La columna vertebral de la organización Leninista: células en el centro de trabajo


Alpaslan Savaş

La lucha entre el capital y el trabajo ha estado sucediendo desde hace más de dos siglos. Sabemos que a través de esta larga historia ambas clases sociales han tomado lecciones cruciales, siendo la más importante la organización. Mientras la clase obrera se ha mantenido organizada, ha logrado hacer retroceder a la clase capitalista. Por el contrario, mientras la burguesía triunfa en mantener a su clase contraria desorganizada, ha logrado aumentar su fuerza.

Siendo el espacio en el que sucede la explotación capitalista, los centros de trabajo han sido el dominio donde este paradigma se expresa en el sentido más claro. Hoy, el capitalismo se ha encargado de reorganizar los centros de trabajo como espacios donde la desorganización de los trabajadores está asegurada. ¿Y cómo ha logrado eso? Mediante varias medidas incluidas la organización técnica del trabajo, el establecimiento de relaciones competitivas entre trabajadores, el control de los frutos de actividades productivas y provisión de servicios, pavimentando el camino para la organización de ideologías nacionalistas/conservadoras entre trabajadores, etc.

Sin embargo, los trabajadores han sido, convencionalmente, fuertes en sitios relacionados a la producción y los servicios. Solían compartir sus problemas con sus colegas, actuar juntos para resolver sus quejas u obtener nuevas ganancias. La organización de los trabajadores dentro de sus centros de trabajo ha traído múltiples victorias como la jornada de ocho horas, la sindicalización, el derecho a vacaciones con paga, negociación salarial, etc.

Pero hoy, los centros de trabajo se han convertido en un bastión para los capitalistas. Si el movimiento comunista pondrá fin en algún momento a la desorganización del proletariado, debe, forzosamente, hacer de los centros de trabajo espacios libres donde el capitalista no tenga mayor injerencia.

LA PREPARACIÓN PARA LA REVOLUCIÓN

El argumento que clama que la organización del proletariado dentro de los centros de trabajo está limitada a la lucha económica ha sido refutado una y otra vez con el avance de la lucha de clases. La historia está repleta de derrotas sufridas por la clase social que busca librar una pelea por poco menos que poder político en batallas dispersas. Es suficiente con recordar los años después de la Revolución de Octubre para ver lo ya mencionado materializado. Al aplastar la Revolución Alemana de 1918, la burguesía tomó ventaja no sólo de la traición de la socialdemocracia, sino de la carencia de una vanguardia revolucionaria que pudiera organizar al proletariado dentro de los centros de trabajo y esparcir dicha organización a través del país. De la misma forma, la huelga de trabajadores industriales en Francia en 1919, la huelga de las grandes mineras de Gran Bretaña en 1921, y la ocupación de las fábricas italianas en 1920 terminaron en derrotas similares. La tormenta de la Revolución de Octubre no fue suficiente para que la clase trabajadora derrocara a la burguesía en la patria del capitalismo. Se volvió evidente que eran necesarios otros requerimientos para la revolución en Europa:

“La primera etapa del movimiento revolucionario posguerra está llegando a su fin en gran medida. La revolución procede, pero no por una línea recta. La tarea actual es la de continuar la preparación fundamental para la revolución.” [1]

Lenin estaba direccionando a los Partidos Comunistas en el Tercer Congreso Internacional de la Comintern en 1921, subrayando la necesidad de prepararse para la revolución. En el mismo Congreso, la Comintern puso por delante cómo la preparación para la revolución se debe realizar. En el Congreso donde se llamó a la Bolchevización de todos los Partidos, la reorganización de todos los Partidos basada en las células dentro de los centros de trabajo se refirió como un elemento de la Bolchevización.

¡Bolchevismo, no sindicalismo! Desde el principio en Rusia y desde el momento justo después de que la revolución empezó a retroceder en Europa, la respuesta de los comunistas ante la problemática de la organización del proletariado en sus centros de trabajo fue completamente clara.

El sindicalismo fue la respuesta de la burguesía y su direccionamiento fue hacia la Segunda Internacional. El desapego de Lenin y sus camaradas de la Segunda Internacional, que había convertido sindicatos, cooperativas y Partidos obreros en enormes organizaciones de masas, en los tempranos 1900s, no era una coincidencia. La Segunda Internacional empezó su degeneración desde que hacía compromisos con la burguesía en todos los aspectos, se convirtió en su herramienta contra la clase obrera, y se destruyó a si misma al aprobar los presupuestos de guerra de los gobiernos burgueses en 1914. Hasta el momento en el que la burguesía llamó de nuevo al deber ya que las nubes relampagueantes de una revolución europea se amontonaban después de la Revolución de Octubre…

La burguesía le temía al Bolchevismo hasta la muerte. Falló rotundamente en encontrar una solución a dicha amenaza. Además, el miedo a la muerte se propagó no sólo en Rusia, sino alrededor de todo Europa, inclusive el mundo. El Bolchevismo se materializó como un Partido Comunista Mundial con la Tercera Internacional.

BOLCHEVIQUES Y BOLCHEVISMO

Con el fin de entender plenamente la insistencia de la Comintern con respecto a la Bolchevización y la organización basada en centros de trabajo debemos echar un vistazo más de cerca a las prácticas del Partido Bolchevique. En Rusia, los Bolcheviques trataban de organizar sus células principales en centros de trabajo –en fábricas, talleres, granjas, buques, etc.– en casi todos los periodos. Aunque el Partido Bolchevique era pequeño en tamaño, dicha práctica le habilitaba para establecer contacto directo y lazos más firmes con el proletariado a comparación de los Mencheviques.

“En la Rusia Zarista las células… utilizaban todas las quejas en las fábricas; la hostilidad de los capataces, reducciones de salario, multas, el fracaso de proveer atención médica en accidentes, etc., para la agitación verbal en el banco, mediante panfletos, mítines en las puertas de las fábricas o en los patios, y reuniones separadas de los elementos con mayor consciencia de clase y trabajadores revolucionarios” [2]

Es evidente que los Bolcheviques intentaron utilizar todas las quejas a nivel laboral para organizar a los trabajadores. Empleaban problemas relacionados al trabajo como los bajos salarios, multas, accidentes ocupacionales, etc., como herramientas para estar en contacto con los trabajadores y organizarlos.

¿Pero organización para qué?

“Los Bolcheviques siempre demostraron la conexión entre el maltrato en fábricas y el gobierno de la autocracia… Al mismo tiempo la autocracia estaba conectada con la agitación de las células del Partido y el sistema capitalista de tal forma que, desde el inicio del desarrollo del movimiento laboral, los Bolcheviques establecieron una conexión entre la lucha económica y la política.” [3]

De esta forma, los Bolcheviques hicieron de los centros de trabajo dominios de lucha política y, a su vez, espacios para la organización individual o en masa.

Sabemos que la respuesta leninista a la pregunta de cómo llenar el vacío entre los intereses actuales e históricos del proletariado es “La teoría del Partido de vanguardia”. La organización dentro de centros de trabajo bolchevique es la manifestación práctica para dicha respuesta teórica.

Y esto fue una preparación colosal para la revolución. En su etapa preparatoria, el Partido Bolchevique trabajó pacientemente mediante reuniones, mítines, discursos durante el almuerzo, la distribución de copias del Iskra, etc.

LA INSISTENCIA DE LA COMINTERN

Es un hecho indiscutible que Lenin fue el más brillante genio político de la época. Sin embargo, también fue uno de los mejores organizadores de todos los tiempos. En el Tercer Congreso de la Comintern, en donde resaltó que “la tarea actual es la de prepararse para la revolución”, Lenin le dijo a los Partidos Comunistas que la preparación de la cual hablaba era la “organización basada en fábricas”. La Comintern convirtió la aportación de Lenin bajo la consigna “para las masas”.

Desafortunadamente, no podemos decir que dicha resolución fue implementada con el mismo sello. No fue hasta después de tres años, en su Quinto Congreso, que la Comintern logró poner la resolución dentro de su agenda principal de nuevo.

Tres años era un tiempo bastante largo para poner las manos en acción a principios de los 1920s. La lucha de clase era ardua, comparada con otros periodos, el precio de cualquier retraso era bastante grande para cualquier Partido rezagado, pues la clase capitalista estaba tomando medidas contundentes contra la Revolución de Octubre, particularmente en Europa.

En su Quinto Congreso en 1924, la Comintern, una vez más, trajo a la mesa el tema de la Bolchevización –la transformación de Partidos Comunistas con base en células dentro de centros de trabajo como elemento de la Bolchevización– y la implementación de políticas organizativas extendidas bajo la consigna de “para las masas” sin mayor retraso. Sin embargo, la situación dada dentro de la lucha de clases era diferente comparada a las secuelas inmediatas de la Revolución de Octubre. En el mismo Congreso, la Comintern definió las condiciones objetivas del capitalismo como “parcial, relativo, y de estabilidad transitoria”. De hecho, dicha definición se confirmó en poco tiempo. Dentro de periodos de cinco años cada uno, primero, la crisis económica que sacudió al mundo y, segundo, la crisis política que terminó en el estallamiento de una nueva guerra mundial. Por lo tanto, la importancia del “periodo preparatorio” puntualizado por Lenin se reveló. El mayor terremoto del capitalismo se estaba acercando y los comunistas alrededor de todo el mundo estaban, por un lado, equipando a sus Partidos, y por el otro, avanzando de manera crucial dentro de los centros de trabajo, dentro del proletariado.

FUNDIENDOSE CON EL PROLETARIADO

Desde inicios de los años 1920 hasta su último congreso en 1936, la Comintern nunca desistió de su insistencia sobre la Bolchevización y la Organización basada en células dentro del centro de trabajo como un elemento mayoritario de la misma. Se produjeron muchos trabajos prácticos y escritos sobre dicho tema.

El Congreso en el que el tema se convirtió en central aprobó la “Moción para la Resolución sobre la Organización en Células dentro de las Fábricas” redactado por el Comité Executivo de la Internacional Comunista (CEIC) hace algunos meses. [4]

“La organización del Partido debe estar adaptada a las condiciones y fines de su actividad. (…) La meta final de nuestro Partido es el derrocamiento del gobierno burgués, la conquista del poder por el proletariado, y lograr el comunismo. Su tarea inmediata es la de ganar a la mayoría de la clase trabajadora mediante la participación en la lucha consuetudinaria de las masas trabajadoras y encabezar dicha lucha. Esto sólo puede llevarse a cabo mediante la más estrecha asociación entre la organización de nuestro Partido con las masas trabajadoras en las fábricas.” [5]

La meta era bastante directa: asegurar que el Partido estableciera los más cercanos nexos posibles con la clase obrera y penetrar dentro y aumentar su influencia dentro de la clase trabajadora. La Comintern no diseñó un modelo, sino que propuso a los Partidos reorganizarse a sí mismos en aras del cumplimiento de dicha meta.

De hecho, la misma moción para resolución también declaraba que, aunque la decisión de considerar fundamental las células dentro de los centros de trabajo para la estructura de los Partidos Comunistas se había hecho en el Tercer Congreso, la decisión no podía ponerse en efecto en la mayoría de las secciones. Además, la razón por la cual la Revolución Alemana sufriría, una vez más, un golpe en 1923 tras la derrota en 1918 se asociaría principalmente a este hecho:

“La experiencia de la Revolución Alemana (finales de 1923) ha, sin embargo, mostrado con mayor claridad que, en ausencia de células basadas en centros de trabajo y de conexiones cercanas con las masas trabajadoras, las últimas no pueden ser llevadas a la lucha y lideradas, sus modos no pueden ser correctamente valorados, el momento más favorable para nosotros no puede ser explotado, ni se podrá triunfar por sobre la burguesía.” [6]

Ya mencioné que los Bolcheviques habían estado ahí, dentro de la clase social que liderarían. La Comintern aconsejó a los Partidos Comunistas hacer lo que los comunistas en Rusia habían hecho, penetrar dentro de la clase:

“13. La organización básica, fundamental, del Partido, es la célula de la fábrica (en fábrica, mina, taller, oficina, etc.), a la cual todos los miembros trabajando para el Partido deben pertenecer… Debe contar con al menos tres miembros.

14. En fábricas en las cuales sólo haya uno o dos miembros del Partido, deberán estar adjuntos a la célula de la fábrica más cercana… Nota: Miembros del Partido que no trabajen en una fábrica, etc. tendrán, como regla, que adjuntarse a células de las fábricas de su vecindario; de lo contrario forman células callejeras.

15. La célula es la organización que conecta al partido con los trabajadores y pequeños campesinos. Las funciones de la célula son las de llevar el trabajo partidario entre masas trabajadoras no partidarias por medio de agitación sistemática comunista y propaganda: para reclutar nuevos miembros, distribuir literatura partidaria, distribuir un periódico de fábrica, conducir trabajo cultural y educacional entre los trabajadores del Partido y trabajadores de la fábrica, para trabajar persistentemente e ininterrumpidamente para ganar todas las posiciones oficiales dentro de la fábrica, para intervenir en todos los conflictos industriales y demandas de los empleados, para explicarles desde la postura revolucionaria de la lucha de clases, para ganar el liderazgo en todas las luchas de los empleados por trabajo persistente e incansable.

16. Para conducir su trabajo actual la célula elige a un comité, formado de tres a cinco miembros… El comité es responsable del trabajo de la célula.” [7]

Las decisiones citadas arriba fueron redactadas por el Departamento de Organización del CEIC en enero de 1925, inmediatamente después del Quinto Congreso que reiteró la llamada para la Bolchevización. Fueron aprobados en abril y publicados un mes después. En el reporte traído a colación para ser presentado al Sexto Congreso, leemos en la nota siguiente acerca de la implementación de dichas decisiones:

“El reporte del CEIC al Sexto Congreso de la Comintern declaró que desde mediados de 1925 las secciones habían comenzado a revisar sus estatutos bajo la guía del Departamento de Organización. Un grado amplio de resistencia se encontró, pero para la mayoría de los países europeos el trabajo había sido completado. En países coloniales y Latinoamericanos, el trabajo iba comenzando.” [8]

Aparentemente, no fue sencillo. Han mantenido sus esfuerzos con persistencia y paciencia.

Tras el Quinto Congreso, la Comintern hizo valoraciones sobre la organización de Partidos Comunistas con base en células dentro del centro de trabajo múltiples veces. Trataron de identificar los logros, deficiencias y requerimientos. Una valoración realizada en la décima reunión del CEIC que se sostuvo en 1929 aportó hallazgos sorprendentes sobre el punto en el que los Partidos Comunistas habían alcanzado en términos de la formación de células dentro de centros de trabajo en un tiempo en el que el capitalismo atravesaba una profunda crisis económica y política. A lo largo de propuestas con remedios para ser alcanzados, estos hallazgos proveyeron la base de una circular que fue publicada en diciembre de 1930. La circular listaba las deficiencias más importantes en el trabajo célula/centro de trabajo como continúa:

“1. Hay muy pocas células de fábrica…

2. La mayoría de las células de fábrica existentes están concentradas en plantas de pequeña escala. Hay muy pocas en plantas grandes, y estás son, por regla general, débiles numéricamente y con poca influencia política.

3. Las células existentes no tienen suficiente actividad y no tienen contacto con la vida diaria de las fábricas.

4. Entre los trabajadores que son miembros del Partido existe una fuerte tendencia a la evasión del trabajo dentro de las células de fábrica y, consecuentemente, no todos pertenecen a una célula de fábrica. El PC de Checoslovaquia, por ejemplo, declaró que el primero de julio de 1930, 57 por ciento de sus miembros eran trabajadores industriales, pero sólo 14 por ciento estaban organizados dentro de células. (…)

6. El trabajo de las células de fábrica es muy deficiente, y frecuentemente está completamente desconectado del trabajo del Partido como consecuencia de la atención inadecuada brindada al trabajo de las células por los organismos que encabezan el Partido.” [9]

La circular también establecía que las células dentro de centros de trabajo no estaban suficientemente asociadas con la agenda política central del Partido y resaltaba los problemas potenciales que esto podía crear:

“En las grandes campañas políticas conducidas por el Partido, las células de la fábrica, como regla general, son una parte minoritaria, a veces no participan en lo absoluto. Usualmente las campañas políticas se llevan a cabo de la forma antigua, hecho condenado repetidas veces por la Internacional Comunista, heredado de los Partidos Socialdemócratas -agitación general, reuniones populares, participación por miembros dentro de sus áreas de vivienda, pero no donde trabajan; las fuerzas conductoras en la campaña siguen siendo la prensa central del Partido y los agitadores enviados por el centro del Partido. (…) Se ha dicho que la debilidad de las células de fábrica hace imposible organizar campañas alrededor de ellas. (…) Esto significa que en la práctica nada se ha hecho para reorganizar al Partido bajo la lógica fábrica-célula, y que el Partido no está en posición alguna de llevar nuestras consignas a las masas de trabajadores y exponer la traicionera y contrarrevolucionaria forma de trabajar de los socialdemócratas, los reformistas, y los fascistas…” [10]

La Comintern subrayó que no sólo el establecimiento de células dentro de centros de trabajo, sino que también su habilidad para formar parte del trabajo político del Partido era esencial. Además, las fuerzas hostiles no estaban sentándose a descansar y hacer nada; el fascismo se estaba propagando dentro de la clase obrera como un tumor. De hecho, la Comintern estaba resonando una simple regla: “si no estás organizado, el Partido de oposición lo está.” Era evidente que el tiempo se estaba agotando y que la Comintern urgía a los Comités Centrales de los distintos Partidos a tomar medidas:

“Los Comités Centrales de los Partidos Comunistas deben tomar todas las medidas para ver que la entereza del sistema de liderazgo partidario vire hacia las fábricas. Sobre todo, la prensa entera del Partido debe ser reorientada a dicho fin. (…) Los artículos deben escribirse en lenguaje simple, para que el obrero promedio, incluido el no politizado, aún sin estar acostumbrado a expresiones y fórmulas políticas específicas, pueda entenderlos. (…) En adición a los artículos de carácter general, los periódicos del Partido deben llevar una gran cantidad de cartas de distintos distritos y fábricas.” [11]

Fue subrayado que las células deben ser apoyadas para poder lograr la efectividad deseada en sus respectivos centros de trabajo. En este aspecto, la Comintern convocó a los Comités de Partido a tomar el liderazgo dentro de la organización:

“Las células de fábrica pueden crecer con fuerza y convertirse en unidades decisivas para el Partido sólo si los Comités de Partido que guían su trabajo les dan apoyo diario y constante. (…) En lugar del actual contacto burocrático, mantenido por circulares, los Comités de Partido deben establecer el contacto directo con las fábricas y sus respectivas células.” [12]

La Comintern también puntualizó las dificultades encontradas en células en formación. Declaraba que, en la práctica, las dificultades más graves eran encontradas en los centros de trabajo donde no existían estas células, o bien, sólo había uno o dos miembros del Partido, y trajo a colación varias propuestas para superar estos problemas.

“El apoyo en la formación de células de fábrica debe ser brindado por las células urbanas en el vecindario de la fábrica en cuestión. Los miembros de la célula urbana deben establecer contacto con los trabajadores de la fábrica, esperarlos cuando salgan de la fábrica, o interceptarlos en su camino hacia el trabajo, hacerse sus compañeros en los sitios públicos locales, o hablar con ellos dentro de sus hogares. (…)

Ya que el contacto se ha establecido, por este u otros medios, con tres a cinco trabajadores dentro de la fábrica, deben organizarse inmediatamente en una célula de fábrica. Sin importar lo numéricamente débil que pueda ser la célula, debe, sin duda alguna, esforzarse enérgicamente en establecer más contactos y reclutar nuevos miembros dentro de las filas del Partido Comunista, y hacer su mejor esfuerzo en establecer conexiones con los departamentos de la fábrica en los que no haya miembros del Partido todavía. El Comité del Partido debe prestar especial y meticulosa atención a este trabajo y debe aportar apoyo incesante para ayudar a los camaradas a corregir sus errores y, si es necesario, enviar oficiales para apoyar con su trabajo…” [13]

También fueron orientados múltiples métodos para crecer dentro del centro de trabajo. Las propuestas de la Comintern en lo que a esto respecta no son nada menos que un curso en materia organizativa:

“Un miembro del Partido no puede estar activo en una fábrica completa, sino sólo en un turno y en una estación. (…) Debe enterarse acerca de todo sobre los trabajadores en su turno, si hay o no miembros o simpatizantes del Partido en él. (…) y con ellos crear el núcleo de la célula partidista del taller. Con esta base establecida, deben estudiar el tinte político de sus colegas, quiénes de ellos son miembros de sindicatos reformistas, del partido socialdemócrata, de organizaciones fascistas, etc. Este conocimiento es absolutamente esencial para cada miembro del Partido. Cuando estén haciendo su trabajo partidario en la estación, los miembros del Partido deben, primero que nada y naturalmente, establecer contacto con trabajadores de pensar revolucionario sin ser militantes del Partido, y también intentar aproximarse a miembros de sindicatos reformistas y del Partido Socialdemócrata que mantengan un pensamiento revolucionario, como a su vez a trabajadores fascistas individuales…” [14]

Los riesgos que pueden aparecer mientras se lleva a cabo trabajo organizativo también fueron objetos de atención. Recomendaciones pertinentes respecto a la persistencia y seguridad de la organización fueron realizadas:

“En todos los países capitalistas la célula de fábrica sólo puede operar como una organización conspirativa. Consecuentemente, su trabajo y el trabajo de cada miembro debe ser conducido de tal forma que los varios agentes policiacos dentro de la fábrica sepan con la menor exactitud posible quiénes de los trabajadores son comunistas, y que de ninguna manera aprendan acerca del trabajo práctico realizado por el Partido Comunista, su propaganda política y agitación dentro de los trabajadores, por lo tanto, la célula de la fábrica debe observar estrictamente las reglas conspirativas primarias. Esto aplica tanto a los Partidos Comunistas legales como a los ilegales.” [15]

Sin embargo, se recalcó que las preocupaciones en materia de seguridad jamás debían ser motivo de quiebre de la organización y los trabajadores dentro del centro de trabajo:

“Cuando se instruya a las células en métodos conspirativos, los Comités de Partido deben al mismo tiempo explicar que estas reglas no deben, bajo ninguna circunstancia, ser aplicadas en una manera que aísle a la célula de las masas dentro de la fábrica; que, mientras se adoptan métodos conspirativos frente a la policía y sus agentes, siempre deben hacerle saber a los trabajadores sobre su existencia, empleando métodos como panfletos y noticias dentro de la fábrica, organizando reuniones, etc. La tarea más importante de la célula de la fábrica es la de reaccionar inmediatamente a cualquier evento que pueda suceder dentro de la fábrica y en el país, de establecer consignas apropiadas en el nombre del Partido para organizar y conducir la lucha por los intereses de la clase obrera…” [16]

Después de que esta circular fue publicada en 1930, las células dentro de los centros de trabajo volvieron a la agenda principal de la onceava reunión del CEIC que se sostuvo en 1931. No sólo recomendaciones, sino que también métodos para sobrepasar estas dificultades fueron discutidos y las prácticas resultantes evaluadas.

La Comintern no se desinteresó de dicho tema en los años subsecuentes; siempre mantuvo la determinación de que los Partidos Comunistas debían organizarse con base en las células dentro de los distintos centros de trabajo. Para finales de los años 20s, múltiples Partidos Comunistas habían realizado logros significativos en organización dentro del proletariado debido a la persistencia de la Comintern. A lo largo de Europa, decenas de miles de trabajadores en miles de centros de trabajo se han convertido en aliados del Partido Comunista.

HOY

Ahora no vivimos en un mundo en el que la Comintern aporta su guía al movimiento comunista. Pero los Partidos Comunistas deben ser tan persistentes como la Comintern para plantar raíces dentro de la clase obrera y para organizarse y formar organizaciones dentro de los centros de trabajo con este fin. Por lo tanto, las discusiones sostenidas por el movimiento comunista internacional en los años 20 y las prácticas recurrentes mantienen su vigencia. 

Además, debemos tomar nota sobre el desarrollo actual, que hace de la organización basada en células dentro de centros de trabajo una necesidad, aumentando sus oportunidades en comparación con la década de 1920. Podemos puntualizar los siguientes problemas:

-El nivel de proletarización ha aumentado. Un aspecto de este desarrollo es el incremento cuantitativo de la clase trabajadora. Comparado con los años 20, los asalariados constituyen una porción aún más grande de la sociedad.

-Alineado al incremento en cantidad de asalariados, el número de espacios donde existen (por ejemplo, centros de trabajo), ha proliferado. Durante el siglo XIX y XX, para los Partidos Comunistas, la definición de “centro de trabajo” estaba limitada, principalmente, a las fábricas en las que las técnicas de producción en masa eran empleadas. Hoy, por el contrario, además de las fábricas de producción en masa, los trabajadores también son considerados en aquellos lugares donde se prestan servicios. Con similitud, el número de pequeños negocios ha incrementado considerablemente.

-Las jornadas de trabajo se han extendido. Los trabajadores pasan más tiempo en sus trabajos hoy en día. El trabajo flexible no acorta este tiempo.

-Las intervenciones del Estado burgués hacia el movimiento obrero han sido diversificadas. Los sindicatos son uno de los objetos de dichas intervenciones. El objetivo de dicha intervención es el de mantener el rango de trabajadores sindicalizados tan bajo como sea posible (desorganización sindical) y tener a los sindicatos bajo el control del Estado u organizaciones capitalistas. Hoy, el movimiento sindical internacional ha sido llevado al control de monopolios internacionales mediante la GUF(Federaciones Global de Sindicatos) asumiendo una postura colaboracionista aún peor que la de la Segunda Internacional.

-Turquía está entre los países que ha experimentado una de las peores intervenciones en lo que a esto respecta. Mediante esta intervención, que comenzó con la ilegalización de sindicatos revolucionarios traes el golpe fascista el 12 de septiembre de 1980 y sometidos por la policía del partido gobernante AKP, la mayoría de los sindicatos han sido llevados a control directo de la clase opositora. En la mayoría de las industrias, los trabajadores también están llevando una lucha contra estos sindicatos para poder reclamar sus derechos.

-Sin embargo, el movimiento sindicalista mantiene su importancia tanto en el mundo como en Turquía. Es crucial organizar al movimiento sindicalista orientado por la clase representado por FSM en la escala nacional. La necesidad de sindicatos orientados por la conciencia de clase en Turquía ha ido aumentando con cada día que pasa. Para poder crear ejemplos progresivos entre los sindicatos, el movimiento comunista debe reforzar sus organizaciones dentro de los centros de trabajo.

El Partido Comunista de Turquía ha realizado sus esfuerzos para fortalecer sus organizaciones dentro de centros de trabajo basado principalmente en esta perspectiva. Permítanos concluir con varios ejemplos del esfuerzo del PCT para organizar células dentro de centros de trabajo en varias ramas de la industria y los servicios:

-Estamos hablando de decenas de subsectores y miles de centros de trabajo que están distribuidos entre los sectores industriales, de servicios, de construcción y energéticos, que cuentan con distintos problemas y dinámicas internas. Esto implica una estructura heterogénea que hace del empleo de una misma serie de métodos organizativos y estrategias algo imposible.

-1.5 millones de trabajadores están empleados en negocios relacionados a las industrias automotriz, hierro y acero, fabricación de maquinaria. Las células formadas dentro de estos negocios, donde el grado de sindicalización es relativamente más alto, expanden su alcance al tomar problemáticas encontradas dentro de sus fábricas, intentando crear un comité para el centro de trabajo que incluya, con la mayor posibilidad, más trabajadores de la fábrica. El trabajo organizativo de células partidarias en estas fábricas se empata con la agenda de la sindicalización. En la mayoría de estas fábricas, las células del Partido lideran el camino para la sindicalización en el centro de trabajo. Si el sindicato cuenta con una estructura democrática que sea apropiada para llevar a cabo trabajo organizativo, la célula del Partido participa en dicho comité, y si no existe tal estructura, la célula del Partido procura crear una dentro de la estructura orgánica del sindicato. Si el sindicato es un sindicato “amarillo/charro” bajo las órdenes directas de los capitalistas, la célula busca organizarse primordialmente mientras se protege a sí misma.

-La organización de las células dentro de centros relacionados al sector servicios varía en términos de calidad y cantidad. Por ejemplo, las grandes plazas en varios puntos de Estambul se encuentran entre los objetivos de las células del Partido. Las células organizadas dentro de las plazas actúan entre trabajadores administrativos que laboran en estos negocios. Bajo el liderazgo de estas células, hemos podido crear ejemplos de comités de centro de trabajo en las plazas principales de varios bancos en el último año. Además, hay compañías en el sector servicios que cuentan con oficinas por todo el país. Por ejemplo, un trabajo organizativo que ha empezado con un número pequeño de trabajadores dentro de una cadena de tiendas al por menor, logró eventualmente convertirse en una organización que busca representar y es capaz de direccionar a todos los trabajadores empleados dentro de esa compañía. Han estado llevando sus esfuerzos como parte de una red de solidaridad establecida por el Partido y basada en sus demandas.


[1] Foster, William Z.; “Üç Enternasyonal Tarihi” (“History of the Three Internationals”), Yazılama Yayınları, November 2011, p.296

[2] Piatnitsky, O., “The Bolshevisation of the Communist Parties by Eradicating the Social-Democratic Traditions”, Communist International Publication, 1934, p.6; cited in Molyneux, John, “Marxism and the Party”, Pluto Press, 1978, available at: https://www.marxists.org/history/etol/writers/molyneux/1978/party/index.htm

[3] Piatnitsky, ibid., p. 6; cited in Molyneux, J., ibid.

[4] The definition of “factory cells” in Comintern documents can be regarded as synonymous to “workplace cells”, for the documents do not imply only industrial businesses. The second term is preferred in the rest of this article.

[5] Degras, Jane, “The Communist International 1919-1943 Documents”, Volume II (1923-1928), p. 79.

[6] Ibid, p. 80.

[7] Ibid, p. 174.

[8] Ibid, p. 172.

[9] Degras, J.; “The Communist International 1919-1943”, Volume III (1929-1943), pp.143-144

[10] Ibid., p. 144.

[11] Ibid., p. 144.

[12] Ibid., p. 145.

[13] Ibid., pp. 145-146.

[14] Ibid., p. 146.

[15] Ibid., p. 146.

[16] Ibid., p. 147.