El partido comunista es el partido de la clase obrera, el partido proletario, expresa en todo momento y circunstancia los intereses generales inmediatos e históricos de los trabajadores. Por tanto en cada lucha diaria buscamos asentar el vínculo entre la demanda concreta y el objetivo del derrocamiento del capitalismo. Esta no es una cuestión formal, una intención, tiene que materializarse asegurando también una estrategia revolucionaria y por tanto debe existir una concordancia entre la naturaleza de clase del Partido y su Programa, para así poder alcanzar el título de Partido de Nuevo Tipo.
Determinante fue entonces el estudio de la realidad, de los nuevos problemas y la redacción del nuevo Programa del partido adoptado en el V Congreso realizado el 13, 14 y 15 de septiembre del año 2014, donde queda claro que entre el capitalismo y el socialismo no hay ni una estación intermedia, ni un tercer camino. [3]
Los puntos básicos del nuevo Programa son los siguientes:
- México es un país donde el capitalismo se encuentra plenamente desarrollado y el antagonismo socioclasista es el que se da entre capital y trabajo. México ocupa un lugar intermedio e interdependiente en el sistema imperialista, con relaciones de dominación y subordinación asimétricas, pero donde se fortalece el capitalismo de los monopolios, dada la tendencia de concentración y centralización de capitales.
- Los polos de la sociedad, de la lucha de clases son la burguesía y el proletariado, como clases principales, es decir el antagonismo capital/trabajo. El campesinado sufrió modificaciones radicales después del TLCAN, y hay una tendencia constante a la proletarización de la pequeñaburguesía, por lo que entre las capas medias hay sectores populares proclives a participar de una alianza social donde la hegemonía y la conducción la tenga el proletariado y su Partido Comunista.
- El grado de desarrollo del capitalismo, la explotación, la pauperización, la crisis, la contradicción entre la riqueza socialmente producida y su apropiación privada, son factores objetivos de una nueva revolución en México que tendrá un carácter socialista. El objetivo del socialismo-comunismo alcanza madurez por los límites históricos del capitalismo y el derrocamiento del capitalismo se coloca a la orden del día, y el partido del derrocamiento revolucionario del capitalismo es el Partido Comunista.
- Tanto el V como el VI Congreso (realizado el 3, 4 y 5 de agosto del 2018) han concluido que para este objetivo existe un desencuentro entre las condiciones objetivas y las subjetivas (consciencia y organización), y que el factor que determina que las condiciones subjetivas se sincronicen con las objetivas es el Partido Comunista, por lo que su fortalecimiento es una necesidad de primer orden del proceso revolucionario en México.
Es bajo esas premisas que el desarrollo del PCM es imprescindible y para ello debemos surgir con una política de organización que asegure el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la militancia y las organizaciones del Partido, así como su trabajo entre las masas proletarias.
No es posible sostener una línea clasista con ambigüedades y por tanto el antagonismo con la clase dominante, la burguesía, debe desarrollarse irreconciliablemente. Esto que es una obviedad, se puede perder de vista cuando aparecen fenómenos como el progresismo, una manifestación de la socialdemocracia. Llegamos a la conclusión de que contrario a la ilusión de que es un camino al socialismo, en los hechos es una gestión del capitalismo en tanto que los fundamentos de tal modo de producción permanecen inalterables, entre ellos la propiedad de los medios de producción y la apropiación de la riqueza socialmente creada que continúan en manos privadas, en manos de los monopolios capitalistas sean privados o estatales; queda entonces claro el rol pernicioso de teorías surgidas dentro de la corriente oportunista del movimiento comunista, como el poscapitalismo, así como la colaboración con esos gobiernos, o la participación en ellos. La propuesta del “socialismo del siglo XXI” que algunos PC integraron a sus posiciones ideológicas es un capitalismo maquillado. Considerar que tales gestiones del capitalismo pueden ser más positivas que otras, que la gestión socialdemócrata/progresista es mejor que la neoliberal, lleva al alejamiento de la posición clasista del Partido, y es por tanto una postura inadmisible. Consecuente con ello el PCM tomó la decisión de separarse en 2015 del Foro de Sao Paulo, un agrupamiento de partidos socialdemócratas, comunistas, y otras fuerzas que tiene en general una orientación socialdemócrata, y la línea de oponerse a la gestión neoliberal del capitalismo sin oponerse al capitalismo. El PCM también se opuso al gobierno socialdemócrata de Obrador, y se opone al de su sucesora, Claudia Sheinbaum.
En los últimos 40 años viene adquiriendo presencia en la economía y la política de México el fenómeno del narcotráfico, un proceso de acumulación capitalista que no se encuentra al margen del Estado sino entrelazado a él, con características agresivas contra los trabajadores, a los que recluta violentamente para su proceso productivo ilegal, y que arroja en los últimos 18 años 130,000 desaparecidos; que aparece como fuerza de choque contrarrevolucionaria contra campesinos a los que se despoja de la tierra y contra proletarios que protestan contra la minería a cielo abierto. Hoy esa para-economía tiene expresión política en todos los partidos de la burguesía y extiende su influencia a Centroamérica y Ecuador. No desdeñamos su rol paramilitar.
La orientación clasista del Partido también se sustenta en el foco gravitacional de su actividad que es la clase obrera en sus centros de trabajo y también la intervención en el movimiento obrero y sindical; tal actividad la consideramos central y la experiencia nos indica que cada paso dado debe ser evaluado, estudiado. A través de la realización de cuatro Conferencias obrero-sindicales los militantes destacamentados en esa importante labor han precisado directrices, pues no bastan las consignas generales, sino que estas deben ser concretas con relación a cada rama laboral, sindicato, zona fabril e incluso a cada centro de trabajo. El PCM está convencido que el reagrupamiento obrero y de su movimiento desde una perspectiva clasista es esencial para el proceso de la Revolución Socialista. La “columna vertebral del trabajo de masas del partido es el trabajo obrero sindical. Es una obligación militante desplegar las actividades de agitación, propaganda y organización partidaria, es decir actuar políticamente primero en nuestros centros de trabajo, en los corredores fabriles, entre los sindicatos de los sectores económicos estratégicos, organizar a la clase obrera no organizada en sindicatos y fortalecer política y organizativamente al Partido Comunista. Así estamos afirmando que efectivamente la clase obrera es la llamada a emancipar a las demás clases oprimidas. Esto es importante no perderlo de vista pues el trabajo con los sectores populares está en función de esta premisa. Si la clase obrera no está organizada ni ocupando la vanguardia en la lucha de clases, resistiendo los embates de la patronal, las arbitrariedades u omisiones estatales y construyendo una alternativa política revolucionaria, todas las demás luchas quedarán entrampadas en los límites de la resistencia y todo intento de éstas de pasar a la ofensiva será sofocado cruenta o incruentamente por el Estado” [4]. El PCM orienta a sus cuadros para la articulación de un movimiento obrero y sindical clasista, de actividad para organizar a los desempleados, a los precarios, a los trabajadores de aplicaciones. Hoy que la burguesía y los monopolios preparan una ampliación de su actividad con el neashoring, también nosotros preparamos para intervenir desde un primer momento entre los trabajadores de los ferrocarriles que se construirán, de las instalaciones logísticas que plantean poner en marcha en varias zonas del país.
La línea de la lucha de clases, y la inamovible posición de los comunistas en esa posición, así como las trágicas lecciones del pasado nos entregan como conclusión el asunto vital de la independencia de clase, de la autonomía e independencia del Partido; por ello consideramos que el Partido Comunista no es solo el que crea las condiciones subjetivas del proceso revolucionario, sino que el mismo es el factor subjetivo, y por tanto no tiene sustituto; refutamos con base en la experiencia la posición que sostiene que los comunistas deben ser la vanguardia en la búsqueda de un frente, movimiento o alianza capaz de producir cambios, depositando en esas articulaciones la conducción y dejando al propio Partido como una fuerza más, que incluso debe sacrificar su posición dirigente en aras de la “unidad”; no compartimos esa visión; el Partido Comunista es el organizador y fuerza dirigente de los procesos revolucionarios, es la vanguardia, y por tanto rechazamos la teoría de nuevos sujetos políticos unitarios; consideramos como muy negativa la tendencia neobrowderista que predomina en Latinoamérica en que la acción política de la clase obrera varios partidos comunistas la depositan en frentes o movimientos, incluso fundiéndose orgánicamente en ellos, por ejemplo ahora el PC Colombiano a través del Pacto Histórico, el partido socialdemócrata que encabeza Petro, el PC Boliviano a través del MAS, el PC de Uruguay a través del Frente Amplio, etc. Es una ruta segura a la liquidación, como lo fueron los casos del PC de El Salvador en el FMLN o del PC Dominicano en Fuerza de la Revolución. Por supuesto el PCM si tiene una política unitaria y de alianzas, pero no es con fuerzas burguesas, ni con Estados capitalistas, nuestra lucha es por la unidad de la clase obrera y una política de alianzas de la clase obrera con los campesinos pobres, con los sectores populares, con los pueblos indígenas en una dirección anticapitalista, antimonopolista y por el poder obrero y popular.
Consideramos que nuestra intervención política debe desarrollarse con autonomía e independencia; así por ejemplo en las elecciones presidenciales del año 2024 no nos hemos sometido a la falsa disyuntiva entre socialdemócratas o neoliberales sino que hemos presentado una candidatura comunista que cumplió la tarea de desenmascarar a ambas opciones como expresiones del partido del capital, y a colocar en el debate el objetivo de cambios profundos y radicales.
La independencia y la autonomía del Partido Comunista siempre estuvieron asediadas en nuestro país por el asunto de la unidad nacional. La vecindad con los EEUU es un factor político, donde los intereses expansionistas e intervencionistas han sido una constante con varias agresiones militares en el siglo XIX y XX, una de ellas, la de 1847 que mutiló el territorio de México despojándolo de más de la mitad. La burguesía como clase dominante en México lucra constantemente con el discurso de la soberanía, pero al paso del tiempo se demuestra su demagogia, y en los momentos en que desde la gobierno norteamericano se opta por más presión, en México se agita siempre el discurso de la “unidad nacional”; la posición de los comunistas es que los gobiernos burgueses antes, y más hoy que existe el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) no tienen el menor interés en preservar la soberanía del país sino que apelan a la unidad nacional para contar con mejores condiciones en sus negociaciones con su contraparte norteamericana. El rol del PC es articular de manera independiente, sin poner pausa a la lucha de clases, la lucha contra el intervencionismo norteamericano, lo que es una diferencia con lo que pasaba anteriormente donde equivocadamente se promovió la política de la unidad nacional. Por ejemplo hoy que promoviendo medidas proteccionistas la administración Trump ejerce fuertes presiones, y que por otro lado la “defensa· de la soberanía que hace el gobierno de Sheinbaum es la defensa del T-MEC, claramente decidimos no quedar atrapados en esa lógica. Sino oponernos a las medidas agresivas de EEUU sin dejar de oponernos al gobierno antiobrero y antipopular de México. El Partido Comunista es también un férreo opositor a los acuerdos interestatales imperialistas, como el que existe desde 1994 entre Canadá, México y EEUU, y luchamos por la salida de México del TMEC.
Como parte de la posición clasista tiene un lugar esencial la cuestión de la mujer; han sido los comunistas los pioneros en la lucha por la emancipación de la mujer, pero hoy en general hay una mala dirección pues las ideas del feminismo, que es una corriente burguesa y pequeñoburguesa, predomina en ese frente en varios PC. Los partidos comunistas clasistas e internacionalistas asumimos que sin una orientación clara por la emancipación de la mujer no se conquistará la unidad del proletariado y por tanto la Revolución Socialista. La emancipación de la mujer será imposible sin el socialismo, pero el socialismo tampoco se alcanzará sin la amplia participación de la mujer trabajadora; el PCM hace esfuerzos en la dirección por un movimiento para la emancipación de la mujer trabajadora y al mismo tiempo por una mayor participación de las mujeres no solo entre las filas partidarias sino entre los cuadros, y ello implica que en el plano de la vida orgánica se tomen medidas para vencer los obstáculos que objetivamente en la sociedad capitalista e impiden la participación amplia de la mujer en la vida política.