Los comunistas y el llamado “Socialismo del Siglo XXI”


Pável Blanco Cabrera, Miembro de la Dirección Colectiva del Comité Central del Partido de los Comunistas

En memoria de Vladimir Ilich Lenin, en ocasión del 140 aniversario de su natalicio.

La contrarrevolución mundial de fines del siglo XX impulso en el terreno ideológico la tesis del fin de la historia, una campaña dirigida a afirmar eternamente al capitalismo, centrada en cuestionar la validez del marxismo-leninismo y desarmar a la clase obrera y a los oprimidos en la lucha por su emancipación. También conocida como desideologización esta pretensión diseñada por los pensadores al servicio del imperialismo tenia como premisa desacreditar la teoría del comunismo y la practica de la construcción socialista utilizando el efecto de la crisis que llevo al retroceso temporal a la clase obrera en la URSS y demás países del campo socialista en Europa, Asía y África, al mismo tiempo, aprovechando la confusión que privaba en la época en el movimiento obrero y en los partidos comunistas – varios de los cuales renunciaron a su identidad y a sus objetivos para transformarse en partidos socialdemócratas-, cultivaron la irrupción de nuevas formas de la ideología dominante, tales como la posmodernidad y otras variantes para influir no solo en sus universidades y centros de formación, la cultura y el arte, sino para permear a sindicatos, organizaciones y movimientos populares, fuerzas políticas de izquierda, intelectuales progresistas y también impactar negativamente en los partidos comunistas y obreros.

El objetivo general de la estrategia del imperialismo no fue alcanzado, puesto que la realidad no puede estar sujeta por una camisa de fuerza, y la lucha de clases no se detuvo un solo segundo, independientemente del hecho de que la contrarrevolución, triunfalista en ese momento, con propaganda presentase distorsionados los acontecimientos y a su favor. Hoy día –dos décadas después del Muro de Berlín y toda aquella andanada de irracionalidad- el capitalismo en crisis tiene enfrente confrontándolo a la clase obrera y al movimiento comunista y antiimperialista en todos los Continentes. Sin embargo de manera secundaria sirvió de caldo de cultivo para una serie de planteamientos que hoy pueden convertirse en limitantes para llevar la lucha a nuevos niveles favorables para la clase obrera internacional y los pueblos del mundo. Varios de estos planteamientos convergen en el llamado “Socialismo del Siglo XXI”.

El llamado “Socialismo del Siglo XXI” no puede identificarse con la elaboración teórica de una sola corriente ideológica y política, puesto que es la confluencia de diversas corrientes identificadas en su hostilidad al marxismo-leninismo y al movimiento comunista internacional: por ejemplo varios grupos trotskistas; herederos de la nueva izquierda; marxistas latinoamericanistas; partidarios del movimientismo y el neoanarquismo; intelectuales que consideran su aporte producido en los marcos de la academia como indispensable e impostergable para los procesos sociales. No se puede atribuir la paternidad de tal concepto a una sola corriente, a un solo autor, aunque todas ellas han buscado como plataforma a los procesos hoy abiertos en América Latina, particularmente en Venezuela, Bolivia y Ecuador, pero sin renunciar a considerarse universales y descalificando como inviable aquello que no se agrupe bajo sus planteamientos. Un elemento más de su posicionamiento es que insisten en el carácter “nuevo”, “novedoso”, “novisimo” de su propuesta frente al que consideran caduco movimiento obrero y las viejas ideas del Siglo XX del marxismo-leninismo.

En la lucha de clases, desde que las condiciones del desarrollo social hicieron posible la creación de la concepción materialista de la historia, no es la primera vez que los comunistas se confrontan con corrientes que en nombre del socialismo presentan las posiciones de la pequeña burguesía, no es la primera vez que frente a frente se colocan reforma o revolución.

En La ideología alemana y en El Manifiesto del Partido Comunista, por citar solo dos obras de Karl Marx y Friederich Engels, se hace un ajuste de cuentas con el “socialismo verdadero”, con el “socialismo reaccionario” (“feudal”, “pequeño burgués”), con el “socialismo conservador o burgués” y con el “socialismo y el comunismo critico-utópicos”. En otra obra, resultado de la polémica que Marx y Engels con Düring (aunque el trabajo como era costumbre en la división de tareas de los maestros del proletariado llevaba solo la firma de uno de ellos) se afirma lo siguiente: “Desde que ha aparecido en la palestra de la historia el modo de producción capitalista ha habido individuos y sectas enteras ante quienes se ha proyectado más o menos vagamente, como ideal futuro, la apropiación de todos los medios de producción por la sociedad. Mas, para que esto fuese realizable, para que se convirtiese en una necesidad histórica, era menester que antes se diesen las condiciones objetivas para su realización.” [1]

Una síntesis de las críticas de Marx y Engels nos demuestra que no todo lo que se presenta en nombre del socialismo tiene que ver con el papel histórico del proletariado y el rol de los comunistas:

La negación del socialismo construido en el Siglo XX.

Entre los promotores del llamado “Socialismo del Siglo XXI” hay una coincidencia fundamental: el deslinde y el rechazo a la experiencia de construcción socialismo en la URSS y en otros países de Europa y Asia. Algunos van más lejos culpando a la propia Revolución de Octubre y asumiendo las viejas ideas de Kautsky y los oportunistas de la II Internacional sobre la inmadurez de las condiciones para la conquista del poder político por la clase obrera y la imposibilidad del socialismo porque lo que correspondía era desarrollar el capitalismo, derivando de ahí las bases para la supuesta separación entre democracia y comunismo; para explicar que todo estaba de antemano condenado al fracaso. Más la generalidad es que aunque reivindiquen Octubre de 1917 los promotores del “Socialismo del Siglo XXI” asumen la critica trotskista a la construcción socialista y al papel del Partido Bolchevique en particular, y al marxismo-leninismo en general, en asuntos fundamentales que vamos a abordar adelante. En ello no se diferencian por ejemplo de las tesis asumidas por el grupo oportunista de Bertinotti para el V Congreso del Partido de la Refundación Comunista de Italia del año 2002, que plantea la “radical discontinuidad con respecto a la experiencia del socialismo realizado”, algo a lo que también llaman una “ruptura radical con el estalinismo”.

Algunas de esas ideas preconizadas como caracteristicas del llamado “socialismo del siglo XXI”, –realmente reaccionarias- se argumenta, no son criticadas en nombre de la táctica. Para no torpedear el proceso en Venezuela, Bolivia y Ecuador que están en el centro del la lucha antiimperialista de Latinoamérica. Inclusive hay partidos comunistas que integran tal concepto a su léxico cotidiano, a la propaganda y a la cuestión programática.

No creemos –al fijar nuestro punto de vista crítico y divergente- faltar el respeto a esos procesos, los cuales apoyamos, de los cuales somos solidarios. Estos procesos no nacieron con la bandera del “socialismo del Siglo XXI” y en mucho han avanzado con relación a sus programas iniciales, pero es necesario agregar que no son procesos consolidados y que la confusión ideológica que se promueve con el “socialismo del Siglo XXI” los puede llevar a la derrota. Con Marx decimos que un paso del movimiento real vale más que mil programas, agregando que un programa erróneo como norte del movimiento lo puede conducir al despeñadero. Es un deber de los comunistas colocar el socialismo científico como el camino de la clase obrera y de todos los pueblos, defendiendo la teoría marxista-leninista y la practica de la construcción socialista en la URSS y en otros países socialistas.

Antes de proceder a un estudio serio, científico de la experiencia para extraer las lecciones necesarias para el derrocamiento del capitalismo se condena con base en premisas elaboradas por la reacción o por el oportunismo, el reformismo y el revisionismo la experiencia de la clase obrera. Los comunistas reafirmamos que de la misma manera en que los poco más 70 días de la Comuna de París proporcionaron extraordinarias enseñanzas que enriquecieron la teoría revolucionaria del proletariado, la experiencia de la construcción socialista que inicio con la Gran Revolución Socialista de Octubre constituye un valioso patrimonio para el acervo del proletariado en su lucha por el socialismo y el comunismo y que constituye un grave error rechazarlo u obviarlo. Coincidimos con lo expresado en el documento del Comité Central del Partido Comunista de Grecia Sobre el 90 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre “Una de las principales tareas del frente ideológico comunista es restaurar a los ojos de la clase trabajadora la verdad acerca del socialismo en el siglo XX, sin idealizaciones, objetivamente, libre de las calumnias burguesas. La defensa de las leyes del desarrollo del socialismo y, al mismo tiempo, la defensa de la contribución del socialismo en el siglo XX suponen una respuesta a las teorías oportunistas que hablan de "modelos" de socialismo adaptados a peculiaridades "nacionales", pero además responden también a la discusión derrotista acerca de los errores.” [2]

Sujetos emergentes versus clase obrera

Los promotores del “Socialismo del Siglo XXI” coinciden todos en que el papel revolucionario de la clase obrera es hoy ocupado por otros “sujetos”, llamando inclusive a la construcción de nuevos agentes sociales; Para ello recurren a argumentos de la nueva izquierda, del marcusianismo, de los años 60 y 70, sobre el aburguesamiento de la clase obrera, sobre su fragmentación, sobre el “fin del trabajo”. Se llama a repensar el concepto de “trabajador” y sin efectuar ese ejercicio pasan a reivindicar a los movimientos sociales, a los indígenas, a la “multitud” como el centro de la transformación. 

Un aspecto muy importante del marxismo-leninismo es el esclarecimiento del papel del proletariado. Lenin lo expresa así: “Lo fundamental en la doctrina de Marx es que destaca el papel internacional histórico del proletariado como constructor de la sociedad socialista” y más adelante en el mismo trabajo expresa: “Todas las doctrinas del socialismo que no sea de clase y de la política que no sea de clase, demostraron ser un simple absurdo”. [3] Cambios ha habido es verdad, pero en nada anulan la contradicción en el capitalismo que es la existente entre burgueses y proletarios; en nada anulan que el proletariado es la única clase consecuentemente revolucionaria para llevar hasta el fin no solo el derrocamiento del orden burgués, sino la emancipación del conjunto del genero humano. No toman en cuenta que su papel esta determinado por su rol en la producción, por su papel objetivo en la economía. El proletariado, la clase obrera, los trabajadores, en función de adquirir conciencia de clase “para si” no solo se emanciparan, sino al conjunto del género humano.

Nadie negara que en la lucha política la clase obrera necesita y debe forjar alianzas con la masa oprimida de los pueblos. Pero existe una distancia con las afirmaciones de quienes acuden en búsqueda de los “nuevos actores sociales” asignándoles un rol liberador por encima del conflicto de clase cuando la realidad prueba lo pasajero de los movimientos;

Socialismo sin Revolución y… sin Partido

El “Socialismo del Siglo XXI” plantea que no es necesaria la conquista poder ni la destrucción del Estado, sino que con la conquista de gobierno es posible iniciar el camino nuevo. Por ello todos sus promotores no hablan del derrocamiento, de la ruptura, de la Revolución, sino que saltándose esa necesidad vital, plantean el postcapitalismo y elaboran desde ya programas para transitar a una nueva sociedad. Por ello en el discurso de este despropósito político-ideológico no existe el mínimo planteamiento estratégico que conduzca a la destrucción del Estado. En consecuencia tampoco existe preocupación alguna por la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera, un partido de vanguardia, un partido comunista. ¿Para que si no se reivindica a la clase obrera como la interesada en enterrar a los explotadores?, ¿Para que si no se reivindica la Revolución como el momento en que la clase obrera derroca al capitalismo?, ¿Para que si se reivindica la posibilidad de emprender transformaciones postcapitalistas en el marco del viejo Estado burgués? 

Tomemos en cuenta que además se plantea que “en el Socialismo del Siglo XXI”pueden y deben coexistir la propiedad privada y la propiedad social, inclusive se hace la apología de un socialismo de mercado.

Cuando se observan los planteamientos programáticos del “Socialismo del Siglo XXI” no se puede dejar de notar la similitud con lo que fue la Revolución democrático-burguesa de 1910 en México y el periodo de mayor radicalidad en los hechos que tuvo durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en 1934-1940. Durante ese sexenio se implanto que en las escuelas, organizaciones sociales y en la administración estatal se cantara junto con el Himno Nacional, la Marsellesa y La Internacional; se realizo un reparto de tierras impresionante, una verdadera reforma agraria; se nacionalizo el petróleo hasta entonces en manos de los monopolios ingleses y norteamericanos y en general se abrió una política de nacionalizaciones y estatizaciones que condujeron a que en los años 80s el 70% de la economía mexicana estuviese nacionalizada; inclusive se presto una gran ayuda a la República Española. De ello, bajo la influencia que ejercía el browderismo se alimentaron ilusiones sobre la Revolución Mexicana como vía al socialismo. Se hablo, al igual que los partidarios del “Socialismo del Siglo XXI” del Estado colocado por encima de las clases y de la lucha de clases, como palanca para el desarrollo. Para los marxistas-leninistas el Estado no es un árbitro por encima de las clases en contienda, es el aparato de dominación, de represión, en el caso del capitalismo, de la clase que tiene la propiedad de los medios de la producción y del cambio, la burguesía. Las estatizaciones y las nacionalizaciones en si no son socialistas, pues en el caso de México demostraron ser el mecanismo para la centralización y concentración del capitalismo.

En vez de contradicción entre el capital y el trabajo: norte contra sur, centro contra periferia.

Otra noción sostenida por el “Socialismo del Siglo XXI” anota como un problema fundamental a resolver la contradicción entre el Norte rico y el Sur pobre, partiendo de una estadística engañosa y sobre todo dejando de lado que en el Norte y el Sur del Planeta existe la lucha de clases; lo mismo la perniciosa idea del centro versus periferia que pretende ignorar que vivimos la etapa del capitalismo de los monopolios, la fase superior del capitalismo que es el imperialismo y que todos los países estamos inmersos en ella, así como las relaciones de interdependencia.

No se trata de diferencias menores sino de caminos diferentes.

Hay quienes sostienen que en realidad tal propuesta ha venido a actualizar el debate sobre la alternativa frente al capitalismo hoy en crisis; que ese es su valor y pertinencia y que además es un enfoque critico que tiende con la misma base ideológica que la nuestra a superar los errores de la construcción socialista trayendo aire fresco.

Intentamos mostrar aquí algunas cuestiones en las que convergen los partidarios del “Socialismo del Siglo XXI”, más es necesario afirmar que no se trata de una propuesta que este estructurada, sino que es una mixtura de posiciones, en algunos casos con base en aspectos del marxismo, del cristianismo, de las ideas del bolivarianismo; el eclecticismo predomina. 

Expresan que la democracia participativa, las cooperativas y la autogestión vendrán a dar respuesta al “autoritarismo” de la Dictadura del proletariado. Y en fin se avientan sin ton ni son conceptos inconexos pero con el propósito de torpedear la teoría comunista; más sin argumentos; hoy día una posición, mañana otra; la confusión plena como el llamamiento a la construcción de una “V Internacional” con enemigos de los trabajadores como el Partido Revolucionario Institucional de México.

En la lucha contemporánea se requiere avanzar agrupados con firmeza en torno a la bandera roja del comunismo, para la transformación de las condiciones materiales de vida, para la abolición de las relaciones de producción burguesas por la única vía posible, la revolucionaria. En nada ayuda la confusión, la vorágine de planteamientos inconexos que se levantan con el debatido concepto y que en última instancia solo plantean retocar al capitalismo intentando la irrealizable operación de “humanizarlo”. Para la clase obrera, y no solo en América Latina, para las fuerzas clasistas y revolucionarias el deber es fortalecer a los partidos comunistas que inscriban en sus principios y programa, en su accionar la experiencia histórica de los trabajadores del mundo para derrocar al capitalismo y construir el socialismo, desde la Comuna de Paris a la Revolución de Octubre.

Es sin embargo necesario concluir que es una postura ajena e inclusive encontrada al marxismo-leninismo y al movimiento comunista internacional en cuestiones no solo políticas sino ideológicas. Corresponde a los partidos comunistas levantar la bandera roja para el desarrollo de la conciencia de clase, la organización en clase del proletariado y el conjunto de trabajadores explotados y oprimidos, la construcción de las alianzas necesarias con todos los interesados en derrocar al capitalismo con un objetivo que desde 1917 tiene plena vigencia y validez: la Revolución Socialista. Es una tarea en la época que vivimos, la del imperialismo y las revoluciones proletarias, y no hay espacio para “terceras vías” ni para la confusión.

Bibliografía

Marx, K.; Engels, F.; Obras Escogidas en dos Tomos; Editorial Progreso; Moscú; 1971

Marx, K.; Engels, F.; La ideología Alemana; Ediciones de Cultura Popular; México; 1979

Lenin, V.I.; Obras Escogidas en Tres Tomos; Editorial Progreso; Moscú; 1977.


[1] Engels, F.; Del socialismo utópico al socialismo científico;  en Obras Escogidas de Marx y Engels en dos Tomos; Tomo II; Editorial Progreso; Moscú; 1971; Pág. 149

[2] Partido Comunista de Grecia; Sobre el 90 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre; en Propuesta Comunista No. 51; Ediciones del Partido Comunista de los Pueblos de España; 2007; Pág. 48.

[3] Lenin, Vladimir Ilich; Destino histórico de la Doctrina de K. Marx; en Marx, Engels, Marxismo; Ediciones en Lenguas Extranjeras; Moscú; 1950; Pág. 77 y 78.