La labor comunista en el seno de las organizaciones sindicales y en el resto de las organizaciones de masas de la clase obrera y de las y los trabajadores en general, parte de la comprensión del proceso dialéctico que es la lucha de clases, como expresión económica, ideológica y política de las contradicciones entre las clases, particularmente, entre las dos clases sociales fundamentales y antagónicas de la sociedad capitalista: la burguesía y el proletariado.
Para dominar correctamente la concepción marxista-leninista acerca de la lucha de clases, debemos precisar la definición de la categoría clases sociales. En 1919, el camarada Lenin, en su artículo Una gran iniciativaiv, logró sintetizar -a nuestro modo de ver- la definición más completa y precisa de lo que son las clases1. Asumiendo tal definición, entendemos la lucha de clases como el motor generador de los más importantes cambios históricos.
Desde los primeros momentos del surgimiento del capitalismo industrial, la clase obrera concentrada en los grandes centros fabriles en condiciones infrahumanas, se vio impelida a dar fuertes combates defensivos y desesperados de manera desorganizada e ingenua, sin ninguna perspectiva histórica, pero pronto se percató de la necesidad de constituir asociaciones obreras para unirse por fábricas, por ramas de oficios y sectoriales, de ámbitos nacionales e incluso internacionales, siendo la génesis de los primeros sindicatos obreros.
El movimiento obrero, en diversos momentos de su desarrollo inicial, recibió el influjo de concepciones acientíficas y subjetivistas que intentaban dar una explicación de la realidad que sufrían las masas trabajadoras, tratando de formular sin acierto soluciones históricas, tales fueron el socialismo utópico y el anarquismo.
El surgimiento del socialismo científico, aportando las leyes generales del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, permitió al movimiento obrero comprender las causas de su situación y puso a su disposición las ideas necesarias para romper sus cadenas y conducir al género humano hacia la abolición de toda forma de explotación y de opresión social.
Los fundadores del socialismo científico, Carlos Marx y Federico Engels, además de realizar una intensa labor teórica y práctica de carácter internacional, constituyendo o haciendo parte de organizaciones políticas revolucionarias, también siguieron muy de cerca el desenvolvimiento de los sindicatos de la época y fijaron criterios acerca del papel que debían jugar tales organizaciones en la formación de la conciencia de clase para sí en las masas trabajadoras, al fragor de las contiendas de clase, pero siempre precisando claramente las diferencias y la relación entre los sindicatos y el Partido, sin hacer concesiones ni darle tregua a las ideas antipartidistas del anarquismo de Bakunin ni al reformismo economicista.
En el Congreso de la Primera Internacional realizado en Ginebra en 1866 se adoptó una resolución elaborada por Marx denominada “El pasado, el presente y el futuro de los sindicatos”, entre sus ideas principales destacan las siguientesv:
− El fin inmediato de los sindicatos se concreta en la exigencia del día, en los medios de resistencia contra los incesantes ataques del capital; en una palabra, en la cuestión del salario y de la jornada.
− Por otra parte, los sindicatos son importantes como medios para la abolición del sistema del trabajo asalariado.
− Los sindicatos han atendido demasiado, con frecuencia, las luchas locales e inmediatas contra el capital. Todavía no han comprendido del todo su fuerza para atacar el sistema de esclavitud del asalariado y el modo de producción actual. Se han mantenido, por lo mismo, demasiado alejados de los movimientos sociales y políticos.
− Aparte de sus fines originales, los sindicatos deben aprender a actuar ahora de modo más consciente, como ejes de la organización de la clase obrera, por el interés superior de su emancipación total. Deben apoyar todo movimiento político o social que se encamine directamente a este fin.
De igual modo, V.I. Lenin, aplicando las tesis de Marx y Engels a las condiciones de su época, partiendo del principio de que el marxismo no es un dogma sino una guía para la acción, aportó importantes conceptos y precisiones con relación al papel de los sindicatos en la lucha de clases y la actitud de los comunistas ante tales organizaciones de masas. De la concepción leninista sintetizamos las siguientes posiciones de principio para los comunistas:
- Deben combatirse las tendencias al espontaneismo, al economicismo y al tradeunionismo en el seno del movimiento obrero. Asumir como fin último de la lucha obrera los objetivos puramente económicos, aparta a las masas trabajadoras de su misión histórica; así mismo, pretender asignarle a la lucha económica estatus de lucha política, considerando por tanto que con los sindicatos es suficiente o que estos no necesitan de la conducción política del partido revolucionario del proletariado, desarma a la clase obrera frente a las clases explotadoras que hacen uso de sus instrumentos de poder y dominio ideológico y político: “…la clase obrera, exclusivamente con sus propias fuerzas, sólo está en condiciones de elaborar una conciencia tradeunionista, es decir, la convicción de que es necesario agruparse en sindicatos, luchar contra los patronos, reclamar del gobierno la promulgación de tales o cuales leyes necesarias para los obreros, etc.”vi
- La conciencia política se le aporta a la clase obrera desde afuera de la esfera de las relaciones obrero-patronales. La ideología revolucionaria de la clase es llevada por el Partido, cuyos cuadros han sido formados en la doctrina del socialismo científico y en el cumplimiento práctico de sus tareas organizativas, de combate político y de agitación revolucionaria. Para alcanzar conciencia socialista y ascender a vanguardia revolucionaria, la clase obrera debe comprender el conjunto de las contradicciones presentes en la sociedad e identificar las condiciones e intereses sociales y políticos que comparte con el resto de los sectores explotados y oprimidos de la población, lo que es improbable que pueda lograr en el estrecho marco de la confrontación obrero-patronal.
- “Las organizaciones obreras para la lucha económica deben ser organizaciones sindicales. Todo obrero socialdemócrata (léase comunista) debe, dentro de lo posible, apoyar a estas organizaciones y trabajar activamente en ellas”vii
- La organización sindical debe ser lo más extensa y amplia posible. Que participe en ella todo obrero que comprenda la necesidad de la unión y de la organización para la lucha contra la patronal y el gobierno al servicio de la burguesía: “Y cuanto más amplias sean estas organizaciones, tanto más amplia será nuestra influencia en ellas...”viii
- Lenin alerta sobre los brotes de “rasgos reaccionarios” en el movimiento sindical y en consecuencia llama a luchar contra las tendencias a una estrechez corporativa, al apoliticismo, al burocratismo y a cierto estado de ánimo rutinario en las organizaciones sindicales. No obstante, reconoce que “el desarrollo del proletariado no se ha efectuado ni ha podido efectuarse en ningún país de otro modo que por medio de los sindicatos y por su acción conjunta con el partido de la clase obrera”ix
- Los comunistas deben actuar en las organizaciones sindicales, aun siendo estás dominadas por tendencias reaccionarias. Polemizando con “los comunistas de izquierda” de Alemania, quienes planteaban su salida de los sindicatos dominados por el oportunismo y el chovinismo, Lenin fue categórico al afirmar No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas, a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas u "obreros aburguesados"”x. Insistía en la necesidad de luchar contra la aristocracia obrera “para poner de nuestra parte a las masas obreras”, enfatizando que en los sindicatos “(…) la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas la sostenemos para ganarnos a la clase obrera”xi
- Los comunistas no debemos trasladar a los sindicatos y otras organizaciones de masas de la clase obrera, los métodos que son inherentes al partido revolucionario. Asimismo, debemos tener presente que las luchas por reivindicaciones económicas y sociales que asuma el movimiento sindical, no siendo tales objetivos un fin último, son importantes en el proceso de acumulación de fuerzas, contribuyendo a templar la combatividad de la clase obrera frente a sus enemigos históricos y favoreciendo la formación de conciencia de clase, particularmente si tales luchas son conducidas por una dirección clasista y, por tanto, en su desarrollo se desenmascara la esencia del régimen capitalista.
Otro aspecto teórico y práctico resuelto por los marxistas consecuentes, desde los primeros años del poder soviético, particularmente por el camarada Lenin combatiendo las desviaciones oportunistas de Trotsky y Bujarinxii, es acerca del papel y el carácter de los sindicatos durante la dictadura del proletariado, en el complejo y contradictorio período de construcción de la nueva sociedad. En esas condiciones, las organizaciones sindicales preservan su relativa independencia y su carácter amplio, actuando como “escuelas de comunismo, escuelas de administración”. En esa inédita realidad, a los sindicatos se le plantean objetivos y tareas muy distintas a las que necesitan cumplir en las sociedades donde la burguesía ejerce su dominio y prevalecen las relaciones capitalistas de producción.
Aproximación a una definición marxista de sindicalismo e identificación de las principales tendencias que actúan al interior del movimiento obrero
Está claro que la lucha de clases se manifiesta como lucha económica, lucha política y lucha teórica o ideológica. Guardando cada una de ellas relación con el nivel de desarrollo de las contradicciones de clases y, por tanto, con distintos niveles de conciencia alcanzados por la clase obrera y en consecuencia, a cada una corresponden diversos tipos de organización y métodos de lucha, aunque se interrelacionen y concatenen entre sí dialécticamente.
De tal modo, las organizaciones sindicales surgen para dar la lucha económica y en su seno se manifiestan y confrontan diversas tendencias ideo-políticas. Dependiendo que tendencia ejerza su predominio, pueden servir o no tales organizaciones a la lucha liberadora del proletariado, es decir, los sindicatos no existen y funcionan al margen de las luchas ideológicas y políticas actuantes en el seno de la clase obrera.
Desde el punto de vista marxista-leninista, los sindicatos son las organizaciones más amplias de las y los trabajadores, en el plano de la lucha de clases, quienes se unen de forma independiente y voluntaria para la defensa de sus intereses económicos, sociales y políticos frente a la patronal y ante cualquier factor extraño a sus intereses de clase; los sindicatos, al fragor de sus acciones de lucha, pueden y deben favorecer la formación de conciencia de clase de las trabajadoras y los trabajadores.
Las tendencias más importantes que han estado presentes en el seno de las organizaciones del movimiento obrero son: la clasista, basada en las concepciones del socialismo científico, asume la lucha de clases como motor de la historia y tiene como objetivo final la resolución de la contradicción capital-trabajo mediante el triunfo revolucionario de la clase obrera sobre el capital; la reformista, basada en las tesis burguesas de la conciliación y colaboración de clases, asume como razón de ser de los sindicatos la lucha por reformas y no se plantea como objetivo derrotar al sistema dominado por el capital; y la anarcosindicalista, basada en las tesis anarquistas, niega la necesidad de la organización política de la clase y se plantea como objetivo la supresión automática de toda forma de Estado. Esta última tendencia, luego de ser muy influyente a fines del siglo XIX e inicios del XX, se redujo casi hasta su extinción, estableciéndose en el seno del movimiento obrero a escala mundial, hasta la actualidad y cada vez con mayor polarización, la confrontación entre las tendencias del sindicalismo clasista y las del sindicalismo reformista.
En diversas circunstancias y particularidades históricas, nacionales e internacionales, las organizaciones sindicales no son los únicos instrumentos para la lucha de masas de los trabajadores y trabajadoras contra la patronal, sus gobiernos y el sistema capitalista. En el devenir de la lucha de clases suelen generarse diversas formas de organización, algunas de ellas surgidas de forma espontánea y sin reconocimiento legal -pero con la legitimidad que les confieren las masas en lucha- y otras, nacidas bajo el amparo de instrumentos legales conquistados. También en tales organizaciones de masas de la clase obrera, está presente la confrontación entre tendencias clasistas y reformistas.