Estimado lector:
Tienes en tus manos el tercer número de la Revista Comunista Internacional, que está dedicado a la clase obrera, a sus condiciones de vida contemporánea, a su lucha, a las conclusiones que derivan de la actividad del movimiento obrero y comunista, a la experiencia de la construcción del primer Estado obrero en el mundo, la URSS.
En oposición a las teorías burguesas y oportunistas, la realidad es que la clase obrera no sólo no ha desaparecido, sino que se está desarrollando y creciendo, a nivel de cantidad y calidad, como la fuerza básica de producción, independien- temente de los cambios en su estructura y composición debido a las modifica- ciones en el proceso de producción causados por el progreso tecnológico. En todos los países hay variaciones y diferenciaciones en cuanto a la concentración de la clase obrera, su distribución en los diversos sectores; existen diferentes ritmos de destrucción de las capas medias, de la pequeña producción agrícola, en las oscilaciones de los flujos de inmigrantes y en otros factores individuales que afectan los indicadores de cantidad y calidad de la clase obrera. Es necesario que los partidos comunistas y obreros estudien tales factores para reforzar su estrategia y táctica, para contribuir al fortalecimiento de la unidad clasista de la clase obrera, en la alianza social con los sectores populares. Los cambios que se producen justifican, sin lugar a dudas, la conclusión que la clase obrera es la fuerza motriz del desarrollo social y que su misión histórica es la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, de la explotación del hom- bre por el hombre, la eliminación total de las clases. No hay otra fuerza social que pueda desempeñar este papel.
Hoy, la realidad de la crisis económica capitalista, que se ha manifestado de forma sincronizada en varios países capitalistas, demuestra, una vez más, que el capitalismo -que está en la etapa superior de su desarrollo, la etapa impe- rialista- provoca sufrimiento a millones de trabajadores en todo el mundo, genera pobreza y paro, padece de contradicciones incurables, que se manifiestan mediante crisis cíclicas y guerras para la expansión de la actividad empresarial de los monopolios, el reparto de los mercados, el control de las fuentes de riqueza.
La crisis del capitalismo evidencia los límites históricos del sistema mientras la clase obrera, que no tiene a su disposición los medios de producción, es el “sepulturero” del modo de producción capitalista. Este papel histórico revolu- cionario de la clase obrera requiere su organización en clase para sí misma. La formación y el fortalecimiento del Partido revolucionario son necesarios para que la clase obrera tome conciencia de su misión, para que se establezca una estrategia revolucionaria que dirija la implacable lucha de clases contra el capital.
La clase obrera no puede tener éxito siguiendo la línea del “consenso social” y la paz social, según sostienen fuerzas reformistas y oportunistas. Los muchos años de experiencia negativa demuestran que esta línea llevó a la asimilación del movimiento sindical, en lo cual la socialdemocracia y las fuerzas del opor- tunismo tienen la responsabilidad básica. Hoy en día, es necesario para el capi- talismo desmantelar hasta las conquistas más básicas logradas en las décadas anteriores como resultado de la lucha de clases a nivel nacional e internacional.
La lucha obrera por impedir las medidas antipopulares, por reivindicaciones y conquistas económicas y sociales dentro del capitalismo no puede separarse con murallas de la lucha por la sociedad socialista-comunista.
La lucha por reivindicaciones económicas, sociales y políticas en base a las necesidades contemporáneas del pueblo y de la clase obrera tiene como objetivo agrupar, concentrar y preparar las fuerzas obreras para confrontaciones duras con el sistema de explotación. No se restringe a tener algunos logros inmediatos. Está vinculada con la meta de derrocar la barbarie capitalista. La clase obrera produce la riqueza y debe reclamarla en la lucha por su propio poder.
Este esfuerzo se está llevando a cabo en condiciones más difíciles debido a la contrarrevolución en la URSS y los demás países de Europa Central y Este, que llevó, temporalmente, al retroceso del movimiento, al aumento de las ilu- siones fomentadas por la burguesía según las cuales el capitalismo es “el fin de la historia”. Después de veinte años, los impasses del capitalismo demuestran la necesidad y vigencia del socialismo. Estudiamos la experiencia de la construc- ción socialista en el siglo XX, sin ser negativos y sin reducir a nada su contri- bución positiva e insustituible. Tratamos de sacar conclusiones que harán que nuestros partidos sean más capaces y que servirán como armas para los obreros en todo el mundo revitalizando su conciencia y creencia en el poder obrero, en el socialismo-comunismo.