El carácter clasista de la cuestión de la mujer y su desarrollo. La responsabilidad del Partido Comunista para la emancipación de la mujer


Eleni Mpellou Miembro del Buró Político del CC del Partido Comunista de Grecia-KKE

La percepción y la política comunista sobre la desigualdad de las mujeres

En las obras del comunismo científico, la investigación histórica sobre la posición socio-económica, legislativa y en general cultural de la mujer en cada formación socio-económica está relacionada con el análisis de la estructura de clases de la sociedad y el descubrimiento de las leyes científicas que rigen las relaciones sociales predominantes, en primer lugar, las relaciones de propiedad y de producción/distribución. Una obra cumbre de Fr. Engels es "La procedencia de la familia, la propiedad privada y el Estado". El análisis materialista dialéctico de la posición de la mujer en la sociedad se encuentra en varias obras de los fundadores de la ideología comunista con referencias especiales no sólo a nivel analítico-teórico, sino además a nivel político. Estas referencias conciernen no sólo las condiciones de la lucha de clases en el capitalismo, sino además las condiciones de la construcción socialista, después de la victoria de la revolución socialista y el establecimiento del poder obrero revolucionario.

La victoria de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia, el 25 de octubre (o, según el nuevo calendario, 7 de noviembre de 1917), nos hace recordar que Lenin como dirigente del Partido Comunista de los bolcheviques contribuyó para que entre las primeras medidas legislativas de carácter revolucionario se incluyeran algunas relativas a la abolición de las discriminaciones contra la mujer obrera, campesina, y en general las trabajadoras. Se trataba de medidas que otorgaban a las mujeres iguales derechos con los hombres dentro y fuera de la familia, establecieron el derecho a elegir y ser elegida, a decidir sobre la maternidad sin otras condiciones previas, y además establecieron plenos derechos para los hijos nacidos fuera de matrimonio. Al mismo tiempo, reconocieron y apoyaron prácticamente el derecho de las mujeres al trabajo social, lo cual es una condición previa fundamental para su emancipación económica.

Esto significó la creación de las condiciones económicas, sociales y políticas para que las mujeres pudieran participar en la construcción de la nueva sociedad socialista, para participar en las actividades sociales y económicas en igualdad con los hombres.

La importancia así como el carácter cualitativo-revolucionario de tales medidas se pueden destacar sólo si se sitúan en sus dimensiones históricas, en las condiciones de transición a la construcción socialista en Rusia que, a pesar de que fue capitalista, se caracterizaba por una desigualdad profunda y por un atraso pre-capitalista con la existencia de vestigios feudales significativos en varios sectores de la vida social.

Sin embargo, incluso en comparación con los Estados capitalistas avanzados de entonces en Europa, las medidas legislativas y prácticas del nuevo poder soviético eran sin precedentes, tuvieron un impacto en las conquistas incluso en sociedades capitalistas, señalaron un nuevo capítulo en el desarrollo de la humanidad, en "su transición de la barbarie a la civilización".

La posición política de Lenin sobre medidas que librarían a las mujeres de la esclavitud de las labores duras y mezquinas del hogar, como por ejemplo la creación de lavanderías públicas, de comedores en los centros de trabajo, una amplia red de guarderías de niños, medidas para la preservación de la salud de las mujeres, sobre todo de las embarazadas, de las mujeres en lactancia, el no traslado de madres y de niños hasta los 12-14 años lejos de su lugar de residencia por motivos de trabajo; todo ello debe ser evaluado en su contexto histórico.

Por ejemplo, es una cosa que las mujeres entren en la producción social con un nivel de educación general y de especialización, y es otra cosa si tienen que confrontar al mismo tiempo su analfabetismo. Es diferente si la especialización de las mujeres se logra en esencia a través de las "tareas domésticas" (por ejemplo coser,tejer etc) y si pasa por un nivel unificado de especialización para ambos sexos. Más aún, es una cosa que la construcción socialista comience con una tasa muy baja de mano de obra asalariada en la población activa como en Rusia (aproximadamente el 20% de hombres-mujeres, con la participación femenina en el 31% de la mano de obra) y otra cosa que comience con una tasa de mano de obra asalariada muy alta (más de 60% con la participación de mujeres aproximadamente al 50%).

Cabe recordar que la construcción socialista empezó en un país que entonces no estaba electrificada, ni había lavadoras eléctricas, cocinas u otros electrodomésticos. En el imperio zarista predominaba el analfabetismo, mientras que la participación de la mujer en la producción social, en los transportes, en los servicios sociales, sólo en los departamentos avanzados era comparable con países como Alemania, Francia, Gran Bretaña, a los que la Primera Guerra Mundial había dado un impulso.

Los resultados rápidos e impresionantes en cuanto a los derechos laborales, sociales y políticos, la posición general de las mujeres en la sociedad de la construcción socialista y su impacto en el mundo capitalista, destacan el enorme potencial de las relaciones comunistas. La única manera de abordarlas es tomando en cuenta su contexto, ajustándolas al nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas, así como resaltar que las relaciones capitalistas son un obstáculo para la satisfacción de las necesidades contemporáneas.

El libro de Alexandra Kollontai "La mujer en el desarrollo social" (1925) es muy revelador respecto al contenido de la intervención política e ideológica del poder obrero revolucionario bajo la dirección del Partido Comunista de Rusia (bolchevique).1

Kollontai, al igual que Lenin, utilizó la consigna de "liberación de las mujeres de sus ollas y sartenes". Hoy día, debido al desarrollo de las fuerzas productivas, la "esclavitud del hogar" implica condiciones técnicas y sociales diferentes de las que existían hace un siglo. En una gran parte del capitalismo mundial, las mujeres ni se lavan la ropa a mano, ni usan cocina de leña. Cabe decir que estos fenómenos todavía existen incluso en el capitalismo contemporáneo, particularmente en amplias zonas de Asia, África y América Latina. Incluso en las sociedades capitalistas más desarrolladas existen amplias zonas de mujeres, y hombres, sin hogar, debido al desempleo a largo plazo y a la miseria. Al mismo tiempo las mujeres refugiadas y sus hijos, incluso en países de Europa como Grecia, viven en condiciones miserables.

El fenómeno de los refugiados nos ha hecho conocer de cerca no solamente las discriminaciones extremas a expensas de las mujeres, sino además la brutalidad de fenómenos como la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado de menores de edad, la bigamia de los hombres, tradiciones anacrónicas -que están envueltas del estatus de las doctrinas religiosas predominantes- que obligan a las mujeres cubrirse la cara y el cuerpo.

Se trata de residuos pre-capitalistas que han sobrevivido en las sociedades capitalistas donde el Islam todavía desempeña un papel especial. Cabe recordar que el cristianismo, especialmente el catolicismo, había impuesto también sus propios puntos de vista y prácticas reaccionarias (p.ej. el no reconocimiento de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el no reconocimiento del divorcio, de la interrupción del embarazo etc.), incluso la Inquisición y la quema de "brujas".

El comunismo científico reveló que los factores económicos-sociales formados históricamente convirtieron el trabajo social de la mujer en trabajo individual-familiar y en el transcurso de miles de años nuevos factores económicos-sociales lo convirtieron de nuevo en social.

La causa de la discriminación adicional de la mujer -es decir en relación con el hombre- tiene raíces muy profundas en la historia del desarrollo social. No fue así en todas las sociedades. Esto ocurrió cuando la sociedad quedó dividida en clases, hace miles de años, cuando la productividad de trabajo estaba en niveles muy bajos, y empezó a expandirse en los sectores donde trabajaban los hombres, mientras que estaba más limitada en los sectores donde trabajaban las mujeres. Sobre la base de aquel nivel de desarrollo de la sociedad para la protección de la reproducción de la especie, las mujeres no podían superar sus diferencias biológicas con los hombres, que las hacían más vulnerables a la naturaleza.

En aquellos años antiguos, cuando surgió por primera vez la oportunidad de que algunos vivieran a expensas de otros, que algunos explotaran el resultado del trabajo de los demás, concentrando en sus manos los medios de producción, fue cuando el trabajo de las mujeres perdió su carácter social y las mujeres fueron subordinadas a los hombres. Ni siquiera las mujeres de la clase que estaba en el poder tenían los mismos derechos que los hombres.

Pero esta situación tenía sus excepciones. Había mujeres con privilegios, había reinas tanto en la sociedad esclavista como en la sociedad feudal, y además había mujeres con un papel destacado en las artes, en las ciencias, en las luchas sociales, mujeres tejedoras, trabajadoras en las antiguas ciudades griegas, en la sociedad esclavista de la antigua Roma etc.

La industria capitalista ya a partir del siglo XVIII y sobre todo en el siglo XIX creó las condiciones para que el trabajo de las mujeres adquiriera un carácter social extenso a través de las máquinas. Todo el trabajo que realizaban las mujeres en los años anteriores en el hogar (en sentido amplio o más estrecho) adquirió un carácter social:tejer, coser, hilar la lana, procesar la seda, hacer varias artesanías.

Los empleadores capitalistas crearon ejércitos de obreras a las que no reconocían los derechos de los obreros. A ellas les pagaban menos, les obligaban a trabajar más horas, les utilizaban como amenaza contra las conquistas de los hombres. Por esta razón, los trabajadores a menudo se ponían en contra no de los capitalistas-empleadores, sino contra las obreras.

Hubo un período cuando ni siquiera podían unirse a los sindicatos. Así que se formaron separadamente sindicatos de mujeres, se llevaron a cabo huelgas separadas, manifestaciones de obreras, como el día 8 de marzo de 1857 en Nueva York.

En las revoluciones burguesas, como en Francia en 1789 y más tarde, en el siglo XIX, así como en la Comuna de París (1871) había una clara participación de mujeres, no sólo pequeñoburguesas y campesinas sino además obreras (lavanderas, floristas, costureras).

La participación de las mujeres durante el período revolucionario en Rusia, de febrero de 1917 hasta la Revolución Socialista de Octubre, fue impresionante.

Hoy todo esto, hasta cierto punto, es parte de la historia. Pero si no lo conocemos, no podemos combatir eficazmente las causas de la desigualdad contemporánea de las mujeres de la clase obrera, de las capas populares, no podemos entender el carácter clasista de la cuestión de las mujeres en nuestra época.

La expresión contemporánea de la cuestión de la mujer

El desarrollo de las fuerzas productivas, principalmente su expresión capitalista, trajo una relativa independencia económica para las mujeres de los hombres (según los datos de la Unión Europea hoy2 la tasa media de empleo entre las mujeres es 63,5% de la población femenina capaz de trabajar en la UE). Esta realidad llevó, con un largo retraso, al respectivo ajuste legislativo. Por ejemplo, desde hace décadas se estableció igual salario para igual trabajo, mientras que en la práctica la brecha salarial sigue siendo grande.3 El estudio "Índice de Mujeres en el Trabajo"4 de PwC, de abril de 2017, con datos de 2015, evalúa que "La mujer trabajadora promedio de la OCDE percibe 16% menos que su homólogo masculino, a pesar de estar igualmente o mejor calificada". Cabe destacar que este es el promedio, lo cual significa que de un país a otro todavía existen grandes variaciones.

Sin embargo, lo que es general en todo el mundo capitalista es la inseguridad de las trabajadoras asalariadas y de las trabajadoras por cuenta propia, la falta de un horario de trabajo diario y semanal estable, la intensificación del trabajo sin que las mujeres se hayan liberado esencialmente del cuidado y de la responsabilidad personal no sólo para la reproducción de su propia fuerza de trabajo, pero además de la de sus hijos, a menudo de su marido desempleado, o para el apoyo financiero de los padres que no tienen seguridad social etc. En esencia, lo que debería ser un derecho social se ha convertido en un asunto individual .

Por lo tanto, la independencia económica de las mujeres de los hombres no podía asumir el carácter de una verdadera liberación económica y social en condiciones de relaciones sociales de explotación. Las mujeres no han sido liberadas de la coerción económica y social clasista, mientras que los hombres tampoco han sido liberados.

Hoy día en Grecia y en un gran número de Estados capitalistas, se han suprimido formal y legalmente varios obstáculos anacrónicos en relación con el derechos de las mujeres a la educación, se ha modernizado el derecho familiar y de herencia, se ha efectuado la afluencia masiva de las mujeres en el trabajo social. Sin embargo, todo este progreso social no refuta la posición desigual de la mujer en las condiciones de la sociedad capitalista.

La desigualdad con nuevas formas en las condiciones contemporáneas, a menudo se reproduce en el nombre de la igualdad entre hombres y mujeres. De esta manera se abolieron las disposiciones positivas para las mujeres (p.ej. menor edad de jubilación etc.).

Se hace más difícil entender la existencia de la cuestión de la mujer, sobre todo por mujeres jóvenes, estudiantes, mujeres con conciencia de clase, sindicalistas, e incluso comunistas.

Las mujeres jóvenes antes de experimentar los problemas sociales relacionados con la maternidad, la familia, entienden como mucho la naturaleza clasista de los problemas generales o si tienen experiencias negativas en la familia, en la escuela, en el centro de trabajo respecto la postura de los hombres (p.ej. un comportamiento de deprecio, vulgar o incluso violento) adoptan puntos de vista que dicen que se trata de una sociedad dominada por los hombres.

Estos puntos de vista a menudo se adoptan por fuerzas políticas oportunistas con raíces en el movimiento comunista, están decorados por un sentido de liberalismo general, reemplazando la consigna anterior "no pertenezco a mi padre, no pertenezco a mi marido, pertenezco a mi misma", por la consigna de "identidades de género".

Al mismo tiempo, se observa un ajuste refinado de la posición y de los argumentos de las mujeres que representan a los partidos burgueses.

Por ejemplo, en nuestro país hace pocos meses, tuvo lugar una conferencia sobre "La harmonización de la vida familiar y profesional en la época de la crisis" que fue organizada por la delegación griega del Lobby Europeo de Mujeres. Los oradores no dudaron en describir con objetividad los problemas diarios de la mujer trabajadora, de admitir el deterioro de sus condiciones de vida p.ej. la reducción y no el aumento de las guarderías de niños, la alto porcentaje de mujeres desempleadas o empleadas a tiempo parcial, la responsabilidad individual para la atención a los mayores de edad, de las personas discapacitadas en la familia etc.

Una ex ministra del partido de la Nueva Democracia5 y actualmente eurodiputada habló de derechos "ciudadanos", de hombres y de mujeres, distanciándose de teorías extremas sobre sociedades dominadas por los hombres. Se atrevió a admitir que hay un retroceso en cuanto a la seguridad en el trabajo en el sector público y privado incluso en comparación con el año 2000. Dijo que el esfuerzo para mejorar la situación debe empezar por el Estado. Pero sostuvo que "los padres deben pagar las guarderías de niños" (refiriéndose a las guarderías públicas y estatales). Se posicionó a favor del permiso parental para los padres sobre la base de la idea que "quizás el permiso parental debería darse a él que no tiene un puesto de trabajo envidiable o importante". En este punto se deja plenamente al descubierto la percepción burguesa respecto al trabajo, la carrera, que subestima el trabajo ejecutivo no calificado y, por consiguiente, el trabajo mal remunerado.

La representante gubernamental de "izquierdas" (Secretaría General por la Igualdad de Género") apoyó claramente "la creación de empresas de economía social y solidaria que constituirían un nuevo modo de confrontación y reducción de la tasa de desempleo de las mujeres y sobre todo de las mujeres con un alto nivel de educación, y la promoción de la igualdad de género en el sector empresarial", destacándolo como solución-antídoto contra la negativa de muchas empresas a contratar a mujeres.

Es decir, a causa de que el Estado capitalista no quiere apoyar socialmente la maternidad con medidas estatales con las que deberían cumplir las empresas capitalistas, hace un llamamiento a algunas mujeres de la burguesía ofreciéndoles una relación de trabajo flexible y temporal en las empresas de la "economía social y solidaria".

Algunas mujeres políticas burguesas, profesoras universitarias, investigadoras en general no ocultan de que están hablando del trabajo de mujeres desde el punto de vista del crecimiento del PIB.

Por supuesto, también hay quienes, como otra eurodiputada de la Nueva Democracia, insisten en que la causa del "acceso y el progreso desigual de las mujeres en el mercado de trabajo", a pesar de la igualdad legislativa, es que "existe una red de mentalidades y puntos de vista que afecta y da forma a la conciencia social reproduciendo la asimetría de género".

De este modo, invierten la relación entre causa y resultado porque conscientemente pretenden ocultar el hecho de que las relaciones de propiedad explotadoras en cuya base se organiza la producción social utilizan todos los elementos anacrónicos que existen en los puntos de vista, en el comportamiento, en la conciencia social y lo reproducen, si esto ayuda a incrementar la tasa de explotación, es decir, a extraer mayor plusvalía. Se trata de una cuestión completamente distinta de lo que tendrá que afrontar la construcción socialista que, aunque habrá derrocado y suprimido las relaciones de propiedad explotadoras, todavía sufrirá sus efectos secundarios crónicos en la conciencia, incluso durante el ejercicio del poder obrero.

Cabe destacar una referencia de A.Kollontai en la lección sobre "La dictadura del proletariado. Organización del trabajo", donde se menciona "el nuevo derecho matrimonial de 18 y 19 de diciembre de 1917, que establecía que el matrimonio es una sociedad entre individuos con los mismos derechos. Esta norma legal significa propiamente una igualdad formal ante la ley". Las dificultades para la transición de la igualdad formal a la igualdad esencial están relacionadas con el nivel económico-político general del comienzo de la construcción socialista en Rusia y en general en la Unión Soviética.

Pero también hoy, en países capitalistas como Grecia, se ha logrado una igualdad formal ante la ley en la unión del hombre con la mujer en el matrimonio (no en el doctrina religiosa cristiana, aún menos en la doctrina islámica). Sin embargo, la desigualdad esencial existe principalmente porque la explotación capitalista sigue afectando de maneras múltiples a las mujeres asalariadas. No es casualidad el hecho de que el derrocamiento contrarrevolucionario de la construcción socialista que experimentó la humanidad en el siglo XX, llevó al deterioro de la posición de la mujer no sólo en países concretos sino en todas las sociedades capitalistas, igual que en Grecia.

Hoy día, incluso mujeres burguesas con opiniones neo-feministas reconocen el retroceso general de las conquistas de las mujeres, atribuyéndolo al retroceso del movimiento feminista de las décadas de 1960, 1970, 1980, a sus debilidades, al estallido de la crisis económica generalizada, sin destacar las verdaderas causas de la crisis, la relación entre la desigualdad de la mujer y la explotación capitalista.

La responsabilidad del Partido Comunista respecto a la igualdad de la mujer en la lucha por el socialismo

El nivel de movilización

En nuestro partido, así como en una reunión con representantes de partidos comunistas respecto a la especialización de su trabajo entre las mujeres, abordamos los siguientes temas-cuestiones:

  • ¿En qué medida se refleja el aumento de la participación de mujeres en el trabajo social, principalmente como trabajadoras asalariadas y como trabajadoras autónomas, en primer lugar en la composición de los partidos comunistas, en la participación de las mujeres en el movimiento sindical obrero, en los movimientos de los campesinos y de los trabajadores autónomos en las ciudades? ¿Cómo influye esto en su punto de vista respecto a la clase a la que pertenecen objetivamente y cómo se forma su conciencia política de clase?
  • ¿Cómo afronta la mujer comunista, es decir la mujer con conciencia política y de clase las dificultades en la actividad política y social, dificultades que surgen del conjunto de los problemas sociales de su clase así como de las desigualdades particulares a su costa o de la no satisfacción de sus necesidades contemporáneas?

En todas estas cuestiones, las cifras indican que la participación de las mujeres trabajadoras es inferior a la de las mujeres económicamente activas (de 20 a 64 años), así como en comparación con la participación de los hombres.

En Grecia, la tasa de las mujeres trabajadoras en la población femenina económicamente activa es 41,7%.

El nivel de la organización sindical de las mujeres en varios sectores es inferior al de los hombres, mientras que las mujeres se eligen más difícilmente en los órganos sindicales superiores, a pesar del importante progreso que se ha realizado.

Los datos de 73 federaciones muestran que las mujeres en los consejos de dirección representan un 12,5%. La participación de mujeres es más elevada en los comités ejecutivos de los sindicatos de primer nivel que participan en las federaciones, alrededor del 30%.

Sin embargo, es significativa la participación de las mujeres como miembros votantes en las elecciones sindicales, p.ej. en los sectores de: Tabaco (80,51%), Educación Privada (60,85%), Bancos (51,59%), Turismo-Restauración (45%), de Trabajadores en el sector privado y en el comercio (45%).6

La situación es más difícil en el campo. En los últimos 3-4 años se han dado ciertos pasos para el reagrupamiento del movimiento sindical campesino, pero sólo el último año participaron las mujeres en las asociaciones, en los bloques de los campesinos, en las reuniones nacionales que deciden el curso de la lucha.

Por otro lado, las mujeres se movilizan más fácilmente en asuntos que tienen que ver con los niños, por ejemplo en las asociaciones de padres y de tutores legales, pero no en una dirección de lucha sino para encontrar sustitutos de las carencias y de las brechas por las políticas de cada gobierno.

Además, las mujeres son sensibles a cuestiones de solidaridad, por ejemplo con los refugiados, los inmigrantes y sus hijos pero en este caso también se arrastran fácilmente en actividades que tratan de sustituir en lugar de reclamar del Estado.

Desde su punto de vista, los burgueses recalcan la participación más baja de las mujeres en los consejos de administración de empresas, de grupos empresariales, en los órganos de los partidos burgueses, en el Parlamento, en el Parlamento Europeo etc.7

Por supuesto, a nosotros nos interesa la participación de las mujeres de la clase obrera y de las capas populares. Desde este punto de vista nos interesa la participación de las mujeres en la KNE y en el Partido.

En nuestro partido la participación de mujeres en nuestras fuerzas partidarias es 32%. Sin embargo, la distribución de estas fuerzas a nivel nacional y entre diferentes grupos de edad tiene variaciones significativas. La participación es aún más elevada en la periferia de la capital (40%). La participación es menor no sólo en las áreas semi-urbanas y rurales, sino además en importantes ciudades de Grecia, por ejemplo Larisa, Ioannina.

En cuanto a las mujeres que se unen al Partido, a menudo nos encontramos con obstáculos adicionales debido a la larga influencia de opiniones reaccionarias, de vestigios religiosas, a pesar de su conciencia política de clase.

Observamos una tendencia entre las mujeres jóvenes comunistas miembros del Partido y cuadros de la KNE a retroceder en términos a asumir mayores responsabilidades cuando empiezan a formar una familia.

Observamos una tendencia similar entre las mujeres sindicalizadas o las mujeres en el movimiento de mujeres radicales.

La falta de tiempo libre para mantenerse al tanto de los acontecimientos, estudiar, participar incluso hace que las comunistas se vuelvan más vacilantes en la discusión de asuntos políticos, limita su actividad.

La brecha en la participación entre hombres y mujeres es más grande en los grupos de edades productivas tanto en términos de trabajo así como de reproducción.

Incluso miembros del Partido, y aún más miembros de sindicatos, de las asociaciones de mujeres, se sienten culpables por dejar sus niños pequeños por más horas en las guarderías, con los abuelos u otros familiares para llevar a cabo tareas relacionadas con la actividad política y social.

El punto de vista de que la madre tiene la primera y principal responsabilidad para el desarrollo integral del infantil, para su desempeño en la escuela, de que el desarrollo físico, mental y espiritual del niño es principalmente un asunto de la familia y no de la sociedad, es sostenida incluso por miembros del Partido.

Este punto de vista lleva incluso a mujeres comunistas a comprender su relación con los niños de una manera limitada y estrecha en base a la cantidad de tiempo que pasan con el niño, degradando inconscientemente la manera con que se enriquece el contenido de esta relación mediante la postura de vanguardia de la madre.

La especialización del trabajo del Partido entre las mujeres

Esta situación objetiva nos llevó a la conclusión de que actualmente, en el siglo XXI, es necesario llevar a cabo un trabajo especializado con las mujeres en las filas del Partido y de la KNE, para eliminar los factores inhibidores adicionales en cuanto a la participación-maduración de las comunistas y de las mujeres simpatizantes del Partido.

Nada sucede espontáneamente. Nuestro Partido tiene larga historia en cuanto a la participación de mujeres, tiene una larga historia y una gran experiencia en el trabajo y la preparación para la participación de las mujeres.

La consigna "la mujer en primera línea por el derrocamiento de la sociedad de explotación" se utiliza tomando en cuenta primeramente nuestra responsabilidad para su realización.

A menudo, en los encuentros bilaterales con partidos comunistas y obreros observamos que causa impresión la tasa de participación de mujeres en nuestro Partido.

Sin embargo, nosotros sabemos que su raíz está en la historia de nuestro Partido, en el hecho de que las mujeres griegas votaron por primera vez en la Grecia libre, que fue liberada por EAM-ELAS, en la participación de las mujeres en los tribunales populares y en los demás comités populares del DSE8, en la participación de mujeres en el DSE que representaban el 1/4 de su fuerza, en el trabajo organizativo, ideológico, educativo e incluso militar particular de nuestro Partido entre las mujeres.

En el fuego de la guerra civil, el DSE organizó una Conferencia Nacional de Mujeres en la que participaron representantes de unidades de combate de casi toda Grecia, desafiando los peligros, la superioridad de armas del adversario de clase, las condiciones meteorológicas adversas, atravesando cientos de kilómetros en las montañas nevadas. La fe en la causa les hizo superar sus propias capacidades físicas.

Entonces se hizo mucho trabajo a través de reuniones especiales, incluso en medio de batallas duras, lecciones especiales, publicaciones etc. Junto a cada comisionado político estaba un cuadro del Partido ayudándolos en el trabajo específico entre las mujeres.

Fue muy pionero el objetivo que planteó nuestro Partido en 1945 en su VII Congreso de aumentar la participación de mujeres al 50% de su composición.

La lucha del EAM-ELAS, principalmente del DSE, así como la organización de la vida en las zonas liberadas, aporta experiencias incomparables y conclusiones de importancia transcendental sobre la especialización del trabajo del Partido entre las mujeres.

Proporciona experiencia sobre el despertar político de mujeres jóvenes, de cómo superaron los hábitos anacrónicos, cómo lograron con su audacia y su comportamiento en todas las actividades de la lucha a refutar los prejuicios incluso de los hombres comunistas con especialización militar.

Nuestro conocimiento y nuestra fuerza para el trabajo especializado entre las mujeres se basa en la historia de miles de mujeres comunistas y combatientes que pasaron por las cárceles y los lugares de exilio, donde la mayoría de ellas permanecieron inquebrantables, organizando allí la vida, infundiendo la chispa de la educación, del conocimiento, de la creación artística y literaria, eliminando el miedo individual a través de la colectividad y la solidaridad, prestando un contenido más rico a la vida de las encarceladas y exiliadas de lo que habían conocido cuando estaban libres.

En el marco de toda esta actividad se aplastaron los prejuicios, los comportamientos aprendidos por hombres y mujeres en el Partido, las mujeres fueron promovidas en los órganos de dirección del Partido, en el Comité Central y en el Buró Político, e incluso durante años una mujer fue Secretaria General.

Posteriormente, nuestro Partido desempeñó un papel principal en la creación de asociaciones de mujeres, de la Federación Nacional de Mujeres, comités de mujeres en federaciones sectoriales de trabajadores.

Sin embargo, el Partido no intervino de manera sistematizada sobre el contenido de ciertas modernizaciones (p.ej. en el derecho de familia) que pretendían eliminar el impacto de puntos de vista anacrónicos sobre la posición de la mujer en la sociedad capitalista, en la familia, para aumentar la participación femenina en la producción social. Por supuesto, la retirada general del movimiento comunista a causa de la victoria de la contrarrevolución, complicó las cosas.

Consecuentemente, algunas generaciones más jóvenes de mujeres comunistas tuvieron dificultad en entender la expresión contemporánea de la cuestión de la mujer y darse cuenta de que la igualdad formal-legal de los géneros no puede cancelar la posición desigual de las mujeres en las sociedades clasistas, explotadoras.

En base a las formas contemporáneas de desigualdad de las mujeres, así como de sus necesidades actuales, es necesario que en los órganos del Partido y de su organización juvenil, bajo la responsabilidad de las mujeres comunistas en los órganos del movimiento obrero-sindical con orientación de clase, en las agrupaciones del movimiento antimonopolista, convencer por qué es necesario el trabajo especializado y elaborado entre las mujeres de posición socio-económica o procedencia obrera o popular para aumentar su participación en la lucha anticapitalista, antimonopolista, en la lucha por el derrocamiento del capitalismo, por el socialismo-comunismo.

Esta especialización no se puede lograr si no se dedican en ella en primer lugar las mujeres dirigentes del Partido y de su organización juvenil, independientemente de otras responsabilidades particulares. Al mismo tiempo, esta especialización debe permear todos los sectores:

El sector ideológico, educativo, la agitación de masas, el trabajo en el movimiento sindical obrero, en el movimiento campesino, en el movimiento de los trabajadores autónomos urbanos, en el movimiento de estudiantes escolares y universitarios.

Algunas cuestiones de la lucha ideológica respecto a la cuestión de la mujer

Hoy día, existen muchas percepciones nuevas que ocultan la raíz clasista de las desigualdades contemporáneas de las mujeres. Se trata de percepciones extremamente peligrosas con consecuencias negativas para la lucha de hombres y mujeres dentro del movimiento obrero y popular a expensas de sus intereses de clase comunes.

Por ejemplo, el punto de vista de que la desigualdad de la mujer es un producto, fruto de la mentalidad de los hombres, llega a la conclusión de que la mujer debe considerar como adversario al marido, al hermano, al padre, al colega y no al sistema que crea desigualdad, pobreza, desempleo, explotación e inseguridad para ellas y para su familia.

Estas teorías y las prácticas políticas respectivas, como ya hemos mencionado, predominan en sociedades donde se mantienen vestigios pre-capitalistas, donde no se han hecho ya los ajustes legislativos y culturales en relación con la base económica de una sociedad capitalista desarrollada. Presentan como fuente de la posición desigual de la mujer el carácter específico de las funciones biológicas de las mujeres y las diferencias entre los dos sexos. Presentan la posición desigual de la mujer como una cuestión de mentalidad, de comportamiento, como resultado del poder patriarcal. Consideran que las percepciones, las ideas crean los problemas sociales, y entre ellos la cuestión de la mujer.

En fin, llegan a la conclusión de que las discriminaciones de género se pueden confrontar principalmente a través de reformas legislativas y de la educación.

Pasan por alto el hecho de que las ideas surgen en la base de las relaciones materiales de las personas y las reflejan, teniendo por supuesto sus propias particularidades de desarrollo en el espacio y en el tiempo.

El KKE no subestima en absoluto el papel de las ideas, de los hábitos, de la educación, de la Iglesia, de los medios de comunicación, de otras instituciones del sistema que reproducen las formas contemporáneas de desigualdad. No subestima el trabajo específico para confrontarlos, a sabiendas de que la fuente de la desigualdad de las mujeres es la división de la sociedad en explotadores y explotados.

En las sociedades capitalistas contemporáneas la propaganda y la política burguesas, en nombre de la supuesta "libertad", reproducen teorías que incluso llegan a percepciones irracionales sobre la procreación y el parto.

Las teorías respecto el "género social", de manera solapada, hablan solamente de las características sociales que atribuye cada sociedad a los dos sexos y niegan su base biológica. Algunas de estas teorías presentan incluso al género como una creación social, una construcción lingüística. Hay opiniones aún más extremas que ni siquiera reconocen las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. No admiten que existe una base biológica para la atracción entre el hombre y la mujer para la realización del acto sexual; al contrario sostienen que la atracción tiene una causa exclusivamente social.

En esencia, generalizan y transforman en teoría algunas situaciones particulares en la orientación sexual que, por supuesto, se afecta por el comportamiento y los problemas sociales. Pero es erróneo considerar la identidad biológica de género como una creación intelectual, lingüística.

Lo esencial es que la lengua refleja la realidad, no la crea. Las palabras hombre y mujer son más que meros símbolos. No son un convenio para que podamos entendernos. Tienen una base material, reflejan su carácter histórico.

Aunque la orientación sexual homosexual es respetada, no puede formar relaciones de parentesco bilaterales o ser la base para la formación de un tipo de familia históricamente nuevo.

Consideramos que mientras predomina la propiedad capitalista privada, se reproducen el individualismo y el antagonismo, el modo de vida egoísta, que influyen a la clase obrera y las capas populares y arruinan las relaciones sociales, las relaciones entre los dos sexos y las relaciones personales. El incentivo de lucro opera como un incentivo económico en la propia institución de la familia, reproduciendo formas de coacción económica, social y cultural. Lo que se regula, incluso a nivel legislativo, en la sociedad capitalista son las relaciones económicas de los padres entre ellos y con los niños, la relación en términos de herencia de la propiedad. Esta realidad objetiva se refleja también en las percepciones de los jóvenes.

Además, muchas mujeres jóvenes adquieren una percepción errónea respecto a la independencia económica, cuando trabajan, cuando todavía viven en casa de sus padres. Por lo tanto, se requiere un profundo trabajo ideológico para darse cuenta de las verdaderas condiciones de su emancipación económica antes de enfrentar el desempleo, el comportamiento explotador y opresivo más duro de los empleadores.

Se requiere una especialización en el contenido de la educación, de la cultura, de la actividad editorial.

El trabajo ideológico-político entre las mujeres debe tener posiciones especializadas con respecto a la relación trabajo-maternidad, en nuestra línea política en general respecto a la posición de la mujer en la sociedad socialista, en la sociedad que se basa en la propiedad social sobre los medios de producción, los servicios sociales de educación, salud, bienestar exclusivamente estatales y gratuitos bajo una planificación central.

Debe popularizar las condiciones económicas, sociales y políticas que se requieren para asegurar el derecho y la obligación de trabajar a todas las mujeres de edad específica que son capaces de trabajar, así como la responsabilidad social del Estado en relación con el tiempo libre de las mujeres. Es decir, hay que explicar ampliamente en las mujeres de que la posibilidad de vivir en una sociedad diferente, con sus derechos y necesidades satisfechos requiere un derrocamiento revolucionario en su pensamiento y su accionar.

La especialización de nuestro trabajo ideológico-político entre las mujeres de la clase obrera y de las capas populares, es cada vez más necesaria, también incluso a causa de los derrocamientos contrarrevolucionarios y la restauración del capitalismo.

Cuánto más absorbidas son las mujeres de las capas populares de asuntos de la supervivencia cotidiana, más se fijan en su propia experiencia o limitan en general su comprensión en el marco de su experiencia, más se dificultan en ahondar en las condiciones sociales y políticas, comprender sus causas, más atrapadas serán en impasses, en falsos dilemas, frustradas, con crisis psicológicas, optando por políticas ajenas a sus verdaderos intereses.

Todos estos factores negativos para la conciencia de las mujeres, que son el resultado de la correlación de fuerzas mundial más negativa que ha conocido la humanidad en los últimos 150 años, reproducen la cuestión de la mujer, la combinación de la explotación de clase y de la desigualdad de género en las condiciones actuales del capitalismo. Reproducen nuevas formas y mas camufladas de desigualdades a expensas de las mujeres.

Las trabajadoras, las mujeres de las capas populares se convencen más fácilmente de que la raíz de la no satisfacción de sus necesidades sociales se encuentra en la mentalidad y el comportamiento de los hombres. Siguen ciegamente a las políticas y los objetivos burgueses, como son de la Unión Europea y de muchos gobiernos capitalistas que sostienen que el problema se puede enfrentar con tasas obligatorias en la composición de los órganos en los partidos, en el Parlamento y en el Parlamento Europeo, en general en los "centros de toma de decisiones".

Aunque la demanda de derechos electorales para los hombres y las mujeres de la clase obrera y de las capas populares ha sido satisfecha, en gran medida sigue siendo un derecho formal, sujeto a la manipulación del poder capitalista.

Los partidos burgueses utilizan las empleadas, las trabajadoras, las trabajadoras autónomas, las campesinas contra su clase, utilizando su derecho a presentarse como candidatas. Sólo mediante su integración -directa o como aliadas- en el movimiento obrero revolucionario, en el Partido Comunista, pueden ejercer este derecho esencialmente a favor de la liberación social integral de la mujer.

La burguesía en cada país entiende que debe crear una “vanguardia” de mujeres de la gran burguesía que promoverá sus valores e ideas, la ideología de la burguesía entre las mujeres, ocultando los intereses clasistas diferentes que las dividen. Esta manipulación ideológica tiene como resultado que mujeres de la clase obrera y de las capas populares olviden de que Thatcher, Merkel, Clinton, Lagarde son mujeres que han desempeñado un papel principal en la implementación de políticas a expensas de las mujeres, que en los comités ejecutivos de empresas capitalistas las mujeres a menudo son más despiadadas que los hombres en cuanto a la aplicación de medidas antiobreras, a la no contratación de mujeres de edad productiva, a la adopción y propaganda de métodos de "crioconservación de los ovocitos", de modo que la maternidad no impida la carrera profesional, y en períodos de crisis económica capitalista prolongada, han llevado a la difusión de percepciones reaccionarias sobre la combinación del trabajo y la maternidad con formas de trabajo asalariado con derechos y salarios recortados. Se trata de relaciones laborales flexibles que se promueven y se implementan por la Unión Europea, la OCDE y los gobiernos burgueses. Han utilizado la cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres para eliminar conquistas como la edad de jubilación reducido para las mujeres, la prohibición del trabajo nocturno y otros, es decir discriminaciones positivas necesarias para la protección del organismo de las mujeres.

Hoy día, algunos temas cruciales son que se ha reducido el nivel de demandas, la postura pasiva en relación con la brecha entre las demandas reducidas y las necesidades crecientes, el miedo y la manipulación que a menudo son más intensos en el comportamiento de las mujeres.

La reducción del nivel de demandas tiene que ver con el retroceso general del movimiento obrero y comunista desde el período de las contrarrevoluciones, las debilidades en la explicación de las causas de la victoria de la contrarrevolución.

Fortalecimiento de la capacidad de dirección

A pesar de la experiencia de nuestro Partido, consideramos que no hay lugar para la complacencia.

Sabemos que particularmente en períodos reaccionarios en la historia del desarrollo social, es fácil perder lo adquirido tras muchos años de luchas. Y ello concierne además la participación, la promoción, el desarrollo de los cuadros femeninos en el Partido, en la KNE, su papel en los movimientos, la capacidad de las mujeres comunistas de inspirar y atraer a otras mujeres en la lucha.

Conscientes de estas dificultades, es necesario elaborar un plan ideológico-organizativo de lucha a largo plazo para la construcción de partidos comunistas en la clase obrera, el reclutamiento de mujeres obreras, empleadas, mujeres que están en la vanguardia de las ciencias y de las artes.

La experiencia de nuestro Partido confirma la necesidad de que exista una Sección en el Comité Central con cuadros adecuados para la elaboración de posiciones y de intervención del Partido entre las mujeres, para difundir estas posiciones en los órganos y organizaciones del Partido y de la Juventud Comunista, para la intervención de las mujeres comunistas en los órganos de dirección de los movimientos.

La Sección del Comité Central por la igualdad de las mujeres elabora posiciones para las trabajadoras asalariadas, las trabajadoras autónomas, las campesinas, las mujeres jóvenes, para cualquier asunto que concierne a las mujeres de las capas populares. Puede tener una contribución decisiva en el esfuerzo del Partido de desarrollar lazos con las mujeres de la clase obrera, de las capas populares, con mujeres intelectuales y artistas con una orientación radical, en el desarrollo de los lazos del Partido Comunista con el pueblo en general .

En Grecia, en sectores de gran concentración de manos de obra, se está incrementando la participación de mujeres y a menudo se está convirtiendo en mayoritaria. Se trata de los sectores de las telecomunicaciones, del turismo y la restauración, del sector de procesamiento de alimentos y bebidas, de los servicios financieros, del sector de la asistencia sanitaria, de la educación etc. Se trata de convenios a corto plazo (unos pocos meses) y a tiempo parcial. El curso de la construcción partidista, del reagrupamiento del movimiento sindical en ciertos sectores y en su conjunto depende en gran medida del curso de especialización de nuestra política respecto a las mujeres trabajadoras.

La relación del KKE con el movimiento de mujeres

El KKE tiene una larga experiencia de las actividades de sus mujeres integrantes en una organización masiva de mujeres en las condiciones más variadas de la lucha de clases.

En los últimos 41 años, las mujeres comunistas han sido activas en las filas de la Federación de Mujeres Griegas (OGE). La OGE ha contribuido y sigue contribuyendo en la organización de miles de mujeres en toda Grecia, para que tomen conciencia de la relación entre la desigualdad de las mujeres y la no satisfacción de las necesidades contemporáneas con la cuestión de la explotación capitalista.

En ello se encuentra el carácter radical de la OGE, su relación con los sindicatos obreros con orientación de clase, actividades frecuentes junto con el PAME que es una agrupación de sindicatos con orientación de clase, con las organizaciones y movimientos campesinos y otros que en uno u otro grado toman acción contra los monopolios y sus uniones interestatales.

La orientación de la OGE, por supuesto, con la actividad constante e incansable de las mujeres comunistas como miembros de las asociaciones y de los grupos de la OGE, ha sido un factor decisivo para aguantar las condiciones difíciles de retroceso del movimiento obrero y popular, la casi disolución del movimiento “feminista”, que en esencia ha mantenido algunos grupos élites y ha promocionado cuadros a varios órganos institucionales del poder capitalista.

Como mujeres comunistas seguimos apoyando la actividad del movimiento de mujeres radicales porque de nuestra larga experiencia hemos aprendido que esto ayuda a activar y movilizar a las mujeres y a despertar su conciencia. Facilita la actividad incluso de una gran parte de las mujeres simpatizantes del Partido, dado que la estructura de los sindicatos en combinación con las dificultades y el modo de vida en las grandes ciudades, dificultan la participación en el funcionamiento de los sindicatos.

Además, en las pequeñas ciudades y en los pueblos, los grupos y las asociaciones de mujeres rompen más fácilmente los mayores prejuicios, los vestigios anacrónicos, proporcionan una salida a la ausencia de actividades culturales.

Hemos llegado a la conclusión de que el movimiento de mujeres radicales es necesario para aumentar la participación de mujeres en las luchas sociales. Puede contribuir a su participación en el movimiento obrero sindical, principalmente porque puede contribuir a la especialización de las demandas con objetivos de lucha que respondan a las necesidades de las mujeres de la clase obrera. Esto ocurre también con los movimientos de las trabajadoras autónomas, las campesinas, así como respecto a su lucha común, la alianza social. El movimiento de mujeres radicales puede contribuir además educando a los hombres de la clase obrera y de las capas populares.

Las mujeres comunistas deben entender la relación entre el partido y el movimiento, ayudar para que se superen preocupaciones como “¿dónde se deben organizar las mujeres: en la asociación de mujeres, en el sindicato o en el Partido?”.

Se trata de diferentes formas de organización que responden a diferentes niveles de comprensión de la necesidad de la lucha y de la actividad que van de mano cuando están en dirección correcta, algo que se puede lograr sólo a través de la actividad de las mujeres comunistas, del Partido Comunista que es la forma superior de conciencia y de lucha.

Creemos que la orientación radical debe empapar más la Federación Democrática Internacional de Mujeres, de la cual OGE es un miembro. Se debe expresar más decisivamente en lo que se refiere a: la confrontación de actos de asimilación por el poder capitalista, la confrontación de percepciones neo-feministas que con ciertos ajustes reproducen un enfoque aclasista, el supuesto pluralismo, se centran en los derechos individuales desvinculándolos de los derechos sociales.

El neo-feminismo, entre otros, promovió ampliamente "Marcha de las Mujeres" en Washington. Centró su oposición en Trump y en el comportamiento sexista extremo, en comparación con el afroamericano demócrata Obama, ocultando que en ambos casos se trata de gerentes de los intereses de los monopolios más fuertes de EE.UU., que son entre los más poderosos a nivel mundial.

El fortalecimiento de la orientación y del alcance de la FDIM entre las mujeres trabajadoras, desempleadas, las mujeres de las capas populares en todo el mundo, es una tarea de las mujeres comunistas en las organizaciones de mujeres de sus países. Además, depende de las actividades e intervenciones conjuntas a nivel regional, continental y mundial.

Creemos que esta orientación se puede lograr en la medida que las mujeres comunistas contribuyan a la formación de organizaciones de mujeres respectivas en los países donde no existen.

Epílogo

En 2018 nuestro Partido cumple un centenario de vida y actividad ininterrumpida.

Ya desde el 19o Congreso de nuestro Partido (2013) habíamos elaborado un plan de cinco años para la especialización de nuestro trabajo entre las mujeres. Se han realizado varios actos, publicaciones y charlas con el fin de señalar el proceso a través del cual las mujeres tomen conciencia política de clase. Figuras de mujeres trabajadoras militantes, campesinas, estudiantes, científicas y, particularmente, de educadoras como Rosa Imvrioti, han sido destacadas y honradas. Nuestro objetivo es publicar pronto toda la experiencia de nuestro Partido adquirida durante estos 100 años sobre el tema de la lucha contra la desigualdad de las mujeres, así como de su despertar ideológico y político.

Creemos que son necesarias las actividades conjuntas de los partidos comunistas y el trabajo especializado entre las mujeres en todos los niveles.

Consideramos que se pueden desarrollar esfuerzos conjuntos de estudio de los problemas contemporáneos de las mujeres, actividades conjuntas de información, de agitación, de movilización y solidaridad con material adecuado, con campañas conjuntas en ocasión de aniversarios históricos, como por ejemplo el 8 de marzo, la Revolución Socialista de Octubre, para la denuncia de las guerras imperialistas como en Siria, las alianzas militares imperialistas, como la OTAN.

La agudización de las contradicciones internas del capitalismo, la intensificación de los antagonismos imperialistas, la no satisfacción de las nuevas necesidades que surgen del desarrollo de las ciencias y la tecnología, las capacidades productivas del hombre, no deben dejar lugar al derrotismo.

El movimiento comunista está llamado a hacer un nuevo asalto al cielo para la liberación del pueblo de la esclavitud económica de la sociedad capitalista. Esta liberación es un requisito para la emancipación económica, ideológica y política de las mujeres. Requiere la revolución obrera social y política para la consolidación del poder obrero revolucionario teniendo como fin la construcción socialista. En este tema fueron confirmados los análisis y las evaluaciones de Marx, Engels y Lenin, así como de dirigentes teóricos y políticos del movimiento obrero revolucionario, entre ellos Kollontai.

Esta conclusión quedó demostrada por la propia vida, por la experiencia de la construcción socialista en la Unión Soviética, que mostró el potencial de las relaciones comunistas, incluso en el período de su formación y, de hecho, en condiciones de lucha contra las relaciones sociales anteriores entre los sexos, no sólo las relaciones capitalistas sino además las pre-capitalistas.

La transición del capitalismo al comunismo, igual que cualquier otra transición de una formación socio-económica inferior a una superior no se refleja como un curso lineal ascendente sino en forma espiral que se desarrolla con avances, saltos e incluso retrocesos, porque por primera vez en la historia del desarrollo social se requiere un tan alto grado de conciencia, un conocimiento de las layes científicas del nuevo modo de producción, del modo comunista.

Se requiere el desarrollo respectivo del hombre de nuevo tipo como propietario de la propiedad social de los medios de producción, como portador y organizador de la producción social y de los servicios, como productor de conocimiento-ciencias-artes, es decir de cultura, como defensor de lo nuevo en su país, en un grupo de países, a nivel mundial.

El nivel de participación de las mujeres en este proceso es un indicador del éxito del proceso revolucionario, del desarrollo de las condiciones previas para consolidar de manera irreversible la victoria del comunismo.

Queremos vivir con una visión socio-política, con un fin objetivamente realista, sobre la base del conocimiento y de la previsión, porque solamente así se puede distinguir la vida humana de la vida de cualquier animal, porque esto es lo que significa civilización.