Estado socialista en Letonia: desde el triumfo de la revolución y hasta el drama de la descomposición


Vladímir Frolov, Presidente del Consejo de Dirección del Partido Socialista de Letonia

Letonia ocupa un lugar especial en la historia del movimiento revolucionario y de la edificación socialista, en la Rusia del siglo ХХ. Ya a finales del siglo XIX, un rápido desarrollo del capitalismo tuvo lugar, en las provincias de Liflandia y Curlandia del Imperio Ruso (actualmente, parte del territorio de Letonia). En cuanto al número de habitantes, Letonia fue tan solo un 1,5% de toda la población del Imperio Ruso, sin embargo su producción industrial fue un 5,5% de todo el Imperio. 62 300 obreros trabajaron en la industria mayor de Letonia. En la sociedad de Letonia, tuvo lugar una estructuración de sus principales clases antagonistas, la burgesía y el proletariado industrial. En el entorno de los obreros y sus aliados objetivos, los jornaleros, debido a las condiciones creadas, las ideas de los socialdemócratas provocaron el mayor interés. Pero, no obstante, las condiciones locales fueron causa de una inicial división en organizaciones letonas, rusas y judías de los partidarios del movimiento socialdemócrata. Dicha división étnica, aunque la misma fuera obviamente superada en el período posterior, resultó ser extraordinariamente resistente y se demostró vivamente, durante la crisis del Partido Comunista de Letonia del año 1959 y su división durante el período de descomposición de la URSS, en el año 1991.

Al mismo tiempo, se mantiene demonstrativo el hecho de que la primera formación estatal, sobre la base de los Soviets, fuese creada, en el territorio de la República de Letonia de hoy, ya el 9 de noviembre de 1917. El poder de este estado residió en el Comité Ejecutivo de los diputados de los obreros, los soldados y de los sin tierra (creado en agosto de 1917) y es conocido bajo el nombre de la República del Comité Ejecutivo de Letonia. En comparación con otras formaciones similares creadas sobre el territorio del antiguo Imperio Ruso, el Comité Ejecutivo de Letonia controló la situación con una seguridad suficiente porque se apoyaba en una fuerza bien organizada y armada, una parte de los fusileros letones, lo cual tuvo una importancia decisisva en las condiciones de la “confusión y vacilación” administrativa de entonces. 

Fue importante en extremo, en este tiempo, una ayuda material de parte de la Rusia Soviética emergente. Y la misma fue prestada. Así, en diciembre de 1917, el gobierno soviético envió 815 mil quilos de harina de centeno y 407 mil quilos de harina de trigo a la parte no ocupada de Letonia. En diciembre de 1917, Letonia recibió una asistencia financiera de un total de 68 020 rublos, y se proponía a destinar unas sumas de mayor cantidad en enero y febrero de 1918. [1]

La República del Comité Ejecutivo de Letonia fue eliminada en febrero de 1918 como resultado de la captura de todo el territorio de Letonia por las tropas alemanas. Sin embargo, unidades de los fusileros letones tuvieron un papel importante durante la Revolución de Octubre en Petrogrado y durante la Guerra Civil posterior. El Comité Ejecutivo de Letonia fue antecedente político e histórico de la República Socialista Soviética de Letonia (año 1918), y luego de la RSS de Letonia (año 1940). ¿Por qué entonces una república de tales tradiciones revolucionarias y semejante pasado histórico, 70 años más tarde, se puso en la vanguardia de la contrarrevolución antisocialista burguesa?

Contrarrevolución de la “reestructuración”: factores comunes y particularidades locales

A nuestro juicio, fueron decisivas las causas internas contribuyentes a la destrucción de la URSS: desde la crisis del trabajo ideológico y la traición de las élites hasta la degradación de la conciencia clasista de las masas. Estas causas tienen un carácter bastante general para todo el territorio del primer estado socialista de la URSS. Así, por ejemplo, el primer dirigente de Letonia posterior a su salida fuera de la composición de la URSS, Anatóliy Gorbunov, había sido egresado de la Academia de Ciencias Sociales adjunta al CC del PCUS, funcionario exitoso de la juventud comunista con 15 años de experiencia, luego secretario del CC del partido de la república para la ideología. Así al mismo tiempo, en varias repúblicas también hubo ciertas diferencias locales en la forma en que se manifestaron las consecuencias profundas de estas causas. Por ejemplo, en las repúblicas asiáticas y transcaucásicas, la corrupción y el tribalismo han sido manifestaciones de la degradación de las estructuras de poder en las décadas de 1970 y 1980 del siglo pasado, pero esto no era típico de Letonia. 

Un factor general bastante importante de la contrarrevolución fueron las relaciones étnicas agudizadas cuya sensibilidad especial se había demostrado ya antiguamente, incluido, como se ha mencionado antes, el período de formación de las fuerzas revolucionarias en Letonia. Las raíces ideológicas de la desviación hacia los intereses nacionalistas perjudicando los intereses clasistas continuaron permaneciendo en forma de un conflicto interétnico latente y provocaron a continuación una crisis aguda del Partido Comunista de Letonia, en 1959, y la división del partido durante el proceso de descompsición de la URSS que estaba cobrando fuerza en el año 1991. 

El estado de la economía y la rama social fue otra causa del descontento masivo de la población. Puede concebirse con desconcierto, ya que el nivel de vida de la RSS de Letonia fue más alto que en muchas otras repúblicas de la Unión. Más aún, dicho nivel tuvo un crecimiento real de año en año. 

Despés del fin de la guerra, las tareas de la construcción pacífica fueron determinadas en el cuarto plan quinquenal de la reconstrucción y desarrollo de de la economía nacional de la URSS para 1946 – 1950. La sesión del Sóviet Supremo de la RSS de Letonia de 25 de julio de 1946 determinó las principales tareas del quinquenio: reestablecer la economía nacional de la república destruída por los invasores fascistas alemanes, en el plazo más corto, lograr el nivel de desarrollo industrial y agropecuario de antes de la guerra y superarlo considerablemente después.

 Ya en 1948, el volumen de la producción inustrial total de la RSS de Letonia superó en un 81% el nivel del año 1940. De este modo, la tarea planteada en el plan quinquenal de superar, en 1950, el nivel de la industria preguerra en un 80% - fue cumplida en sólo 3 (!) años.

Durante el período soviético, en la república, se realizó una industrialización a gran escala. Además de las fábricas y plantas de preguerra (reconstruídas y ampliadas) se pusieron en marcha más de 200 empresas y nuevas naves de plantas, fue construída una cascada de las CHE en el Dáugava que abastece Letonia con energía eléctrica hasta el día de hoy. Además la industria de tecnologías más altas de la república se hizo importante para toda la unión. Aunque, por otra parte, la misma importancia la tuvo la rama económica tradicional de Letonia – la agropecuaria. 

A comienzos de los años 1980, la producción inustrial continuó creciendo y superó el nivel de antes de la guerra en 47 veces, y la producción total agropecuaria aumentó en 1,5 veces. De 1985 a 1990, la producción de la mercancía por la industria de la RSS de Letonia aumentó en un 18%, aumentando la producción agropecuaria en un 14%, y el volumen de ventas minoristas, descontando los productos alcohólicos, aumentó en un 29%. Como resultado, según la valoración del IWEIR de la RAS, en 1990, Letonia Soviética ocupó la posición número 40 del mundo entero (!) en PIB por persona (Historia de la caída. ¿Por qué el Báltico no tuvo éxito? [2]

Los logros parecen ser bastante obvios. Es simplemente imposible no verlos ni ignorarlos concientemente. No obstante, ello no impidió el colapso.

Para entender esta pardoja será necesario acudir a las bases de economía política.

El problema es que no obstante todos los éxitos de la edificación socialista, el desrrollo real de las fuerzas productivas no se correspondía con el nivel existente ni mucho más con el nivel declarado de las relaciones sociales.

Este problema fundamental afectó objetivamente de manera negativa el cumplimiento de la exigencia de una de las leyes económicas básicas del socialismo: la satisfacción de las necesidades cada vez mayores del pueblo.

Los éxitos impresionantes, sin exagerar, en el ámbito del auge industrial convivieron con unos fenómenos incompatibles con el nivel del “socialismo desarrollado” declarado por los dirigentes del PCUS, como el déficit de viviendas, de lugares en establecimientos infantiles preescolares, de mercancía de consumo popular de amplia diversidad (incluyendo alimentos básicos!), la necesid de racionamiento forzoso de la venta de la misma y además la baja calidad de la mercancía.

Estas y otras circunstancias negativas naturalmente creaban premisas para el descontento de los trabajadores, formando desconfianza de las tareas socioeconómicas planteadas y estimulando estados de ánimo de protesta en la sociedad en relación con los puntos de referencia ideológicos declarados por los organismos del partido. Es más, la parte más conciente de los obreros estuvo desconcertada e indignada no por la más baja calidad de las propiedades de consumo de los efectos domésticos y de la mercancía del ámbito de la comodidad, sino por el hecho de que los tractores, cosechadoras y automóviles de carga soviéticos fuesen inferiores а sus análogos producidos en países capitalistas tanto en sus características técnicas como en el nivel de calidad de las condiciones laborales para el que trabajaba en este equipo. 

Resulaba que un capitalista se preocupaba más de la comodidad y la salud del obrero que un estado socialista. Si, en los años 30 o 50 del siglo pasado, este atraso era explicable, imparcialmente inevitable y por ello se aceptaba con entendimiento, en los años 70-80, ya era testimonio de una alienaciíón crítica entre los dirigentes políticos y económicos del país y la vida real o de un desprestigio deliberado del sistema socialista. Desde la posición del día de hoy, es posible afirmar bien razonablemente que tanto uno que lo otro claramente tuvo lugar.

Hoy en día, muchos economistas, incluso los que no son marxistas, admiten que las condiciones socioeconómicas que prevalecían en la URSS en las décadas de 1930 y 1950, propiedad pública/estatal de los principales medios de producción en sectores estratégicos y cooperativas así como en la pequeña producción y el sector servicios, han sido el terreno objetivo sobre el que se desarrolló la construcción socialista para la etapa histórica concreta en el desarrollo de las relaciones sociales socialistas. El intento de superar los remanentes aún existentes de producción cooperativa privada después de la Segunda Guerra Mundial y la muerte de J.Stalin a través de las herramientas del mercado y el capitalismo resultó ser desastroso, en lugar de profundizar las relaciones de producción socialistas. En el momento en que se trataba de "construir el comunismo", se introdujeron en la práctica elementos de mercado. "Saltar adelante" ha sido el comienzo de un gran retroceso. Aceptación de la categoría burguesa «beneficio empresarial» de cada unidad de producción individual y la dependencia de los salarios de los directores y trabajadores de la misma, un mayor fortalecimiento de las relaciones entre mercancías y dinero, cambiando las proporciones entre la División I (producción de medios de producción) y División II (producción de bienes de consumo), «reformas Kosygin» en la década de 1960, colocaron una «bomba de tiempo» económica, que ha sido volada a fines de la década de 1980 por la reforma «cooperativa» de Gorbachov (de hecho, ya en realidad de capitalismo privado). En este sentido, los acontecimientos en Letonia se desarrollaron en consonancia con lo que ocurrieron en otras repúblicas de la URSS. 

Factor nacionalista en la historia de Letonia socialista

Después del período de exacerbación de las relaciones interétnicas, a finales de los años 50 del siglo pasado (actuación de los llamados “nacional comunistas” que fue "apagada" con no poco trabajo por el CC del PC de Letonia ayudado por el Presidium del CC del PCUS mediante métodos administrativos y de personal, en la segunda mitad del año 1959), hubo un tiempo de cierta calma. Una parte de los dirigentes del partido comunista tuvieron una falsa percepción de problema resuelto, otros trataron decorar la situación debido a conceptos de su carrera personal. Una parte de ellos, siendo seguidores encubiertos de la ideología nacionalista, se demonstraron expresamente como internacionalistas convencidos, simultanemente buscando, en las estructuras dirigentes, a seguidores ideológicos de la consigna "Letonia para los letones!". Trataron de formar una reserva de personal y a dirigentes de ciertas ramas, sobre los mismos principios. Una atención especial fue prestada a las ramas de la educación y la cultura. 

Un tema aparte -- selección de personal para los medios de comunicación masiva, que posteriormente tuvieron un papel importante en el aseguramiento propagndístico del triunfo de la contrarrevolución. Mientras tanto, la mayor parte de los medios de comunicación fue editada por el Partido Comunista (!) y Juventudes Comunistas de Letonia. En el período más crítico de la lucha de los años 1989-91 la mayor parte de los colectivos de estas ediciones, como también de los de la radio y televisión pasó a las posiciones antisocialistas y nacionalistas. Los trabajadores que preservaron su lealtad al internacionalismo y a los ideales socialistas quedaron en minoría, perdieron su trabajo y fueron obligados a crear medios de prensa (o formar una base material nueva para las ediciones que lograron conservar sus nombres históricos).

Todo ello se ve pardójicamente por fuera, ya que históricamente Letonia siempre ha sido étnicamente heterogénea. En el momento de la declaración de la independencia (1991), la correlación entre la población letona y otras etnias residentes en la república fue casi cincuenta por cincuenta: un 52% de letones a un 47% de otras etnias (rusos, ucranianos, bielorrusos, polacos, judíos y otros considerados como rusohablantes según su idioma de comunicación). Aun ahora, después de los 30 años de la independencia, la parte de los letones en la composición de la población no supera el 62%.

No obstante, la actividad latente de los activistas étnicamente orientados produjo el efecto necesario, después del año 1985, cuando la notoria “reestructuración” se declaró en la URSS. Resultó que en Letonia, hubo una base amplia y bien organizada para desarrollar procesos nacionalistas y antisocialistas: tanto ideológica como de personal y material. Formalmente el llamado ”Frente Popular de Letonia” (FPL) se formó sobre la base de la actividad civil que abarcaba una amplia gama de aspectos – de la ecología a la historia. 

Ejemplo de esta actividad fue una potente campaña social dirigida contra las obras de la CHE de Daugavpils y del metro de Riga. Los trabajos preliminares de las obras de la hidroeléctrica comenzaron ya a finales de los años 1970, habiendo terminado una parte considerable de los mismos a mediados de 1980. Sin embargo, en 1986, el periodista Dainis Ivans, en su artículo del periódico Literatūra un Māksla ("Literatura y Arte") llamó a parar las obras para evitar la inundación del valle protegido del río y conservar las especies raras de plantas y animales existentes en la zona. 

Las obras del metro de Riga no podían afectar nada las “plantas y animales raros” por lo cual es bastante obvio que también este tema fue tan solo pantalla o cubierta de uno de los más importantes factores de la motivacuón psicológica de la protesta -- xenofobia étnica. En los encuentros con sus seguidores y durante las conversaciones de agitación privadas, como la razón principal de las actuaciones dirigidas contra los proyectos económicos a gran escala se señalaba abiertamente a la llegada de un gran número de especialistas y obreros de otras regiones del país, una parte de los cuales, según los nacionalistas, se quedarían en Letonia después de concluir las obras y modificarían la composición étnica de la población.

El llamado a parar las obras encontró no pocos seguidores. Comenzaron la colección de firmas para abandonar el proyecto. En total, se reunieron más de 30 mil de firmas, lo cual se veía impresionante según aquellos tiempos (para comparar: hoy solo para anunciar un referendum, en Letonia, es necesario reunir 150 mil firmas confirmadas notarialmente (!) ), y en el verano de 1987, los dirigentes de la Unión aprobaron la parada de las obras. El éxito logrado no solo inspiró a los que iniciaron la protesta, sino también les permitió ganarse prestigio y gran número de seguidores, lo cual condujo al surgimiento de estructuras de organización antisoviéticas que se proponían fines cada vez más radicales, primero económicos o culturales y después también políticos.

Pero estas son tan solo consecuencias. ¿En qué consisten las causas de la situación en que el nacionalismo se preservaba por un largo tiempo bajo la careta de una lealtad ostentosa y hasta un internacionalismo demonstrativo? Parece que una de las causas principales fue falta de una labor de investigación auténticamente científica en el ámbito de la psicología de las masas en general y en el fenómeno específico de la conciencia étnica en particular.  Los trabajos existentes tenían un carácter francamente pedagógico reduciéndose a la repetición de las tesis conocidas sobre la formación de las naciones en el capitalismo, y de que en el socialismo la unicidad nacional (étnica) se reduciría a la cultura que era "nacional en forma, socialista en contenido". Aunque, como se decubrió en lo real, en la URSS, habían formaciones estatales socialistas en forma y nacionalistas en contenido...

Un hito histórico psicológico único, en el territorio europeo de la antigua URSS, se considera la Gran Guerra Patria. Hasta tal grado que exáctamente en su interpretación todavía hoy (!) no baja la intensidad de una potente propaganda realizada por las fuerzas imperialistas, anticomunistas y nacionlistas. La conexión del nacionalismo estatal actual de las antiguas repúblicas de la URSS, tales como Letonia o Ucrania, con los nazis del tiempo de la guerra es completamente obvia y no se esconde. Como un ejemplo más que característico de ello, prácticamente en todos los países de la antigua URSS donde el nacionalismo sea ideología oficial, los miembros de las SS locales y los colaboracionistas son declarados “héroes nacionales”.

Al mismo tiempo, habrá que admitir el hecho desagradable de que las bases para tal revisión política se sentaron, aunque sin quererlo, ya en el período de posguerra de la construcción del socialismo. Por increíble que parezca, una de las causas del nacionalismo encubierto ha sido también una sobreestimación del poder del sistema socialista, tanto por la existencia de una valoración de que el equilibrio de poder en el escenario mundial se inclinaba a favor de las fuerzas del socialismo, y debido a la idea errónea de que el socialismo en la URSS se desarrolló tanto que era imposible derrocarlo. Esto condujo a una pérdida de vigilancia contra el nacionalismo encubierto, que dio un estallido inesperado a fines de la década de 1980, que ha sido el ejemplo más típico de la falta de un nivel apropiado de política de desnazificación después del final de la guerra.

Al llevar a cabo la construcción de cooperativas en la república, algunos órganos soviéticos y del partido mostraron una prisa y una negligencia inaceptables. Pero ni siquiera el despliegue de celo en la creación de cooperativas pudo anular el hecho del apoyo social objetivo a los terratenientes en el campo y su capacidad de influir, en mayor o menor medida, en las organizaciones cooperativas. No era raro que especuladores, estafadores y terratenientes penetraran en las asociaciones y sus gobiernos, lo que les dio a estos elementos otro canal para socavar el sistema socialista. Cuando lograron llegar a la dirección, llevaron a cabo propaganda antisoviética, con sus acciones desacreditaron las medidas del gobierno soviético en la agricultura y trataron de socavar la confianza de los trabajadores en los mismos.

El hecho de que más de 115 mil habitantes de Letonia, comunistas en primer lugar, heroicamente combatieran contra los nazis en las filas del Ejército Rojo, en destacamentos guerrilleros y en organizaciones clandestinas, no debería ofrecer indulgencias de la responsabilidad a las decenas de miles de sus coterráneos que voluntariamente formaron parte de las SS y de los batallones de policía convirtiéndose en un brazo armado seguro de los invasores para sus represalias contra la población local.

Naturalmente, tampoco los ánimos a favor del poder soviético fueron homogéneos en Letonia, inmediatamente después del fin de la guerra. Muchos de los habitantes esperaban que viniera el Ejército Rojo principalmente porque odiaban a los invasores hitlerianos, no siendo de importancia principal para ellos la cuestión del sistema político, en aquel momento. Al mismo tiempo, de conformidad con los datos reunidos y analizados por los dirigentes del movimiento guerrillero de Letonia, a medida de que aumentaban los éxitos militares del Ejército Rojo crecía la simpatía del pueblo con relación al poder soviético. 

Una parte de la población esaba sintonizada antisoviéticamente (estratos nacionalistas de la ciudad y del campo), querían reestablecer la "Letonia vieja" y esperaban que, después de que los Aliados se quedaran extenuados en su lucha contra Hítler, Suecia garantizaría la independencia de Letonia. [3]

Precisamente en este estrato popular, se escondieron los antiguos secuaces alemanes y sus descendientes que fueron apoyo de las fuerzas externas, en el período de la "guerra fría" para difundir el mito de la "reiterada ocupación" de Letonia, en los años 1944 – 1945. De hecho no es otra cosa que un intento de "reproducir de nuevo" su derecho de disponer del destino de Letonia de posguerra. 

Si comparamos la situación con lo ocurrido en la zona de ocupación angloamericana de Alemania, la población local se sometió a una seria “terapia” psicológica mediante “excursiones” obligatorias a los campos de concentración, participación en los trabajos de sepultura y exhumación de las tumbas masivas del régimen hitleriano. Además, sobre el fondo de una conmoción natural al ver centenares de cadáveres de las víctimas, se les comunicaba, en la forma más dura, la información sobre el hecho de que lo que hubieran visto había sido fruto de las acciones realizadas por sus maridos, hermanos y padres. Y en algunos países de Europa Occidental liberados por las tropas aliadas se dejaban hacer represalias callejeras masivas contra los colaboracionistas locales. Como resultado, en ningún lugar de Europa de posguerra los colaboracionistas no actuaron ni pudieron actuar desde las posiciones similares a los nacionalistas letones. Ya que esto provocaba inevitable denazificación y marginalización. 

Como resultado, los nietos de los que habían sido obligados por militares angloamericanos a mover cadáveres de presos de los campos de concentración creen que los EEUU y Gran Bretaña son libertadores de Europa y la OTAN garantiza la paz. Y los nietos de los habitantes de la antigua URSS y de los países socialistas de Europa del Este, que habían sido cuidadosamente protegidos del sentimiento de la culpa por la actuación de sus colaboracionistas, rompen monumentos a soldados soviéticos y honran a antiguos miembros de la SS. La práctica ha demostrado claramente cuál de los métodos de la propaganda antinazi es más eficiente...

Problemas acumulados sin solución, errores y miscálculos del desarrollo socioeconómico

Una de las tareas más importantes del período de posguerra fue el reestablecimiento y desarrollo de la agricultura. Hubo que materializar en la vida un sistema de actividades cardinales del período transitorio del capitalismo al socialismo. La tarea sociopolítica principal de aquel período fue creación de las relaciones de producción socialistas en el campo. Ocurrió en condiciones de una intensa lucha de clases. Así, en la reunión de los campesinos trabajadores que tuvo lugar en 1945, se señalaba: "Los bandidos se relacionan con la gente del antiguo régimen, con los kulaks que no están de acuerdo con el poder soviético… están en contra del poder no solo mediante la fuerza de armas sino también haciendo agitación para que los campesinos no cumplan con el estado, intentando lograr que, en los comités ejecutivos de los Soviets de parroquias y de aldeas, no esté gente soviética sino los kulaks que inciten a los campesinos en contra del poder Soviético..." [4]

La política de limitación y expulsión de los kulaks como clase, la aplicación contra ellos de medidas económicas, en la RSS de Letonia, era diferente en comparación con las medidas similares aplicadas en las repúblicas "viejas" a finales de los años 20 y a comienzos de los años 30. En Letonia, a los kulaks no se les quitaban sus derechos electorales, se mantenían siendo todavía dueños de las mayores, auque reducidas, propiedades de tierra en comparación con el resto de los campesinos. Se les permitía parcialmente utilizar una fuerza de trabajo asalariado.

Al llevar a cabo la construcción de cooperativas en la república, algunos órganos soviéticos y del partido mostraron una prisa y una negligencia inaceptables. Pero ni siquiera el despliegue de celo en la creación de cooperativas pudo anular el hecho del apoyo social objetivo a los terratenientes en el campo y su capacidad de influir, en mayor o menor medida, en las organizaciones cooperativas. No era raro que especuladores, estafadores y terratenientes penetraran en las asociaciones y sus gobiernos, lo que les dio a estos elementos otro canal para socavar el sistema socialista. Cuando lograron llegar a la dirección, llevaron a cabo propaganda antisoviética, con sus acciones desacreditaron las medidas del gobierno soviético en la agricultura y trataron de socavar la confianza de los trabajadores en los mismos.

En cierta medida, la lucha contra el nacionalismo burgués se complicaba debido a deficiencias de los métodos de trabajo del partido. Hoy resulta extraño saberlo pero, en aquel período intenso, no se descubrían ni se desmascaraban las acciones nocivas de los nacionalistas burgueses, en las actividades políticas de masas, ni en las conferencias, ni tampoco en la prensa republicana ni distrital, como debería haber sido. Los errores y miscálculos cometidos durante la colectivización del campo de Letonia de ningún modo causan dudas de la necesidad de la misma. La producción agropecuaria de la república no podría funcionar normalmente sin estar incorporada en el conjunto único de la economía nacional de todo el país. 

Es necesario señalar que posiblemente, en aquellas condiciones, las particularidades mencionadas en relación con los colaboracionistas, la colectivización de la agricultura y algunos otros aspectos de la edificación socialista podían haber sido concebidas como un compromiso aceptable, basándose en la situación interna e internacional. Como una necesidad de la reconciliación civil para estabilizar la situación. Pero hoy la erróneidad de tales acciones es bastante obvia, hay que hablar abiertamente sobre ellas analizándolas imparcialmente. El resultado del hecho de que no lo hubieran hecho a su debido tiempo se hizo un factor a largo plazo para el desarrollo de los eventos, a finales de los años 80 y a comienzos de los 90 del siglo pasado.

Al evaluar el período de la década de 1980, hoy uno puede encontrar afirmaciones de que solo la traición de la dirección del PCUS encabezada por Gorbachov y el trabajo subversivo del cerco imperialista de los países socialistas son los culpables. Sin duda, ambos se produjeron y contribuyeron al triunfo de la contrarrevolución. Sin embargo, uno no puede ignorar el hecho de que la URSS durante este período ya estaba en un estado de grave crisis, tanto en la economía como en la ideología. Cabe señalar que desde la década de 1960 se cultivan los conceptos del “fin de la lucha de clases”, “estado de todo el pueblo”, etc. Todo esto contribuyó a un cambio en las características del estado revolucionario de los trabajadores, un deterioro en la vigilancia revolucionaria y el funcionamiento de las instituciones revolucionarias soviéticas.

Para salir de la crisis se necesitaban unas decisiones políticas que no irían a desestabilizar el país sino servirían para superar los errores acumulados durante los períodos de la "carrera por delante" de Khrushchov con su objetivo de "consruir el comunismo en 20 años" y el "estancamiento" de Brézhnev con su teóricamente indistinto "socialismo desarrollado". Pero el partido resultó no estar preparado para ello ideológica y teóricamente. Los irrazonables brincos y carreras por delante, en la economía, no solo quedaron sin ser superados sino al contrario consiguieron una aceleración. Los ámbitos como los servicios, el comercio minorista, alimentación pública, producción de mercancía menor, ciertas direcciones de la agricultura, en lo esencial, no cumplían todo el volumen de sus funciones socioeconómicas, acumulando un potencial crítico, en todos los estratos de la población. 

La falta de decisiones adecuadas y acciones oportunas de hecho venía aniquilando la base económica del socialismo --organización planificada de la economía nacional. Los factores externos, como lo fue la caída del precio del petróleo, y las manipulaciones destructivas internas, como la notoria campaña antialcohólica, al sumarse juntos sirvieron de factores suplementarios para profundizar la crisis. 

¿Por qué esto es importante hoy? Porque las causas de la destrucción del primer estado socialista, los factores favorables al triunfo de la contrarrevolución, en el año 1991, no son de menor importancia para el desarrollo del movimiento comunista internacional que las causas y factores de la realización de una revolución socialista. El capitalismo tiene fin. Y no se podrá evitar su inevitable final mediante las medidas tomadas hoy por las autoridades de estados separados y de agrupaciones de estados. Los que edificarán la sociedad nueva deberán estudiar atenta y sesgadamente las acciones de sus antecedentes históricos, analizando todos sus logros y errores de la misma forma que lo hicieron los fundadores del marxismo leninismo con respecto a la Gran Revolución Francesa, la Comuna de París y los levantamientos populares de la época anterior.


[1] Ensayos de historia del Partido Comunista de Letonia. 1893 – 1919. Riga, 1962. p. 419.

[2] А.А. Nosovich.-М., SRL "Algoritm", 2015, p.309.

[3] L.М.Vorobiova Historia de Letonia del Imperio Ruso a la URSS. ,-Moscú "FIV", 2011, p.359.

[4] Citado de J. Riekstiņš. "Transformaciones socialistas y lucha de clases en el campo de Letonia durante los primeros años de posguerra", Letonia al borde de las eras. Riga, Āvots. 1987.