El Partido Comunista organizador y dirigente de la lucha del pueblo por la causa del poder obrero en el siglo XXI”


Dimitris Koutsoumbas, Secretario General del CC del KKE

En base a nuestra cosmovisión y principios estatuarios, el Partido Comunista es el Partido de la clase obrera, su vanguardia política, ideológica organizada y consciente, su forma superior de organización. Es una organización revolucionaria de voluntarios que comparten la misma ideología y luchan por el derrocamiento del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista–comunista, en la que será abolida toda explotación del hombre por el hombre, toda forma de propiedad privada sobre los medios de producción y en la que será garantizado un nivel superior de vida y derechos para el pueblo, igualdad de oportunidades y derechos, progreso social multilateral. 

Su objetivo estratégico es la conquista del poder obrero revolucionario, la dictadura del proletariado, para la construcción socialista, con plena conciencia de que será tarea de la propia clase obrera, que encabezará a todos los que sufren bajo el poder del capital, y de su participación esencial, tanto en la lucha por su conquista, como por su preservación y consolidación.

La clase obrera, portadora del cambio socialista, con un papel protagonista en la lucha por el derrocamiento del capitalismo, lucha no solo por su propia liberación, sino por la liberación de todos los trabajadores.

Por estas razones, la existencia del Partido Comunista en cada país y su fortalecimiento en la sociedad en la que actúa, es una necesidad histórica. La clase obrera, para desarrollar exitosamente su lucha contra la opresión diaria del capital y para poner un fin a la explotación del hombre por el hombre, necesita su propia organización política independiente, un partido revolucionario, capaz de dirigir su lucha por sus intereses vitales y la construcción de una nueva sociedad superior, la sociedad socialista-comunista.

En su organización, funcionamiento y acción para llevar a cabo estos altos objetivos, el Partido Comunista es guiado por la cosmovisión del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario. Es inspirado por el primer intento histórico del poder obrero, la Comuna de París (1871), más aún por la primera exitosa Revolución Socialista en Rusia en octubre de 1917. Aprende de la experiencia positiva y negativa de la construcción socialista en el siglo XX, fundamentalmente en la URSS. Se da cuenta de la lección de que la lucha de clases continúa hasta la abolición de todas las fuentes de desigualdad social, de todo tipo de propiedad privada de los medios de producción. El Partido Comunista es guiado por las lecciones de las luchas de clases en su país, de las luchas heroicas de las anteriores generaciones de revolucionarios.

El Partido Comunista estudia los desarrollos socioeconómicos y políticos del país, en el continente en que actúa y en todo el mundo, en base a su cosmovisión y con el fin de desarrollarlo. En base a lo anterior, puede y debe desarrollar su Programa, su estrategia y táctica.

El paso de la sociedad capitalista, que está inmersa en profunda crisis, a la sociedad socialista, requiere la conquista del poder político por la clase obrera, la socialización de los medios de producción concentrados, la formación de una cooperativa de producción agrícola, la planificación científica central de la producción social y de los servicios, el control obrero, que librará la acción creativa de los trabajadores y de los jóvenes.

Cada Partido Comunista en las condiciones de su propio país, lucha con todas sus fuerzas para que la clase obrera y las capas populares se den cuenta de esta necesidad. En este marco, agota todas las posibilidades, a través de las luchas diarias, para defender la vida de los trabajadores, de sus derechos y libertades económicas, políticas, sindicales y culturales.

En esta lucha se busca la unidad de la clase obrera, independientemente de la especialidad, el nivel de educación, la nacionalidad, tradiciones culturales y lingüísticas, religión, género, orientación sexual. Busca la alianza de la clase obrera con los campesinos pobres y los trabajadores autónomos de capas medias urbanas, en una alianza popular antimonopolista-anticapitalista de lucha por una salida radical de los impasses del sistema.

La constitución organizativa y el funcionamiento de un Partido Comunista están determinados por sus objetivos y carácter revolucionario. El principio fundamental es el centralismo democrático. La implementación consecuente del centralismo democrático, en todos sus aspectos, es necesaria para la unidad ideológica, política y organizativa del Partido, es una condición necesaria para cumplir con sus objetivos.

Cada Partido Comunista se basa en el principio del internacionalismo proletario. Basa su internacionalismo en los intereses comunes de la clase obrera, en la necesidad común y el objetivo del socialismo-comunismo en todos los países capitalistas. Educa a sus miembros en el espíritu del internacionalismo proletario, la solidaridad internacionalista y la cooperación con los trabajadores de todo el mundo. Cumple consecuentemente con sus obligaciones internacionalistas, participa en la lucha por el reagrupamiento, la unidad ideológica y estratégica y el fortalecimiento del movimiento comunista internacional. El Partido Comunista se opone a todas las manifestaciones de fascismo, nacionalismo, chovinismo, racismo, e identifica el patriotismo con la lucha de clases.

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La incorporación en los Estatutos de las posiciones anteriormente mencionadas sobre el papel del Partido Comunista, que son siempre vigentes, no significa automáticamente que aseguran al Partido el papel del organizador y dirigente de la lucha popular por el poder obrero en el siglo XXI. Esto debe ser entendido como una cuestión que se confirma en la práctica diaria. El Partido Comunista debe alinearse plena y constantemente, rápidamente y con eficacia, con su programa revolucionario y estatutos, para ser realmente un partido que trabaja bajo todas las circunstancias.

Por tanto, no sirve de nada solamente repetir algunos principios generales y universales para el Partido, sino profundizar cada vez más nuestro pensamiento y política, estudiando tanto los éxitos en nuestros objetivos como nuestros fracasos, atrasos, omisiones, en cuestiones de funcionamiento del Partido, orientación y construcción.

El punto de vista del Partido Comunista de Grecia está lejos de la percepción errónea y perjudicial de que desde que se ha introducido la teoría revolucionaria en el movimiento obrero, comunista, se ha completado y se ha resuelto de una vez la cuestión de la teoría revolucionaria.

No estamos de acuerdo con la opinión de que la elaboración de la teoría se hizo por Marx y Engels a mitad del siglo XIX, a continuación por Lenin a principios del siglo XX y en los primeros años de la URSS, y ahora el asunto está cerrado, que todo está resuelto.

Los marxistas-leninistas consecuentes, los comunistas no pueden considerar la teoría revolucionaria algo estático; algo tallado en piedra como una especie de evangelio revolucionario.

Precisamente porque el propio objeto de estudio de la teoría, es decir la propia vida y su evolución en todas las formas, avanza y se desarrolla.

Lo mismo ocurre con la teoría que busca interpretar de forma general y destacar las leyes científicas que rigen la vida natural y social.

La propia teoría de la política revolucionaria se desarrolla a través del estudio de la experiencia de la lucha de clases y convirtiendo en la práctica las conclusiones de este estudio en el hilo que dirige la acción revolucionaria.

Es una condición crucial para la preservación y el fortalecimiento del carácter revolucionario de un Partido Comunista. Por supuesto no somos agnósticos ni eclécticos, ni sucumbimos a la revisión o refutación de las posiciones fundamentales de la cosmovisión comunista. 

Es precisamente por ello que creemos firmemente –y esto lo confirma toda la experiencia histórica del movimiento comunista internacional- que el modo de oriental esencial y correctamente un Partido Comunista desde la cosmovisión del marxismo-leninismo es únicamente desarrollándola.

No es posible que la acción revolucionaria avance y que la teoría siga “inmóvil”, solo en las elaboraciones de uno o dos siglos atrás. La cosmovisión marxista-leninista no es una reproducción estéril de citas de los clásicos o de otros líderes comunistas destacados a la largo del tiempo.

Si nuestra cosmovisión no se traduce en una capacidad diaria de juzgar y actuar en base a ella, entonces –tarde o temprano- las rasgos revolucionarios de acción política se alterarán hasta transformarse definitivamente.

El KKE durante los 30 años de su reagrupamiento, tras el revés trascendental y el retroceso histórico temporal, guarda esta enseñanza leninista como niña de sus ojos. 

Por supuesto no permitimos ser arrastrados por la autocomplacencia, o el narcisismo de que lo hemos hecho y lo estamos haciendo todo perfecto e implacable, sin debilidades, deficiencias y errores.

Sin embargo, nuestro esfuerzo se dirige exactamente allí: al estudio profundo y desarrollo de nuestra teoría, en base a los nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos, la realidad contemporánea del mundo capitalista, la elaboración de nuestra estrategia y el estudio de la experiencia histórica del movimiento obrero, revolucionario comunista, griego e internacional, como p.ej.:

- con los ensayos de historia, la elaboración de nuestra estrategia revolucionaria en el siglo 21 y la elaboración del nuevo programa en el XIX Congreso en 2013,

- las evaluaciones y las conclusiones sobre la construcción socialista en el siglo 20, fundamentalmente la construcción en la Unión Soviética y las causas que llevaron al derrocamiento y desintegración del sistema socialista en la URSS y en los países de Europa Central y Oriental, con las resoluciones del XVIII Congreso (2009) que se desarrollaron aún más en los siguientes Congresos, en el XIX (2013), el XX (2017) y el XXI (2021),

- además, con una serie de elaboraciones de los órganos colectivos del Partido, de Secciones del Comité Central, sobre cuestiones que atañen al mundo contemporáneo y a la propia actualidad de la vida de nuestro pueblo y de todos los pueblos de Europa. 

- En este punto cabe destacar la importante y avanzada contribución particular del KKE en el movimiento comunista internacional y en el movimiento de los pueblos de la Unión Europea, sobre el curso de evolución de la UE, su carácter en el siglo XXI, principalmente después del Tratado de Maastricht de 1992, la Unión Económica y Monetaria, y otros, en base y bajo la orientación de las ideas de Lenin formuladas en su artículo sobre “La consigna de los Estados Unidos de Europa”, pero sin quedarse en ello, sino desarrollándolo en las nuevas condiciones contemporáneas, en base a los nuevos elementos, lo cual nos proporciona una ventaja y mayor confianza para librar las luchas actuales en la UE.

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El estudio histórico, la propia lucha de clases confirma una conclusión general básica: la lucha por el poder es objetiva cuando en el primer plano histórico la clase que está en el poder, ya representa una formación socio-económica históricamente obsoleta, mientras que la clase que puede reclamar el poder es la fuerza motriz de una nueva formación socio-económica superior. 

La historia ha demostrado que en las sociedades clasistas el conflicto de clases es siempre violento, precisamente porque el propio concepto y la esencia del poder y de su reivindicación significa imposición, violencia. El cambio del carácter del poder se produce solo a través de las revoluciones, es decir a través de un movimiento de masas, bajo la dirección de la clase en ascenso y la dirección de su partido, de sus representantes políticos. 

Tales fueron las revoluciones burguesas y a continuación las revoluciones obrero-populares, mientras que antes de las revoluciones burguesas, los derrocamientos se producían a través de guerras, con la invasión y supremacía militar de poblaciones-tribus que poseían medios de producción más desarrollados.

En la lucha por el poder, tal como en el desarrollo y el predominio de las nuevas relaciones sociales, el movimiento no es lineal ascendente, sino con varios zigzags, con saltos y retrocesos. Siendo plenamente conscientes de todo lo anterior, al mismo tiempo no se nos debe escapar la mayor lección y logro de la Revolución de Octubre: que la fuerza en ascenso, la clase obrera, con su movimiento revolucionario puede encabezar la causa del progreso social, del paso del antiguo modo de producción y organización de la sociedad, el capitalista, al nuevo, el comunista.

Y todo ello ocurrió en octubre de 1917 en Rusia. En muy poco tiempo, fueron barridos siglos de retrasos y de supervivencias precapitalistas. Las conquistas en la Rusia Soviética y a continuación en la URSS, se lograron en condiciones de intervenciones imperialistas, de amenazas permanentes por los centros imperialistas, de socavamiento de la producción.

A pesar de ello, dieron lugar a grandes logros. Sin embargo, la experiencia de la construcción socialista solo nos da la tendencia de un rápido desarrollo para el conjunto de la sociedad, para el auge espectacular del nivel del bienestar social. No nos puede dar en ningún caso la verdadera imagen en las condiciones actuales en las que las ciencias, el conocimiento, la tecnología, la capacidad de trabajo, la productividad han alcanzado objetivamente diferentes niveles. En general, la crítica burguesa en cuanto a la historia de la URSS esconde que se trata de los primeros pasos históricos de la fase inmadura de la sociedad comunista. 

De ello deben estar conscientes en particular las nuevas generaciones, los jóvenes, para que no caigan fácilmente en la trampa de la distorsión deliberada que se promueve con ropaje de apariencia científica. Porque, ciertamente, los diversos historiadores que hoy sirven al capitalismo, saben que el auge del movimiento obrero en todo el mundo tenía una base sólida, es decir el impacto de las conquistas de la Unión Soviética durante varias décadas.

Sin embargo, los comunistas sabemos que nuestro deber no es silenciar las debilidades de nuestro movimiento, sino criticarlas abiertamente para deshacernos de estas de una vez por todas. Por eso, entre nosotros no hay lugar para verbalismos, grandes palabras y aplausos- Debemos centrarnos en el planteamiento esencial de puntos de vista que contribuyan a la evaluación correcta del pasado, y además a la definición clara del presente, para poder dar un salto al futuro.

La victoria del socialismo -como primera fase inmadura del comunismo- contra el capitalismo demostró que la clase obrera, como la única clase realmente revolucionaria, tiene el deber histórico de llevar a cabo hasta el final sus tareas básicas: 

- Derrocar y aplastar a sus explotadores, la burguesía dominante actual que es su principal representante económico y político. Eliminar su reacción, frustrar cualquier intento de restablecer el yugo del capital, la esclavitud asalariada.

- Atraer y dirigir bajo la vanguardia revolucionaria del Partido Comunista, no solo al proletariado industrial en su conjunto o su gran mayoría, sino a toda la masa de los trabajadores y los explotados por el capital y los monopolios. Agitarlos, organizarlos, educarlos a través del proceso de una dura lucha y de conflicto clasista con los explotadores.

- Al mismo tiempo debe neutralizar y hacer inofensivas las inevitables oscilaciones entre la burguesía y el proletariado, entre el poder burgués y el poder obrero, de las capas medias, los pequeños campesinos, los comerciantes, los pequeños empresarios, los profesionales en los servicios relacionados con campos científicos, pero también los empleados del EStado, es decir, capas que son numerosas en todos los países.

- Para el éxito de la victoria contra el capitalismo se requieren relaciones adecuadas entre el partido dirigente del cambio revolucionario, el Partido Comunista, y la clase revolucionaria, la clase obrera así como el conjunto de los trabajadores y los explotados. Solo el Partido Comunista, si es la verdadera vanguardia de clase, si es constituido por comunistas comprometidos, acerados y formados en la experiencia de la lucha revolucionaria de clase, solo si el Partido Comunista ha logrado vincularse con la vida de su clase y a través de ella a toda la masa de los explotados y ha logrado inspirar confianza en esta clase y en la masa del pueblo, sólo entonces tal Partido es capaz de dirigir a las masas en la lucha más decisiva contra el capitalismo en su última etapa, el imperialismo.

- La clase obrera sólo bajo la orientación de un tal partido es capaz de desarrollar toda la fuerza de su ofensiva revolucionaria, reducir a cero la resistencia de la aristocracia obrera corrompida por la burguesía, los sindicalistas comprados y pactistas del reformismo y del oportunismo, y llegar a la victoria. Solo los trabajadores y las demás capas populares liberadas de la esclavitud capitalista pueden desarrollar iniciativas y actividades a través de las nuevas instituciones nacidas en el marco de la revolución, por primera vez en la historia, como los soviets en Rusia, para que se convierta en realidad la participación en la gobernanza, de la que han sido excluidos bajo el poder burgués, a pesar de las falsas ilusiones que crea en cuanto a la participación. La clase obrera, al participar en los órganos de poder de abajo arriba, por su propia experiencia, aprende realmente a construir el socialismo, a crear una nueva disciplina social voluntaria, a formar por primera vez en la historia una unión de personas libres, trabajadores de la nueva sociedad sin explotación del hombre por el hombre.

- La conquista del poder político por la clase obrera y sus aliados naturales no detiene su lucha de clase contra la burguesía, sino lo contrario. Hace que esta lucha sea “extremadamente amplia, aguda, implacable”, como destacó Lenin. En particular, hay que preservar la evaluación y la experiencia histórica comprobada por todos, de que cada inconsistencia o debilidad teórica e ideológica-política en general, en exponer a los revisionistas, los oportunistas, los reformistas, socialdemócratas de todo tipo puede aumentar significativamente el peligro de derrocamiento del poder obrero por la burguesía, ya que los utilizará, tal como ha hecho varias veces en la historia, para la contrarrevolución.

- Para que el curso sea realmente victorioso unos puntos básicos son la formulación de una estrategia revolucionaria por cada Partido Comunista en su país y que este esfuerzo sea abrazado por el Movimiento Comunista Internacional. En esta dirección, la enorme experiencia de los bolcheviques liderados por Lenin, enriquecida por la experiencia de todas las revoluciones socialistas, por la experiencia de cada movimiento comunista en su país, debe ser una guía. Nos han preocupado las razones por qué esta experiencia no fue asimilada y no predominó a continuación, mientras que prevalecieron y se adoptaron otros criterios erróneos para la definición del carácter de la revolución.

- Hoy, precisamente por que nos encontramos en condiciones de retroceso total, de correlación de fuerzas negativa a nivel internacional y en cada región por separado, la tarea de cada Partido Comunista debe ser la intensificación de la preparación de la clase obrera en cada país, diariamente, a través de un duro trabajo ideológico y político y actividad clasista, para los futuros momentos de auge revolucionario. Porque nuestra época sigue siendo la época de paso del capitalismo al socialismo. La época de derrocamiento del capitalismo fue inaugurada por la Revolución de octubre de 1917; fue entonces cuando se marcó el camino, cuando comenzó la época de las revoluciones socialistas. Por eso resuenan en nuestros oídos las palabras de Lenin de que se empezó la obra, pero los proletarios de qué nación culminarán esta obra, esto poco importa saber. Por ello no nos doblamos, no nos retiramos; estamos profundamente convencidos de que hay que finalizar esta obra.

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En este momento concreto todos deben darse cuenta en qué fase estamos, entrando en el último año del primer cuarto del siglo XXI. Tenemos el deber de inspeccionar nuestras fuerzas y evaluar el nivel de preparación de cada Partido Comunista en su propio país durante el curso de la guerra imperialista a nivel internacional, con más de 50 focos de guerra activos en diferentes partes del mundo, así como la posible fase de una forma más directa y generalizada de implicación de cada país en las guerras imperialistas en Ucrania y en todo Oriente Medio. Se están agudizando las contradicciones, se están reordenando las alianzas tradicionales y se están formando nuevas.

Hoy, la implicación bélica, militar, económica y política de Grecia en el conflicto entre el eje euroatlántico por una parte y el eje euroasiático en proceso de formación, en el territorio de Ucrania, es un hecho innegable. Esto es cierto también en la guerra a gran escala en Oriente Medio, con el genocidio continuo del pueblo palestino, el avance de los yihadistas en Siria, con el apoyo y la participación de fuerzas militares de Israel, Turquía, EE.UU, los ataques de Israel contra Líbano, en el territorio de Irán, en Yemen, etc. En total, el KKE evalúa que se ha aumentado la participación agresiva de la burguesía de Grecia, del Estado burgués y de sus gobiernos con el consentimiento de los demás partidos burgueses, en todos estos frentes con diversas formas.

Al mismo tiempo, se está recrudeciendo a nivel internacional la confrontación por la supremacía entre EE.UU. y China, que actualmente tiene como elemento clave la guerra comercial despiadada con los aranceles etc., bajo la nueva administración de Trump en EE.UU. Se está creciendo la posibilidad de una crisis capitalista mundial a causa de la enorme sobre-acumulación de capital, una posibilidad que refuerza la evaluación de una nueva escalada de la guerra imperialista y de aparición de nuevos posibles focos en los próximos años en el Ártico, en el continente americano, a partir de las declaraciones recientes de Trump sobre Groenlandia, Panamá, Canadá pero también en el mar de la China meridional, etc. El armamento militar de los Estados se está aumentando rápidamente, la UE está convirtiendo su economía en economía de guerra, incluso advirtiendo a los Estados miembros que almacenen alimentos en depósitos y preparen refugios, y aconsejando a los pueblos a mantener kits de supervivencia para poder subsistir durante al menos 72 horas, en caso de emergencias de guerra, desastres naturales imprevistos, etc. 

En total, las condiciones en las que viven nuestros pueblos son condiciones de agudización de todas las contradicciones del sistema, de intensificación de los antagonismos interimperialistas, de agudización de todos los problemas populares. Se trata de condiciones que crean mayores condiciones previas para el cuestionamiento de la política dominante en su conjunto, con consecuencias a la propia “credibilidad”, a la “estabilidad” del sistema político burgués en cada país, con la propia guerra imperialista en escalada. Objetivamente todo esto puede crear condiciones de gran movimiento de masas, posibilidad incluso de levantamientos, posibilidad de condiciones de situación revolucionaria en ciertos países por separado o grupos de países. Al mismo tiempo, debemos prepararnos para las posibles condiciones de un nuevo retroceso y ataque contra nuestro movimiento. Por lo tanto, actuando en condiciones de una situación no revolucionaria, debemos prepararnos hoy en todos los aspectos para el próximo día.

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La capacidad y preparación de un Partido Comunista concierne tanto a la correspondiente disposición programática estratégica como a la política y acción actuales en las condiciones contemporáneas. Una cuestión crucial es la combinación del programa revolucionario del Partido con la acción revolucionaria cotidiana, en todos los campos de lucha, en cada nivel de trabajo de orientación política.

Después de todo, la enseñanza leninista básica es que incluso en una situación no revolucionaria, como la actual, podemos y debemos llevar a cabo un trabajo de agitación revolucionaria, un trabajo revolucionario de preparación con vistas al futuro. Puede que no sea el momento de hacer sonar la trompeta de un “asalto” inmediato, pero en ningún caso podemos abandonar el trabajo sistemático, la dirección del movimiento, la lucha por apartar de una vez por todas a los trabajadores y al pueblo de toda política burguesa, liberal o socialdemócrata, del oportunismo, por intensificar con todas sus fuerzas sus reivindicaciones, sus luchas, sus huelgas, sus manifestaciones y mítines, el movimiento revolucionario en su conjunto. Al fin y al cabo, según la experiencia bolchevique “para que la insurrección tenga éxito se necesita una larga preparación hábil y perseverante que impone grandes sacrificios”.

Por lo tanto, es necesaria la organización y reorganización constante del trabajo de vanguardia, del trabajo diario del Partido. Debemos ser capaces de trabajar eficazmente entre los millones de trabajadores del sector privado y público, los campesinos pobres, los autónomos de la ciudad (comerciantes, artesanos, profesionales, científicos), las mujeres y los niños de las familias populares, que sufren del sistema capitalista, las guerras, la explotación y la opresión, es decir, todas estas cosas de las que no escaparán a menos que se derroque el orden capitalista y se instaure el poder obrero. Debemos explicar esto en términos concretos, sencillos, comprensibles para las amplias masas, para los millones de personas de todos los países. Debemos hablar y proyectar las características de la nueva sociedad socialista que estamos planeando y tratando de construir y tratar de aducar y preparar a las fuerzas obreras de vanguardia para que adquieran experiencia en los duros conflictos de la lucha de clases.

La implicación del Partido Comunista a todos los niveles en el curso de la clase obrera debe ser continua y creativa, su relación con el movimiento obrero y el movimiento popular más amplio de los aliados naturales de la clase obrera debe ser directa, y debe desarrollarse cada vez más hasta convertirse en un Partido capaz de dirigir ideológica y políticamente las luchas de clases, tomando todas aquellas medidas necesarias para el cumplimiento de su misión histórica, es decir, dirigir la lucha de la clase obrera, la promoción de la alianza social anticapitalista-antimonopolista, en la lucha por la conquista del poder obrero.

Debe lograr la formación revolucionaria más profunda y estable de las fuerzas organizadas del Partido y de su Juventud, así como del círculo de influencia del Partido, como condición previa para su fortalecimiento ideológico y político entre los trabajadores y la construcción del partido. Cada Organización del Partido debe convertirse en un vehículo para la realización de esta tarea, con el fin de afrontar con éxito las presiones para limitar la actividad del Partido a la actividad parlamentaria y sindical dentro del sistema.

Hoy en día existe una gran experiencia en la dirección de luchas individuales. Sin duda, lo que hace falta es una mayor capacidad de especialización - adaptación, ligada a la capacidad de unificar los focos y las corrientes de acción que se desarrollan desde abajo, de cuestionar la política dominante en su conjunto, para que la corriente anticapitalista-antimonopolista unificada se forme sobre una base más sólida. Sobre todo, hay que conseguir que se establezca firmemente en cada ciudad, en cada región, centrándose en los grupos monopolistas, las fábricas de alimentos, medicamentos y metales, la industria manufacturera, los centros comerciales, los hospitales, las centrales eléctricas, las telecomunicaciones, los transportes, los comerciantes y artesanos de la ciudad, los campesinos pobres, los lugares de reunión de la juventud como escuelas, colegios, centros culturales o deportivos, etc.

Hay que estudiar la línea de agrupación de fuerzas y los objetivos de reivindicación en el movimiento, con cierta preparación, cientifismo clasista y su especificación, para que se refuerce la aproximación y el aumento de la influencia sobre los trabajadores y sus familias.

Este trabajo de orientación política planificado y eficaz debe expresarse además en la continua elaboración del plan, debe basarse en la experiencia adquirida así como vincularse con el programa del Partido, las orientaciones de la economía socialista, la superestructura así como con las condiciones previas para conquistar el poder. Solo así, a escala masiva, la corriente de acción junto al Partido Comunista será cada vez más firme y dominante, incorporando las ideas y los objetivos comunistas.

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Una cuestión crucial para la promoción y la consolidación de todo lo anterior es el propio trabajo ideológico-teórico que se realiza dentro del Partido en todos los niveles. 

En el siglo XXI tenemos que enfrentarnos a percepciones arraigadas sobre el desarrollo del trabajo teórico, sobre la propia formación comunista y estudio; percepciones arraigadas sobre el modo de trabajo, el uso del internet, la alienación, el menosprecio del contacto personal, el abandono del estudio comunista diario que tienden a ser sustituidos por el trabajo sin plan, propaganda superficial y consignas, a las que nos arrastran objetivamente en gran medida los procesos electorales parlamentarios burgueses.

Las fuerzas del Partido deben educarse continuamente y asimilar las elaboraciones teóricas, ideológicas del Partido, como el programa, las evaluaciones sobre la construcción socialista en el siglo anterior, la experiencia histórica de cada país y del Movimiento Comunista Internacional, las posiciones sobre todos los problemas sociales contemporáneos. Ciertamente, el requisito previo fundamental para su asimilación es una educación marxista básica. Es necesario para fomentar a largo plazo la confianza en la lucha de clases comunista, para aguantar las dificultades de la lucha, del estancamiento en una correlación generalmente negativa, de las interpretaciones burguesas de los desarrollos sociales y de los nuevos logros científicos y tecnológicos que marcan un avance contradictorio parcial en un sistema socio-político general estancado que sufre retrocesos reaccionarios. En los últimos en Grecia años, también nos hemos encontrado con cuestiones relacionadas al papel de la mujer en la sociedad moderna, las teorías de género, el debate filosófico-sociológico que se desarrolla sobre los límites, las aplicaciones y las regulaciones de la Inteligencia artificial y mucho más.

Hay muchas cuestiones que se promueven masivamente en las sociedades burguesas en que vivimos. Mientras pasan los años, el pensamiento político generalizado basado en el parlamentarismo burgués, la actitud hacia el sindicalismo en términos de colaboración de clases y la intervención del Estado burgués que busca unir los diferentes intereses de clase, sin duda, tienen un impacto en la colectividad, la resistencia general frente a las normas burguesas cultivadas por los partidos de culto a la personalidad. 

Ya desde la última década del siglo 20 y los principios del nuevo siglo, nos encontramos en un entorno internacional y regional desfavorable. Por supuesto nos adentramos en aguas profundas y nos vemos obligados a nadar y estamos orgullosos de haber llegado a donde estamos hoy.

Pero podemos dar pasos aún más importantes en la construcción partidista, en sectores claves de la economía. Podemos prestar atención particular a la educación revolucionaria de la nueva generación, a su endurecimiento ideológico, al incremento del trabajo ideológico, educativo y cultural.

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El KKE lucha por una Grecia socialista que desarrollará sus relaciones en los Balcanes, en el Mediterráneo sureste, en Europa, en todo el mundo, teniendo como criterio el beneficio mutuo de los pueblos, la solidaridad obrero-popular, y no los antagonismos, las esferas de influencia, las leyes y el concepto de “divide y reina” de los capitalistas, sus Estados y alianzas.

Este camino del KKE es incompatible con todas las versiones de la política actual, es incompatible con la Unión Europea y la OTAN. Este camino para que se convierta en realidad, para crear condiciones para conquistas firmes y sostenibles, requiere una confrontación continua, planificada, estudiada, y decisiva contra las instituciones y los partidos del capital, tanto en Grecia como a nivel europeo.

El propio estudio de la realidad política griega y europea, de los partidos burgueses, liberales, socialdemócratas, populistas de la ultra-derecha y oportunistas, de toda su trayectoria y presencia especialmente los últimos 15 años (con la alternancia de una profunda crisis económica con una recuperación económica inestable, nuevas guerras imperialistas, pandemia, intensificación de desastres naturales, agudización de los antagonismos entre los monopolios, etc.) demuestran que es justificado el rechazo categórico del KKE a apoyar, participar o incluso tolerar cualquier tipo de gestión capitalista del partido o de los partidos gubernamentales, como de los de la oposición, que en esencia están en línea con las decisiones principales estratégicas y alianzas del capital.

Se demuestra que es justificada la posición del Partido de oponerse firme y decisivamente contra todos ellos, sobre una base de oposición clasista y militante, en primer lugar dentro del movimiento obrero y más ampliamente en el movimiento popular, así como en las instituciones del Estado burgués donde participa a través de los procesos electorales (parlamentarias, europeas, municipales y regionales). 

Se trata de una lucha dura que se está librando en Grecia, pero al mismo tiempo va más allá de sus fronteras. El KKE busca e intenta coordinar a las fuerzas sociales y políticas (obreras, comunistas) de los demás países europeos y aún más ampliamente, coordinarse con toda acción e iniciativa que se desarrolla en los Balcanes, en Oriente Medio, en los países de la cuenca mediterránea, así como en los demás continentes.

La base de la acción revolucionaria de cada Partido Comunista es su propio país. Cabe decir que la teoría de Lenin del eslabón más débil es plenamente vigente. Nadie sabe en qué país se romperá este eslabón. Cada Partido Comunista, incluso el nuestro, debe estar preparado en su propio país. En el sistema burgués se producen fricciones y rupturas. Movimientos insurreccionales de masas, una situación revolucionaria se pueden producir en un momento imprevisto. Además, la conquista del poder en un país o grupo de países objetivamente contribuirá al desarrollo del movimiento obrero revolucionario internacional, a la coordinación de la lucha de clases a nivel regional e internacional.

Por supuesto el KKE sabe que la lucha de clases por la conquista revolucionaria del poder en Grecia es un proceso complejo, y se pone aún más difícil mientras se retrase el reagrupamiento ideológico, político y organizativo del movimiento comunista internacional. El KKE no tiene falsas ilusiones de que Grecia puede ser un paraíso de poder obrero y de prosperidad socialista, en una Europa dominada por la Unión Europea, los monopolios, las leyes y medidas del memorándum, los armamentos imperialistas, las intervenciones y las guerras. Sin embargo, al mismo tiempo, el KKE también es muy consciente de que las cosas no permanecen estáticas. Levantamientos y situación revolucionaria en uno, dos o más países señalarían agitaciones más generales en la región, en el continente europeo, y otros lugares.

El KKE además es consciente de lo que significa e implica todo ello para los pueblos, su presente y futuro, así como la profundidad y la intensidad de las contradicciones que conducen al debilitamiento de esta construcción imperialista. En fin, existe una base objetiva para que la fuerza obrero-popular y la fuerza de todos los pueblos arrase todo esto, supere cualquier dificultad y tome su futuro en sus propias manos, tiene una base objetiva. La clase obrera se despertará. Por tanto, la dimensión internacional de la lucha, la unificación de todos los esfuerzos a nivel europeo, contra la UE, contra la OTAN, contra la guerra imperialista, por la retirada y la disolución efectiva de todas estas alianzas capitalistas interestatales, es necesaria y vital hoy más que nunca.

El internacionalismo proletario es una condición previa necesaria para el curso exitoso y ascendiente del Partido en base a sus objetivos estratégicos, para el reagrupamiento del Movimiento Comunista Internacional. Desde este punto de vista, el Partido debe contribuir aún más concretamente para desarrollar una línea de agrupación y coordinación en base revolucionaria, determinando de manera aún más concreta las condiciones previas principales y necesarias por ello, y al mismo tiempo tomar iniciativas para discutir este marco y las condiciones de cooperación a través de contactos bilaterales, multilaterales y otros contactos, y fortalecer en concreto de las posibilidades que se desarrollan en cada país concreto, dando prioridad a los Estados capitalistas donde nuestro partido y la Juventud Comunista de Grecia (KNE) tienen fuertes y relativamente grandes organizaciones.

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El KKE, al igual que otros partidos comunistas, se fundó y se desarrolló bajo la influencia de la Revolución Socialista de Octubre. El papel de la existencia y del fortalecimiento constante del Partido Comunista es una condición indispensable para abrir el camino para la única perspectiva victoriosa para la clase obrera y el pueblo.

Por supuesto no basta con repetir en general la necesidad de fortalecer el Partido, su importancia y su papel. Debemos trabajar infatigablemente y diariamente, todos por este objetivo.

Además, los desarrollos económicos y políticos en Grecia, en Europa y en todo el mundo contribuyen a abrir continuamente un debate sobre el Programa del Partido, la estrategia por el derrocamiento del capitalismo, los impasses del sistema capitalista y la fuerza de la lucha de clases, cultivar nuestros valores e ideales, que a pesar de la correlación de fuerzas negativa nos llenan de optimismo por el éxito de nuestro objetivo, es decir que la clase obrera conquiste el poder y construya el socialismo-comunismo.

Contribuyen a plantear en el centro del debate y sobre todo con los candidatos a ingresar en el partido, la necesidad de un KKE ideológica, política y organizativamente fuerte, arraigado en los centros industriales y otros centros de trabajo, en sectores, en la clase obrera en su conjunto, en los barrios obrero-populares y en la juventud.

Un partido con la fuerza y la voluntad única de actuar de manera firme e inquebrantable para que la clase obrera se enfrente y al final vence a un adversario fuerte y organizado, la clase obrera, el Estado y sus mecanismos, sus alianzas imperialistas, sus partidos. La maduración de cientos, de miles de trabajadores que pueden convertirse en miembros del partido no requiere solo tiempo sino una intervención ideológica, política, organizativa masiva combinada, multiforme y persistente, y la intervención escalada planificada para el cambio de correlación de fuerzas, la configuración de criterios de clase, políticos y culturales, sobre la necesidad de fortalecer el KKE en la lucha por el derrocamiento revolucionario.

Se trata de una cuestión que incluye el trabajo individualizado y concreto para la concienciación de más trabajadores de vanguardia sobre la necesidad de un reclutamiento organizado al Partido.

Porque el trabajo colectivo, la sujeción de los objetivos individuales a los colectivos, la dirección y acción unificadas, la implementación consciente de las resoluciones colectivas, la disciplina consciente, la crítica y autocrítica camaraderiles, son elementos que garantizan la capacidad de desarrollar eficazmente la lucha de clases. Entre esta participación y acción se logra la perseverancia en una lucha con dificultades derivadas de la correlación de fuerzas negativa también en el período de la contrarrevolución.

Además, esto requiere preparación revolucionaria y disposición para confrontaciones decisivas en los momentos de auge de la lucha de clases cuando lo que no acaece en un año sucede en un rato.

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En esta dirección es muy importante que se abra el debate sobre conclusiones básicas y actuales para la organización de la lucha de clases, y la necesidad de que la clase obrera y las capas populares pasen a primer plano, reconozcan la raíz de los problemas y del verdadero adversario al que se enfrentan; es decir, el sistema capitalista y su poder.

Hay que destacar el carácter y el papel del Partido de nuevo tipo en las condiciones actuales, es decir la importancia de la existencia de una organización revolucionaria cuya función, formación y orientación de su acción están determinadas por el objetivo político básico de la clase obrera, tal como está expresado en nuestros principios estatutarios. 

Hay que destacar la gran experiencia positiva de la construcción del socialismo en el siglo XX, que a pesar de sus debilidades y retrocesos, fue un paso de la humanidad hacia delante. Muestra cómo el poder obrero, la socialización de los medios de producción y la planificación central pueden dar hoy un enorme impulso a la satisfacción de las necesidades contemporáneas de los trabajadores y del pueblo, y cómo el socialismo puede ser la respuesta a las necesidades del siglo XXI.

Esto es particularmente importante hoy, en la época de la 4ª revolución industrial, de la Inteligencia artificial que abren nuevos caminos para la humanidad, pero que en manos de los capitalistas pueden conducirla al desastre, ya que el “capitalismo es el mayor virus”.

La plena liberación de las fuerzas productivas en un sistema cuyo criterio no sea el aumento de la tasa de ganancia, en un sistema que promueva el bienestar de los trabajadores con respeto al medio ambiente, será redentora. En el socialismo, el uso de la Inteligencia Artificial, así como de todo invento y logro científico con la planificación científica central y al mismo tiempo con el control obrero, será en beneficio de los trabajadores, de toda la humanidad.

En esta dirección el KKE está en la vanguardia de la lucha, con una estrategia revolucionaria contemporánea, y con un esfuerzo constante de ampliar sus lazos militantes con la clase obrera, los sectores populares de las capas medias urbanas, los campesinos y los jóvenes.

Solo en la lucha de la clase obrera y de los pueblos está la esperanza del derrocamiento del sistema frente a un mundo que es cada vez más bárbaro e injusto.

¡Saldremos victoriosos por muy grandes que sean nuestros sacrificios!