Inmigración y solidaridad de clase. El internacionalismo proletario es la única manera de evitar una guerra entre los pobres


Guido Ricci y Alberto Lombardo. miembros del Buró Político del CC del PC (Italia) por la sección teórica de “La Riscossa”

0. Introducción

La cuestión de la inmigración, de los desplazamientos de personas desde el lugar de origen y residencia habitual a otros países para escapar de las guerras imperialistas y de la miseria provocada por el capitalismo, es extremadamente actual no sólo en Italia y en Europa, sino en todo el mundo. La burguesía usa este fenómeno de forma engañosa, alterando sus dimensiones reales, a través de una incesante propaganda terrorista en los medios de comunicación que hace cundir literalmente el pánico en algunos sectores de la pequeña burguesía, así como en la parte menos consciente y menos politizada del proletariado. El objetivo puramente político es descargar el enfado popular por el drástico deterioro de las condiciones laborales y de vida sobre un chivo expiatorio, los inmigrantes, que no tienen ninguna responsabilidad ni en la crisis capitalista ni en las medidas antipopulares impuestas por la reestructuración capitalista, que determinan el creciente empobrecimiento del proletariado.

Los comunistas no podemos pasar por alto estos problemas y debemos analizarlos con profundidad para encontrar la forma más eficaz de desenmascarar este intento de dividir al proletariado.

1. Causas económicas de la inmigración

En primer lugar, nos gustaría clarificar un aspecto terminológico. El término “migración” supone un acto voluntario o natural y es por tanto completamente inadecuado para definir el fenómeno del cual hablamos. El abandono de la propia patria, del propio lugar de nacimiento, es una dolorosa necesidad impuesta por circunstancias objetivas hostiles que impiden la permanencia en el lugar de origen. Por lo tanto, desde ahora, utilizaremos los términos más apropiados “emigración” e “inmigración”.

Las cinco características con las cuales Lenin definió el imperialismo (la concentración de la producción y el capital con la consecuente aparición de los monopolios, la fusión del capital industrial con el capital bancario para formar el capital financiero y la formación de una oligarquía financiera, la exportación de capitales independientemente de la de mercancías, la formación de uniones y alianzas monopolistas internacionales para la división del mundo, el reparto completo de la Tierra entre las mayores potencias) siguen siendo completamente vigentes hoy. El imperialismo en el sentido leninista, como categoría económica y no como su manifestación agresiva en la política exterior, se ha convertido en el sistema dominante a nivel mundial, incluso en los antiguos países coloniales, incluyendo a aquellos que intentan llevar a cabo proyectos socialmente progresistas. Sin embargo, estas cinco características tienen un distinto grado de intensidad que varía según el país, por lo que, de manera figurada, podemos decir que el imperialismo se configura como una pirámide, en cuya cúspide están aquellos países en los que se han desarrollado más estas cinco características, mientras que los países más débiles “sostienen” la estructura en la base. El hecho de que la pirámide no sea estática y que, dentro de ella, tengan lugar continuos reposicionamientos debido a cambios en el peso económico, político y militar, no contradice nuestro análisis. En general, pero no siempre, las posiciones superiores en la pirámide imperialista son ocupadas por países en los que el capitalismo se ha establecido desde hace más tiempo y, en consecuencia, el proletariado también se desarrolló antes. La posición dominante de estos países, así como las luchas sindicales, sociales y políticas del proletariado y las correlaciones internacionales de fuerzas, favorables para la clase obrera mientras existía la Unión Soviética, llevaron a un cambio en el mercado laboral, con un crecimiento temporal en el reparto de riqueza distribuida a los trabajadores en forma de salarios, servicios sociales y legislación laboral que, al menos parcialmente, protegían sus derechos. Estos factores han generado el desplazamiento de masas de proletarios locales hacia países más ricos, escapando de las condiciones de miseria y de explotación inhumana.

La emigración en general elimina recursos humanos, físicos e intelectuales de los países más pobres y es una consecuencia del desarrollo desigual en el capitalismo.

La creciente explotación y empobrecimiento de los países en la base de la pirámide imperialista, despojados de sus recursos naturales y humanos por los monopolios multinacionales y, por mandato suyo, subyugados política e incluso a veces militarmente con la complicidad de la burguesía local, es una de las causas económicas de la emigración. Es importante resaltar que, a diferencia del sistema colonialista del pasado, los capitalistas locales participan en el saqueo de sus propios países y pueblos y asumen una gran responsabilidad por su situación de subdesarrollo económico y social y por su implicación en guerras imperialistas. Considerar a los países menos desarrollados como colonias y a su burguesía como una burguesía “nacional”, opuesta a una supuesta burguesía “compradora” es una teoría anticientífica, sin base histórica e indudablemente errónea.

La tendencia a reducir los salarios reales y proporcionales (también en forma de recortes de servicios públicos, que son una forma de salario indirecto), siempre activa en el capitalismo, como demostró ampliamente K. Marx, ha aumentado en las últimas décadas por varios factores:

1. La disolución de la URSS, que condujo al pleno restablecimiento de la dominación mundial del imperialismo y permitió a la burguesía a recuperar casi todas las concesiones que se había visto obligada a realizar en los años de oposición entre socialismo y capitalismo;

2. La debilidad del movimiento obrero, debido tanto al cambio en las correlaciones internacionales de fuerzas y a la traición de los sindicatos ligados a la socialdemocracia y el oportunismo;

3. La crisis capitalista y, sobre todo, las medidas antiobreras y antipopulares tomadas para gestionarla.

Estos factores demuestran que el empeoramiento de las condiciones laborales y de vida del proletariado y de la mayoría de las clases medias en los países más desarrollados económicamente no es en absoluto atribuible a la inmigración, ni siquiera considerando su papel como “ejército industrial de reserva”, sino que es efecto de una ley objetiva del desarrollo capitalista combinada con opciones políticas muy concretas, impuestas por el capital en su propio y exclusivo interés, no sin mencionar las implantadas por las directivas de la UE, que afectan con severidad a los derechos de los trabajadores.

Es más, si la emigración fuera una opción de conveniencia y no el efecto de una necesidad dramática, la crisis, que también está teniendo lugar en los países más desarrollados, debería de haber desanimado a la inmigración, algo que no sucedió, también porque una de las respuestas del capitalismo a su propia crisis era precisamente la intensificación del robo y la agresión militar en detrimento de los pueblos de los países menos desarrollados, determinando su mayor empobrecimiento.

Si es cierto que los flujos de emigración son determinados principalmente por razones económicas, esto es, con la creciente explotación y empobrecimiento de los países más débiles y con las guerras imperialistas, es igualmente cierto que su manipulación por parte de la burguesía tiene como objetivo político la división del proletariado sobre la base de la nacionalidad, la religión y la cultura.

Esto permite a la burguesía esconder su responsabilidad por el empeoramiento de las condiciones del proletariado, haciéndola aparecer como una consecuencia de la inmigración, para desviar el descontento popular de la senda revolucionaria hacia un camino xenófobo y racista y para continuar oprimiendo y explotando tanto al proletariado de su propio país como al de los países menos desarrollados.

Sin embargo, la inmigración desempeña un papel económicamente funcional en el desarrollo del capitalismo.

Por una parte, aumenta las filas del denominado “ejército industrial de reserva”, contribuyendo hoy no tanto a la reducción de salarios, que ya son bajos por las razones explicadas anteriormente, como a calmar las luchas por las reivindicaciones de los trabajadores indígenas, enormemente precarios, bajo la amenaza de su sustitución por mano de obra extranjera. No es la inmigración en sí la que intensifica la competencia a la baja entre los productores. La engañosa y falsa manipulación por parte del capitalismo en las condiciones dadas transforma la competencia entre trabajadores tomados individualmente, que siempre existió, en una competencia entre grupos étnicos tomados colectivamente, entre nativos y extranjeros.

Por otra parte, los salarios descienden, los recortes en servicios y gastos sociales públicos, el aumento en el tiempo y ritmo reales de trabajo, la desregulación del mercado laboral mediante contratos atípicos que dejan a los empresarios un amplio espacio para maniobrar fraudulentamente y el declive demográfico llevaron a la escasez de personal en muchos sectores de la industria, el comercio y los servicios. Los salarios son demasiado bajos, la jornada laboral demasiado larga y las condiciones demasiado precarias para ser aceptados por los trabajadores nativos, dado el coste social medio de la reproducción de su fuerza de trabajo y el nivel de sus necesidades en la sociedad actual. En Italia sucede con frecuencia, en especial en la agricultura (trabajadores rurales) y en los sectores de hostelería, servicio de comidas y servicios de cuidados personales, pero también en otros servicios (logística, por ejemplo) e incluso la industria está afectada por este fenómeno. La escasez de suministro laboral debería conducir a un crecimiento al menos en los salarios nominales en el sector donde ocurre, pero no ocurre por la fragmentación de la clase obrera y la culpable pasividad de los sindicatos oportunistas, que firman acuerdos a la baja como el mal menor, abandonando la lucha.

La escalada del proteccionismo, con la introducción de aranceles aduaneros y la aplicación de sanciones recíprocas, es la seña de una guerra comercial entre las principales potencias imperialistas que empeorará la desigualdad del desarrollo capitalista. Los países económicamente menos desarrollados, no sólo los ex-coloniales, a menudo son exportadores de materias primas e importadores de productos manufacturados. Serán obligados a vender sus recursos a precios incluso menores, impuestos por los monopolios multinacionales monopsonistas, que dominan el mercado de las materias primas, y a comprar productos acabados a precios aumentados por las recíprocas medidas proteccionistas de las potencias competidoras. La diferencia de estas “tijeras de precios” llevará a un mayor endeudamiento exterior y a un empeoramiento seguro de la situación económica de estos países, empujando a su población a emigrar.

2. La manipulación política de la inmigración

Se explota y se usa la cuestión de la inmigración por parte de la burguesía como un “medio de distracción masiva” para varios propósitos.

En primer lugar, para ocultar la responsabilidad de la clase dominante en el empeoramiento de las condiciones laborales y de vida del proletariado y de considerables sectores de las capas medias populares. Al etiquetar a los inmigrantes como origen de todas las desventajas que afligen a los trabajadores, la burguesía intenta dividir el movimiento obrera sobre una base étnico-cultural, obstaculizando la formación de un frente de lucha unido que pondría en riesgo su dominación.

En segundo lugar, la propaganda terrorista de una supuesta “invasión” de inmigrantes, económicamente insostenible, que pondría en peligro la supervivencia misma de la población nativa, crea pánico y se usa para que el pueblo acepte la aplicación de medidas de “seguridad” que se dirigen claramente a la represión de la lucha de clases y la protesta social. Eso es lo que pasó en Italia, con los decretos-ley de “seguridad” impuestos por el gobierno de coalición Liga-M5S[1] con el pretexto de una supuesta “emergencia inmigratoria”. Además de la criminal clausura de los puertos italianos, establecieron principalmente fuertes restricciones al derecho de manifestación y el refuerzo de las sanciones para los que incumplieran las nuevas normas durante las manifestaciones políticas y sindicales.

En tercer lugar, la difusión por parte de auténticos provocadores de leyendas sobre subsidios imaginarios a costa de los contribuyentes o supuestas asignaciones de vivienda preferentes para inmigrantes tratan de transformas el justo enfado popular en xenofobia y racismo, distorsionando el objetivo de lucha. En vez del cumplimiento de las necesidades o derechos sociales para todos que el estado burgués no garantiza, los fascistas y otros partidos y grupos reaccionarios fustigan a la pequeña burguesía y los sectores más a la retaguardia del proletariado contra los inmigrantes, los refugiados e incluso ciudadanos italianos de una etnia diferente. En nuestro país, estos hechos condujeron a un fuerte aumento en actos de violencia con motivación racial, de los cuales no sólo son responsables grupos fascistas, sino también partido como la Liga, que usa el espectro de la inmigración con propósitos electorales.

Queremos destacar la gran responsabilidad de los gobiernos burgueses por la falta de infraestructura y las miserables condiciones higiénicas y de vida en los campos de refugiados, gestionados por cooperativas y ONG que a menudo especulan y hacen dinero, aumentando las tensiones con los habitantes de las áreas en las que se localizan.

También recae una gran responsabilidad sobre la izquierda burguesa, que prefiere hacer política en los salones y el parlamento en vez de en las fábricas y los barrios, no conecta el refugiadismo y la inmigración a sus causas reales y apoya la política represiva de la UE, dejando espacio a fuerzas racistas y xenófobas.

Por una parte, los gobiernos burgueses de centro-izquierda, liderados por el Partido Demócrata[2], han estado aplicando políticas antiobreras y antipopulares que producían desorientación y cólera en el proletariado y las capas populares, cuyas condiciones laborales y de vida fueron duramente golpeadas. Por otra parte, han apoyado los planes imperialistas de desestabilización en varias áreas, interfiriendo en sus asuntos internos y participando en intervenciones militares que causan el éxodo de refugiados. Pere a la retórica de la “bienvenida humanitaria”, en hechos las políticas de inmigración y de refugiados del Partido Demócrata no difieren mucho de las de la derecha reaccionaria, como prueba el decreto de “regulación de flujos”, iniciado por el antiguo ministro del PD, Minniti, anticipando los decretos-ley mucho más duros del antiguo ministro de la Liga, Salvini.

Para alimentar el pánico y la alarma entre la población nativa, la propaganda reaccionaria fomenta deliberadamente la confusión entre fenómenos distintos, entre inmigración regular e irregular, entre inmigración y llegadas por mar, entre inmigrantes y refugiados. Sobre esta cuestión es necesario clarificar y definir los fenómenos con términos y datos precisos.

3. La inmigración regular

La inmigración en sensu stricto se compone de ciudadanos extranjeros y sus familias que residan en el país anfitrión con un permiso de residencia en vigor. El Instituto Italiano de Estadística (ISTAT) informa que a 1 de enero de 2018 había en Italia 5.144.440 residentes extranjeros, incluyendo extranjeros nacidos en Italia (inmigrantes de segunda generación), lo que equivale al 8,5% de la población residente total, con un aumento de menos de 10.000 unidades en comparación con el año anterior[3]. “La comparación de los datos de los últimos años muestra, sin embargo, una ralentización en el crecimiento de la población extranjera, debido tanto al número más restringido de flujos de entrada como a un creciente número de población extranjera a la que se le concede la ciudadanía italiana cada año (menos influencia tienen la mortalidad y las cancelaciones para mudarse al extranjero)”.[4]

También según el ISTAT, a 1 de enero de 2019 los residentes regulares extranjeros en Italia eran 5.255.503, equivalente al 8,71% de la población total, con un aumento de 2,16% comparado al mismo periodo del año anterior, debido sobre todo a los recién nacidos de residentes extranjeros en Italia. La tabla 1 muestra la composición por origen geográfico de los inmigrantes que residen regularmente en Italia. Estos datos muestran con claridad que la mayoría de los residentes inmigrantes en Italia tienen su origen en países europeos (1.583.196 tienen su origen en países de la UE, igual al 30,12% del total). La mayor comunidad extranjera en términos absolutos procede de Rumanía, con 1.206.938 residentes regulares, igual al 23% del total, seguida por Albania (441.027, igual al 8,4%), Marruecos (422.980, igual al 8%), China (299.823, igual al 5,7%) y Ucrania (239.424, igual al 4,6%).[5]

Tabla 1 – Inmigrantes residentes por origen geográfico a 1 de enero de 2019

ORIGEN

CANTIDAD

%

Europa

2.639.447

50,23%

África

1.140.012

21,70%

Asia

1.092.840

20,80%

América del Norte y del Sur

380.146

7,23%

Australia y Oceanía

2.236

0,04%

TOTAL MUNDIAL

5.255.503

100,00%

Fuente: ISTAT, Dati e Indicatori su Immigrati, elaboración propia

En el primer trimestre de 2019, el 46,7% de los inmigrantes residentes tenían empleo, como muestra la tabla 2.

Tabla 2 – Inmigrantes empleados por posición y macrosector

SECTOR

Empleados

Autónomos

TOTAL

miles

%

miles

%

miles

%

Agricultura y Pesca

151

7,04

5

1,61

156

6,35

Industria

602

28,08

79

25,40

681

27,74

Servicios

1.391

64,88

227

72,99

1.618

65,91

TOTAL

macro-sector

2.144

100,00

311

100,00

2.455

100,00

posición

87,33

12,67

100,00

Fuente: ISTAT, Dati e Indicatori su Immigrati, elaboración propia

La tabla 2 muestra que:

  • La tasa de empleo específica[6] (59,80%) está considerablemente en línea con la de la población total (58,50%) y la de los italianos (58,20%)[7], aunque por encima, y demuestra la mentira de las teorías reacciones sobre la naturaleza parásita de la inmigración y sobre el supuesto “robo de empleos” por parte de los inmigrantes;
  • La mayoría de los inmigrantes que trabajan son empleados, mientras que hay sólo una pequeña parte de autónomos, entre los cuales, dado el posible chantaje del empresario, se puede ocultar un número mayor de trabajadores clasificados oficialmente como autónomos, pero de facto empleados sin seguridad social ni protección sindical; lo mismo sucede con muchos trabajadores italianos;
  • La mayoría de inmigrantes empleados se concentran en el sector servicios y sólo en menor medida en la industria y la agricultura, en línea con los mismos datos referidos a la población total y a la italiana.

La tabla 3 muestra los datos relacionados con los trabajadores inmigrantes por cualificación profesional, en el primer trimestre de 2019.

Tabla 3 – Trabajadores inmigrantes por posición profesional en el primer trimestre de 2019

POSICIÓN PROFESIONAL

CANTIDAD

miles

%

Gestores y técnicos cualificados

187

7,62

Oficinistas, comercio y servicios

722

29,41

Trabajadores y artesanos cualificados

729

29,69

Trabajadores no cualificados

817

33,28

TOTAL

2.455

100,00

Fuente: ISTAT, Dati e Indicatori su Immigrati, elaboración propia

Como consecuencia, desde un punto de vista de clase, la mayoría de trabajadores inmigrantes son proletarios, al menos el 60% del total con aproximación por defecto, debido a los criterios de clasificación aplicados por el ISTAT.

En cuanto a los empleados inmigrantes, el 78,03% son empleados con acuerdos permanentes, mientras que sólo el 21,97% lo están bajo acuerdos a plazo fijo, con una tendente a disminuir[8]. Aquí también, los porcentajes son ligeramente menores que los referidos al total de empleados (84,05% bajo acuerdos permanentes, 15,95% bajo acuerdos a plazo fijo) y a los italianos (84,78% bajo acuerdos permanentes, 15,12% bajo acuerdos a plazo fijo)[9]. La comparación entre estos datos muestra cómo los trabajadores inmigrantes sufren, en conjunto, una situación de mayor inestabilidad e inseguridad laboral. Esta condición de mayor desventaja se confirma tanto con la tasa de desempleo[10], igual al 15% para los inmigrantes en comparación al 10,6% total y el 10,2% para los italianos, como por la tasa de inactividad[11], igual al 29,6% para los inmigrantes en comparación el 34,4% del total y el 35% para los italianos (para esta última cifra, la diferencia la determina la mayor presencia de individuos en edad de no trabajar entre la población italiana.

Debe señalarse también que el primer empleo de los inmigrantes en Italia se caracteriza por un importante degradación profesional en comparación a su país de origen, más marcada para las mujeres, originalmente más cualificadas, que para hombres (49,5% de mujeres frente a 36,5% para hombres). Las oportunidades de trabajo tras la llegada se concentran en unos pocos empleos concretos que, por sí solos, absorben un tercio de las posiciones de primer empleo en Italia: empleos en la construcción y trabajo diario agrícola para hombres, trabajo doméstico, ventas, servicios de cuidado personal y empleos no cualificados para mujeres. Dos profesiones, cuidadora (36%) y trabajadora doméstica (20%), absorben por sí solas 56% del primer empleo de las mujeres inmigrantes en Italia. La transición del primer empleo a los siguientes muestra que la degradación profesional del primer empleo tiende a ser persistente[12].

Por lo dicho hasta ahora, lo que concierne a los llamados “inmigrantes regulares”, residentes extranjeros en Italia con un permiso de estancia regular y sus descendientes que no han adquirido aún la ciudadanía italiana, se pueden extraer algunas conclusiones:

  • La mayoría de inmigrantes se configuran socialmente como parte del proletariado y, como tal, deben estar en el foco de atención y actividad de los comunistas, aspirando a la creación de un frente unido de lucha anticapitalista por el crecimiento de la lucha de clases, el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del socialismo;
  • Los inmigrantes están en una posición de desventaja en comparación a los trabajadores nativos, debido a las barreras tanto lingüístico-culturales como socioeconómicas, siendo por tanto doblemente oprimidos por el capital, tanto social como nacionalmente;
  • Los datos sobre inmigrantes siguen la línea de los valores y tendencias en marchar también con respecto a la población nativa y, por tanto, no son una anomalía ni un desequilibrio en la sociedad italiana; al contrario, la inmigración es funcional para el capitalismo, ya que sin él sectores enteros sufrirían por una escasez de oferta laboral;
  • La tasa de empleo de los inmigrantes, mayor que la de los italianos, desenmascara la mentira de su supuesto parasitismo en detrimento de los italianos; no debe olvidarse que los recargos a la seguridad social pagados por los inmigrantes realizan una contribución decisiva a las declaraciones financieras del INPS[13];
  • Los empleados extranjeros residentes son empleados en su mayoría bajo los mismos acuerdos permanente que los trabajadores italianos; por lo tanto, es falso que este tipo de inmigración afecte a los niveles salariales; el descenso salarial es una tendencia endémica del capitalismo que afecta por igual a trabajadores inmigrantes y nativos, al igual que es cierto que el “ejército industrial de reserva” consiste en trabajadores tanto nativos como inmigrantes y que la competencia salarial a la baja, en realidad, no existe entre diferentes grupos étnicos sino entre productores, empleados o no, sin importar la nacionalidad, las creencias o el color de piel;
  • La composición étnica de la inmigración regular muestra un gran predominio de europeos; esto demuestra cuán falsa e irresponsable es la alarma, creada demagógicamente por la Liga con propósitos electorales, sobre la supuesta “invasión desde África” y la “situación de emergencia” relacionada.

4. La inmigración “irregular” o “ilegal”

Hasta ahora hemos hablado de inmigrantes regulares. Sin embargo, debe tenerse en consideración a la llamada “inmigración irregular”, que incluye a los extranjeros con permisos de residencia expirados, extranjeros trabajando de forma ilegal con permisos de residencia en vigor, extranjeros desempleados sin permiso de residencia, etc. Debido a la naturaleza misma de este fenómeno, los estudios estadísticos son extremadamente difíciles. Es más, la propia definición de “inmigración irregular” puede diferir de cuando en cuando. Por ejemplo, algunas fuentes clasifican a los refugiados que desembarcan en nuestras playas como irregulares, pero cuando solicitan asilo dejan de ser irregulares salvo que sean rechazados; casi siempre los datos no tienen esto en cuenta, inflando así la extensión del fenómeno de la inmigración irregular. Además, en el lenguaje coloquial, el término “inmigración irregular” tiene un sentido peyorativo, como si fuera una acción delictiva. En realidad, basta con que un inmigrante regular pierda su trabajo o deje que expire su permiso de residencia para entrar en una posición de “irregularidad” y sea perseguido o expulsado del país, aun sin haber cometido ningún delito. Las últimas estimaciones de la OCDE y la Fundación ISMU[14] para Italia se remontan a 2017, indicando que el fenómeno es en realidad marginal y no preocupa a la clase dominante. De hecho, se estima el porcentaje de “inmigrantes ilegales” en torno al 0,9% de los residentes extranjeros y en torno al 0,7% de toda la población residente[15]. Está claro que ambas estimaciones son incoherentes y que además no son comparables con la media de la UE, ya que la última estimación para la UE27 se remonta a 2008.

5. Llegadas por mar y refugiados

La insistencia y la manera en la que los medios burgueses presentaron este fenómeno ayudó a exagerarlo y distorsionarlo, favoreciendo así la propaganda de la Liga y los grupos fascistas y ayudando a crear in clima injustificado de alarma y emergencia en el país para conseguir la aprobación popular a los Decretos de Seguridad que quería el anterior ministro del interior Salvini.

La clausura de puertos y las prohibiciones de desembarco, siendo medidas inútiles además de innecesariamente crueles, tampoco son aplicables legalmente, al entrar en conflicto con la Constitución Italiana, los tratados internacionales y las normas de derecho de navegación en rescates marítimos. Es una demagogia electoral cínica, hecha con la sangre de los desesperados, un tipo de “estrategia de tensión” que aspira a introducir más medidas represivas y autoritarias dirigidas principalmente contra el conflicto social.

Desde un punto de vista legal, la prohibición del desembarco, obligando a los refugiados a permanecer a bordo por largos periodos de tiempo contra su voluntad y en condiciones insalubres, aparece como un secuestro, un delito penado por la ley.

Según las declaraciones del ministro del interior del nuevo gobierno, al que se le describe como un “técnico” al ser anteriormente prefecto, parece que no habrá cambios de rumbo sustanciales con respecto a las políticas del gobierno anterior.

Los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y del propio Ministerio del Interior contradicen la demagogia terrorista del anterior ministro de la Liga.

Lo primero, intentemos arrojar luz sobre el torbellino de cifras y números a menudo usados de forma deliberadamente inapropiada.

Las llegadas de refugiados han afectado sobre todo a 5 países de la UE: Italia, España, Grecia, Chipre y Malta. En general, a lo largo de la cuenca mediterránea, las llegadas sobre una base anual a las fronteras marítimas y terrestres de estos países, detectadas por ACNUR, descendieron del pico de 1.032.408 en 2015 a 141.172 en 2019, con un descenso del 86,33%[16]. Sólo en octubre de 2015 hubo 220.000 llegadas, una cifra igual de hecho a las llegadas por mar anuales de 2014 y superior a los datos anuales de 2017 y de 2018, pero merece la pena recordar que el mayor impacto fue en las fronteras de Grecia, a donde llegaron más de 211.000 refugiados, mientras que a Italia llegaron menos de 9.000 personas.[17]

Como podemos ver, la caída en las llegadas por mar a Italia no es consecuencia de las políticas de la Liga, sino que refleja la tendencia general a su descenso que se registra en todo el Mediterráneo y en todos los países con frontera marítima de la UE. En cuanto a Italia, las llegadas por mar han descendido constantemente desde octubre de 2017[18], pasando de 99.126 en 2017 a 5.085 en 2019, con un descenso del 94,87% (datos actualizados el 30/08/2019), mucho antes de los decretos que querían Salvini y la Liga[19].

Limitándose aún a Italia, ACNUR detecta una caída en las muertes y desapariciones en el mar en la ruta del Mediterráneo central, que siempre ha sido la más peligrosa. De 2.887 en 2017, las muertes caen a 1.247 en 2018, con un descenso del 54%, menor de lo proporcional al descenso de llegadas al mar. Sin embargo la tasa de mortalidad de esta ruta ha aumentado significativamente, de 1 muerte por cada 38 llegadas por mar (2,63%) en 2017 a 1 muerte por cada 14 llegadas por mar (7,14%) en 2018, con un aumento de casi cinco puntos porcentuales, debido a “la importante reducción de la capacidad general de búsqueda y rescate”.[20] Esta es la única consecuencia real y trágica de los Decretos de Seguridad del gobierno de la Liga-M5S.

El cínico pulso sobre la cuestión de las llegadas por mar entre las ONG y el gobierno italiano, ambos jugadores de un juego jugado con la piel de los refugiados con otra apuesta en juego, merece una discusión separada.

Del verano de 2018 al verano de 2019, de hecho, tuvo lugar una confrontación entre la UE y el gobierno italiano por el rebasamiento, estando Italia aún en recesión, de los límites fijados por la UE para los principales parámetros de finanzas públicas (déficit/ratio del PIB, deuda/ratio del PIB) que se intensificó tras las elecciones europeas de 2019, en un momento en el que se acercaba la siguiente asignación de los cargos superiores de los organismos de la UE.

El capital financiero europeo, pese a las repetidas concesiones de la Liga y el M5S a las exigencias de la UE, utilizó distintos medios de presión, desde diferenciales de precios de compra-venta a la aplicación intransigente del Tratado de Dublín y la campaña mediática sobre la clausura de puertos a barcos de ONG para asegurar sus planes de éxito.

En concreto, el Tratado de Dublín, al cual el movimiento comunista internacional siempre se ha opuesto, dispone que los refugiados puedan buscar asilo y permanecer en el primer país de destino, al cual son deportados si no consiguen cumplir con esta disposición. Sólo en Alemania se están procesando 4.602 órdenes de deportación de refugiados a nuestro país, y de hecho se llevaron a cabo 1.114 deportaciones desde noviembre de 2018 hasta marzo de 2019[21]. Como una ulterior demostración de demagogia de la Liga y el M5S, debe subrayare que “al votar sobre la revisión [del Tratado de Dublín] el 17 de noviembre de 2017 en el Parlamento Europeo, las fuerzas del gobierno votaron en contra (M5S) o se abstuvieron (Liga), y en 6 casos de 7 el ministro del interior desertó de los Consejos Europeos en los que se debatía la cuestión”.[22]

Las ONG han sido herramientas de la presión de la UE y, en el contexto del pánico a una invasión creado artificialmente por la Liga, han favorecido de hecho al crecimiento del consenso hacia la propia Liga y a las contramedidas contra las llegadas por mar aplicadas por el gobierno italiano. La artificialidad del contraste entre las ONG y el gobierno italiano se comprueba con el hecho de que, mientras tenían lugar duros debates en los medios sobre si permitir o no desembarcar, por ejemplo, a los 53 náufragos del barco de la ONG Sea Watch, en el mismo periodo se registraron 1.644 entradas irregulares, incluyendo “llegadas por mar fantasma” y cruces de fronteras terrestres, 31 veces más que el cargamento humano del Sea Watch.[23]

Rescatar vidas humanas es un deber, pero uno no puede esconder el “papel sucio” que muchas ONG han desempeñado y siguen desempeñando favoreciendo el chantaje y los planes del imperialismo y, en ocasiones, llegando a acuerdos con los traficantes de seres humanos.

Para entender por completo las causas de las llegadas de los refugiados, es útil considerar su origen. Basándonos en los datos disponibles del Ministerio del Interior, el EUROSTAT y ACNUR, podemos ver que la mayoría de ellos proceden del norte de África o del África subsahariana, mientras que sólo una parte minoritaria proceden de países asiáticos. Las razones que empujan a los refugiados, incluso a embarazadas y menores, a partir al “viaje de la desesperación” arriesgando sus vidas, sufriendo violencia y torturas en los campos de concentración libios mientras esperan un embarque, pagado con sus últimos recursos, pueden ser muy variadas, pero siempre están causadas, de forma directa o indirecta, por la intervención del imperialismo en los países de origen de los refugiados.

Los refugiados huyen de guerras imperialistas, pero también huyen de países no beligerantes, afligidos por el subdesarrollo, la ausencia de expectativas, el desempleo masivo, la pobreza y el hambre al que la explotación capitalista los ha condenado. Huyen de la opresión de sangrientas dictaduras burguesas y del oscurantismo religioso, que impone estilos de vida medievales y sofoca cualquier disensión, apoyado por el imperialismo para desestabilizar aquellos países que se oponen a sus planes. Huyen de los desastres ecológicos, causados por la explotación sin sentido de los recursos naturales de sus países por los monopolios nacionales y multinacionales, que destruyen su entorno de vida y de trabajo con la complicidad de los corruptos y antipopulares gobiernos burgueses locales. El imperialismo italiano no es ninguna excepción: sólo pensemos en lo que ENI ha hecho y está haciendo en Nigeria y el delta del Níger, donde las expropiaciones forzosas de grandes áreas de ese territorio para la extracción de petróleo y gas, basadas en la corrupción de los funcionarios locales, han arruinado a la población local, provocando un éxodo masivo.

6. La posición de los comunistas

En primer lugar, los comunistas reafirman de forma clara y firme su solidaridad de clase con los proletarios inmigrantes y refugiados. No puede abandonarse a los refugiados en el mar, deben tener los cuidados médicos que necesitan y se les debe alimentar y alojar en instalaciones de recepción adecuadas en condiciones humanas y dignificadas, bajo responsabilidad pública y sin la implicación de ninguna ONG. Las solicitudes de asilo deben ser aceptadas y concedidas en poco tiempo. El estado, las regiones y los municipios no se deben restringir sólo a la “mediación cultural”, sino que deben tener estructuras y personal capaces de promover la inclusión de los refugiados en la sociedad y en el mundo laboral, utilizando también el hecho de que muchos de ellos tienen un título universitario o de la educación superior.

La posesión de un título no se debe convertir en un factor de discriminación para el refugio. Los comunistas nos oponemos a cualquier forma de bienvenida selectiva que acepte sólo a quienes puedan ser más duramente explotados por el sistema mientras se rechace a todos los demás, sin tener en cuenta el estado de necesidad en el que están los refugiados. Éste es el fondo de las políticas de “regulación de flujos migratorios”, que tienen en cuenta exclusivamente los intereses de los capitalistas y no las necesidades de los seres humanos.

Deben cancelarse esas medidas, que atrapan a los refugiados contra su voluntad en los llamados “países de primera llegada” y los aprisiona en refugios inadecuados. Debe asegurarse su tránsito directo a los países de destino. Por lo tanto, exigimos la abolición del Tratado de Dublín, del Tratado Schengen y todas las demás regulaciones represivas de la UE.

También nos oponemos a cualquier acuerdo policial internacional con las autoridades de los países de embarque, lo que significaría un aumento de la presencia militar italiana en el extranjero, cuyo objetivo sea bloquear embarcaciones y por tanto transformar a los refugiados en prisioneros en campos de detención, donde son víctimas de violencia, tortura, violación y asesinatos sumarios.

En algunos sectores de la izquierda burguesa se ha generalizado la idea de que se puede contener el éxodo desde países económicamente subdesarrollados con el llamado “comercio justo de apoyo” y la llamada “cooperación entre estados”, basados en el principio hipócrita y reaccionario de “ayudémoslos en su casa”. Aparte de la marginalidad del “comercio justo de apoyo”, cuyo volumen desde luego es incapaz de resolver de esos países y cuya “justicia” es muy dudosa, debemos considerar que, en condiciones de imperialismo dominante, cualquier forma de cooperación internacional es de facto desigual a favor del país más rico y sólo puede tener un carácter imperialista, lo que agrava la explotación, el subdesarrollo y el endeudamiento de los países más pobres, aumentando así la emigración desde ellos. Un ejemplo de ello es Somalia, una antigua colonia italiana. Después de décadas de “cooperación internacional” con Italia, Somalia es uno de los países más devastados en África, con problemas de hambruna, guerra de bandas en un contexto religioso, subdesarrollo crónico y, obviamente, esto ha aumento el éxodo de refugiados a través de Libia hacia las costas italianas. Imaginar un diferente resultado en el capitalismo es una ilusión que dejamos a la izquierda de salón, contra la que debemos luchar.

Los comunistas debemos erigir una acción política en profundidad en el seno de la clase obrera, los demás trabajadores y los desempleados, explicando las causas y dimensiones de la inmigración y el refugiadismo, para dejar claro que los inmigrantes y los refugiados, oprimidos tanto o más que ellos, no son los auténticos enemigos, sino que lo son el capital y el estado burgués.

También debemos fortalecer nuestro trabajo político en el seno de los trabajadores inmigrantes y sus comunidades, ayudándolos a superar el condicionamiento cultural y religioso, dotándolos con las herramientas teóricas y políticas para que entiendan sus derechos y se unan a la lucha de clases.

La acción político-cultural dentro de la clase y entre los inmigrantes es necesaria pero no suficiente. También es necesario desarrollar nuestra actividad a nivel de sindicatos y movimientos de masas. Si el propósito del enemigo de clase es dividir el frente obrero para exacerbar la competencia a la baja entre los trabajadores, desatar una “guerra entre los pobres” para preservar los beneficios y la dominación política del capital, las tareas de los comunistas deben ser la restauración de la unidad de clase y el inicio de un ciclo de luchas que una a los trabajadores nativos y extranjeros y reivindique la generalización y la extensión para todos de las protecciones sociales y sindicales, aumentos salariales y el acceso para todos a servicios, educación, sanidad, cultura y vivienda.

Es necesario desarrollar plataformas de lucha que sean capaces de unir a los trabajadores con consignas basadas en sus necesidades inmediatas y comunes.

Como ejemplo, el establecimiento de un salario mínimo suficiente garantizado por ley, estructurado por categoría, tarea laboral y antigüedad profesional, con restricciones tales que no permitan una reducción al mínimo por ley de los niveles salariales conseguidos mediante la negociación colectiva nacional y empresarial, limitaría la competencia entre trabajadores. Debe situarse este punto en un contexto más amplio de lucha por aumentos salariales generalizados para recuperar lo que se ha perdido en la última década y por restaurar la indización salarial, medida sobre la inflación real y sobre una canasta realista para el cálculo del coste de la vida.

Para resolver la emergencia habitacional, privando así a los partidos reaccionarios y los grupos fascistas de uno de sus principales argumentos racistas que usan para confrontar a italianos e inmigrantes, es necesario promover la lucha por la expropiación sin compensación de viviendas vacías en posesión de bancos, entidades financieras, grandes agentes inmobiliarios y el Vaticano, y por el relanzamiento de las viviendas sociales públicas, entendidas no como unas sobreconstrucción salvaje de los barrios, sino como un nuevo desarrollo del territorio acorde a las necesidades de los trabajadores y las capas populares. Estos son objetivos parciales pero inmediatos, concretos y compartibles de lucha, en los cuales los intereses de todos los trabajadores objetivamente pueden converger.

Además, debemos desarrollar una lucha efectiva contra la implicación de Italia y sus fuerzas militares en intervenciones y guerras imperialistas, por la prohibición del uso del territorio, el espacio aéreo y las aguas territoriales de Italia para propósitos de agresión, por el cierre de las bases norteamericanas en Italia y por la salida de la OTAN.

Debemos ser conscientes de que ningún interés o derecho del pueblo trabajador puede ser plena y definitivamente conquistado en el capitalismo. Sin embargo, si estos objetivos inmediatos y otros objetivos económicos importantes se insertaran en un marco de lucha política revolucionaria, ayudarían a restaurar la unidad y la conciencia de clase, superando los pretextos usados por la burguesía para dividir el frente obrero.

Recuperando la esencia de la carta del 9 de abril de 1870 de Karl Marx a Siegfried Meyer y August Vogt sobre la situación de los trabajadores irlandeses, destacamos la conexión dialéctica entre la emancipación del proletariado en los países más y los menos desarrollados. El crecimiento del movimiento revolucionario en los países pobres, donde hay una fuerte presencia proletaria, sólo puede favorecer la revolución socialista en países ricos y viceversa, confirmando de nuevo el interés común del proletariado mundial.

La caridad religiosa, el mutualismo, el “comercio justo de apoyo” y las demás ilusiones de la izquierda burguesa no liberan al proletariado de aquellos países de la emigración y las cadenas del imperialismo. En su lugar, necesitamos fortalecer los lazos y el espíritu del internacionalismo proletario, por el derrocamiento del capitalismo y del poder burgués en cada país, en particular en el nuestro. La lucha contra nuestro imperialismo “patrio” y los intereses de los monopolios de nuestro propio país, así como contra la guerra imperialista, por la ruptura de las alianzas imperialistas como la UE y la OTAN, es una parte integral de la lucha de clases revolucionaria, cuya internacionalización responde a esta relación dialéctica y favorece el progreso de la revolución proletaria por una sociedad socialistas de seres humanos libres e iguales, en la cual nadie será obligado a abandonar su casa para emigrar.


[1] Acrónimo de “Movimiento 5 Estrellas”

[2] (N. del T.) En adelante, también representado por las siglas PD

[3] ISTAT, Vita e Percorsi di Integrazione degli Immigrati in Italia, p. 18, en https://www.istat.it/it/files//2019/05/Vita-e-percorsi.pdf

[4] Ibídem.

[5] ISTAT, Dati e Indicatori su Immigrati

[6] Se calcula la tasa de ocupación como la razón entre la población empleada en edad laboral y la población de referencia (ISTAT, Glosario)

[7] ISTAT, Lavoro e Retribuzioni, Offerta di Lavoro, Tasso di Occupazione, in http://dati.istat.it/

[8] ISTAT, Dati e Indicatori su Immigrati, in http://stra-dati.istat.it/

[9] ISTAT, Lavoro e Retribuzioni, Offerta di Lavoro, Occupazione, in http://dati.istat.it/

[10] Se calcula la Tasa de Desempleo como la razón entre los solicitantes de empleo y la correspondiente fuerza de trabajo, definida como la suma de empleados y desesmpleados (ISTAT, Glosario)

[11] Se calcula la Tasa de Inactividad como la razón entre las personas que no pertenecen a la fuerza de trabajo y la población de referencia (ISTAT, Glosario)

[12] ISTAT, Vita e Percorsi di Integrazione degli Immigrati in Italia, en https://www.istat.it/it/files//2019/05/Vita-e-percorsi.pdf

[13] Autoridad de la Seguridad Social Nacional Italiana

[14] (N. del T.) Fundación de Iniciativas y Estudios sobre Multietnicidad.

[15] https://www.infodata.ilsole24ore.com/2018/07/14/immigrazione-irregolare-quanti-clandestini/

[16] Fuente: ACNUR

[17] https://www.agi.it/data-journalism/morti_migranti_mediterraneo_dati-5605198/news/2019-06-05/

[18] Fuente: ACNUR

[19] Fuente: Ministerio del Interior de la República Italiana

[20] Fuente: ACNUR

[21] Fuente: Il Sole 24 Ore, 26/06/2019

[22] Fuente: ibídem

[23] Fuente: ibídem