El Partido Comunista es el partido contemporáneo de la Revolución.


Sección de ideología del CC del PCM

Más de 120 años han pasado de los debates del II Congreso del POSDR y de la redacción por Lenin de su obra ¿Qué hacer? y otros trabajos sobre asuntos de organización y teoría del Partido, que fue validada por un constante proceso de fusión, a decir de Engels, del “socialismo científico con el movimiento obrero” en el curso de las revoluciones rusas de 1905 y Febrero de 1917, hasta el triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el poder soviético y la construcción socialista.

Esa concepción de Partido, es un aporte crucial de Lenin que enriquece el marxismo, y que es una parte inseparable de él, distinta cualitativamente a la que privaba en la II Internacional que finalmente fue incapaz de afrontar el advenimiento del imperialismo como fase superior del capitalismo, sus antagonismos y guerras, y con él la llegada de la época de la revolución social.

Previamente Marx y Engels habían esbozado al partido comunista y sus características esenciales, como partido de la clase obrera, como partido del derrocamiento del capitalismo. No es poca cosa, pero su primer documento programático no se llama Manifiesto Comunista como generalmente se le conoce, sino Manifiesto del Partido Comunista [1]. Aunque Marx y Engels fueron siempre militantes y actuaron políticamente organizados, su pensamiento esencialmente estuvo concentrado en la elaboración de los cimientos de la cosmovisión proletaria, de la concepción materialista de la historia, y no pudieron dedicar tiempo a la cuestión de la teoría del Partido, ello no obsta para que quedara asentado el punto del elemento consciente y que el nuevo modo de producción que sustituirá al del capitalismo será a partir de la intervención consciente y organizada del proletariado en el desarrollo de la lucha de clases hasta el fin: la conquista del poder obrero revolucionario. 

Las condiciones de acción política de los marxistas rusos les llevaron a dedicar un esfuerzo ideológico en esa dirección, pero no solo desde las condiciones concretas y específicas, sino situando sus rasgos generales y universales, por ello la teoría leninista y bolchevique del Partido no solo resuelve un asunto vital de la Revolución Rusa, sino de la Revolución Mundial. Y ello se dimensiona con la III Internacional y las 21 Condiciones de ingreso a la Comintern adoptadas por su II Congreso.

La historia enriqueció la experiencia sobre el rol del Partido y también nos entregó amargas lecciones que no hay que olvidar.

El proceso de disolución del Partido Comunista Mexicano en 1981 es una muestra de ello, pues fue una renuncia a la lucha por el socialismo y a la necesidad del Partido Comunista. No fue una decisión espontanea sino un curso disolvente que tuvo varios momentos, y tal vez el primero fue la prolongada crisis sobre el drástico viraje que se produjo al regreso de la delegación mexicana al VII Congreso de la Comintern con la orientación estratégica de la unidad a toda costa que llevó del choque y confrontación con el gobierno burgués a la alianza con él para impulsar el frente popular, y en materia obrera a la renuncia a las posiciones conquistadas en varias direcciones sindicales para mantener la alianza con las corrientes socialdemócratas en una central unificada, la Confederación de Trabajadores de México. Todo el trabajo de implantación entre las masas obreras, de construcción de organizaciones y movimientos de masas acumulado entre 1924 y 1935 – a pesar de un periodo de clandestinidad entre 1929 y 1933- se sacrificó en pro de las organizaciones unitarias del frente popular mexicano, y uno de los errores mayores fue diluir la juventud comunista en las Juventudes Socialistas Unificadas de México, que después de disolvería para dar paso a la juventud del gubernamental Partido de la Revolución Mexicana, decisión negativa a todas luces y que no enfrentó ninguna oposición o discrepancia ni en el seno de la Juventud Comunista ni del propio Partido; ese contexto llevó a que una cantidad muy importante de cuadros consideraran más importante las organizaciones unitarias y al propio PRM (considerado como la materialización del frente popular mexicano) abandonando así las filas del PCM; ese primer momento preparó las condiciones para la influencia del browderismo que tuvo como primera medida el cambio de nombre de Partido Comunista de México a Partido Comunista Mexicano, y una modificación estatutaria que además de alteraciones al centralismo democrático llevó a la disolución de las células de industria y centro de trabajo conservando solo las células territoriales. Si no se fue tan lejos como en los casos de los partidos en EEUU, Cuba y Colombia, fue por el artículo de J. Duclos criticando a Browder por la disolución del CPUSA, aunque ya estaban incluso los proyectos para la fusión del PCM con otros grupos en la llamada Liga Socialista de México, concebida al igual que la Asociación Política Comunista [2] como un club ideológico, limitado al estudio y la propaganda pero no a la lucha política. 

Esos pasos facilitaron que cuando a mediados de los años 60 con base en la plataforma del XX-XXII Congreso del PCUS se adoptara una orientación liquidadora y su avance acelerado, aunque hubo una resistencia sin la fuerza para poner freno a ello. Tal orientación no era exclusivamente endémica sino parte de la corriente oportunista del eurocomunismo. La plataforma programática coloca la democracia como el objetivo, y por tanto el ataque y renuncia a la dictadura del proletariado, y también al centralismo democrático y en los hechos va disolviendo al PCM, por lo que la decisión de dejar de ser un partido comunista es una simple consecuencia de la corrosión oportunista.

Fue un proceso corrosivo de largo plazo atrapado en la lógica de las etapas intermedias y la alianza con capas de la burguesía y la pequeñaburguesía, donde se fue desnaturalizando la concepción organizativa, programática y alterando la composición de clase del Partido Comunista Mexicano, donde se renunció a la dictadura del proletariado, a la vía revolucionaria, al centralismo democrático, al marxismo-leninismo, al internacionalismo proletario, donde la vida interna dejó de lado la unidad y la disciplina para dar lugar a los grupos, las corrientes permanentes; donde la ciencia del marxismo-leninismo fue gradualmente abandonada para dar paso al eclecticismo ideológico, al antisovietismo, al llamado “socialismo democrático”, para finalmente renunciar a la lucha y pasar abiertamente al campo de la clase dominante. La disolución en 1981 fue un resultado de la política oportunista y liquidadora de varias décadas.

La reorganización

Después de 13 años, en 1994 se inicia un proceso para la reorganización del Partido Comunista, lo que fue ya un acierto, pero no una solución completa al problema. En el intervalo se había también disuelto el Partido Comunista Italiano, el Partido Comunista de El Salvador y con el triunfo temporal de la contrarrevolución fueron disueltos el Partido Comunista de la Unión Soviética y otros partidos comunistas en Europa del Este. Por tanto la reorganización del PCM se da en una atmosfera de confusión ideológica en distintos asuntos, entre ellos el de la propia concepción del Partido.

Dos enfoques inexactos predominaron entonces, y hasta el año 2000: 1) el que consideraba que bastaba restablecer el Partido tal como era antes de la liquidación 2) el que colocaba la renuncia al centralismo democrático y a toda la teoría leninista de organización al considerarlos responsables de la crisis partidaria, además de superados históricamente. Ambos enfoques equivocados predominaron inicialmente. El estudio del marxismo-leninismo y de la experiencia del movimiento comunista internacional entre los cuadros comunistas fue creando las condiciones para una discusión fructífera en los marcos orgánicos, además alimentada por las propias discusiones y praxis del movimiento comunista en América Latina e internacionalmente, por ejemplo sobre los sujetos emergentes, los movimientos sociales, la izquierda, el progresismo, el socialismo del siglo XXI, las alianzas.

Fue un periodo de alrededor de 10 años para arribar al IV Congreso en el 2010 en el que aparecen ya el conjunto de características que nutren la identidad comunista plena del PCM.

El irrenunciable carácter clasista del Partido

El partido comunista es el partido de la clase obrera, el partido proletario, expresa en todo momento y circunstancia los intereses generales inmediatos e históricos de los trabajadores. Por tanto en cada lucha diaria buscamos asentar el vínculo entre la demanda concreta y el objetivo del derrocamiento del capitalismo. Esta no es una cuestión formal, una intención, tiene que materializarse asegurando también una estrategia revolucionaria y por tanto debe existir una concordancia entre la naturaleza de clase del Partido y su Programa, para así poder alcanzar el título de Partido de Nuevo Tipo.

Determinante fue entonces el estudio de la realidad, de los nuevos problemas y la redacción del nuevo Programa del partido adoptado en el V Congreso realizado el 13, 14 y 15 de septiembre del año 2014, donde queda claro que entre el capitalismo y el socialismo no hay ni una estación intermedia, ni un tercer camino. [3]

Los puntos básicos del nuevo Programa son los siguientes:

  • México es un país donde el capitalismo se encuentra plenamente desarrollado y el antagonismo socioclasista es el que se da entre capital y trabajo. México ocupa un lugar intermedio e interdependiente en el sistema imperialista, con relaciones de dominación y subordinación asimétricas, pero donde se fortalece el capitalismo de los monopolios, dada la tendencia de concentración y centralización de capitales.
  • Los polos de la sociedad, de la lucha de clases son la burguesía y el proletariado, como clases principales, es decir el antagonismo capital/trabajo. El campesinado sufrió modificaciones radicales después del TLCAN, y hay una tendencia constante a la proletarización de la pequeñaburguesía, por lo que entre las capas medias hay sectores populares proclives a participar de una alianza social donde la hegemonía y la conducción la tenga el proletariado y su Partido Comunista.
  • El grado de desarrollo del capitalismo, la explotación, la pauperización, la crisis, la contradicción entre la riqueza socialmente producida y su apropiación privada, son factores objetivos de una nueva revolución en México que tendrá un carácter socialista. El objetivo del socialismo-comunismo alcanza madurez por los límites históricos del capitalismo y el derrocamiento del capitalismo se coloca a la orden del día, y el partido del derrocamiento revolucionario del capitalismo es el Partido Comunista.
  • Tanto el V como el VI Congreso (realizado el 3, 4 y 5 de agosto del 2018) han concluido que para este objetivo existe un desencuentro entre las condiciones objetivas y las subjetivas (consciencia y organización), y que el factor que determina que las condiciones subjetivas se sincronicen con las objetivas es el Partido Comunista, por lo que su fortalecimiento es una necesidad de primer orden del proceso revolucionario en México.

Es bajo esas premisas que el desarrollo del PCM es imprescindible y para ello debemos surgir con una política de organización que asegure el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la militancia y las organizaciones del Partido, así como su trabajo entre las masas proletarias.

No es posible sostener una línea clasista con ambigüedades y por tanto el antagonismo con la clase dominante, la burguesía, debe desarrollarse irreconciliablemente. Esto que es una obviedad, se puede perder de vista cuando aparecen fenómenos como el progresismo, una manifestación de la socialdemocracia. Llegamos a la conclusión de que contrario a la ilusión de que es un camino al socialismo, en los hechos es una gestión del capitalismo en tanto que los fundamentos de tal modo de producción permanecen inalterables, entre ellos la propiedad de los medios de producción y la apropiación de la riqueza socialmente creada que continúan en manos privadas, en manos de los monopolios capitalistas sean privados o estatales; queda entonces claro el rol pernicioso de teorías surgidas dentro de la corriente oportunista del movimiento comunista, como el poscapitalismo, así como la colaboración con esos gobiernos, o la participación en ellos. La propuesta del “socialismo del siglo XXI” que algunos PC integraron a sus posiciones ideológicas es un capitalismo maquillado. Considerar que tales gestiones del capitalismo pueden ser más positivas que otras, que la gestión socialdemócrata/progresista es mejor que la neoliberal, lleva al alejamiento de la posición clasista del Partido, y es por tanto una postura inadmisible. Consecuente con ello el PCM tomó la decisión de separarse en 2015 del Foro de Sao Paulo, un agrupamiento de partidos socialdemócratas, comunistas, y otras fuerzas que tiene en general una orientación socialdemócrata, y la línea de oponerse a la gestión neoliberal del capitalismo sin oponerse al capitalismo. El PCM también se opuso al gobierno socialdemócrata de Obrador, y se opone al de su sucesora, Claudia Sheinbaum.

En los últimos 40 años viene adquiriendo presencia en la economía y la política de México el fenómeno del narcotráfico, un proceso de acumulación capitalista que no se encuentra al margen del Estado sino entrelazado a él, con características agresivas contra los trabajadores, a los que recluta violentamente para su proceso productivo ilegal, y que arroja en los últimos 18 años 130,000 desaparecidos; que aparece como fuerza de choque contrarrevolucionaria contra campesinos a los que se despoja de la tierra y contra proletarios que protestan contra la minería a cielo abierto. Hoy esa para-economía tiene expresión política en todos los partidos de la burguesía y extiende su influencia a Centroamérica y Ecuador. No desdeñamos su rol paramilitar.

La orientación clasista del Partido también se sustenta en el foco gravitacional de su actividad que es la clase obrera en sus centros de trabajo y también la intervención en el movimiento obrero y sindical; tal actividad la consideramos central y la experiencia nos indica que cada paso dado debe ser evaluado, estudiado. A través de la realización de cuatro Conferencias obrero-sindicales los militantes destacamentados en esa importante labor han precisado directrices, pues no bastan las consignas generales, sino que estas deben ser concretas con relación a cada rama laboral, sindicato, zona fabril e incluso a cada centro de trabajo. El PCM está convencido que el reagrupamiento obrero y de su movimiento desde una perspectiva clasista es esencial para el proceso de la Revolución Socialista. La “columna vertebral del trabajo de masas del partido es el trabajo obrero sindical. Es una obligación militante desplegar las actividades de agitación, propaganda y organización partidaria, es decir actuar políticamente primero en nuestros centros de trabajo, en los corredores fabriles, entre los sindicatos de los sectores económicos estratégicos, organizar a la clase obrera no organizada en sindicatos y fortalecer política y organizativamente al Partido Comunista. Así estamos afirmando que efectivamente la clase obrera es la llamada a emancipar a las demás clases oprimidas. Esto es importante no perderlo de vista pues el trabajo con los sectores populares está en función de esta premisa. Si la clase obrera no está organizada ni ocupando la vanguardia en la lucha de clases, resistiendo los embates de la patronal, las arbitrariedades u omisiones estatales y construyendo una alternativa política revolucionaria, todas las demás luchas quedarán entrampadas en los límites de la resistencia y todo intento de éstas de pasar a la ofensiva será sofocado cruenta o incruentamente por el Estado” [4]. El PCM orienta a sus cuadros para la articulación de un movimiento obrero y sindical clasista, de actividad para organizar a los desempleados, a los precarios, a los trabajadores de aplicaciones. Hoy que la burguesía y los monopolios preparan una ampliación de su actividad con el neashoring, también nosotros preparamos para intervenir desde un primer momento entre los trabajadores de los ferrocarriles que se construirán, de las instalaciones logísticas que plantean poner en marcha en varias zonas del país.

La línea de la lucha de clases, y la inamovible posición de los comunistas en esa posición, así como las trágicas lecciones del pasado nos entregan como conclusión el asunto vital de la independencia de clase, de la autonomía e independencia del Partido; por ello consideramos que el Partido Comunista no es solo el que crea las condiciones subjetivas del proceso revolucionario, sino que el mismo es el factor subjetivo, y por tanto no tiene sustituto; refutamos con base en la experiencia la posición que sostiene que los comunistas deben ser la vanguardia en la búsqueda de un frente, movimiento o alianza capaz de producir cambios, depositando en esas articulaciones la conducción y dejando al propio Partido como una fuerza más, que incluso debe sacrificar su posición dirigente en aras de la “unidad”; no compartimos esa visión; el Partido Comunista es el organizador y fuerza dirigente de los procesos revolucionarios, es la vanguardia, y por tanto rechazamos la teoría de nuevos sujetos políticos unitarios; consideramos como muy negativa la tendencia neobrowderista que predomina en Latinoamérica en que la acción política de la clase obrera varios partidos comunistas la depositan en frentes o movimientos, incluso fundiéndose orgánicamente en ellos, por ejemplo ahora el PC Colombiano a través del Pacto Histórico, el partido socialdemócrata que encabeza Petro, el PC Boliviano a través del MAS, el PC de Uruguay a través del Frente Amplio, etc. Es una ruta segura a la liquidación, como lo fueron los casos del PC de El Salvador en el FMLN o del PC Dominicano en Fuerza de la Revolución. Por supuesto el PCM si tiene una política unitaria y de alianzas, pero no es con fuerzas burguesas, ni con Estados capitalistas, nuestra lucha es por la unidad de la clase obrera y una política de alianzas de la clase obrera con los campesinos pobres, con los sectores populares, con los pueblos indígenas en una dirección anticapitalista, antimonopolista y por el poder obrero y popular.

Consideramos que nuestra intervención política debe desarrollarse con autonomía e independencia; así por ejemplo en las elecciones presidenciales del año 2024 no nos hemos sometido a la falsa disyuntiva entre socialdemócratas o neoliberales sino que hemos presentado una candidatura comunista que cumplió la tarea de desenmascarar a ambas opciones como expresiones del partido del capital, y a colocar en el debate el objetivo de cambios profundos y radicales.

La independencia y la autonomía del Partido Comunista siempre estuvieron asediadas en nuestro país por el asunto de la unidad nacional. La vecindad con los EEUU es un factor político, donde los intereses expansionistas e intervencionistas han sido una constante con varias agresiones militares en el siglo XIX y XX, una de ellas, la de 1847 que mutiló el territorio de México despojándolo de más de la mitad. La burguesía como clase dominante en México lucra constantemente con el discurso de la soberanía, pero al paso del tiempo se demuestra su demagogia, y en los momentos en que desde la gobierno norteamericano se opta por más presión, en México se agita siempre el discurso de la “unidad nacional”; la posición de los comunistas es que los gobiernos burgueses antes, y más hoy que existe el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) no tienen el menor interés en preservar la soberanía del país sino que apelan a la unidad nacional para contar con mejores condiciones en sus negociaciones con su contraparte norteamericana. El rol del PC es articular de manera independiente, sin poner pausa a la lucha de clases, la lucha contra el intervencionismo norteamericano, lo que es una diferencia con lo que pasaba anteriormente donde equivocadamente se promovió la política de la unidad nacional. Por ejemplo hoy que promoviendo medidas proteccionistas la administración Trump ejerce fuertes presiones, y que por otro lado la “defensa· de la soberanía que hace el gobierno de Sheinbaum es la defensa del T-MEC, claramente decidimos no quedar atrapados en esa lógica. Sino oponernos a las medidas agresivas de EEUU sin dejar de oponernos al gobierno antiobrero y antipopular de México. El Partido Comunista es también un férreo opositor a los acuerdos interestatales imperialistas, como el que existe desde 1994 entre Canadá, México y EEUU, y luchamos por la salida de México del TMEC.

Como parte de la posición clasista tiene un lugar esencial la cuestión de la mujer; han sido los comunistas los pioneros en la lucha por la emancipación de la mujer, pero hoy en general hay una mala dirección pues las ideas del feminismo, que es una corriente burguesa y pequeñoburguesa, predomina en ese frente en varios PC. Los partidos comunistas clasistas e internacionalistas asumimos que sin una orientación clara por la emancipación de la mujer no se conquistará la unidad del proletariado y por tanto la Revolución Socialista. La emancipación de la mujer será imposible sin el socialismo, pero el socialismo tampoco se alcanzará sin la amplia participación de la mujer trabajadora; el PCM hace esfuerzos en la dirección por un movimiento para la emancipación de la mujer trabajadora y al mismo tiempo por una mayor participación de las mujeres no solo entre las filas partidarias sino entre los cuadros, y ello implica que en el plano de la vida orgánica se tomen medidas para vencer los obstáculos que objetivamente en la sociedad capitalista e impiden la participación amplia de la mujer en la vida política.

Teoría revolucionaria para el movimiento revolucionario

Sostenemos la vigencia del marxismo-leninismo como la teoría científica para entender el mundo y transformarlo, que tiene sus concepciones fundamentales en las obras de Marx, Engels y Lenin, con aportes de otros revolucionarios, pero que no puede considerarse esquemáticamente sino que tiene que enriquecerse continuamente para afrontar una realidad cambiante. Es nuestro deber como comunistas hacer viva la idea de Lenin de que el marxismo no es un dogma sino una guía para la acción, y esta tarea no puede ser depositada sino en el propio Partido que considera el frente ideológico como una prioridad.

El bagaje teórico del movimiento comunista es inmenso, pero también son muchos los asuntos contemporáneos sobre los cuales enriquecer la teoría.

Entre los asuntos teóricos esenciales a los que hoy los partidos comunistas deben poner atención se encuentran los siguientes:

-La experiencia histórica de la construcción socialista; las características que ha mostrado el desarrollo del modo de producción socialista comunista, tal como la socialización de los medios de producción, el poder obrero revolucionario, la planificación central y científica de la economía y la incompatibilidad de las relaciones mercantiles y las relaciones socialistas, 

-El desarrollo del imperialismo como fase superior del capitalismo y su característica principal como capitalismo de los monopolios, los movimientos que se dan dentro del sistema imperialista, en la cúspide, los países intermedios, y la determinación de los eslabones débiles; la formación de alianzas y bloques de países capitalistas, sus antagonismos.

-Los cambios en la producción con la revolución científico-técnica en los marcos de la cuarta revolución industrial, las modificaciones en la estructura de clase y en la intensificación de la explotación.

La preparación teórica e ideológica nos viene permitiendo tener reflejos rápidos ante procesos como la multipolaridad, el “antifascismo”, etc.

No está de más enfatizar que el frente contra el oportunismo es permanente y vital no solo para la actividad del Partido, sino para su misma existencia.

Se trata por supuesto de elaborar teoría para afrontar las cuestiones prácticas de la lucha, que insistimos no puede ser dejado a la capacidad intelectual de algunos cuadros, sino a organismos específicos del Partido, como los centros de estudios o grupos de investigación.

El Partido Comunista por supuesto presta atención a la formación teórica de sus militantes, la cual no se adquiere en ningún otro sitio, sino en las filas de la juventud comunista y el Partido. Las escuelas de cuadros, los círculos de estudio, la revista teórica, no son accesorios, son imprescindibles. Debemos decir que también la labor editorial es de suma importancia, pues no puede dejarse a las editoriales burguesas la publicación de los libros necesarios para la autoeducación de los comunistas. Es el Partido Comunista el que tiene el deber de la edición de los clásicos del marxismo-leninismo y de toda aquella literatura orientada a fortalecer la cosmovisión proletaria y la cultura comunista.

Partido internacionalista

El partido comunista es por naturaleza internacionalista, y ello no se restringe a la solidaridad y las relaciones internacionales. En un mundo donde la crisis capitalista, la guerra imperialista, la explotación y la barbarie, golpean fuertemente a los trabajadores y pueblos es indispensable la intervención de los comunistas, lo que contrasta con la crisis ideológica, política y organizativa del movimiento comunista internacional y la ausencia de una estrategia revolucionaria unificada es una de las causas fundamentales, y en esa dirección el PCM busca hacer su aporte.

En todo momento de viraje de la lucha de clases la conducta de cada Partido frente al internacionalismo proletario se pone a prueba. Hoy con la guerra imperialista algunos partidos han pasado al campo del socialpatriotismo. El PCM con otros partidos comunistas fue preparándose en el curso de los años anteriores estudiando las tendencias del imperialismo y la agudización de los antagonismos entre EEUU y China capitalista. Sólidamente unido el PCM no dudó en caracterizar la guerra en Ucrania entre EEUU-UE-OTAN y Rusia como imperialista, y como imperialistas ambos lados del conflicto. En conjunto con el KKE, PCTE y TKP se han promovido iniciativas contra la guerra imperialista.

Las condiciones de la guerra imperialista que amenaza con generalizarse plantea restos a la actividad de los partidos comunistas, tanto la oposición a la barbarie, como la búsqueda de una salida revolucionaria.

Un asunto candente y también de los años siguientes es el flujo migratorio de los trabajadores; el Partido Comunista tiene el deber de organizar a esa parte de la clase obrera y combatir el chauvinismo y las políticas antiinmigrantes; también es parte de la actividad del PC organizar a los connacionales que emigran y trabajan en otros países. Para el PCM es un asunto estratégico las organizaciones de los trabajadores mexicanos que laboran en los EEUU, que son millones, y también combate contra la política antiinmigrante conjunta de los gobiernos de EEUU y México. Aunque los migrantes no consideran a México como un país de destino, las condiciones difíciles para cruzar ilegalmente la frontera a EEUU, lleva a que miles, sobre todo los más pobres, establezcan su residencia temporal o definitiva; estamos buscando establecer ligas con los trabajadores haitianos y hondureños, y organizarlos partidariamente. La burguesía busca envenenar a los trabajadores mexicanos y predisponerlos contra los migrantes, el PCM combate contra ello, contra el racismo y por la solidaridad.

Consideramos que con paciencia y firmeza se podrán dar pasos para espacios de coordinación de los PC, así como para discusiones a fondo para la elaboración de una estrategia revolucionaria común. Y claro está, porque estamos convencidos de ello de que venciendo mil obstáculos y fruto del esfuerzo el movimiento obrero y comunista hará surgir la continuidad de la I, II y III Internacional, que es una necesidad histórica.

El Partido, organismo vivo

Organizados bajo el principio del centralismo democrático, con una disciplina única, con plena unidad ideológica, política y organizativa, el Partido Comunista se desarrolla.

La célula, organización de base, es fundamental para la existencia y actividad del Partido Comunista, pues desde ahí se extiende el tejido partidario, como una organización de organizaciones, de inferiores a superiores. Las células, comités regionales, Comité Central, no las concebimos como instancias formales, sino cono organismos vivos que se reúnen, discuten, intervienen. Hay varios factores disolventes a los que el Partido combate, uno de ellos es la llamada virtualidad que se instaló con fuerza durante la pandemia, pero ello no ocurrió en el PCM. Solo algunas comisiones de trabajo fueron autorizadas a sesionar electrónicamente, en tanto que las células y comités tomando todas las precauciones sanitarias funcionaron regularmente. Entonces se reflexionaba que si entre 1929 y 1934 que el PCM fue ilegalizado se mantuvo el funcionamiento de la estructura y la impresión regular de El Machete, guardando las proporciones, en cualquier circunstancia se puede hacer. Y es que no hay obstáculo que no se deba vencer.

Pero así como es importante que cada célula se reúna en tiempo y forma, lo mismo aplica para las reuniones de los comités intermedios, las sesiones plenarias del CC, y por supuesto la periodicidad de los Congresos. La experiencia histórica nos enseña que cuando los Congresos de partidos comunistas tuvieron que aplazarse por largos periodos se generaron problemas importantes que atrofian la vida del Partido.

El Partido de los sepultureros del capitalismo

Está vigente la consideración de que con el triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre se inauguró la transición histórica del capitalismo al socialismo Vivimos en la antesala de la Revolución Socialista, y aunque en este momento la correlación de fuerzas es adversa, es inevitable el choque entre las fuerzas del trabajo y el capital.

El Partido Comunista es el partido de la Revolución, el partido contemporáneo de la Revolución debido a que expresa los intereses de la clase revolucionaria moderna que es el proletariado, debido a que porta el programa de la revolución social que derroca al caduco modo de producción capitalista para el advenimiento del modo de producción socialista-comunista, es el Estado mayor de la clase obrera, la educa y la organiza para la toma del poder, y la va templando en las batallas previas.

Los marxistas-leninistas sabemos que desde el espontaneísmo no se llega al objetivo de que la clase obrera tome el poder y por ello no dudamos como revolucionarios profesionales a colocar nuestro empeño, nuestro mejor esfuerzo a que el Partido Comunista sea fuerte, arraigado en la clase obrera, y resuelto al combate, sean cuales sean las circunstancias.


[1] Ello ya en si refuta el argumento de muchos oportunistas, sobretodo de la corriente eurocomunista y de la llamada Nueva Izquierda de que la cuestión del Partido es solo un asunto jacobino, autoritario y sectario del leninismo.

[2] Nombre adoptado durante la liquidación temporal del Partido Comunista de los EEUU.

[3] Nutrió nuestra reflexión el estudio científico del Partido Comunista de Grecia adoptado como Resolución de su XVIII Congreso, y que tuvo ya tres ediciones en México con el título de Tesis sobre el socialismo, que presenta conclusiones sobre la construcción socialista en el siglo XX, principalmente en la URSS.

[4] Para la Nueva Revolución, Partido Comunista fuerte. Material de trabajo de la Conferencia Nacional de Organización del PCM realizada en agosto del 2021.