Desde su gestación el socialismo científico se distinguió de otras teorías al identificar en el seno de la sociedad actual una fuerza social llamada a sepultar al capitalismo y erigir la nueva sociedad. Esta fuerza social era la clase obrera. Desde las primeras obras del marxismo, ya desde los primeros escritos, entre ellos La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, El Manifiesto del Partido Comunista o Principios del Comunismo, “lo principal en la doctrina de Marx y Engels es el esclarecimiento del papel histórico del proletariado como creador de la sociedad socialista”[1].
Marx y Engels fundaban estas afirmaciones en un profundo análisis de la economía capitalista. ¿Qué condiciones, características y cualidades son las que reúne la clase obrera para estar llamada a cumplir este papel?
En primer lugar en que es la clase más explotada de la sociedad capitalista. Sus condiciones de vida están determinadas por el hecho de que su existencia, sus dichas y penas, vida y muerte dependen exclusivamente de la venta de su capacidad de trabajo a los capitalistas y las condiciones en que esta venta se da debido a las fluctuaciones del mercado. Estas condiciones de vida, este interés vital la empuja constantemente a batirse a muerte con la clase de los capitalistas, vuelve al proletariado en el más consecuente y firme adversario del sistema capitalista.
Esto no se trata de una observación puramente empírica, se basa en el descubrimiento de la teoría de la plusvalía, que conserva plena vigencia. El actual estallido de la crisis económica capitalista de sobreproducción y sobreacumulación ha venido a destruir los últimos delirios de quienes pensaban que en la economía la esfera de la circulación se podría desenvolver con independencia de la esfera de la producción y las leyes que rigen a esta.
En segundo lugar en que la clase obrera se halla vinculada al desarrollo de las fuerzas productivas. En tanto obreros, no tienen vínculos con el pasado de la producción, con los remanentes de pasados regímenes de producción, sino con el desarrollo y el futuro de la producción.
Esto significa, a contracorriente de muchas afirmaciones, que el desarrollo de la base material del capitalismo, la gran industria, no amenaza la existencia del proletariado como clase, no quebranta sus posiciones en la sociedad, sino que impulsa el crecimiento numérico de los obreros y acrecienta su papel en la vida social.
Es metodológicamente infundado tomar un periodo de tiempo cortísimo para hacer afirmaciones sobre la desaparición del proletariado. La ley de la proletarización de la población muestra su impresionante alcance al analizar el capitalismo en su conjunto. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX en los Estados Unidos la clase obrera, los obreros y sus familias, constituía menos del 6% de la población, en Alemania no alcanzaba el 3%, a mediados del siglo XX esta cifra había crecido hasta alcanzar la mitad del porcentaje en ambos casos. Hoy en día, de acuerdo a datos de la OIT, a escala global, la clase de los trabajadores desposeídos de medios y que venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario ha oscilado desde los 80’s alrededor del 65%.
Significa también que los intereses y aspiraciones de la clase obrera coinciden con la orientación general del desarrollo de las fuerzas productivas. El nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas requiere de la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción. De hecho esto se anuncia ya en la relativa supresión de la propiedad individual sobre los medios concentrados y centralizados en los marcos mismos del capitalismo desde que surge la sociedad anónima y los monopolios[2]. La clase obrera al carecer de propiedad privada sobre los medios de producción no la pueden tener en gran aprecio. Inclusive, la propiedad privada sobre los medios de producción es la base para la explotación del obrero por el capitalista, por ello su supresión y sustitución por la propiedad social es el único camino que la clase obrera tiene para emanciparse.
No escapaba a los maestros del socialismo científico que además de esto la clase obrera cuenta con cualidades, derivadas de su posición en la producción, que se cifraban indispensables para una labor revolucionaria.
Por ejemplo, hemos hablado ya de su constante crecimiento numérico, el movimiento proletario –decían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista- es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría.
Pero no se trata solo del aspecto cuantitativo, además la propia burguesía al concentrar los medios de producción reúne a miles de obreros bajo el techo de sus fábricas, situadas de ordinario en polos de concentración de capital, es decir, en las grandes urbes. Así el proletariado supera la dispersión y el aislamiento. Conforme se superan los problemas del orden subjetivo y se eleva la conciencia de clase, los obreros pueden unirse y organizarse mejor que cualquier otra clase.
Esta concentración de la clase obrera es independiente de ciertos desarrollos temporales. Puede haber periodos de tiempo y países en los cuales una sección de los capitalistas opte por descentralizar o seccionar el proceso productivo. Esto obedece generalmente a condiciones bajo las cuales puede resultar conveniente captar nueva plusvalía por esa vía, o bien, para dispersar temporalmente a la clase obrera y dificultar su organización cuando estima el sacrificio necesario. Sin embargo esta opción se revierte después de un tiempo, el proceso general demuestra que la tendencia del capital es a la concentración. Esto lo atestigua el crecimiento ininterrumpido de los monopolios, el hecho de que cada vez un mayor porcentaje de la clase obrera trabaja directamente para los mismos, y su reflejo en el crecimiento ininterrumpido de las concentraciones urbanas.
Además la clase obrera es la que más se presta, por sus condiciones mismas, a la organización. El trabajo en las grandes empresas habitúa al obrero al espíritu de colectivismo, a una severa disciplina, a las acciones conjuntas y a la solidaridad. Por ejemplo Engels habla de esta severísima disciplina, con el adjetivo de militar, en La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, Lenin resalta en sus Cuadernos sobre el imperialismo como los capitalistas pasan a acostumbrar a la clase obrera una extraordinaria precisión en cada movimiento. ¡Y todo esto era antes de la vigilancia y control que permiten las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones!
Entre todas las clases oprimidas, la clase obrera es la más capaz de desarrollar su conciencia y de aceptar una ideología científica. El avance de la industria ha requerido de trabajadores más instruidos. El manejo de las valiosas y complejas maquinas en que hoy se sustenta la producción requieren de un alto grado de preparación científica y un nivel cultural mucho más elevado que anteriores estadios de las formaciones económicas.
En suma son todas estas condiciones históricas y económicas las que vuelven a la clase obrera la clase más combativa y revolucionaria de la sociedad. Condiciones históricas y económicas que mantienen plena vigencia hasta nuestros días.