La insistencia y la manera en la que los medios burgueses presentaron este fenómeno ayudó a exagerarlo y distorsionarlo, favoreciendo así la propaganda de la Liga y los grupos fascistas y ayudando a crear in clima injustificado de alarma y emergencia en el país para conseguir la aprobación popular a los Decretos de Seguridad que quería el anterior ministro del interior Salvini.
La clausura de puertos y las prohibiciones de desembarco, siendo medidas inútiles además de innecesariamente crueles, tampoco son aplicables legalmente, al entrar en conflicto con la Constitución Italiana, los tratados internacionales y las normas de derecho de navegación en rescates marítimos. Es una demagogia electoral cínica, hecha con la sangre de los desesperados, un tipo de “estrategia de tensión” que aspira a introducir más medidas represivas y autoritarias dirigidas principalmente contra el conflicto social.
Desde un punto de vista legal, la prohibición del desembarco, obligando a los refugiados a permanecer a bordo por largos periodos de tiempo contra su voluntad y en condiciones insalubres, aparece como un secuestro, un delito penado por la ley.
Según las declaraciones del ministro del interior del nuevo gobierno, al que se le describe como un “técnico” al ser anteriormente prefecto, parece que no habrá cambios de rumbo sustanciales con respecto a las políticas del gobierno anterior.
Los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y del propio Ministerio del Interior contradicen la demagogia terrorista del anterior ministro de la Liga.
Lo primero, intentemos arrojar luz sobre el torbellino de cifras y números a menudo usados de forma deliberadamente inapropiada.
Las llegadas de refugiados han afectado sobre todo a 5 países de la UE: Italia, España, Grecia, Chipre y Malta. En general, a lo largo de la cuenca mediterránea, las llegadas sobre una base anual a las fronteras marítimas y terrestres de estos países, detectadas por ACNUR, descendieron del pico de 1.032.408 en 2015 a 141.172 en 2019, con un descenso del 86,33%[16]. Sólo en octubre de 2015 hubo 220.000 llegadas, una cifra igual de hecho a las llegadas por mar anuales de 2014 y superior a los datos anuales de 2017 y de 2018, pero merece la pena recordar que el mayor impacto fue en las fronteras de Grecia, a donde llegaron más de 211.000 refugiados, mientras que a Italia llegaron menos de 9.000 personas.[17]
Como podemos ver, la caída en las llegadas por mar a Italia no es consecuencia de las políticas de la Liga, sino que refleja la tendencia general a su descenso que se registra en todo el Mediterráneo y en todos los países con frontera marítima de la UE. En cuanto a Italia, las llegadas por mar han descendido constantemente desde octubre de 2017[18], pasando de 99.126 en 2017 a 5.085 en 2019, con un descenso del 94,87% (datos actualizados el 30/08/2019), mucho antes de los decretos que querían Salvini y la Liga[19].
Limitándose aún a Italia, ACNUR detecta una caída en las muertes y desapariciones en el mar en la ruta del Mediterráneo central, que siempre ha sido la más peligrosa. De 2.887 en 2017, las muertes caen a 1.247 en 2018, con un descenso del 54%, menor de lo proporcional al descenso de llegadas al mar. Sin embargo la tasa de mortalidad de esta ruta ha aumentado significativamente, de 1 muerte por cada 38 llegadas por mar (2,63%) en 2017 a 1 muerte por cada 14 llegadas por mar (7,14%) en 2018, con un aumento de casi cinco puntos porcentuales, debido a “la importante reducción de la capacidad general de búsqueda y rescate”.[20] Esta es la única consecuencia real y trágica de los Decretos de Seguridad del gobierno de la Liga-M5S.
El cínico pulso sobre la cuestión de las llegadas por mar entre las ONG y el gobierno italiano, ambos jugadores de un juego jugado con la piel de los refugiados con otra apuesta en juego, merece una discusión separada.
Del verano de 2018 al verano de 2019, de hecho, tuvo lugar una confrontación entre la UE y el gobierno italiano por el rebasamiento, estando Italia aún en recesión, de los límites fijados por la UE para los principales parámetros de finanzas públicas (déficit/ratio del PIB, deuda/ratio del PIB) que se intensificó tras las elecciones europeas de 2019, en un momento en el que se acercaba la siguiente asignación de los cargos superiores de los organismos de la UE.
El capital financiero europeo, pese a las repetidas concesiones de la Liga y el M5S a las exigencias de la UE, utilizó distintos medios de presión, desde diferenciales de precios de compra-venta a la aplicación intransigente del Tratado de Dublín y la campaña mediática sobre la clausura de puertos a barcos de ONG para asegurar sus planes de éxito.
En concreto, el Tratado de Dublín, al cual el movimiento comunista internacional siempre se ha opuesto, dispone que los refugiados puedan buscar asilo y permanecer en el primer país de destino, al cual son deportados si no consiguen cumplir con esta disposición. Sólo en Alemania se están procesando 4.602 órdenes de deportación de refugiados a nuestro país, y de hecho se llevaron a cabo 1.114 deportaciones desde noviembre de 2018 hasta marzo de 2019[21]. Como una ulterior demostración de demagogia de la Liga y el M5S, debe subrayare que “al votar sobre la revisión [del Tratado de Dublín] el 17 de noviembre de 2017 en el Parlamento Europeo, las fuerzas del gobierno votaron en contra (M5S) o se abstuvieron (Liga), y en 6 casos de 7 el ministro del interior desertó de los Consejos Europeos en los que se debatía la cuestión”.[22]
Las ONG han sido herramientas de la presión de la UE y, en el contexto del pánico a una invasión creado artificialmente por la Liga, han favorecido de hecho al crecimiento del consenso hacia la propia Liga y a las contramedidas contra las llegadas por mar aplicadas por el gobierno italiano. La artificialidad del contraste entre las ONG y el gobierno italiano se comprueba con el hecho de que, mientras tenían lugar duros debates en los medios sobre si permitir o no desembarcar, por ejemplo, a los 53 náufragos del barco de la ONG Sea Watch, en el mismo periodo se registraron 1.644 entradas irregulares, incluyendo “llegadas por mar fantasma” y cruces de fronteras terrestres, 31 veces más que el cargamento humano del Sea Watch.[23]
Rescatar vidas humanas es un deber, pero uno no puede esconder el “papel sucio” que muchas ONG han desempeñado y siguen desempeñando favoreciendo el chantaje y los planes del imperialismo y, en ocasiones, llegando a acuerdos con los traficantes de seres humanos.
Para entender por completo las causas de las llegadas de los refugiados, es útil considerar su origen. Basándonos en los datos disponibles del Ministerio del Interior, el EUROSTAT y ACNUR, podemos ver que la mayoría de ellos proceden del norte de África o del África subsahariana, mientras que sólo una parte minoritaria proceden de países asiáticos. Las razones que empujan a los refugiados, incluso a embarazadas y menores, a partir al “viaje de la desesperación” arriesgando sus vidas, sufriendo violencia y torturas en los campos de concentración libios mientras esperan un embarque, pagado con sus últimos recursos, pueden ser muy variadas, pero siempre están causadas, de forma directa o indirecta, por la intervención del imperialismo en los países de origen de los refugiados.
Los refugiados huyen de guerras imperialistas, pero también huyen de países no beligerantes, afligidos por el subdesarrollo, la ausencia de expectativas, el desempleo masivo, la pobreza y el hambre al que la explotación capitalista los ha condenado. Huyen de la opresión de sangrientas dictaduras burguesas y del oscurantismo religioso, que impone estilos de vida medievales y sofoca cualquier disensión, apoyado por el imperialismo para desestabilizar aquellos países que se oponen a sus planes. Huyen de los desastres ecológicos, causados por la explotación sin sentido de los recursos naturales de sus países por los monopolios nacionales y multinacionales, que destruyen su entorno de vida y de trabajo con la complicidad de los corruptos y antipopulares gobiernos burgueses locales. El imperialismo italiano no es ninguna excepción: sólo pensemos en lo que ENI ha hecho y está haciendo en Nigeria y el delta del Níger, donde las expropiaciones forzosas de grandes áreas de ese territorio para la extracción de petróleo y gas, basadas en la corrupción de los funcionarios locales, han arruinado a la población local, provocando un éxodo masivo.