A finales del siglo XIX, en las provincias de Liflandia y Kurlandia del Imperio Ruso (parte del territorio de la Letonia de hoy), un desarrollo tempestuoso del capitalismo tuvo lugar. Letonia, según la magnitud de la población, era tan solo un 1,5% de los habitantes del Imperio Ruso, sin embargo lа misma producía un 5,5% de todos los productos industriales. 62 300 obreros trabajaban en la industria mayor de Letonia. En la sociedad letona, surgían sus principales clases antagonistas, la burguesía y el proletariado industrial. En el curso de una contraposición sin concesiones, cada una de las partes comenzó en breve a formar sus organizaciones y a promover sus dirigentes.
Raíces históricas de contradicciones étnicas en el movimiento de izquierda y comunista de Letonia
La burguesía letona fue encabezada por representantes de las capas más acomodadas que fundaron, en 1868, la Sociedad Letona de Riga, Māmuļa (Madrecita). Los miembros de dicha sociedad no se identificaban separados de la monarquía rusa, aceptándola como un baluarte de su interés, tanto el de clase como el étnico nacional que estaba en proceso de formación.
Como contrapeso de los de la Māmuļa, emergió El Flujo Nuevo de los intelectuales democráticos letones. Fueron los primeros que empezaron la propaganda del marxismo en las provincias del Báltico contribuyendo a la germinación y el desarrollo del movimiento socialdemócrata. El periódico Dienas Lapa (Hoja de día) fue centro de ideas del Flujo Nuevo. Sus editores fueron Pēteris Stučka, futuro fundador del Partido Comunista de Letonia, y Jānis Rainis, poeta y traductor revolucionario letón, que posteriormente fue veterano del movimiento no bolchevique de la socialdemocracia de Letonia independiente.
El comienzo del movimiento revolucionario del Báltico o ¨subversión del Báltico¨ se refiere a los años 1880. Las relaciones de propiedad, diferencias étnicas y de clase que habían consolidado hasta la fecha fueron factor potente de desarrollo del interés de la población local hacia las ideas de los socialdemócratas. Tuvieron su base consolidada en las masas de obreros de la ciudad y del campo, entre los jornaleros. Y, lo que es importante de notar para comprender el camino ulterior de desarrollo de la socialdemocracia de Letonia, a partir de 1901, operaron aquí varias organizaciones que no fueron solamente letones sino también de socialdemócratas rusos y judíos.
En cuanto a la unificación de las fuerzas, la correlación era diferente. Así, los socialdemócratas rusos demandaban que los socialdemócratas letones también se unieran al partido dirigido centralizadamente. Los socialdemócratas letones entendían que, en la lucha contra el régimen zarista en Rusia, era necesario unificar todas las organizaciones en un solo partido, no obstante el deseo de conservar su identidad étnica, aunque fuera en cierto grado, se mantenía fuerte de todas formas, considerando ellos dicha unificación sólo sobre una base federativa.
Diferencia dе posiciones ha resultado insalvable después de varios decenios.
Durante muchos años, el internacionalismo consecuente era determinante en la actividad de los socialdemócratas, y después, comunistas letones. Sin embargo las raíces ideales de inflexión hacia el interés étnico nacional se mantenían llevando posteriormente a una crisis aguda del partido comunista de Letonia, en 1959, y a la separación del mismo, en el curso del proceso de descomposición de la URSS que venía cobrando fuerza en el año 1991.
En el mismo junio de 1904, en Riga, las organizaciones socialdemócratas letones convocaron su primer ilegal congreso que fundó el Partido Socialdemócrata Obrero Letón (PSOL). En la época, se unieron, en el mismo, cerca de 2500 personas, un 70% de los cuales eran obreros. El congreso creó el partido sobre el principio étnico nacional y federativo. El órgano central del partido, dentro del país, fue el periódico Cīņa (Lucha), y en el extranjero, la revista Sociāldemokrāts editada en Suiza.
Los socialdemócratas de otras etnias del territorio de Letonia operaron tanto como organizaciones de Rusia como el Bund. V.I.Lenin que luchaba decididamente contra el federalismo de partidos sometió a la crítica las decisiones aprobadas por el PSOL.
Al mismo tiempo, en los eventos revolucionarios del año 1905 desarrollados en breve, en Letonia, fueron los socialdemócratas locales los que encabezaron las amplias masas de obreros y campesinos. Evaluando los resultados de la revolución del año 1905, V.I.Lenin escribió: Durante la revolución, el proletariado letón y la socialdemocracia letona ocuparon uno de los primeros lugares de mayor relevancia en la lucha contra la autocracia y todas las fuerzas del antiguo régimen», fue «en la vanguardia de la insurrección armada, contribuyó más que nadie a la elevación del movimiento al grado supremo de insurrección. Fue él mismo, más que nadie, el que incorporó al proletariado agrícola letón y al campesinado letón en la gran lucha contra el zarismo y los latifundistas (Lenin V.I. Obras completas, Vol.19, pág.305, 306).
Los socialdemócratas letones conectaban estrechamente el éxito de su intervención en el territorio del Báltico con la victoria de la revolución de toda la Rusia. Proponían crear una república socialdemócrata de Rusia, en la cual Letonia se incorporaría como una región o territorio autónomo. No en balde el más relevante socialdemócrata y poeta letón Jānis Rainis intervino, en la fecha, con la consigna de Letonia libre en Rusia libre.
Pasados dos años después de la fundación del PSOL, en el movimiento socialdemócrata de Rusia surgió la opinión de la necesidad de unificación de todas las fuerzas. En el congreso IV (de unificación) de Estocolmo (abril – mayo de 1906), el PSOL, Bund y el PSD de Polonia se incorporaron en el partido unido socialdemocrático de Rusia. Convirtiéndose en una organización territorial autónoma dentro del PSOR, los socialdemócratas letones adoptaron un nombre nuevo, Socialdemócratas del Territorio de Letonia (STL).
La unión formal encubrió, por un tiempo, pero no terminó las discrepancias dentro del STL. En los períodos de auge de actividad revolucionaria, se apaciguaban, reapareciendo en el tiempo de la marea baja revolucionaria y fortalecimiento de la reacción.
Los errores cometidos en la táctica política causaron un daño serio a la consolidación y la autoridad del partido entre los trabajadores. Se puede ver de una forma especialmente gráfica en las decisiones y su realización práctica por los socialdemócratas, y posteriormente también por los comunistas letones, en el campo de transformaciones agrarias.
Así, en el curso de las actividades realizadas por el gobierno de ISKOLAT, en 1918, se realizó la confiscación de las haciendas latifundistas y la creación de haciendas soviéticas en las mismas. Aconteció de conformidad con la posición sostenida por los bolcheviques letones (P.Stučka, F.Roziņš y otros), que, ya antes de la Revolución de Octubre, habían intervenido contra la división de los terrenos de latifundistas considerando que los mismos deberían conservarse como empresas agropecuarias de envergadura. En la práctica, ello condicionó el hecho de que los campesinos simplemente robaran el inventario socializado a favor de sus propiedades y sabotearan los trabajos del terreno de la hacienda socializada. El hábito adoptado por los campesinos letones, durante siglos pasados, de tener sus haciendas en caseríos privados no pudo ser rápidamente abolido por la resolución del ISKOLAT. Además la misma fue contradictoria del decreto Sobre la Tierra ratificado por el Congreso II de los Sóviets de toda Rusia, que trató sobre la división de los terrenos nacionalizados de latifundistas entre los campesinos. La semejante prisa en las transformaciones revolucionarias, en el medio campesino tan sensitivo frente a cualquier tipo de innovaciones, no solamente ahuyentó al campesinado de los bolcheviques letones sino también introdujo lecturas diferentes en las mismas filas del partido.
Desgraciadamente, la intención de introducir nuevas transformaciones socialistas, sin haber realizado un trabajo político suficiente para preparar masas a asimilarlas, se demostraba en la actividad de los eslabones dirigentes de los comunistas letones, también en períodos posteriores.
La controversia de ánimos en relación con el Poder Soviético, después de haber liberado Letonia de la ocupación hitleriana, fue pronosticable. Entre la población que esperó el Ejército Rojo, hubo mucha gente que odiaban a los hitlerianos, y la cuestión de régimen político, en el momento dado, no representaba para ellos una importancia principal. También habían personas que, odiando a los Nazis y esperando la llegada del Ejército Rojo, esperaban que, después de la guerra, no surgieran fenómenos de construcción de una vida nueva que no les había gustado, durante el período de 1940 a 1941.
Una parte antisoviéticamente orientada de la población (capas nacionalistas de la ciudad y del campo) quería restablecer el orden burgués de la ¨vieja Letonia¨. Al mismo tiempo, estas fuerzas estaban conscientes de la falta de perspectivas de su situación y de la falta de sentido de una lucha contra los vencedores. Por eso, al aproximarse el Ejército Rojo hacia el territorio de Letonia, representantes del escalón superior de asistentes de los alemanes, así como los contrarios al orden Soviético no relacionados con unа asistencia activa, se fueron junto con los alemanes o emigraron a diferentes países occidentales.
Combatientes retirados a la reserva del Cuerpo 130 de fusileros letones, como también antiguos guerrilleros y clandestinos, formaron el núcleo básico del personal étnico nacional de Letonia Soviética. A poco tiempo después de la guerra, en febrero de 1946, las elecciones del Sóviet Supremo de la URSS tuvieron lugar, durante las cuales el pueblo letón tuvo la posibilidad de expresar su voluntad. La aplastante mayoría de la población local de Letonia, no obstante las amenazas y el terror de ¨los hermanos de bosque¨ (formaciones armadas nacionalistas, incluyendo antiguos asistentes de los Nazis), participó en las elecciones manifestando de hecho su deseo de vivir y formar parte de los procesos sociales dentro de la Unión de RSS. Ello confirmó la opinión del presidente de los EEUU F.Roosvelt que había propuesto a Stalin a realizar un plebiscito, en las repúblicas del Báltico, el cual no dudaba de que ¨los pueblos de estos países votarían por la incorporación en la Unión Soviética de la misma forma consolidada que lo habían hecho en el año 1940¨ (Registro de la conversación de 1ro de diciembre de 1943 entre J.V.Stalin y F.Roosvelt. – La Unión Soviética en conferencias internacionales del período de la Gran Guerra Patria de 1941 a 1945. Conferencia de Teherán de los dirigentes de las tres potencias aliadas – URSS, EEUU y Gran Bretaña. 28 de noviembre – 1ro de diciembre de 1943).
Hay que creer hecho indudable el que los comunistas de Letonia siempre hayan tenido un programa suficientemente argumentado teórica y políticamente en cuestiones nacionales étnicos. Se conoce universalmente el internacionalismo de los bolcheviques letones y de los fusileros rojos letones.
Sin embargo, por desgracia, en el período de la posguerrade la construcción socialista en la república, en el medio ambiente de sus dirigentes partidistas surgen actitudes diferentes en relación con la práctica y el ritmo de implementación de la industrialización de la economía nacional, el significado del factor nacional étnico en el trabajo político del partido en las condiciones de la creciente internacionalización de los colectivos laborales. Las raíces de las discrepancias de enfoques hacia la correlación entre lo nacional y lo internacional, en un período concreto de la construcción del socialismo, resultaron vivas desde los tiempos de las discusiones antiguas entre los socialdemócratas letones y rusos.
Fue esta circunstancia la que causó una crisis aguda en la dirigencia de la RSS de Letonia en 1959 la cual necesitó una investigación especial y una discusión de sus resultados, en una sesión del Presidium del CC del PCUS y del Pleno del CC del Partido Comunista de Letonia. Las decisiones correspondientes en lo referente al personal y la política resultaron finalmente insuficientes para erradicar errores cometidos por los comunistas de Letonia y para restablecer totalmente la confianza de los trabajadores hacia el partido.
Las deficiencias y contradicciones de actividades de los comunistas de Letonia que estaban enmascarados de la forma más decisiva, durante muchos años, volvieron a salir a flote a finales de los años 80, comienzos de los 90 del siglo pasado, conduciendo primero a la división y luego a la derrota total del partido comunista de Letonia en la crisis política que culminó con la descomposición de la URSS.
Sobre la influencia de la cuestión nacional en la actividad del Partido Socialista de Letonia en las condiciones actuales
Los representantes equivocados de los trabajadores de los países cuyas clases dirigentes todavía tan solo se asignan como objetivo la incorporación en la Unión Europea a menudo cándidamente suponen que los principios declarados de libertades civiles y derechos humanos son valores sagrados de la Unión. Y cualquier país que tiene problemas similares se librará de los mismos al entrar en este ¨club de valores democráticos¨.
Por otro lado, existen partidos europeos de la izquierda, desde socialdemócratas hasta comunistas, que ocupan posiciones oportunistas y reconocen los principios de la democracia burguesa como base de sus actividades. Aceptándolos no solamente como herramientas de lucha sino también como su plataforma ideológica.
En este aspecto quisiera que se preste atención a la situación de Letonia, en la cual, como también en algunos otros países de la revancha capitalista, la situación de los principios democrático resultó ser ¨un cristal aumentador¨ que demuestra gráficamente la falsedad de los propagandistas de libertades y valores burgueses.
En agosto de 1991, literalmente a partir de las primeras horas del restablecimiento del orden burgués, se prohibió no solo el Partido Comunista de Letonia (y sus dirigentes fueron detenidos) sino también todas las organizaciones sociales que se sospecharan como no leales hacia el poder burgués nuevo. Entre las mismas, aparecieron hasta las infantiles y las juveniles, así como la sociedad de los veteranos de la Segunda guerra mundial y del movimiento de la guerrilla de resistencia contra los Nazis.
Más aún, en varias ciudades grandes (Daugavpils, Rēzekne), y en distritos administrativos de la capital, donde debido a la composición proletaria de electores se eligieron Consejos de mayoría de diputados comunistas-internacionalistas, los mismos fueron eliminados. En vez de los órganos de poder legalmente elegidos (además, elegidos de conformidad con las nuevas leyes, sobre la base alternativa!) se designaron administradores del gobierno. En julio de 1992, sin asumir ningún procedimiento judicial, se expulsaron del Consejo Supremo de la república los 14 deputados de la fracción de Derechos Iguales que se oponían a la restauración del poder de la burguesía nacional. ¨La democracia¨ burguesa se introdujo a través de la dictadura burguesa, en Letonia.
Todos los órganos de poder fueron llamados provisionales porque se estaba en vísperas de unas nuevas elecciones que, según declaraba el nuevo poder burgués, serían ya democráticas, pudiendo los habitantes elegir a quien quisieran. Nada semejante, por supuesto, aconteció.
Primero, con el pretexto del principio de sucesión del estado burgués de Letonia de los años 20-30 del siglo pasado (continuidad), el parlamento de una Letonia ¨restablecida¨ retiró la ciudadanía y el derecho correspondiente de elegir y ser electo a más de 700 000 (un tercio) de los habitantes del país. El cinismo particular de la situación consistió en el hecho de que se quitaba la ciudadanía a electores de la misma composición de los diputados parlamentarios. A razón de causas históricas los sin ciudadanía principalmente resultaron habitantes ruso-hablantes de ciudades y obreros de empresas industriales mayores que fueron alejados así de la posibilidad de influir en la situación política del país.
Seguidamente, a varios miles personas más, militantes de las organizaciones que fueron prohibidas, se les privó el derecho electoral pasivo (derecho a ser electo), basándose sobre la retroactividad de la ley. Además, para retirar esta prohibición en relación con los disidentes de los comunistas nacionalistas como también a la masa cobarde y sin principios que estaba esperando a quien ganara, en la ley especial como base de prohibición se usó la fórmula no de militancia sino ¨acciones activas¨. Cobardes y traidores de antiguos ¨comunistas¨ eran necesarios para el poder burgués…
Además, cabe tener en cuenta que todos los recursos financieros y materiales del Partido Comunista de Letonia prohibido: cuentas bancarias, edificios, tipografías y vehículos fueron confiscados, los periódicos cerrados, el acceso a medios de comunicación electrónicos bloqueado. Las ¨elecciones democráticas¨ burguesas se implementaron mediante la limitación de los derechos y libertades de una parte considerable de los electores.
No obstante, durante las elecciones parlamentarias de 1993 года, el Partido Socialista al reunir representantes de las fuerzas democráticas y de izquierda pudo introducir en el parlamento a siete diputados (el Saeima de Letonia tiene 100 asientos de diputados). Varios compañeros nuestros fueron diputados del poder local.
Además de una clara orientación social y clasista de dichas prohibiciones (como se mencionó antes, los consejos locales fueron disueltos en los lugares donde obreros eran mayoría electoral), las acciones del poder burgués tuvieron un evidente matiz nacionalista, desde la concesión de privilegios étnicos en el ámbito del empleo, el servicio público y la distribución de activos tangibles en el proceso de la desnacionalización, hasta la xenofobia absoluta en la regulación del uso del lenguaje y la organización de la educación.
Una serie de leyes y enmiendas legislativas en el ámbito del uso del idioma prácticamente expulsó el idioma ruso de la comunicación oficial y la educación superior. Después, primero parcialmente, y en el día de hoy, prácticamente en su totalidad, el uso de cualquier otro idioma que no sea letón se ha prohibido bajo la amenaza de multas y despidos en otros ámbitos de la sociedad: escuelas privadas primarias y de educación superior, las empresas privadas. Este año, pasarán al idioma letón los establecimientos docentes estatales que hayan tenido hasta el momento el estatus de escuelas de minorías étnicas¨, en los grados mayores en completo, excluyendo cierta cantidad de horas de estudio de su propio idioma natal.
Para entender la agudeza del problema hay que tener en cuenta el hecho de que Letonia nunca ha sido territorio ni país monoétnico ni monolingüístico. La situación existente de idiomas de la población es algo parecida a Bélgica: una composición étnica variada, en el este, hasta con mayorías rusas y bielorrusas en algunos municipios, regiones rurales casi completamente letones de la parte central y occidental y números considerables de habitantes ruso-hablantes de la capital y las ciudades del litoral marítimo. En Riga (año 2018) viven un 46.8% de letones y un 37.1% de rusos. Representantes de otros grupos étnicos (los mayores, bielorrusos y ucranios) también usan el ruso en su comunicación.
(https://infogram.com/etnicheskij-sostav-naseleniya-rigi-1hmr6glo3qqz4nl )
Hoy Letonia participa en una serie de uniones y organizaciones imperialistas, tales como la UE y el Consejo de Europa, de hecho abiertamente ignorando los artículos de las convenciones internacionales y las declaraciones del ámbito de los derechos humanos y de los derechos de minorías étnicas, declarados verbalmente por dichas uniones y organizaciones. Entre ellos, los actas de índole más fundamental, como lo es la Declaración universal de los derechos humanos del año 1948. Violado: Art. 2 (Ley del idioma de Letonia), Art. 11 (retroacción de la fuerza de la ley en relación con la militancia del partido comunista y organizaciones sociales del tiempo soviético), Art. 15 (Leyes de ciudadanía), Art. 19 (prohibición de la ideología y prohibiciones en el ámbito de valoración de acontecimientos históricos), etc. (http://www.un.org/ru/documents/decl_conv/declarations/declhr )
Propiamente dicho, las autoridades de Letonia han violado CASI TODOS (!) los artículos de este acta internacional básico de los derechos, pero ello no ha causado ninguna sanción por parte de la ¨comunidad internacional¨ ni las organizaciones internacionales mencionadas, salvo unas ¨recomendaciones¨ que no obligan a hacer nada.
Por supuesto, para las personas que comparten la ideología comunista esto no tiene nada inesperado, los marxistas conocen muy bien el carácter falso e hipócrita de la democracia burguesa y la actitud verdadera de los capitalistas y de los políticos y funcionarios asalariados por ellos en relación con los derechos de las personas. Sin embrago, no será complicado de imaginar la reacción de los socialdemócratas y liberales ¨de izquierdas¨ de Europa, si en la citada Bélgica, por ejemplo, se comience administrativamente a transformar la educación escolar del idioma francés al neerlandés. Y a los padres indignados, a nivel oficial, se les propusiera “irse a su Francia y educar a sus hijos en francés allí”…
En Letonia excesos semejantes ocurren en diferentes ámbitos ya durante casi tres decenios mientras que se mantienen absolutamente impasibles todas las instituciones oficiales de la UE y los famosos partidos políticos y personajes políticos incluyendo los llamados ¨de izquierda¨ y socialdemócratas. Sin embargo, para nosotros otra pregunta sería más actual: ¿por qué son igualmente impasibles frente a lo que ocurre los trabajadores de Letonia, tanto los cuyo idioma natal es el ruso como los que tienen el letón como su idioma natal? Por cierto, ya se sabe la respuesta a esta pregunta: es porque los destructores del socialismo lograron dividir el proletariado sobre la base de su pertinencia étnica, la cual objetivamente se determina por el factor del idioma en Letonia.
Es necesario señalar también el factor del interés material. En el mismo comienzo de la destrucción del socialismo se prometió restablecer no solo el estatus de la propiedad privada sino también los bienes nacionalizados a sus antiguos propietarios. Se supuso con ello, por ejemplo, terrenos agropecuarios y bosques. El área promedio de parcela campesina es de 30-50 ha y los herederos potenciales que formalmente pertenecen al proletariado se imaginaban bien su valor. Por las causas antes descritas, la mayoría de dichos herederos eran letones y su interés material privado entraba en contraposición con su interés de clase.
Luego, al recibir el poder, literalmente a partir de los primeros años de restauración del estado burgués, los políticos dirigentes comenzaron a decir que ¨las industrias habían sido artificialmente impuestas¨ y Letonia puede perfectamente prescindir de todas estas plantas. A los empleados se les aconsejaba estar tranquilos en relación con su liquidación, aún más que se abría perspectivas para estar empleados en el ámbito de administración pública. Es verdad: un estado separado necesita mucho más funcionarios-administradores que una república de la antigua Unión, y el número de empleados de administración pública, en Letonia, ha aumentado casi cinco veces en comparación con la RSS de Letonia. Y es un trabajo de prestigio y sueldo elevado.
Aquí cobran fuerza otros factores de la tecnología burguesa de la división de la unidad de los trabajadores – el factor étnico (del idioma) y de privación de la ciudadanía. Es así como se ven, por ejemplo, las diferencias de posibilidades del empleo para los ciudadanos y los no ciudadanos: https://www.russkie.org.lv/sites/default/files/rights-differences.pdf(Приложение 1)
Por supuesto, no todos los letones han podido hacerse funcionarios de administración pública. Pero, en el proceso de desindustrialización de Letonia y de aumento del paro en el sector industrial de la economía, cualquier trabajo del ámbito público (desde la educación y medicina hasta el mantenimiento de las redes de ingeniería) se hacía atractivo por ofrecer no solo sueldos altos sino también garantías sociales. En su totalidad, en el ámbito del presupuesto público de Letonia, son ocupados cerca de doscientos cincuenta mil empleados (de aproximadamente un millón de toda la población apta para trabajar). Además, los ámbitos del negocio privado tales como, por ejemplo, la construcción vial, algunas ramas de transporte, etc. Existen prácticamente a cuenta de contratos públicos y por ello dependen de los políticos dirigentes.
La contracción frente al desarrollo de elementos pequeño burgueses entre los trabajadores, la superación de la indiferencia de unos y del miedo al despido y la represión de otros quedaron obstaculizadas por una política bien calculada de las autoridades burguesas. El proceso de recorte de las garantías sociales ocurría bastante lento, manteniéndose los restos de los logros socialistas de los trabajadores, durante los primeros años posteriores a la restauración del capitalismo. La educación superior se hizo notablemente pagable solo a finales de los años 90 del siglo pasado (una parte de las especialidades siguió presupuestada de los fondos públicos, pero solamente estudiando en letón). La transición a la medicina totalmente pagada en general está planificada solo este año. Esto hizo posible conservar ilusiones sobre la ¨preocupación por parte del estado¨. En cuanto a los salarios y las garantías sociales para los empleados del ámbito de la administración pública, una parte de los mismos se ha conservado, otros (para los funcionarios del nivel medio y superior) han sido repuestos por remuneraciones monetarias más altas que superan muchas veces los salarios de funcionarios en el socialismo.
Al incorporarse en la Unión Europea, surgió la posibilidad de usar posibilidades financieras esenciales en forma de subvenciones y subsidios. Y a los propietarios de haciendas campesinas en general se les ofreció la posibilidad de jubilarse a los 50 años (para otras categorías de los trabajadores la edad de jubilación queda aumentada hasta 65 años para el año 2025, en 2018 – 62 años 9 meses). Como ya se mencionó, la mayoría absoluta de la población rural son letones. Por lo tanto, los empleados una planta destruida en el proceso de la desindustrialización manual tuvieron posibilidades muy diferentes dependiendo de su origen étnico: ser simplemente arrojados a la calle o conseguir un empleo en el sector público, habiendo recibido además una hacienda campesina hereditaria con todos los citados beneficios y las oportunidades mencionadas.
Incluso la ¨reforma educacional¨ ampliamente discutida hoy tiene por objetivo no solo la movilización de los electores letones sobre la base de emociones nacionalistas sino también la provisión de lugares de trabajo para los maestros despedidos por liquidación de pequeñas escuelas rurales letonas. Se les provisionará a cuenta de los maestros rusos despedidos de escuelas de las ciudades donde la educación deberá ser ahora en letón…
Como resultado tenemos el aburguesamiento de la parte letona de los trabajadores comprados por las dádivas del ¨estado nacional¨ y la marginalización del proletariado ruso-hablante que se dedica a supervivir de la forma elemental.
Las consignas del poder burgués a la ¨unidad étnica de los letones ¨sin dependencia de la estratificación clasista de la sociedad son reforzadas con preferencias materiales notables y es prácticamente imposible contrarrestar a estas opiniones solo por el trabajo ideológico, instructivo y propagandístico. La parte ruso-hablante de los trabajadores privada de dichas preferencias comienza a orientarse a la Rusia capitalista, adoptando positivamente no solo algunos elementos del pasado soviético conservados allí, como la celebración de la victoria sobre la Alemania nazi, sino también los aspectos liberales, imperialistas y nacionalistas propagados por los representantes de la capa gobernante de Rusia.
La táctica política internacionalista del PSL, en esta situación, se concibe algunas veces como lo famoso de ¨estar sentado en dos sillas¨. Si usamos esta imagen para aclarar nuestra posición, el PSL no está sentado sino está de pie entre las dos sillas: en una de ellas están los trabajadores letones, en la otra – los ruso-hablantes. Gracias a los esfuerzos de las burguesías letona y rusa ¨las dos sillas¨ tienen una pata partida, y ellos tratan de inclinarlas hacia su lado o por lo menos desestabilizarlas. Y nosotros tratamos de impedirlo, sosteniendo esta base inestable del proletariado actual de Letonia…
Por supuesto, la situación de las relaciones interétnicas entre los trabajadores y la influencia de este factor en la conciencia de clase se diferencian notablemente en cada país. La orientación hacia la conciencia nacional propia de masas puede tener un carácter progresista en los países que luchan por la liberación frente a la agresión imperialista o las manifestaciones del neocolonialismo. En los países de la antigua URSS, el nacionalismo se manifiesta como factor claramente reaccionario utilizado exitosamente por la burguesía local y globalista para minar la unidad de la clase obrera.
Es bastante evidente que a partir de la creación del estado socialista en Rusia, en el año 1917 y hasta la contrarrevolución burguesa de los años 90 del siglo pasado, el comportamiento de las masas trabajadoras en la URSS y los antiguos países socialistas de la Europa del Este nos demuestra gráficamente que este factor es claramente subvalorado en la teoría marxista y necesita una investigación seria. La importancia de este factor se señalaba por V.I.Lenin: ¨El nacionalismo burgués y democrático burgués, reconociendo verbalmente la igualdad de las naciones, de hecho defiende (a menudo en secreto, a espaldas del pueblo) ciertos privilegios de una de las naciones y siempre se esfuerza por lograr mayores beneficios para "su" nación (es decir, para la burguesía de su nación), por la separación y demarcación de las naciones, por el desarrollo de la exclusividad nacional, etc.. Hablando sobre todo de "cultura nacional", enfatizando lo que separa a una nación de otra, el nacionalismo burgués divide a los obreros de diferentes naciones y los engaña con sus "consignas nacionales"¨. (V.I.Lenin, Obras completas, Т.24, P. 236)