuo de la política burguesa contra los derechos de los trabajadores sea una dirección de sentido único.

Como sabemos de la economía política marxista, cuanto mayor es el nivel del desarrollo técnico de la producción, cuanto mayor es la relación entre los medios de producción y la fuerza de trabajo en el proceso de producción, tanto mayor es la tendencia a la baja de la tasa de ganancia. No debemos olvidar que la fuente de la explotación, la fuente de la plusvalía y de la ganancia capitalista es el tiempo no pagado del trabajador asalariado, el trabajo no pagado por encima del valor de su fuerza de trabajo, que el capitalista la roba y se apropia de ella. Solo la fuerza de trabajo vivo, y no los robots, crea plusvalía.

Por supuesto la política burguesa no observa pasivamente esta tendencia a la baja de la tasa de ganancia. Interviene de manera multiforme para detener esta tendencia y aumentar el grado de explotación de los trabajadores en todos los sectores y en la economía en su conjunto.

El capital explota las nuevas posibilidades tecnológicas que le permiten aumentar en la práctica el tiempo de trabajo diario independientemente de la permanencia del trabajador en un determinado lugar de trabajo y del tiempo de trabajo legal, y al mismo tiempo intensifica el trabajo. Aprovecha el aumento del desempleo para generalizar las relaciones de trabajo flexibles.

Nuestros datos en manos del capital

Pero no le basta eso. Busca explotar la nueva red e interconexión más complejas y mejoradas entre seres humanos, Internet y robots y de la nueva tecnología de vanguardia en general, para acercarse a la subordinación completa y absoluta del trabajo a los objetivos. En otras palabras, intenta superar una serie de limitaciones en la explotación de la fuerza de trabajo planteadas hasta ahora por las propiedades y los rasgos del propio cuerpo humano y de la cognición humana, para aumentar la rentabilidad capitalista. Por ejemplo, utiliza hoy equipos adicionales de trabajo manual para reducir el número de los trabajadores que ejecutan una tarea y aumentar su vigilancia en el centro de trabajo.

En este marco, nuestro cuerpo se convierte, sin ni siquiera nuestro permiso formal, en una mina de oro de datos para el capital. Los datos digitales son el verdadero oro, el nuevo petroleo. El conocimiento y el tratamiento de nuestros datos biométricos y personales en última instancia permite a la patronal elegir ascensos y despidos, a las compañías de seguros modificar las primas, al Estado de capital conocer y explotar para sus objetivos todos nuestros datos, la condición de nuestra salud, nuestros casos judiciales, nuestra actividad sindical, nuestras deudas y nuestra situación financiera.

Cualquiera que sea el aspecto de la vida social que examinemos, veremos fácilmente que se profundiza la contradicción entre el carácter social del trabajo, que se profundiza continuamente, y la apropiación capitalista de los resultados del trabajo. La burguesía es cada vez más reaccionaria.

Se han sobremadurado las condiciones objetivas para que la lucha de clases se intensifique, para que la clase obrera pase a primer plano y haga girar la rueda de la historia hacia delante. Es cada vez más urgente la necesidad de arrebatar la tecnología de las manos criminales del capital y salir del pantano de la explotación capitalista. Esto lo saben y lo temen, y están tomando medidas preventivas.

La Unión Europea amenaza nuestros derechos

Los peligros para los pueblos de la implementación de la estrategia de la Unión Europea en la robótica, la inteligencia artificial y en general la tecnología de vanguardia, no se pueden ocultar. La Unión Europea se ve obligada a admitir algunos de ellos en su marco normativo en el Acta de IA. Se mencionan los peligros del registro y tratamiento de datos personales, de datos biométricos, de personas que pueden amenazar las libertades políticas y sindicales, derechos civiles fundamentales e incluso el concepto burgués de la libertad de pensamiento y expresión. Se hace referencia a las peligrosas técnicas de manipulación y las posibilidades de influir en el subconsciente de las personas a través de las interfaces entre humanos y “máquinas inteligentes”, la llamada interfaz cerebro - ordenador y los sistemas técnicos de realidad aumentada. 

Los oficiales eurotlánticos son conscientes de que la retórica agresiva en boga que caracteriza como “tecnófobo” y conspiracionista a cualquiera que señale los peligros reales actuales y futuros solo puede convencer a los extremadamente incautos y los políticamente ingenuos.

Por eso despliegan y financian una campaña política y cultural compleja y polifacética, para fomentar la complacencia y manipular a los trabajadores.

Un aspecto clave de la política de complacencia es la formulación y promoción del marco regulador de la Unión Europea que supuestamente nos protegerá de los riesgos. Las garantías de la dictadura del capital, que protegerá nuestros derechos, tienen tanto valor como si los lobos nos aseguraran que se encargarán a cuidar de las ovejas.

Echar un vistazo a la práctica actual de la UE basta para iluminarnos. Los funcionarios de la Unión Europea afirman que se ha establecido un Espacio Europeo de Libertad, Seguridad y Justicia. ¿Qué ocurre en la práctica? Se ha establecido jurídicamente el fichaje digital total y el tratamiento de nuestros datos personales y la vigilancia e intervención preventiva en nombre de la seguridad y la confrontación del terrorismo.

Las disposiciones del Acta sobre la inteligencia artificial son similares. Las verdaderas reglas del nuevo marco son las excepciones previstas y la minimización de los riesgos.

En nombre de la seguridad pública y de la confrontación del terrorismo se permite excepcionalmente nuestra identificación biométrica, el análisis de nuestra voz y de nuestro movimiento en espacios públicos. Ya Francia se ha convertido en el primer Estado-miembro de la UE con una legislación que permite es uso de la vigilancia biométrica en espacio público en nombre de la seguridad de los Juegos Olímpicos.

En nombre del espíritu empresarial están exentos de las prohibiciones los centros de trabajo en empresas y fábricas.

En nombre de las prácticas legítimas de evaluación, se permite excepcionalmente el uso de sistemas de inteligencia artificial para la categorización social basada en la raza, las opiniones políticas, la participación en los sindicatos, la vida sexual, etc.

En nombre del fomento de la innovación y la competitividad de la Unión Europea, se distinguen otras tres categorías de riesgos menores, en las que no hay prohibiciones sino obligaciones de transparencia y de aplicación voluntaria por parte de las empresas. En general, se exige a las empresas que comprueben por sí mismas el cumplimiento de las normas de la UE para evitar pagar una multa.

En manos del capital, la transformación digital de la economía se utiliza para aumentar el grado de explotación de los trabajadores, mientras conduce a la manifestación de crisis más profundas y a una mayor agudización de las contradicciones interimperialistas. Va junto con el aumento de las desigualdades sociales, la pobreza digital y energética, el aumento del desempleo crónico.

La nueva crisis que se avecina

La transformación digital no puede anular las leyes científicas de la economía capitalista, que conducen al estallido periódico de crisis de sobreacumulación de capital. Al contrario, acelera la concentración y aumenta la sobreacumulación de capital que no encuentra ámbitos de inversión con una tasa de ganancia satisfactoria. La economía alemana, motor de la zona euro, ya está en recesión. En términos más generales, el riesgo de recesión en la zona euro es cada vez mayor. El PIB de la zona euro se encuentra en un período de contracción desde el último trimestre de 2022. Los expertos del Eurosistema prevén que el crecimiento del PIB de la zona euro se ralentizará del 3,5% en 2022 al 0,9% en 2023. [2]

En el bloque del G7, las economías de Italia y Canadá también están en recesión, mientras que, por otro lado, la economía de China se encuentra en fase de desaceleración, con una alta posibilidad de crisis en el mercado inmobiliario y de la construcción en general. Además del problemático mercado inmobiliario, ya se está produciendo un descenso del consumo y una caída de las exportaciones chinas.

La mayoría de los informes de los organismos internacionales y las agencias de calificación [3] emiten una señal de riesgo de grave desaceleración de la economía internacional en 2023, destacando el impacto negativo de la aceleración de las subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales, mientras que las presiones inflacionistas aún no han remitido. Ya a escala internacional, la tasa de crecimiento del PIB mundial y del comercio internacional de bienes y servicios sigue una senda de desaceleración. 

Los recientes acontecimientos en los bancos estadounidenses confirman una vez más que la crisis nace del funcionamiento normal del sistema capitalista. Está en su ADN. Mucho antes de que las empresas de alta tecnología empezaran a retirar de los bancos, como el SVB, sus depósitos, ya se había producido un descenso de su tasa de beneficios. Las acciones de estas empresas estaban en desplome en 2022. La sobreacumulación de capital que no puede invertirse con una tasa de rentabilidad satisfactoria también aumentó en EE.UU. Grupos como Amazon, Meta o Google despidieron a miles de trabajadores.

Los mecanismos burgueses han empleado todas sus armas para evitar una crisis profunda.

Los Bancos Centrales han conseguido créditos baratos para los Estados y "más dinero" para repartir los grandes paquetes de ayudas estatales. El resultado fue una inflación galopante, agravada por la guerra energética de Estados Unidos y la UE con Rusia.

A continuación, para confrontar la inflación, los Bancos Centrales subieron y siguen subiendo los tipos de interés. Pero cada medicamento para un síntoma se convierte en veneno para el otro. La subida de los tipos de interés y el encarecimiento de los préstamos refuerzan la ralentización y la recesión del crecimiento capitalista.

Una investigación publicada por Wall Street Journal hace referencia a decenas de bancos estadounidenses que están en condición problemática. [4] Se calcula que la pérdida derivada de una venta masiva inmediata de bonos estadounidenses superaría los 620.000 millones de dólares.

Los Estados Unidos afirman que garantizan todos los depósitos. Pero es un Estado sobre-endeudado, que ya ha superado la "línea roja" del techo máximo permanente de deuda pública. La deuda pública estadounidense ha superado los 31,5 billones de dólares y el 120% del PIB, lo que ha desatado una disputa entre republicanos y demócratas sobre la necesidad de recortar el gasto público, que ha desembocado en un compromiso temporal. [5]

El punto más básico es que cualquier medida o intervenciones gubernamentales, no pueden abordar la causa de sobre-acumulación de capital. No hay escasez, sino exceso de capital en los mercados. Las medidas estatales y la concentración de mayores cuotas de mercado en los grupos bancarios más fuertes sólo pueden aplazar temporalmente el estallido de la crisis. La próxima crisis será más profunda.

Un nuevo campo de agudización de los enfrentamientos entre los centros imperialistas

La carrera por asegurar la supremacía en el ámbito tecnológico, especialmente en el campo de la inteligencia artificial, pero también en la explotación de la transformación digital de la economía capitalista y del Estado, es actualmente uno de los principales campos de agudización de las contradicciones interimperialistas.

Como ocurre en el conjunto de la economía, el sector tecnológico está dominado por dos polos poderosos que compiten por la supremacía: Estados Unidos y China. Los dos protagonistas tienen ventaja sobre los demás en cuanto a su capacidad de recopilar y procesar big data y deep learning. EE.UU cuenta con el poderoso quinteto GAFAMI (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft) y China con el BHATX (Baibu, Huawei, Alibaba, Tencent, Xiaomi).

EE.UU., que actualmente ostenta el liderazgo en el sector tecnológico, está impulsando una estrategia cuyos principales objetivos son, por un lado, perjudicar la dinámica de China y, por otro, aumentar el diferencial de poder con la Unión Europea. [6]

Por eso imponen restricciones a la exportación de chips de tecnología avanzada (con mayor velocidad y eficiencia energética) utilizados en ordenadores de inteligencia artificial en China, y más en general a la exportación de tecnología de hardware y software. Están presionando y han conseguido cierta cooperación de la UE y Japón en este sentido.

Al mismo tiempo, EE.UU subvenciona generosamente a los monopolios nacionales de este sector. La Ley de Chips y Ciencia (aprobada por los demócratas y una parte de los republicanos) aseguró 52.000 millones de dólares en ayudas para aumentar la escasa cuota estadounidense en la fabricación de semiconductores avanzados y otros 200.000 millones a lo largo de una década para impulsar la respectiva investigación científica. Paralelamente, también está en marcha el Paquete de Transición Verde de Biden, dotado con 360.000 millones de dólares, que ofrece condiciones preferentes de ayuda a cualquier empresa europea que se instale en EE.UU. Así, por ejemplo, Apple, que tenía plantas de producción en China, ya está de salida.

Pero, según Bloomberg, las empresas estadounidenses están en desventaja, ya que producen bienes similares que les sale un 50% más costoso y un 25% más lento que en las fábricas del sudeste asiático.

La UE se alineó primero con EE.UU. en las restricciones a las exportaciones a China, enfrentándose a fricciones internas. Especialmente en Alemania, donde gran parte de las redes 5G alemanas han sido construidas por las chinas Huawei y ZET y Mercedes tiene grandes contratos de cooperación con la china CATL.

La UE ha formulado su propio programa de apoyo a los grupos empresariales europeos, el Acta Europea de Chips, con el objetivo de duplicar su escasa cuota del mercado mundial para 2030, del 10% al 20%. Pero la mayoría de los analistas cree que los 43.000 millones de euros no bastan para cubrir la gran distancia que ahora le separa de EE.UU.

Al mismo tiempo, en un esfuerzo por reforzar su autonomía, la UE ha celebrado acuerdos para albergar en suelo europeo seis potentes ordenadores cuánticos en Alemania, Francia, Italia, República Checa, España, Francia, Alemania, Italia y Polonia. Se trata de una infraestructura que aumenta considerablemente la capacidad informática para apoyar aplicaciones en la industria y la investigación científica.

Por su parte, China se ha fijado el objetivo de convertirse en la primera potencia digital del mundo hasta 2030. Para ello, está aumentando el apoyo estatal a la industria china de microprocesadores.

La era de la Inteligencia Artificial

Estas tendencias se están reforzando, a medida que se impulsa la transformación digital por el rápido desarrollo de la inteligencia artificial desde principios de 2010, debido a la convergencia de tres avances científicos y tecnológicos: La capacidad de procesar enormes cantidades de datos resultantes del uso de internet, es decir, los big data; la capacidad de los ordenadores de entrenarse con algoritmos sofisticados, es decir, el aprendizaje computacional (redes neuronales y aprendizaje profundo); la posibilidad de mejorar la capacidad de los superordenadores modernos y los ordenadores cuánticos.

En pocas palabras, las máquinas modernas están adquiriendo cada vez más capacidades humanas, como el auto-aprendizaje, y las y los trabajadores, la principal fuerza productiva viva, utilizan máquinas cada vez más complejas. Al mismo tiempo, las "máquinas que aprenden", los robots, los centros digitales que recogen y procesan enormes volúmenes de datos, están en manos de unos pocos grupos monopolísticos, principalmente de EE.UU y China.

Desde luego, no es la primera vez que una revolución tecnológica tiene múltiples aplicaciones que no se limitan a la producción, sino que afectan a todo el espectro de la vida de la sociedad. Recordemos los rápidos cambios provocados por la llegada de las máquinas de vapor, la electricidad y la explotación de la energía nuclear.

Pero lo cierto es que el desarrollo de la inteligencia artificial en el marco de las relaciones de producción capitalistas agrava problemas ya conocidos, como el aumento del desempleo, y plantea nuevas cuestiones originales que requieren una investigación en el plano de la economía política y la filosofía. La cuestión principal concierne la investigación de los cambios en la relación entre la principal fuerza productiva, el ser social trabajador, y las máquinas modernas, los medios de producción.

El debate científico se centra en la rápida expansión de las capacidades de las máquinas que aprenden y se autoforman para sustituir gran parte del trabajo humano actual. Inicialmente se estimaba que este alcance se limitaría a sustituir gran parte del trabajo manual y mental rutinario, las profesiones que requieren acciones rutinarias repetitivas y estructuradas en un entorno determinado.

Los análisis burgueses más autorizados de hace unos años sobre este tema aseguraban que las profesiones que requieren verdadera creatividad y reacción ante entornos impredecibles quedan fuera del ámbito de capacidades de la inteligencia artificial. [7] Pero resultó que las redes neuronales de las "máquinas que aprenden" pueden desarrollar distintas capacidades analizando una multitud de datos. Adquieren la capacidad de alcanzar objetivos complejos. Ahora tienen la capacidad de adquirir nuevos conocimientos y aplicarlos a un ámbito específico. La inteligencia artificial está penetrando incluso en la creación artística, la pintura, y el cine.

En un debate reciente de la Institución Brookings, se afirmó que ya no podemos "descartar la posibilidad de que todos los trabajos que hoy realizan trabajadores cualificados puedan ser realizados por máquinas". El profesor Geoffrey Hinton, que sentó las bases para la construcción de sistemas de inteligencia artificial, renunció recientemente de Google y dio la voz de alarma sobre las consecuencias imprevistas del desarrollo incontrolado de sistemas por parte de poderosos grupos empresariales. Al mismo tiempo, 1.000 ejecutivos de alto nivel en nuevas tecnologías firmaron una carta abierta sobre las consecuencias negativas imprevistas. Desde luego, no se trata de "tecnófobos" ni de "luditas".

Lo cierto es que muchas de las profesiones actuales desaparecerán y otras cambiarán de contenido. Pero esto no significa la abolición del papel del trabajador como principal fuerza productiva. La descodificación de algunos de los procesos neuronales que tienen lugar en el cerebro humano y el estudio de las innumerables conexiones de las células nerviosas que forman la base biológica de la cognición humana están progresando. Sin embargo, el desarrollo de la cognición humana es un fenómeno mucho más complejo y no se limita a las capacidades cognitivas de cualquier ser humano individual.

El cerebro humano como órgano para pensar y formar la conciencia se desarrolla y se mejora históricamente en el proceso del trabajo social y de la vida social en general. El trabajo social se realiza dentro de las relaciones de producción dominantes, ya sean feudales, capitalistas o socialistas. Allí la persona forma su capacidad de reflejar la realidad de forma generalizada con conceptos, juicios, razonamientos. Adquiere la capacidad de desarrollar conocimientos científicos, la capacidad de fijar objetivos, de construir y poner en marcha, de utilizar los medios de producción. El hombre social puede hacer planes, fijar objetivos, planificar y ejecutar acciones para alcanzarlos, predecir el resultado final de sus acciones. Es la principal fuerza productiva de todo modo de producción.

La inteligencia artificial no piensa de forma global y compleja como los seres humanos. En la actualidad, principalmente transforma rápidamente unos datos en otros. [8] En esencia, los superordenadores son más rápidos y eficaces para tareas específicas. No pueden pensar políticamente y fijar objetivos generales de contenido social, por ejemplo, cambiar el sistema, el modo de producción. Pueden procesar rápidamente sobre la base de datos mensurables, cuantitativos y sobre la base de criterios específicos establecidos por seres humanos sociales, en el contexto de las relaciones de producción dominantes en un período preciso.

Todo esto no significa que debamos complacernos, sino centrarnos en el verdadero problema, las relaciones de producción capitalistas actualmente dominantes.

Por su parte la clase dominante interviene de manera preventiva, sistemática y decisiva para la corrosión y la manipulación más profunda de las conciencias. Interviene para que los objetivos sean aprobados sin obstáculos, y, en la medida de lo posible, adoptados por los trabajadores como derechos individuales.

En esta dirección de corrosión y liquidación de la conciencia de los trabajadores, el gobierno de EE.UU, la UE y los grandes accionistas de fuertes grupos empresariales prestan atención especial. Para que los trabajadores acepten acrítica e incondicionalmente, la aplicación de todo logro tecnológico, sin preguntar quién se beneficiará y qué necesidades satisfará.

Para que consideren progresista la comercialización del cuerpo humano y la intervención en el cuerpo biológico sano sin límites y restricciones sociales, lo cual ya se presenta como un laboratorio neutro vivo. Por ejemplo, Elon Mask se dirige cínicamente a los que rechazan sus futuros planes y señala el peligro de que se queden marginados si no actualizan constantemente su cerebro en base a sus especificaciones técnicas.

Por ello, se destaca de manera multiforme y sistemática la concepción irracional posmoderna de la “autodeterminación individual” y de las múltiples identidades de cada individuo. La concepción que desvincula el ser humano de cualquier definición objetiva, p.ej. de clase o de sexo biológico al que objetivamente pertenece.

La falsa ilusión de que cada uno puede y debe autodefinirse exclusivamente en función de su deseo individual o de su opinión subjetiva de la realidad, ya que considera erróneamente que no existe una verdad objetiva o que no podemos conocerla o que no tiene sentido acercarse a ella.

Pensemos en lo fácil que es para un trabajador que no puede responder o es indiferente si es obrero o patrón, palestino o israelí, o si se identifica de modo neutro con respecto a su sexo biológico, convertirse en títere del poder del capital,.

Un trabajador que no considera un asunto básico que es víctima de la explotación capitalista y que debe participar activamente en la lucha de clases, sino que se siente solidario con un sector de los capitalistas en función de alguna preferencia individual o en base a su identidad múltiple.

El carácter clasista del desarrollo de la inteligencia Artificial

La inteligencia artificial realiza hoy lo que el capital quiere que realice. Esto se aplica a la producción, la educación, la cultura, todos los ámbitos de la vida social. Su explotación en aras del beneficio capitalista puede conducir a un gran aumento del desempleo crónico y permanente, a la exclusión de la producción de una parte importante de la población y a la condena de la población a vivir con una "renta mínima garantizada", es decir, a sobrevivir con un subsidio de extrema pobreza.

Las previsiones y estimaciones varían en función de los objetivos políticos de sus autores. Algunos sostienen que, como en toda revolución tecnológica, se crearán muchas profesiones nuevas que absorberán las pérdidas (por ejemplo, desarrolladores de software y aplicaciones de la inteligencia artificial, especialistas en ciberseguridad).

En 2021, el Foro Económico Mundial predijo que, debido al cambio en la división del trabajo entre los humanos y las máquinas, se crearán 97 millones de nuevos puestos de trabajo y 85 millones serán eliminados para 2025.

El informe McKinsey predice que entre 2035 y 2075 se eliminará el 50% de los puestos de trabajo actuales en todo el mundo, mientras que la inteligencia artificial creativa añadirá hasta 4 billones de dólares al año a la economía mundial. Varios estudios relacionados, por ejemplo el de PricewaterhouseCoopers, van en la misma línea.

Importantes analistas señalan que, basándose en la masividad del empleo en EE.UU, la primera nueva ocupación creada por la informática ocupa el puesto 21º. El impulso de las pérdidas será significativamente mayor que el de la creación de nuevos puestos de trabajo.

El problema se intensificará en los próximos años. Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), más del 75% de los puestos de trabajo de la industria siderúrgica ya han sido sustituidos por robots convencionales y procesos automatizados en los últimos 30 años. Y eso fue antes de que aparecieran los robots modernos, capaces de sustituir a los trabajadores en tareas cognitivas creativas.

Sin embargo, este desarrollo no es un camino de sentido único. Se trata de la influencia decisiva del capitalismo sobre las prioridades en el desarrollo de la tecnología, en la organización de la producción, en la educación.

Del mismo modo, no existe un desarrollo de clase neutral de la investigación científica y del trabajo científico. El capital controla hoy el flujo de los conocimientos científicos, las formas y los métodos de explotación de los conocimientos científicos, las prioridades y las normas. La competencia entre grupos empresariales y las patentes frenan la socialización más profunda de la investigación científica.

Mucha gente fue fascinada, razonablemente, por la aplicación de inteligencia artificial Chat GPT, que se extendió y se hizo famosa en muy poco tiempo. Se anuncia como un modelo lingüístico interactivo neutral e imparcial que puede responder directamente a nuestras preguntas.

En su versión original le preguntamos si la Unión Soviética era un régimen democrático. Nos contestó que no lo era, ya que no existía pluripartidismo, elecciones libres ni tolerancia de la opinión política contraria. Añadió, no obstante, que existen diferentes opiniones y criterios ideológicos.

Evidentemente, este sistema ha sido "entrenado" con material impregnado de la ideología burguesa dominante. Algunos alumnos y estudiantes ya lo utilizan como herramienta para sus exámenes y trabajos. Y ya ha provocado un vivo debate sobre la limitación de su uso en la comunidad académica y sobre las consecuencias negativas que su uso imprudente puede tener en la disminución de las facultades críticas del usuario.

Pero el efecto negativo principal del sistema capitalista concierne los obstáculos que pone al desarrollo de la principal fuerza productiva, el trabajador. El desarrollo tecnológico en vez de utilizarse para el desarrollo integral de la personalidad y las capacidades mentales y físicas del trabajador, se utiliza para que el capital ataque sus derechos. Se utiliza de tal manera que, por un lado, aumenta la intensificación y la explotación de la fuerza de trabajo de los que trabajan y, por otro, aumenta el ejército permanente de desempleados, la pobreza, y el desperdicio de la fuerza de trabajo de una parte importante de la población. Afecta de muchas maneras la salud física y mental de los trabajadores y desempleados que viven en condiciones de incertidumbre e inseguridad ante el día siguiente. Aumenta la alienación del trabajador respecto a sus semejantes y la competencia individual.

Las capacidades de los sistemas de ingeniería para coordinarse entre sí y con los trabajadores y realizar tareas complejas han despegado. Al mismo tiempo, como decíamos, está cambiando el contenido de muchas tareas y la necesidad de formación adicional continua. Se aumentan las demandas de trabajo intelectual humano, las exigencias de formación adicional continua, de trabajo en equipo, de adaptación rápida a nuevas experiencias y tareas laborales. [9]

Las "golondrinas" del socialismo

Consideren la diferencia radical entre la forma en que el capitalismo responde a estos problemas y la forma en que lo hace el socialismo. En el capitalismo, el trabajador tiene que hacer frente a la rápida adaptación a nuevas tareas y a la actualización de sus conocimientos como una responsabilidad propia y con el miedo a quedarse en paro y sin seguridad social.

El socialismo, por el contrario, puede desbloquear, dar rienda suelta a la capacidad creadora de los trabajadores, a su iniciativa, porque los pone al frente de la marcha histórica hacia la liberación social.

Cambia el objetivo de la producción y el papel de los trabajadores. El objetivo de la producción se convierte en la satisfacción de las necesidades cada vez mayores de la sociedad. Los trabajadores, liberados del yugo de la esclavitud asalariada, desempeñan diariamente un papel activo en la toma y el control de las decisiones. Las llaves de la economía y el timón del poder pasan a manos de la clase obrera. La fuerza motriz del progreso ya no es la competencia, sino la fuerza de la colectividad en el trabajo.

Solo el socialismo puede garantizar el rediseño del desarrollo tecnológico para que deje de ser un medio de aumento del grado de explotación y control de la clase obrera (como lo es hoy bajo el capitalismo) y se convierta en medio de satisfacción de todas las necesidades sociales.

El agua, la energía, la sanidad, las comunicaciones, el transporte, la educación y la propia fuerza de trabajo dejan de ser mercancías. La tierra y los medios de producción, las fábricas, las centrales digitales, los puertos, los aeropuertos, las infraestructuras pasan a ser propiedad social del Estado.

"¿Se puede hacer todo esto?", nos preguntan muchos de forma bienintencionada.

Pero ya se hizo, en la Unión Soviética en el siglo XX. Se consiguió gracias a la planificación científica central y a la socialización de los medios de producción; se conquistaron logros que el capitalismo jamás podrá garantizar.

El desempleo y la pobreza energética se han abolido. El pueblo accedió gratuitamente a servicios sanitarios y educativos de alto nivel. Se lograron avances tecnológicos impresionantes, como la conquista del espacio.

Por supuesto, también hubo una experiencia negativa, cuando los principios de la construcción socialista fueron abandonados y socavados gradualmente y prevaleció la política del "socialismo de mercado", allanando el camino al derrocamiento del socialismo.

Pero esta experiencia negativa a su manera también arroja luz sobre la superioridad del socialismo. Una superioridad que se acrecienta en el siglo XXI.

Porque ahora podemos aprovechar las nuevas grandes posibilidades de construcción socialista creadas por la informática, la tecnología digital, la robótica y la inteligencia artificial, que son las "golondrinas del socialismo".

Ahora ya no hay una serie de limitaciones técnicas y científicas que restringieron las posibilidades de la planificación central y la construcción socialista en la Rusia de 1917 y la Unión Soviética de la década de 1930. Ahora el grado de socialización del trabajo y de automatización de la producción ha aumentado considerablemente.

Las nuevas posibilidades de aumento de la productividad del trabajo pueden ser utilizadas por el poder obrero para que se aumente drásticamente el tiempo libre, no laboral de los trabajadores. Se pueden utilizar para elevar el nivel general de educación y desarrollar integralmente la personalidad de los trabajadores a través de su participación activa diaria en la toma y el control de las decisiones, a través del trabajo creativo.

Además, las nuevas grandes posibilidades serán utilizadas para la prevención y la rehabilitación de la salud para la prevención y el tratamiento de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales.

A diferencia del capitalismo, el socialismo puede confrontar de manera esencial y efectiva a los nuevos problemas que plantea el desarrollo de la tecnología y de las fuerzas de producción en general.

Puede confrontar efectivamente las exigencias de formación continua de los trabajadores, de adaptación rápida a las nuevas tareas y condiciones laborales, de un espíritu de trabajo en equipo.

Porqué abordará los nuevos problemas de manera planificada como asuntos de una responsabilidad social colectiva, y no exclusivamente como un asunto individual de cada trabajador. Los trabajadores actualizarán continuamente sus conocimientos sin el peligro de quedarse parados o desprovistos de seguridad social, en una sociedad fomentada y basada en el esfuerzo colectivo y no en el antagonismo individual.

Por lo tanto, la principal fuerza productiva, el trabajador, mejorará. La mejora de la capacidad productiva de los trabajadores en base a las nuevas posibilidades no se llevará a cabo a expensas de su salud, ni pondrá en peligro su bienestar físico o mental.

Al mismo tiempo, la producción en su conjunto se modernizará en todos los sectores para satisfacer las necesidades sociales. Los criterios y los algoritmos proporcionados, los datos que deberán procesar los sistemas de inteligencia artificial, los robots y en general las llamadas “máquinas inteligentes”, estarán orientados a satisfacer las necesidades sociales y a blindar la construcción socialista.

Para garantizar el bienestar popular, se utilizarán las nuevas grandes posibilidades para la mejora de la suficiencia y la calidad de los productos necesarios: las nuevas posibilidades para la planificación y el control de la producción, para la predicción automática de los fallos y para el pedido de piezas de recambio, para el rediseño de las máquinas y los sistemas técnicos, para la mejora del material de procesamiento, para la optimización del consumo de energía y de las reservas necesarias.

Piensen en las posibilidades del estudio interdisciplinario contemporáneo para la previsión temprana y específica de las necesidades sociales.

Piensen en las nuevas posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para el diseño de un barco, un tren, un avión.

La capacidad de prever cómo afectarán las distintas decisiones posibles de diseño al rendimiento y la seguridad de un medio de transporte masivo. La posibilidad de simulación para evaluar un plan antes de implantarlo en el proceso productivo.

Sin embargo, las nuevas posibilidades tecnológicas no tienen que ver solo con la producción. Pueden mejorar la eficacia de la propia planificación central y contribuir a la abolición completa de toda forma de propiedad colectiva.

Piensen en las nuevas posibilidades para una recopilación rápida y un procesamiento intensivo de un gran volumen de datos e información, para comparar planes y soluciones propuestos lo cual permite que se tomen decisiones rápidas y óptimas sobre problemas complejos.

Por lo tanto, la transformación digital y la mejora de las tecnologías de la inteligencia artificial pueden contribuir a la asignación óptima de trabajadores y materias primas entre los diversos sectores, para garantizar el desarrollo proporcional de las ramas básicas de la producción y entre las regiones del país. Puede contribuir a la previsión de las necesidades sociales y las necesidades particulares de la producción, para determinar los objetivos adecuados en la producción y la educación, sobre todo en el sector de la producción de medios de producción y la investigación científica que son altas prioridades.

Este es el camino de la transformación digital y de la explotación de la inteligencia artificial en beneficio de las necesidades del pueblo que el KKE destaca con su Programa revolucionario. Y, por supuesto, no estamos esperando a que amanezca un gran día para implementar este Programa.

Salimos adelante para organizar el gran contraataque del pueblo que abrirá el camino al derrocamiento del bárbaro sistema de explotación.

Hoy estamos a la vanguardia de la lucha por la reducción del tiempo de trabajo, por jornada laboral de 35 horas semanales, 5 días y 7 horas de trabajo, con aumentos sustanciales de salarios y pensiones.

Estamos a la vanguardia de la lucha contra la política de liberalización de la UE que genera pobreza energética y digital. Luchamos por comunicaciones y transportes seguros, rápidos y baratos. Luchamos por abolir el marco reaccionario de la UE que permite el fichaje electrónico preventivo de todos los ciudadanos. Luchamos por el uso de las nuevas tecnologías para mejorar la protección civil. Luchamos por servicios de sanidad y educación públicos y gratuitos.


[1] K.Marx, El Capital, t.1, cap.13, ed, Synchroni Epochi, y Resultados del proceso inmediato de producción, ed. Synchroni Epochi.

[2] En agosto de 2023 los indicadores adelantados del índice de gestores de compras (PMI) mostraron un descenso al punto más bajo de los últimos 33 meses, tanto para la producción manufacturera como para los demás sectores que las estadísticas burguesas los califican de “servicios”.

[3] “Advertencia del FMI: Continúa la desaceleración de la economía mundial”, diario Imerisia, 9.12.2022.

[4] En agosto de 2023, Moody’s rebajó la calificación de diez bancos estadounidenses de tamaño medio y puso en vigilancia a algunos grandes bancos como el Banco de Nueva York Mellon y US Bancorp.

[5] En agosto de 2003, la agencia Fitch rebajó la calificación crediticia de EE.UU, mientras que los rendimientos de los bonos de Tesoro de EE.UU a diez años llegaron a su punto más alto a partir de 2007, aumentando el coste de gestión de la deuda estadounidense.

[6] Véase por ejemplo, P. Roumeliotis, "La guerra de inteligencia artificial entre EE.UU y Chinar", Crónica Económica nº 168.

[7] Por ejemplo, Max Tegmark, "Life 3.0", ed. Travlos.

[8] Véase la entrevista al profesor Luciano Floridi en el diario Kathimerini, 2.8.2020.

[9] G. Stournaras, "Los avances tecnológicos y el futuro del trabajo", diario Ta Nea, 23-26.12.2021.